El amor se compone de una sola alma que habita en dos cuerpos.

Narra Rose.

Por fin llegó el día que mi amigo se casará, mi corazón rebosa de alegría, al igual que el de todos.

Rodolfo no ha pegado un ojo en toda la noche, haciendo que yo tampoco pueda dormir, sin embargo, la energía que irradia es tan contagiosa que no tengo ni una pizca de sueño o cansancio, al contrario, estoy tan llena de vida que he ido y venido del salón hasta el jardín —dónde se realizará la boda y después el salón será dónde sea la fiesta como tal— y no me duelen los pies.

Faltan solo unos cuántos minutos para que la boda de inicio y Rodolfo no se queda quieto, ya está que abre una zanja en el piso.

—Debes calmarte —le digo sosteniéndolo por los hombros, Rodolfo me mira respirando profundo un par de veces.

—¿Y si no llega? —cuestiona casi sin aliento. Le sonrío alegre.

—Tony está en la otra habitación y lo sabes, él está tan ansioso como tú porque ya llegue la hora—. Le aseguro. —Rodolfo sonríe feliz.

—Tienes razón, seré un hombre casado —dice más para él que para mí, asiento—. Y tú pronto serás una Lombardi, quién lo diría, ¿no? ¡Oh!, espera, eso todos lo esperábamos —comenta sarcástico. Bufo y golpeo su hombro—. ¡Hey, respétame, soy el novio! —me regaña y reímos.

—Y yo soy la dama de honor más linda —añado divertida. Rodolfo rueda los ojos, pero sonríe.

—Es hora. —Se asoma mi madre avisando por la puerta. Veo el cambio en la mirada de Rodolfo, de tranquilo pasó a ser una mirada de terror.

—No estoy listo —sentencia con horror. Lo obligo a que me mire y mi madre también entra.

—Lo estás, saldrás allí, dirás tus votos y aceptarás casarte con el amor de tu vida —ordeno. Rodolfo asiente poco convencido.

—Olvidé los votos —dice de pronto abriendo los ojos. Llevo las manos a mi rostro.

—¿Dónde lo has dejado? —pregunto sorprendida.

—En la habitación, supongo, estoy muy nervioso, diré algo que no deba decir —asegura. Niego y sonrío.

—No lo harás, todo saldrá bien, solo debes decir lo que sientes por él, no necesita un papel para que te lo recuerde —le convenzo. Rodolfo coge una respiración profunda y se da vuelta. Camino delante de él, porque en realidad ya debería de estar en el jardín, troto lo más rápido que puedo y cuando llego a la puerta de salida, me calmo.

Observo que Rodolfo está detrás de mí, le hago la señal al músico y empiezan a sonar los primeros acordes de la canción que Rodolfo eligió. Suspiro fuerte y comienzo andar por el pasillo lleno de girasoles. Rodolfo camina a mis espaldas, cruzo a la izquierda al llegar al altar y Rodolfo acepta la mano que Tony le ofrece, sube los dos escalones para estar a su altura.

El juez comienza a decir todas las cosas que dicen. Cuando llega a la parte de los votos, Rodolfo me dedica una mirada, asiento y vuelve a ver a Tony.

—Yo olvidé mis votos —confiesa. Algunas personas ríen, incluyendo a Tony—. Pero no los necesito para decirte cuánto te amo, llegaste para darme luz, vida y un propósito. Prometo cada día que nos quede de vida, hacerte notar cuán agradecido estoy por eso, te amaré en los días buenos y en los malos te amaré aún más. En la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza seré tu ancla y apoyo. Te Amo —culmina. Seco mis lágrimas y Tony seca también las suyas.

—Yo sí, no los olvidé —comenta burlón—. Pero tampoco los necesito. Eres todo lo que siempre esperé y aún más. Yo también prometo amarte hasta que ya no quede aire en mis pulmones y estoy seguro que aún después de eso, te seguiré amando con la misma intensidad que lo hago ahora.

»—Me das todo y más de lo que necesito, estaré contigo cuándo estemos arriba y cuando te caigas seré yo quien te levante, cuando enfermes, cuidaré de ti. Cuándo rías, reiré contigo y cuándo llores, te haré recordar nuestras aventuras y reirás. Te amo y te amaré siempre —sentencia.

Todos fijamos la vista en el juez para que por fin los declare marido y hombre, y dice las palabras mágicas.

Tony y Rodolfo se funden en un beso de amor y yo sigo moqueando.

Marcus me abraza contra él dejando un beso en mi frente. Lo abrazo también. Todos comienzan a aplaudir y vitorear, Rodolfo y Tony alzan sus manos unidas y ese es el comienzo para la fiesta.

El cielo detrás de ellos les da un hermoso paisaje con el sol escondiéndose. Todos comienzan a caminar para el interior del salón, detrás de los novios. Marcus coge mi mano y camino a su lado.

—Te amo —susurra en mi oído de pronto. Sonrío y lo miro.

—Ya quiero que seamos nosotros —le confieso. Marcus besa mis labios dulcemente.

—Solo faltan unas cuantas semanas y podré reclamarte mía —susurra contra mis labios, muerdo los suyos.

—Ya me reclamaste tuya —aclaro. Marcus sonríe satisfecho—. Y tú eres mio —sentencio.

—Y nunca deseé tanto ser de alguien —confiesa. Sonrío feliz y terminamos de entrar al salón.

La celebración es estupenda, todos halagan la decoración y yo sonrío encantada, ya que fue en parte idea mía. Mi mejor amigo se ve feliz, de hecho, jamás lo había visto tan feliz como esta noche. Todos bailan, brindan y festejan con emoción.

Mis niños no son la excepción, en sus coches agitan sus manitos con alegría.

Por un momento imagino cómo será nuestra boda y miles de imágenes vienen a mi mente.

¿Qué diré en mis votos?

¿Qué puedo decirle a Marcus que ya no lo sepa?

Veo a lo lejos a Ian hablar con un grupo de amigas de Rodolfo y sonrío, espero que pueda encontrar el amor de alguna.

Xavier, por otro lado, se ha mantenido distante desde que se enteró de nuestro compromiso. Está sentado en una mesa cerca de nosotros con Arianna y sonríe genuinamente. Espero que también esté bien.

Marcus no deja de acariciar mi mano con la suya y sé que también debe estar imaginando nuestra boda.

—Ya sé dónde quiero que celebremos nuestra boda —le digo de pronto. Marcus me mira atento—. Te lo diré si me haces el amor ahora mismo —propongo seductora en su oído. Noto como pasa saliva.

—¿Ahora mismo? —cuestiona con los ojos muy abiertos. Asiento mordiendo mi labio inferior—. ¡Mierda! —espeta. Se levanta de la silla y se acerca a mi madre, le susurra algo en el oído y caminan ambos hasta mí. Mi madre se agacha frente a los niños y me mira.

—Ve, cariño, yo me quedo con ellos —afirma. Le sonrío confundida y me levanto. Marcus coge mi mano y caminamos fuera del salón.

—¿Qué le has dicho a mi madre? —inquiero cuando atravesamos la habitación donde estuve con Rodolfo horas antes.

—Que iríamos por unas cosas para Rodolfo —responde tranquilo. Abro la boca sorprendida. Marcus aprovecha mi descuido para besarme y estrellarme contra una pared, me quejo en su boca.

Busca con su mano el cierre de mi vestido y al conseguirlo, lo baja, se separa de mí para que caiga y quedo solo con un lindo conjunto de encaje rosa. Marcus pasea su mirada por todo mi cuerpo haciendo que me estremezca.

—Será rápido —advierte. Asiento sabiendo que no podré caminar luego, cuando Marcus dice que será rápido, eso quiere decir que será duro.

Obviamente no me quejo.

Marcus mira a su alrededor y al fondo nota el escritorio. Me coge de la mano haciendo que salga del vestido, cierro la puerta con seguro y me coloca de frente contra el escritorio quedando mi trasero a su merced.

Me nalguea con fuerza, pongo mi autocontrol a trabajar para no chillar de placer cuando me penetra de una sola estocada.

Jadeo descontrolada.

Marcus me da estocada tras estocada, robándome el aliento. Sus manos son otra cosa, no dejan de apretar cualquier parte de mi cuerpo que tenga cerca. Gimo duro cuando llego al orgasmo y Marcus gruñe al llegar también.

—¿Me dirás dónde será? —cuestiona minutos después mientras me ayuda a subir el cierre de mi vestido. Sonrío dando vuelta para peinarlo con mis manos.

—Donde nos conocimos —sentencio. Marcus sonríe.

***

Sí, sí, sé que era la boda de Rodolfo y Rose terminó "culeando" con Marcus, pero no puedo evitarlo jajajaja.

Ya saben como soy. Nos leemos en un rato. 

Pd: Culeando, es una palabra que utilizamos en Venezuela para referirnos a tener relaciones. Algo así como qué: Fulanito está culeando con Fulanita, jajajajaja.

Mas claro que el agua, esa explicación mía, jajajajaja.

Aixa🌙