Capítulo 10 ✔️ [Corregido]
Nos amábamos con un amor que era mas que amor.
~Edgar Allan Poe.
Jueves 29 de diciembre y estamos aún en Cancún, pero ya será solo por hoy.
Estoy con Rocío y los niños disfrutando de la playa. Marcus ha estado un poco distante estos días y la verdad, me ha hecho falta, pero claro que he sabido controlarme.
Desde que Rocío llego con los bebés, Marcus insistió en irse él a otra habitación, para yo poder estar cómoda con los niños, quise refutar, pero me recordé mentalmente que nosotros solo tenemos sexo, más nada. Así que acepté.
Lo malo es que desde entonces, no hemos tenido sexo, que si es cierto que ha sido un buen descanso para mi vagina, no lo es del todo para mi cuerpo.
—Vamos, deberías entrar al mar, está deliciosa el agua. —Rocío lleva intentando convencerme desde hace ya un rato que entre al mar con ella y Zoe, pero yo me he negado.
—Tranquila, Ro, estoy bien acá con Jordy. ¿Verdad que si, bebé? —Jordy juega con la arena riendo y su risa es música para mis oídos.
—Bueno, ustedes se lo pierden. —Rocio da vuelta y menea su cintura directo al mar, la veo jugar con Zoe y resplandecen. Ambas son hermosas.
Tengo rato hablando con mi madre y les aseguro que debemos venir todas juntas algún día para acá, esto es maravilloso.
Ian.
14:17hrs: Hola. ¿Qué están haciendo? Echo de menos a los niños.
Leo el mensaje de Ian y sonrío al ver que especificó que extraña solo a los niños.
De verdad espero que él supere lo nuestro y sea feliz con alguien más. En vez de responderle con palabras, le tomo una foto a Jordy jugando con la arena y una a Zoe con Rocío en el mar.
Ian.
14:20hrs: 😍 No dejes que tomen mucho sol.
Seguido de eso, llega otro mensaje.
Ian.
14:20hrs: ¿Estás en traje de baño?
Una sonrisa traviesa (de esas que hace tiempo no tenía por causa de Ian) aparece en mi rostro. Y le respondo con un simple sí.
Ian.
14:21hrs: ¿Dejas que otros vean tu cuerpo en traje de baño, y no me lo enseñas a mí? Que mala eres.
Rio bajito y me tomo una selfie sacando la lengua y se la envío.
Ian.
14:21hrs: 😱 Me pregunto qué habrá debajo de ese traje de baño.
Atrevido, pero me agrada.
Yo.
14:21hrs: Ya lo sabes, lo has visto antes.
Ian.
14:22hrs: Puede que sí, pero si no se refresca la memoria, se olvida.
Rio ante su torpe intento de que le envíe fotos desnuda.
Yo.
14:22hrs: Lástima.
Ian.
14:22hrs: ¿Si sabes que seguiré intentando tenerte debajo de mí jadeando mi nombre y suplicando que te dé más duro?
Joder, esto si es directo. Muerdo mi labio inferior e intento mantenerme firme. ¿Cómo es que hace un rato estaba tranquila y ahora muero por empezar una conversación bien cachonda con Ian? La falta de sexo si que me ha afectado.
Yo.
14:24hrs: Ya veremos.
Después de eso, guardo el celular para no caer en la tentación de seguir respondiendo y no cometer una estupidez. Me concentro en todo y nada a la vez.
Ya cuando falta poco para que sean las 17:00hrs, nos vamos al hotel. Muero de hambre, esos trozos de carne que comí en la playa, no fue suficiente.
Ordeno algo de comida a la habitación y entro al baño con los niños para aprovechar de bañarlos también.
Treinta minutos después, ya estamos bañados y listos para abordar el avión privado de Xavier, en unas horas.
Xavier Idiota.
17:42hrs: ¿Puedes venir al muelle? Trae a los niños.
Arrugo el entrecejo. ¿Qué quiere? Sin embargo, cojo a los niños y le dejo dicho a Rocío que saldré un momento. Sin más, camino hasta el muelle y ahí está Xavier, vestido con un pantalón corto y una polera sencilla.
Se ve más joven y su barba y cabello brillan con los últimos rayos del sol.
—Hola. —No sé porque ahora estoy nerviosa. Es decir, es la primera vez que estamos solos y no estoy enfadada.
—Pensé que no vendrías. —¿Acaso eso que detecto en su voz es sorpresa?
—¿Por qué no lo haría? —pregunto de vuelta. Xavier se encoge de hombros.
—Eres evasiva. —Debo darle crédito por eso, ja.
—Quizás un poco. ¿Qué sucede? —Prefiero ir al grano, a las 19:30hrs sale el avión y ya son más de las seis.
—Quería enseñarte uno de mis pasatiempos favoritos. Creo que no has tenido la mejor vista de Cancún, aún. —Admito que la curiosidad me carcome, lo sigo con los niños y nos detenemos frente a un hermoso yate blanco, no es tan grande como el resto, pero tampoco pequeño como para no apreciarlo de lejos.
»—Te ayudo. —Carga a ambos niños mientras yo subo detrás de él con el coche. Ignoro por completo como sus músculos se tensaron mostrando sus venas sexys. Creo que ya llevo mucho sin sexo.
Por dentro, el yate es más asombroso que desde afuera, todo está tapizado de madera oscura, gabinetes, muebles, encimeras, todo.
Xavier coloca a los niños en unas sillitas especiales para ellos y me hace pensar que ya tenía todo esto planeado. Lo veo desaparecer y un momento después siento como empezamos a alejarnos del muelle, mi corazón se acelera a niveles más que alarmantes y es que nunca en mi vida había subido a un yate, mucho menos navegado.
Miles de finales fatales se apoderan de mi mente y joder, es mala hora para pensar en esas películas como: El Titanic, Poseidón, Tiburón, ¡Ay no! Ya quiero volver a lo seguro.
Me cercioro de que los niños estén bien y camino por donde Xavier desapareció hace un rato para decirle que debemos volver, pero a lo que llego a él, quedo atrapada viendo como el anochecer se lleva los últimos destellos del sol y el cielo se pinta de un hermoso tono púrpura, azul y naranja.
Siempre he creído que no hay mejor pintor que el mismísimo Dios.
El yate va creando pequeñas olas a nuestro alrededor y agradezco haber venido con mono y suéter porque está haciendo un poco de frio.
—Hermoso, ¿cierto? —Asiento, no tengo palabras en este momento, solo aprecio todo a mi alrededor y Xavier tenía razón, no hay mejor vista de Cancún que esta—. Tengo viniendo diario acá desde que llegamos y nunca había visto tan bonita vista, como ahora —confiesa Xavier. Volteo a verlo y está cerca de mí, muy cerca.
—¿Quién está conduciendo? —pregunto aterrada, Xavier lo nota y sonríe.
Cuando no sonríe como cabrón, no se ve tan cabrón.
—Nadie, ya no estamos avanzando. —Abro la boca y la cierro, debo parecer una estúpida—. No eres estúpida, no digas eso. —Genial, ahora ha vuelto mi manía de pensar en voz alta.
—¿Por qué crees que la vista es diferente a las anteriores? —Decido cambiar el tema. Xavier se coloca a mi lado viendo al frente.
-—Por ti. —Lo miro y no veo burla ni sarcasmo en él—. Ves las cosas diferentes estando acompañado. Tu belleza junto a la belleza de esta tarde, es mayor a la belleza de los días anteriores. —Apenada vuelvo a ver a la ciudad, no pensé que saliera poeta el hombre.
—Es la primera vez que salgo con un hombre que no sea Lombardi o homosexual. No eres gay, ¿cierto? —Xavier me mira como si estuviera loca y no lo culpo, ¿Quién pregunta eso?—. Lo siento —me disculpo apenada. Estoy nerviosa, ¿sí? Ya saben como soy metiendo la pata.
—Creo que me alegra saber eso y no ser Lombardi, por supuesto. —El alivio con que lo dice me hace sonreír.
—No son malos. —Me veo en la necesidad de defenderlos y no sé por qué.
—No dije lo contrario, pero no me gustaría tener que pelear con mi hermano o mi padre, por ser el siguiente hombre que te bese. —Muerdo mi labio, porque se está acercando tanto a mí y no sé qué hacer.
Hace unas horas estaba a punto de tener una conversación hot con el padre de mis hijos y ahora estoy por besar a alguien que todos estos días me ha caído de la patada, ¿Qué sucede conmigo? Tomo aire y volteo el rostro para ver la ciudad. Xavier se acomoda de nuevo.
—Lo siento, Xavier, pero ahora mismo no querrías besarme, créeme, soy un desastre como persona. Solo sé meterme en problemas y tengo la manía de no dejar ir a los Lombardi de mi vida. —No lo miro. Ahora mismo, mi cara está por debajo del subsuelo, junto con mi dignidad. Decir eso en voz alta es humillante.
—Admitirlo es el primer paso para superarlo, además, me gustaría besarte más de una vez, no solo en este momento. —Joder, eso si es fuerte.
—Hasta hace un rato, cada vez que estábamos juntos, te comportabas como un idiota, ¿y ahora quieres besarme? —inquiero sin verlo.
—Supongo que intentaba convencerme a mí mismo, de que no eras la mujer para mí. —Lo veo y creo que estoy dolida por sus palabras. Quiero defenderme, pero me lo impide hablando.
»—Pero no logré convencerme, no importa cuántas cosas malas viera en ti, si sonreías, todo se desvanecía en mi mente. —Xavier coge aire, resignado y prosigue—. Me gustas, Rose. Me gustas mucho. Me gustan esos niños y quiero intentar algo contigo, podemos... —Levanto la mano para que pare y funciona.
—Más despacio, Xavier. No puedes esperar que después de estas semanas agarrándote rabia, asimile todo esto a la primera. Ni siquiera sé si estoy lista para tener una relación ahora mismo. —Lo pienso un segundo y niego—. No, definitivamente no lo estoy, creo que estoy enamorándome de nuevo del abuelo de mis hijos y todo porque tú me lo hiciste ver así, y ahora vienes y me dices todas estas cosas. No, no puedo responderte ahora y no puedes juzgarme si no tengo una respuesta para mañana, necesito tiempo. —Xavier asiente.
—Tranquila, no necesito que te vuelvas loca pensando para darme una respuesta, no pienso presionarte. Solo te pido que no me niegues la oportunidad de ser parte de tu vida y que tengas por favor, la disposición siempre conmigo. Solo eso. —Suelto el aire retenido y asiento.
—Eso puedo hacerlo —le aseguro. Ambos sonreímos y bien, admito que es un lindo momento.
Xavier entra de nuevo y cuando sale, una salsa suena de fondo y sonrío por eso, trae también unas cervezas en vez de vino y me sorprende ver esa nueva parte de Xavier.
—¿Bailas? —pregunta luego de darle un sorbo a mi cerveza, no soy de tomar. ¿A quién le miento? Ya saben que sí tomo.
—Yo bailo, la pregunta es: ¿Tú sabes bailar eso? —cuestiono divertida. No creo que un inglés sepa bailar.
—Pruébame. —Rio y acepto la mano que me ofrece, coloco mi otro mano alrededor de su cuello y como dos piezas de rompecabezas, encajamos a la perfección.
Xavier se mueve bien, lo reconozco, por lo que no me cuesta seguirle los movimientos y en un abrir y cerrar de ojos, bailamos una salsa de Marc Antony, a la perfección.
Les dejo una hermosa foto del atardecer en Cancún.
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