CAPÍTULO 16:
Derek lleva nuestra mochila en el hombro y yo trato de preguntarle a este loco a dónde quiere llevarnos, mientras esquivo las ramas que suelta cuando avanza (podrían perfectamente llegar a mi cara y causarme un derrame cerebral). Pero como es de esperarse de un...extraño, no me responde, aunque da igual, porque lo veo por mí misma:
Un barco...un barco rosa con banderitas de colores y unos grades vidrios azules tornasolados, sin mencionar que tiene escrito unas letras chinas en rojo flúor y verde manzana. ¿Cómo rayos pretende escapar de la policía con eso? No sé, pero parece salido de un anime de prostitutas...ah, espera, él vive entre prostitutas.
—No pienso subirme ahí —. Los ojos de Derek escanean con total desagrado nuestra vía de escape. Sacudo la cabeza en negación y ruedo los ojos, vaya que puede ser infantil, ¡vamos a salir de aquí! ¡Eso es lo que importa! Todo el que ponga una excusa, es estúpido.
Cuando desvío mi atención al chino, pasa algo que nunca pensé que sucedería ni en mis sueños más locos, oscuros, retorcidos y siniestros...
El maldito mono violador aparece en la lejanía.
El mono ve al raro.
El raro ve al mono.
El raro grita una cosa que no logro entender, pero sonríe mucho, pone las rodillas en el suelo y extiende los brazos.
El mono corre hacia el raro.
El mono y el raro se funden en un abrazo, sí, un simio y un proxeneta, ¿ahora ven el por qué de mi inquietud?
El tipo se incorpora y el peludo animal trepa por todo su cuerpo hasta llegar al hombro, donde se queda...no me digas que...
—¿E-es su mascota? —Trago saliva.
Asiente:
—Es mi asistente, me ayulaba a entretenel clientes —le acaricia la cabeza—. Este sucio se peldió cuando vine a dejal mis aholos. ¿Cómo estás, estúpido mono?
Mi expresión debe ser la divina imagen de la desesperación, porque así me siento:
—No pienso subirme ahí —.Digo.
Bueno, aclaremos un par de cosas:
1) Estoy en el barco de Barbie a escala natural.
2) Está sonando "Hey Mama" en este momento.
3) El chino, que resultó ser un verdadero proxeneta, no ha dejado de mirarme desde que le conté que el mono y yo ya nos habíamos visto. Juro que donde siga así viajaré en la parte baja del barco...junto a las algas.
4) Hay más personas aquí, y estas personas no entienden el concepto de "espacio personal" o "ropa", ¿por qué lo digo? Porque las chicas con medias de red y cadenas se le están tirando a Derek como si fuera agua en el desierto, o la última papa frita de la caja. ¿Y él que hace? ¡NADA! Y eso que en un principio no quería subirse. Imbécil. Además, apuesto a que ellas ya han visto a un tipo en mejor estado, no a este flacucho roñoso, por favor, ¡es un náufrago! Como...como...¡un indigente tropical!
—Oye, niña, ¿quieles que espante a mis gatas del chico? —Me da un codazo y suelta una risotada, la cual frena cuando ve que yo no me río.
—Él debería espantarlas solo, ¿no?
El tipo niega con la cabeza:
—Las entlené yo...una vez que fijan, no sueltan —ok, no sé qué me preocupa más, que trate a estas mujeres como perras (que conste que lo dijo él), o que ellas no estén dispuestas a dejarlo ir. Una cosa, puede que yo no haya sido amaestrada, pero tengo las uñas lo suficientemente largas como para arrancarle los ojos a alguien, así que más vale que no se me acerquen—. Ya, espela... —me da la espalda y aplaude con fuerza— ¡Chicas, papá quiele que todas se vayan abajo!
Al escucharlo le hacen un puchero, incluyendo la pelinegra tetona que casi asfixia a mi compañero. En cuanto se retira toda esa manada de cuero y maquillaje, aparece un Derek despeinado y con lápiz labial por toda la cara. Sin mencionar que su semblante, más que gustoso, es como si acabara de salir de la casa del terror. Oh, pobre, creo que sufrió acoso sexual frente a mis narices, ups...
—Gracias... —susurra con un hilo de voz y la vista puesta en la nada— Disculpe, ¿dónde está la ducha? Tengo...tengo que...bañarme —. Se abraza a sí mismo y suelta un escalofrío.
Tanto el hombre como yo hacemos una mueca de asco mezclada con pena, y luego él lo acompaña hasta allí, supongo que para darle un poco de ropa también. Derek NUNCA volverá a ser el mismo.
Libero un suspiro recostándome al borde de la baranda y veo el mismo mar que me llevó a ese lugar, yendo al lado contrario que nosotros. Es un gran alivio, siento como si un delfín pesado saliera por mi garganta y se perdiera en el océano, dejándome más ligera y feliz.
O al menos eso es hasta que alguien con una voz sumamente desagradable me sorprende:
—Así que Sheng te trajo con nosotras...pareces una rata muerta —al voltear me encuentro con la misma "señorita" de cabello negro, que tiene unos desgraciados ojos claros color zapatos de bebé. O como prefiero llamarlos, agua de piscina mal conservada. Cuando se acerca más, la vista de me se desvía inevitablemente a sus pechos, porque vaya que son antinaturales, ¿quién te operó, un inflador? Como no soy buena disimulando, ella coloca una mano en su ajustada cintura y frunce el ceño—. ¡¿Qué estás viendo, mocosa?!
—Perdón —sonrío de costado— es que no sé a qué cabeza debo dirigirme.
Me alejo rápidamente antes de que capte la idea, aunque si tengo suerte y estoy en lo correcto, eso no pasará dentro de un largo, larguísimo tiempo.
Pero, por si acaso, me resguardo huyendo hacia donde sea que hayan ido los varones de este extraño lugar.
Camino muy lentamente por un pasillo de terciopelo rojo y negro, el cual es iluminado por unos cuantos focos redondos de luz blanca. La verdad siento como si me hubiera metido en un Pub de las Vegas, es más, hasta tengo miedo de abrir una puerta.
Decido meterme en la que tengo en frente porque normalmente, en los juegos de terror, las puertas de los costados no sirven para nada más que para llevarte un buen susto, así que tomo el pomo...giro el pomo, abro de una buena vez la maldita puerta y para desgracia mía, suya y del vecino, están todas la chicas allí. Y sí, antes de que pueda remendar el error, ellas me arrastran con sus dedos barnizados hacia adentro, entre risas estruendosas y exclamaciones infantiles.
Lo primero que hacen es ponerme entre unos cojines rosas y rojos con lentejuelas en el suelo, luego una a una se va sentando en círculo y clava su atenta mirada en mí. Una rubia, que parece ser la más joven y simpática de aquí es quien habla:
—Dime, ¿tú eres la nueva? ¿De dónde vienes? ¿Por qué tienes ese aspecto?
Mi cabeza intenta, de verdad intenta comprender lo que dice, pero es como pedirle a una anciana desdentada que coma maní.
—Yo...¿nueva?, ¿ qué?
Ella sonríe y deja caer un brazo en mi hombro:
—Soy Bianca, de Rusia, ¿tú? —Sus ojos azul intenso me observan con dulzura y entusiasmo.
—Penélope, actualmente vengo de una isla desierta.
Todas sueltan una exclamación de sorpresa, incluida mi interlocutora.
—Eso lo explica todo...él jamás hubiese subido un hombre al barco —.Murmura una con otra.
—Entonces, ¿nos estás diciendo que naufragaste? ¿Cómo pasó?
Cierro los ojos un momento y libero el aire que pueda haber en mis pulmones. Les cuento todo, desde mi primer encuentro con Derek hasta como nos despertó el asiático. No sé cuánto tardé en acabar la historia, pero ellas escucharon cada palabra, llenando la habitación de un aura respetuoso, pacífico. Al terminar, casi todas están llorando y sonándose la nariz, conmovidas.
—Me siento mal por haber tocado a tu chico...lo siento —. Dice la de cabello castaño oscuro.
Voy negar sobre manera que él es "mi chico" pero entra la tetona, pavoneándose en sus tacones altos y mirándonos desde arriba (no tiene nada que ver que estemos en el suelo). Con su horrible andar sinuoso pone sus largas piernas en una de las varias camas que hay, una repleta de brillo y plumas. Argh, juro que esa mujer es repulsiva, no soy quien para hablar de normas de higiene, pero lo es.
Parece divertirle eso de que nadie hable en su presencia, porque aplaude repetidas veces con gracia:
—¡Vamos, que no se detenga el show! Yo también quiero escuchar a la idiota —.Muestra todos los dientes y estrecha los ojos. Apuesto a que se verían muy lindos con un círculo morado en cada uno.
Pienso pararme pero Bianca lo hace primero.
—Mejor vete, Nadia.
Su mueca se esfuma en un solo acto y es sustituida por enojo:
—Oh, bien —hace una pausa—. De todos modos el chico está esperándome —.Me da un guiño y sale de la misma manera en la que entró. Así que Nadia, ¿eh? Bien, tengo una nueva enemiga en la lista.
En cuanto quedamos solas, la cabellera alborotada de Bianca se altera aún más al dar pequeños saltos:
—¡Uy, que perra! —grita entre dientes—¡Chicas, no podemos dejar que le robe a...¿cómo se llama? —Me toma de las manos y yo no entiendo nada.
—¿Quien?, ¿Derek?
—¡Derek! —hace una especie de pausa solemne—Ella necesita una transformación de urgencia.
Esperen, esperen un segundo, ¿a qué se refiere con una transformación de urgencia?
—¿Que van a...?
—Ya verás.
Me metieron en un baño y me dijeron que no saliera hasta que estuviera decente, en otras palabras: "Penélope, apestas, date una ducha antes de que mates a todo ser vivo en el planeta". Así que eso hice, disfruté del shampoo, el jabón... ¡el acondicionador!, ¡el bendito acondicionador! Incluso me di el gusto de deshacerme de mi parte de mono. Al terminar, me envolví en una toalla y descubrí que ellas seguían detrás, esperando pacientemente. Pero eso no quedó ahí. Rizaron mi cabello, me maquillaron y me dieron un vestido blanco un poco por encima de la rodilla de estilo veraniego. Esto es muy surrealista, en cuanto lleguemos a tierra firme nadie va a creer que estuve en una maldita isla.
Por más que me aferré con todas mis fuerzas al marco de la puerta, se las idearon para sacarme de ahí (y por suerte, sin arrancar un pedazo de apertura).
—¡Vamos, él debe verte! —Me empujan tres por el pasillo.
—¡No quiero! —Intento detenerlas sosteniéndome de las paredes.
—¡Sheng se enojará si no vas!
Mi cuerpo se congela un segundo.
—¿Qué tiene que ver él en esto? —Me doy vuelta y pongo los brazos por encima del pecho.
Todas se quedan viéndome con los labios apretados y una mirada de "Creo que lo arruinamos", pero casi inmediatamente vuelven a lo suyo llevándome contra mi voluntad hacia la zona superior. Por supuesto que ignorando mi pedido de información (a gritos, vale decir).
Cuando llego no me dan tiempo a regresar porque cierran la puerta mientras chillan un "¡Suerte!" en un tono amistoso.
A mis espaldas oigo algo más que me hace girar:
—¡Tienes que tomal a tu hembla muchacho, ya, ya ya!— El chino tira a Derek cerca de mí y se marcha sin decir nada.
Y...estamos los dos solos, yo usando un vestido bonito prestado, pero él:
Tiene puesto un traje bordó con un poco de hombreras, y del cuello de su camisa sale un pañuelo blanco al estilo "Mr Darcy". Bien, seré honesta, se ve ridículo, pero si tomo en cuenta que tiene su cabello despeinado y húmedo, y que sus ojos relumbran con esperanza acompañados por una sonrisa a labios cerrados, es muy bonito.
—Es-estás hermosa, Pen —. Aclara su garganta y desvía su mirada al mar, con un poco de rojo en las mejillas.
—Gracias —sonrío— tú...bueno, estás vestido.
Suelta una risa rápida y vuelve a verme:
—Sí, era esto o nada, así que aquí me tienes... Ese tipo está loco.
—Déjame adivinar, ¿transformación de urgencia? —Alzo una ceja.
Mi respuesta lo sorprende sobre manera:
—¿Cómo sup...? —Lo interrumpo con un movimiento de manos.
Mencionamos "Las chicas" y "Sheng" al mismo tiempo como si explicara la incómoda y muy extraña situación. En serio, si querían que tuviéramos una cita romántica o algo, no debieron hacernos esto. Digo, no da como para besarse y abrazarse...¿o sí? Bien Pen, enloqueciste, por favor tírate por la borda.
—Oye...no es por interferir en tus pensamientos, pero nos están viendo por la ventana —murmura Derek disimuladamente mientras inclina la cabeza hacia un lado. Y como no, allí no sólo están ellas y el chino, sino también el simio, todos atentos como si estuvieran siendo testigos de alguna maravilla de la naturaleza, no señores, aquí no va a parir ninguna sierva, pueden retirarse—. ¿Y si les damos algo de qué hablar? —Su tono me causa entre asombro, gracia y nerviosismo.
—Ese traje te está afectando el cerebro —me río y lo empujo suavemente, pero de repente sus ojos se encuentran con los míos, observándome, más allá de mi cara...más allá de todo.
—No, es el tuyo —acerca su rostro al mío y cierro los ojos automáticamente, pero quedo pasmada cuando lo que siento es un muy, muy cálido abrazo. Tardo un momento en devolvérselo, pero lo hago con igual intensidad— ¡Te queda precioso! —utiliza una voz chillona que no entiendo...hasta que me da una guiñada y lo capto.
—¿Verdad que sí? Las chicas fueron muy buenas, me siento culpable por haber inventado lo nuestro—. Lucho por soportar la risa.
Derek, que actúa muy bien, coloca una mano en su pecho, ofendido:
—¡¿Que hiciste qué?! Pen, no debiste —.Muerde su labio inferior exageradamente.
—Bueno, pero es que estaban tan felices que no pude decirles que eras gay —. Ay, voy a orinarme, si sigo viendo su cara, voy a orinarme.
Escuchamos cómo la pequeña multitud libera una exclamación de sorpresa, el asiático emitiendo un gran "Ohhh".
—Bueno, te perdono, ¡pero sólo porque somos amiguis! —Termina dando pequeños saltitos, moviendo las piernas como gelatina. Retiro lo dicho, su actuación apesta.
—¡Gracias! —Sonrío a más no poder para no soltar la carcajada y esta vez lo abrazo yo, porque me doy cuenta que las lágrimas se le están por caer. Los dos estallaremos.
Luego de recibir esa noticia un poco decepcionante (se nota que esperaban acción), ellos se retiraron a sus respectivos sitios, y una vez nos aseguramos de que no hay nadie, ahí sí, carcajeamos como elefantes resfriados. Creo que hasta mi columna casi se parte al medio entre tanto espasmo humorístico. Pero en serio, de haber tenido una cámara, lo habría filmado todo para verlo en las fiestas.
Como premio por la broma Derek se llevó mis felicitaciones, pero no le fue suficiente, porque me tomó el rostro con ambas manos y me besó. ¿Y qué sucede con eso? Que me confunde más de lo que ya estaba, porque seré honesta, sí quería hacerlo, pero aún no hemos aclarado nada, así que nos separo y le clavo la mirada, no vaya a ser que intente huir (bueno, también puede pasar al revés, pero ese no es el punto).
—Derek...¿qué estamos haciendo?
Muestra una ligera sonrisa:
—No sé, yo pensé que estábamos besándonos —cuando nota que no debió utilizar el sarcasmo en ese preciso momento, se lo toma más en serio— Bueno, creo que...
Y, como el destino aún no se amigó con nosotros, somos cortados por una de las muchachas, que, con una sonrisa amigable nos invita a almorzar.
OH MI DIOS, comida...¡¡¡COMIDA DE VERDAD!!! Una mesa repleta de galletas, aderezos, carnes y pasta, incluso tengo un pequeño individual transparente, ah no, es mi baba.
Tranquila Pen, sé educada, espera, espera a que todos lleguen. Clavo mis uñas en la palma de la mano y muerdo el lado interno de mi mejilla. Espera unos segundos más, un poquito...un poquito más...
—¿A qué esperan? —dice Bianca— ¡Coman!
No terminó cuando yo ya estaba tragando a lo bestia un enorme plato de espagueti con albóndigas. Por un momento pensé en ponerle queso, pero eso supondría desperdiciar tiempo para meter alimento en mi boca, así que lo dejé así.
Derek no está mejor que yo, rasgando un bistec con los dientes, y le entiendo, usar cubierto también es un desperdicio (al menos yo utilizo un tenedor, será para poder comer más, pero cuenta).
Después de haber saciado nuestro depredador interior, nos mantuvimos en estado de latencia, reposando sentados al sol. Las chicas nos ofrecieron una habitación para descansar, pero les dijimos que queríamos estar despiertos para cuando llegásemos a tierra. Además, con los nervios que tenemos encima no podríamos siquiera cerrar medio ojo. Sigo sin poder creerlo, si me lo preguntan. Dejamos esa isla hace unas dos horas, y por lo que nos comentaron, sólo falta media para llegar finalmente. De ahí llamaremos a nuestras familias, y ellas a la policía, supongo. Después de todo, ya ni sé cuántos días estuvimos perdidos allí. Pero una cosa sí es segura...estamos vivos, y seguiremos así.
¡Hola!, ¿qué tal todo? Se estarán preguntando, ¿por qué sube un capítulo un jueves? Pues no sé, no me resistí. ¡Viva la falta de horario! :v.
¡Saludos desde mi rincón! :D.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro