CAPÍTULO 2:
Miles...millones de piedrecillas bajo mi rostro y manos clavándose en cada uno de mis poros. Luego siento un líquido tibio deslizarse por casi todo mi cuerpo empezando con los pies, acompañado por un murmullo rítmico que va y viene. Calidez, mucha calidez rodeándome...creo que estoy muerta, pero si así fuera, ¿cómo puedo abrir los ojos?
Veo, algo confundida, una costa blanca, agua cristalina, una palmera lejana...¿qué hago en una playa? Intento levantarme pero en cuanto apoyo un brazo vomito agua, sale por prácticamente todos los orificios que pueda tener. La sal raspando mi garganta, nariz y ojos es completamente desagradable y agobiante. Aunque más agobiante aún, es la confusión que traigo encima...pero eso después Pen, ahora veamos cómo pararnos, ¿sí?
Pruebo con un pie y a pesar de tambalearme, consigo elevar mi tronco y poner una rodilla contra él, después la otra y por último enderezo los brazos. Así en cuatro patas me muevo...o arrastro, hacia la parte más seca.
Si bien es agotador, finalmente me estabilizo. Estoy de pie, mojada, pero de pie. El asunto ahora es revisar un poco la situación...¡¡¡SOY UNA MALDITA NÁUFRAGA!!!
A ver Pen, respira, inhala- exhala.
Me hago caso, inflamo mi pecho lo más que puedo y libero todo el aire, y por último, sólo para sentirme mejor, grito como desquiciada y acabo llorando.
Más tarde pienso que no debo desperdiciar agua, así que me detengo y observo alrededor para ubicarme aunque sea de manera insignificante.
Arena, agua, palmeras. El avión se dirigía hacia Londres, iba a hacer escala pero no llegué...eso quiere decir que caí aproximadamente en el Caribe, supongo. ¿Qué otra razón para estar en una isla tipo tropical?
Me pondré manos a la obra, no pienso meterme en esa de "Uy, me rescatarán pronto, mejor me muero de hambre esperando". Tranquila Pen, encontrarás comida y agua, harás ropa con hojas no irritantes y...mejor lo ordeno en una lista:
1) Hacer fuego con palitos y rocas.
2) Si no funciona, hacer una lanza con palitos y rocas.
3) Si no funciona, comer palitos y rocas.
Bien, sencillo.
Camino con decisión hacia la derecha, siguiendo la orilla como en una escena romántica, con la diferencia de que estoy sola, mojada, llena de arena...y posiblemente mi cerebro vaya a romperse en cualquier momento.
Tras algunos minutos de caminata me siento a descansar un rato, pero al girar la cabeza noto, unos metros más lejos, un bulto oscuro siendo empapado por el agua que zigzaguea al entrar en contacto con la tierra. Sin pensármelo dos veces corro a ver quién es, porque es obvio que se trata de una persona.
Está extendido boca arriba, le aparto el cabello de la cara para apreciarlo mejor y... ¡Es el chico del avión!, ¡no puede ser! ¡¿Justo tú?! ¿Por qué? Ya, igual no puedo dejarlo tirado...
Lo tomo por los brazos y lo arrastro más hacia la arena como soy capaz. Consigo hacerlo un par de metros hasta que acabo arrojándolo por el cansancio, ¡pesado tenías que ser encima!
Bien, bien...según los programas...tengo que averiguar si está vivo ¿no? Acerco mi oído a su pecho y no oigo nada, nada de nada, tal vez sea la ropa. Le desprendo la campera y escucho...no, nada...ay por Dios. ¿Y ahora? Debo adueñarme de sus cosas para fabricar vendaje y abrigo. Me froto las manos, nerviosa:
—Bien, gracias por esto chico...lamento que hayas muerto así.
Dicho eso le quito todo lo que trae puesto, evitando mirar mucho sus...miserias.
Bueno, ya tengo la ropa, ahora hay cubrir el cadáver para que el olor a podrido no llame depredadores, y además así no presenciaré cómo se convierte en alimento de bacterias...ugh.
Ya, lo tapo apenas...no estoy como para cavar un pozo...cálmate Pen, es igual a hacer una escultura de arena, sólo que él nunca se levantará...exacto.
Le tiro un poco por arriba y sigo mi camino con sus ex-cosas bajo el brazo.
Ok...tengo vestimenta extra, necesito hacer un fuego o algo para pasar la noche, sip, eso. Maldición...estoy rodeada de palmeras... ¿Cómo rayos puedo encontrar un palo? Pues...usaré arbustos... ¡Sí!, ¡eso es! No era tan difícil.
Busco con la mirada, resulta que esta isla es grande, tanto que por miedo a perderme me quedo cerca del mar. Mucho vegetal y cosa igual confunde...
Salto de alegría al encontrar una planta justo como las que preciso, superficial y llena de palitos.
La agarro con ambas manos, ¿y qué pasa? ¡Me lastima con sus malditas espinas! Grito frustrada sosteniéndome la mano derecha, que está sangrando. Frunzo el ceño y abro la boca para decirle unas cuantas verdades:
—¡Estúpida planta, ojalá te seques pronto y que un ave haga popó en tus hojas!
Presiono mi palma para que deje de sangrar y suelto un bufido.
Llevo la "madera" a mi nuevo campamento (o sea la playa) y la dejo en el suelo para buscar unas piedras...nah, mejor froto los palitos, escuché que así también puede hacerse.
Coloco mis piernas en posición de indio, acomodo las ramitas y froto las dos que me parecen más...incendiables. Al principio todo bien, pero luego de un rato se me acalambra el brazo y empiezo a sudar a chorros...igual, no importa.
Frunzo el ceño y le doy con más fuerza, frotando como si no hubiese un mañana. Hasta saco pequeñas lascas a la superficie. Ah, no...no voy a morir sin al menos intentar, pero mejor descanso un poquito.
Enderezo mi espalda, que ya me duele por estar encorvada, y muevo los brazos y hombros con molestia. Uff...al menos ahora sé que por qué tardaron tanto en inventar el fuego.
Continúo con mi trabajo hasta que alguien me llama, volteo por instinto y mi cara se topa con un...pene.
—¡Aaaah! —Me arrojo hacia atrás espantada y cubro mis ojos después de lanzar los palitos por los aires.
—¿Podrías darme mi ropa? —Separo los dedos un poco sólo para verle la cara, muy enfadada y confundida, por cierto.
Sigo sin salir del asombro:
—¡Estás desnudo!
Él me observa como si fuese retardada:
—¡¿Ahora te sorprende?! ¡Tú me desnudaste!
Bajo la vista sin querer y me tapo los ojos aún más.
—¡Pero estabas muerto!
Suelta un gruñido y veo disimuladamente sus nalgas redonditas mientras va a recoger su vestimenta.
—Sí claro, "muerto" —. Agrega la última palabra con sarcasmo. ¿Piensa que quise matarlo?, ¡qué imbécil!
—No es mi culpa si no sabes lucir vivo —. Farfullo antes de tomar las ramitas y volver a mi actividad.
Una vez se viste me mira de reojo, algo curioso:
—Oye...¿qué rayos estás haciendo?
Parpadeo un par de veces para asegurarme de que no está bromeando:
—¿Fuego? —La verdad es que hasta yo lo estoy dudando.
Sacude la cabeza haciendo que su oscuro cabello se alborote.
—A ver, déjame.
Me hace a un lado y toma las varas....MIS varas.
—Emm, ¿disculpa? —Tiene los ojos clavados en el montón de madera que traje para hacer la fogata, ignorándome por completo.
—Trae un poco de hierba seca.
Oh, claro...ahora soy la empleada, ¿no?
—Tráela tú... — Me siento en el suelo y cruzo los brazos.
Frunce el ceño, abre la boca para contestar pero la cierra, suspira y tras murmurar algo así como "Vamos a morir por culpa de esta idiota" se interna en la espesura.
Está oscureciendo y tengo frío, me envuelvo las rodillas con las manos y observo el mar, moviendo las olas de un lado a otro, blanco, celeste, blanco, celeste...como un cielo infernal, un infierno que se llevó en un momento todo lo que conocía...lo que era. El señor que leía el diario, la azafata, el piloto...todos flotando por ahí como si nada, siendo comida de bestias.
Y por fin mi pecho se contrae, se convulsiona en un sollozo horrendo, grito, grito al aire, pateo la arena, chillo, tiro de mi cabello.
Escucho a alguien muy lejos y siento unos brazos rodeándome, pero no puedo controlarme, como una tormenta...mis padres deben creer que estoy muerta, mi hermana, todos me olvidarán pronto, y si la vida me olvida, yo me olvidaré también.
Una bofetada en el rostro me hace recobrar la compostura.
—Ya cálmate, no vas a arreglar nada poniéndote así —. Me observa serio y preocupado al mismo tiempo, con ambas manos puestas en mis hombros.
Trago saliva con dificultad y asiento.
—Lo- lo siento...— Aparto la mirada.
Me suelta cuando se asegura de que no voy a enloquecer otra vez y se pone manos a la obra con el fuego, el cual surgió luego de un rato.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —Me decido por hablarle, en definitiva estamos solos y prefiero tener un amigo que un enemigo.
Se encoge de hombros.
—A mi padre y a mí nos encanta acampar...digamos que aprendí un par de cosas.
—Mmm, yo puedo hacer malvaviscos en microondas —le hago soltar una muy suave risa, pero una al fin—. Dime —aclaro mi garganta, porque lo que quiero preguntarle es bastante duro—, ¿había alguien....importante para ti en ese avión?
—No, iba yo solo —me ve con sus ojos de vómito, que tornaron tonalidades naranjas por las chispas de las llamas— ¿Y tú?
—Sola, a un internado en Londres —. Muevo un poco la superficie con mi pie.
—Ja, mira tú...así que una señorita fifí —.Levanta su dedo meñique con una sonrisa.
—¡No es gracioso, era contra mi voluntad!
Alza una ceja:
—¿Contra tu voluntad? Claro, se nota por tu cara que no sabes ni usar una tijera.
Oh, claro que sí sé usarla...¡para clavártela en el cuerpo!
—Para tu información, fui yo la que te salvó de ser arrastrado nuevamente al mar.
—Estoy muy agradecido... ¡Prácticamente me diste por muerto!
Levanto las manos exasperada, como es de rencoroso:
—¡Ya basta, estas vivo y vestido, ¿no?!
—Sí...¡pero casi muero! —Al parecer no entiende que cualquiera puede confundir un inconsciente con un cadáver, bueno, al menos yo.
—¿Cómo te llamas?
Mi pregunta lo descoloca:
—¿Eh? Derek.... ¿Por qué?
Le estrecho la mano:
—Un placer Derek. Soy Penélope, la chica que no te soporta, intentó sepultarte y vio tus genitales dos veces en menos de un día.
Sonríe de labios cerrados.
—El placer es mío.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro