II
Durante los próximos días, las rutinas de entrenamiento y las dietas de Mike se volvían más rigurosas, cuidando siempre que el tipo de cuerpo que ya había formado no perdiera su figura.
Con todo el tiempo que dedicaba a perfeccionar sus movimientos, su relación se iba deteriorando en gran medida, puesto que en múltiples ocasiones llegaba a posponer o cancelar los planes que armaba con Andrés y este, aunque entendía la responsabilidad de su pareja, comenzaba a sentirse abandonado.
Las veces en que las reuniones no se realizaban, Sparta se dedicaba a visitar al híbrido en los campos donde normalmente ejecutaba sus ejercicios y ahí esperaba hasta que se le prestara atención.
Al finalizar, por fortuna, sí se formó un espacio para hablar.
—Hola, cielo —saludó Miguel mientras sobaba sus muñecas.
—Hola.
—Eh, ¿Así nada más? ¿Tan frío? —dudó.
—¿Crees que mereces un trato lindo después de todas las citas que me has cancelado por estar aquí metido?
—Ay, por favor —expresó en tono de queja y avanzó hacia otro lado—, ¿Otra vez con eso?
—¿¡Qué!? ¿¡TE IMPORTA TAN POCO!? —le gritó y siguió con la mirada.
—No es que evada tus reclamos, mi vida, pero estoy harto de la misma cantaleta de siempre —suspiró—. Me voy a casa.
Y de esa forma, sin más, tomó el camino que lo dirigía a su hogar, sin embargo, un agarre en su brazo lo hizo detenerse.
—¿Ahora qué? —giró la cabeza.
En cuanto ocurrió ese movimiento, un fuerte golpe con la palma de la mano abierta de Andrés impactó contra la mejilla de Miguel.
—¡Ay, mierda! —se quejó y cubrió la zona lastimada—. ¿¡Qué te pasa!?
—¡Era para ver si ya tengo oportunidad de captar tu atención!
—¡Oye! ¡Estás sobrepasando la línea del espacio personal! —reclamó Mike.
—¡Y tú estás sobrepasando la línea de ser un IDIOTA E IRRESPONSABLE!
—¿¡Irresponsable yo!? ¡He estado dedicando demasiado de mi tiempo libre para mejorar en mis habilidades!
—¡Precisamente por eso! ¿¡No se supone que íbamos a ir a pasear hoy!? —le recordó Sparta a su pareja en forma de queja.
—Ehh... Sobre eso...
—¿¡O qué tal ayer!? ¿¡No pescaríamos!? —interrumpió.
—Sabes que...
—¡O una semana atrás! —siguió bombardeando con sus gritos—. ¡Supuestamente acamparíamos en la cueva de la montaña!
—¡ANDRÉS, YA! CÁLLATE —exclamó el híbrido, mareado por tantas protestas y luego suspiró de nuevo—. Ya entendí; no he sido el novio que prometí.
—Comprendo bastante bien tu obsesión por perfeccionar cada acto que haces, pero abandonas a aquellas personas que siempre estuvieron a tu lado... Incluyéndome.
—Cielo... —tomó las manos ajenas y bajó sus orejas—. De verdad lo siento, ¿Sí? A diario planeamos actividades y yo me encuentro tan inmerso¹ en la guerra que termino olvidando lo mas importante; mi familia.
—Sí, me dí cuenta —sonrió un poco de lado.
—¿Aceptarías mis disculpas?
—Mmm, no lo sé —respondió y se apartó—. Tendrías que compensar el tiempo perdido para que considere esa opción.
—Vale —pensó unos segundos—. ¡Ya sé! ¡Ve a la costa y encuéntrame ahí a las 9 en punto! —avisó y empezó a correr en dirección contraria.
—... ¿¡ASÍ NADA MÁS!? ¿¡SIN UN BESO!?
[...]
A la hora acordada, Sparta se presentaba en el lugar mencionado y esta vez no se arregló, pues sinceramente no confiaba en que Miguel organizara algo para él.
En los alrededores no se apreciaba ninguna decoración, detalle o siquiera la silueta del híbrido.
—Agh, lo sabía —bufó molesto y dió media vuelta—. No sé cómo puedo seguir creyéndote.
—¡Amor! ¿A dónde vas tan temprano? —resonó una voz.
Al volver la vista en la dirección de origen del sonido, Andrés visualizó a su pareja de pie frente al mar con un ramo de flores en sus manos.
Sin esperarlo, las lágrimas brotaron de sus ojos y su corazón aceleró el ritmo en un instante.
—¿M-Mike? ¿E-en serio cumpliste?
—Mira, fui un asco de novio, entonces quiero sanar las heridas que dejé cada momento en que se me permita —declaró—. Ven, acércate —llamó a su contrario estirando su mano.
Con paso lento, él avanzó hasta estar cara a cara con su amado.
—Son para ti, mi vida —dijo y entregó la flora.
—A pesar de todo, nunca dejas de ser romántico, Mike —le recibió el regalo y apreció el aroma—. Me recuerdan a ti; a tu calidez.
—No digas eso, que me pongo rojito, jaja.
—Bueno, ¿Y esto fue el detalle?
—¿Esperabas más? —dudó serio.
—¡Eres un desgraciado! —regañó y proporcionó un golpe en el pecho ajeno.
—¡Ay! Mi amor, por supuesto que no; eso no es todo —aclaró y se marchó a otro lado—. ¡Sígueme!
Obedeciendo a Mike, Andrés caminó detrás de este y no dejaba de admirar lo hermosa que era la noche; cuando la luna llena alzaba la marea y como parecía que se hallaba sobre el agua, proyectando su reflejo.
Este paisaje era su favorito y ninguno podría reemplazarlo.
—Aquí está —Miguel se detuvo y giró su cuerpo para ver a su contrario.
—Pero... Tú... ¿Hi-hiciste esto...? —inquirió—. ¿E-en tan poco tiempo?
—Tampoco fue muy complicado, mi amor.
La sorpresa y el resto de su cita la pasarían en un picnic sobre la arena, contemplando el panorama tan cristalino que se les mostraba delante.
—Y, bueno, mi mamá me ayudó a hacer la mayoría de la comida —sonrió—. Dijo que debía enmendar mis errores contigo, así que no se negó.
—Nunca me invitas a citas, nunca me das detalles, pero cuando nace de tu corazón, supera por mucho mis expectativas —enunció y abrazó a Mike—. Te amo, mi vida.
La muestra y las palabras fueron correspondidas por Miguel, para después iniciar el plan que tanto había esperado Andrés.
[...]
Transcurrió una hora desde que dieron comienzo a su cena y era el momento del postre; unas fresas recién cosechadas, acompañadas de crema elaborada en específico por la progenitora del híbrido.
—Ya no puedo estar enojado contigo, solo porque trajiste lo que más me gusta —mencionó Sparta, ingiriendo los frutos.
—¿A mí?
—Jaja, además de eso.
—Por cierto, tienes un poco de crema en tu mejilla —señaló Miguel.
La intención del mencionado no era limpiar, sino ensuciar la parte del cuerpo dicha y ahora sí retirar la comida con un beso.
—¡Oye! Eres un tramposo, jaja —rió y se retorció levemente por las cosquillas provocadas.
—Por supuesto que no —negó Mike—. Pero sabes qué sí soy —le preguntó a su pareja.
—¿Qué eres? —contestó con otra duda.
—Un loco enamorado del ser más hermoso que esta tierra puede ofrecer —expresó para luego acomodarse a un costado de Sparta y rodear sus hombros con su brazo.
—Y-ya basta, Mike —cubrió su rostro sonrojado—. P-para ti es tan fácil decir cosas como estas y yo nunca puedo hablar de esa forma.
—Mi cielo, no hay necesidad de demostrar ser algo que no eres —volvió a besar la mejilla ajena—. Yo sé que me amas y más hoy por reclamarme mis malas decisiones, sin llegar a problemas mayores.
De un segundo a otro, una sensación extraña recorrió el cuerpo del mayor y al abrir sus ojos, tenía pequeñas gotas de agua recorriendo por su piel.
—Hey, ¿Esto es obra tuya? —volteó a ver a su contrario con el ceño fruncido—. ¿Qué dijimos de usar tus poderes conmigo?
—Que no los usara si te perjudicaba —recordó—. ¿Acaso no te gusta?
—Es gracioso.
El líquido paró su camino y en un instante, Andrés sintió como lo levantaban. Cuando se dió cuenta, se hallaba en el regazo del híbrido.
—Cuánta fuerza, Mike.
Con un beso, las palabras de Sparta fueron calladas y a medida que pasaba el tiempo, la intensidad incrementaba.
Debido a la incomodidad que el anterior sentía, presionó sus manos contra el pecho de su amado y le alejó unos centímetros, separándose de la muestra de afecto.
—M-Mike... Sabes que no.
—Claro, y esta vez, en el momento que quieras un encuentro así, la iniciativa la tendrás tú —calmó Miguel y le acomodó su cabello detrás de sus oídos.
—Vale —suspiró—. Muchas gracias por la cena tan romántica, amor.
—Haría esto una y mil veces con tal de ver esa sonrisa tan magnífica adornando tu rostro. Es lo menos que te mereces por todavía confiar en alguien tan cruel como yo.
Un golpe en la cabeza de Mike fue el equivalente a otro regaño de su pareja.
—No voy a tolerar que te expreses de esa manera hacia ti. Cállate.
—Bien, bien, bien. Lo lamento.
—La noche se vuelve más oscura. ¿Volvemos a casa? —sugirió Andrés.
—Lo que tú mandes, mi vida.
Ambos recogieron lo de su cita, se tomaron de las manos y guiados por la luz de la luna, se devolvieron a su respectivo hogar.
Cada minuto, hora y día que pasaba, solo acercaban más el momento tan ansiado de ir a combatir.
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[N/A]
-Vocabulario-
¹ Que dirige toda su atención a la actividad que se expresa, aislándose de lo que lo rodea
[...]
¡¡¡Bye!!!
-AshleyHgoRdz
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