Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1-¿La lluvia solo trae desgracias?

CAPÍTULO I

Samo- "Sin tí"

10/5/2009:

...

Cuando llueve con fuerza, el cielo se nubla, los truenos no cesan y luminosos rayos azotan nuestro alrededor, un pensamiento oculto nos hace creer que el día será una fatalidad o al menos que ocurrirá algo malo.

En mi caso por desgracia es así. Cada vez que despierto, fulmino el cielo con la mirada y lo único que encuentro son oscuras y pesadas nubes acechándolo, lo entiendo como una señal que me advierte cambios inesperados, nuevos y frustrantes en mi vida.

Mientras que mis ojos se inundan de saladas lágrimas rebeldes, mi dedo índice se encuentra trazando discretamente un camino imaginario para la triste gota de agua que se desliza por el cristal del auto.

Mi cabeza no para de preguntarse ¿Por qué? ¿Por qué las cosas tienen que ser así? ¿Será que a nadie le importa lo que piense u opine al respecto? ¿No pueden darme la oportunidad de expresar mis inquietudes?

Tal parece que no.

A veces quisiera que todo fuera diferente. ¿Qué pasaría si en vez de cumplir tantas órdenes, los papeles cambiaran y solo yo fuese una dirigente más de mis propias acciones? Sinceramente lo veo demasiado lejos de la realidad, en mi círculo familiar se imponen hasta para determinar mis decisiones a pesar de que ya cuento con diecisiete años de edad.

—¿Tienen hambre?

La voz de mi madre rompe el profundo silencio que nos estuvo rodeando la hora y media de viaje que llevábamos.

Al ver que Rogniel—mi padrastro— no contesta, ella se gira hacia mí esperando una respuesta, pero ni aunque me compraran una pizza familiar para mí sola, accedería a hacer mención alguna.

—¿Lisy? —ella insiste.

Blanqueo los ojos levemente—o sea, no lo hago tan obvio—y fijo mi vista en los pobres y deshojados árboles que pasan a toda velocidad por la carretera.

Literalmente, es el auto el que pasa a velocidad por la carretera, pero ustedes me entienden.

—Vale, ¿no piensas responderme? Quiero ver cuánto tiempo dura tu rebeldía —dice con tono desafiante y por el rabillo del ojo noto que vuelve a centrarse en el cristal delantero.

Espero que me deje en paz.

Suelto un largo y tedioso suspiro, me muerdo con fuerza la lengua y maldigo internamente. Esta vez se han pasado de castaño oscuro, ya no sólo se meten en mi vida privada y asumen todas mis decisiones sino que también interfieren en mi relación y me envían a otra ciudad lejos de mis amigos, vecinos y conocidos de toda la vida.

Espero que el cargo de consciencia los destruya.

Como es común, todas los adolescentes se revelan e incumplen sus responsabilidades creyendo que tienen algún tipo de autoridad en el hogar y antes sus padres, pero no, lo más curioso del caso es que yo soy todo lo contrario.

Nunca les he faltado al respeto a mis superiores, ya sean familiares, profesores o cualquier persona mayor que se cruce en mi camino. Soy responsable, compasiva, prudente y racional. A pesar de representar el mejor ejemplo como chica de mi edad, mis padres no me valoran y me tratan como si tuviese nueve años.

Estoy tan sumergida en mis pensamientos e intentando imaginar como será mi vida a partir de ahora que no me doy cuenta de que frenan el vehículo.

Mi padre se baja a toda velocidad y se dirige hecho una furia a la parte delantera del auto a revisarlo.

Me mantengo callada-como hace aproximadamente dos horas- y solo me observo con precisión cada movimiento a mi alrededor.

—¿Qué sucede Rogni? —suelta mi madre un poco alarmada.

—Parece que el motor tiene un fallo —contesta mi padrastro con una voz tenúe y cansada.

Desde dentro puedo visualizar a mi padrastro empapado por la fuerte lluvia y el agresivo viento que se agudiza a cada minuto que pasa.

Anoche en las noticias anunciaron una tormenta tropical, yo les advertí que no deberíamos viajar así pero ellos insistieron, su objetivo siempre ha sido alejarme de Ulises, mi novio, bueno mi ex. En realidad eso no me ha quedado muy claro, de la forma en que nos separaron se puede decir que no nos dio ni tiempo para hablar y concluir de una vez por todas lo que haríamos con nuestras vidas.

Ni siquiera pude despedirme de mi relación de dos años.

Es duro.

—¿No puedes arreglarlo cariño? —mi madre vuelve a recalcar ansiosa.

Rogniel se acerca a su ventana y la fulmina con la mirada, es obvio que le molestó su pregunta.

¿Cómo puede pensar que él es capaz de mecanear en medio de esta lluvia tan agresiva? Ni siquiera sabe de mecánica.

Mi madre suele ser una mujer bastante exigente. Por desgracia.

—Creo que nos quedaremos botados en media carretera hasta que escampe —anuncia Rogniel.

—¿Y cuando escampe qué? —mi madre no duda en reaccionar.

Mi padrastro se encoge de hombros:-Pues veré que invento.

En fin, esto les pasa por cabezotas.

—¿Te das cuenta lo que provocó tu mala cara? De seguro hasta lanzas te un hechizo para que sucediera esto.

En el fondo pero muy en el fondo me quemaron las palabras de mi madre. ¿Cómo puede imaginarse siquiera que yo pudiera estar feliz con sus desgracias? Desgracias qué por cierto, ellos mismos se buscaron por decisiones precipitadas y por intentar arruinarles la vida a otros.

Por ejemplo a mí.

Me muerdo el labio superior para no soltar un sollozo y dejo que las lágrimas recorran libremente por mis mejillas. No hablo, no susurro, no musito, no respondo, no nada.

—¿El ratón te comió la lengua? —al parecer ella no piensa rendirse hasta hacerme explotar.

Pero no caeré en sus provocaciones.

Dirijo mi atención a la ventana a mi izquierda y observo que no hay rastro alguno del sol, odio los días tan amargos y oscuros. Un fuerte trueno hace palpitar mis tímpanos y me llevo las manos a los oídos como señal de molestia. La lluvia cesa por unos cortos minutos y solo se pueden percibir minúsculas gotitas de agua marcar infinita cantidad de puntitos en los cristales de auto.

Rogniel entra rápidamente al puesto del conductor y mi madre le estrecha una toalla para que seque un poco su cuerpo empapado. Estiro mi brazo y agarro los audífonos para escuchar un poco de música, no sé a ustedes pero yo cuando me siento triste o decepcionada, recurro a canciones trágicas y melódicas, solo con el fin de llenar el espacio que falta para explotar.

Si voy a estar triste, quiero estarlo al cien por ciento.

No me da tiempo a seleccionar la primera canción dado a que un sonido agudo me hace exaltar y no es precisamente un trueno.

—Mira Rogni, alguien está llamando nuestra atención —habla mi madre señalando al auto parqueado justo al lado del nuestro.

Rogniel baja el cristal y la persona en el otro vehículo hace lo mismo.

Es un chico, se ve bastante apuesto, ni siquiera mi novio-ex es tan guapo. Su cabello es muy corto, un poco más y fuera calvo completamente pero no, en lugar de lucir horrible, le queda sumamente bien.

—¿Se ha perdido señor? —escucho preguntar al chico desconocido, con afabilidad.

—El auto tiene problemas con el motor y nos hemos quedado estancados —explica Rogniel rápidamente.

El chico del otro auto se silencia por cortos segundos y responde.

—Puedo llevarlos a su destino y mañana se ocupan de pasar a recoger su auto.

Mi madre y Rogniel se miran sorprendidos por sus palabras. De seguro les asombra que se muestre tan servicial.

En lugar de responderle con rapidez al chico y acabar con esto mi madre le ordena a su esposo que suba la ventana del auto y comienzan a cuchichear.

A veces me avergüenzan sus actos.

¿Crees que debamos aceptar? —inquiere mi madre.

—No lo sé, es extraño que se haya brindado para llevarnos —responde él.

Pongo los ojos en blanco con fastidio y me dedico a observar a través de la ventana. Es increíble como el chico se ha quedado esperando por la respuesta de Rogniel, sería una maravilla si todas las personas del mundo fuesen así.

Milagrosamente y gracias a Dios mi padrastro por fin termina aceptando y en menos de seis minutos nos encontramos cubriéndonos por la lluvia para ir directo a subirnos al otro vehículo.

Él vehículo del chico servicial.

—¡Muévete Lisy, no tenemos todo el día! —exclama mi madre con intenciones de apurarme.

Mientras que yo solo me preocupo por cuidarme de la fría agua de lluvia para no pescar un resfriado. Ah, y protegiendo mi celular para que no se moje.

Rogniel se monta en el puesto del copiloto y mi madre y yo detrás, ella en la izquierda, yo en la derecha.

—Oh, casi lo olvido¿Hacia donde se dirigen? —suelta el chico un poco serio.

—Garyana, vamos hacia Garyana.

—Es una casualidad porque yo también voy hacia la misma dirección —nos cuenta el chico.

—¿Entonces, que estamos esperando? —dice Rogniel bastante ansioso.

—Mucho gusto, soy Marck —se presenta por fin mientras coloca las llaves y arranca.

—Yo soy Rogniel y ella es mi esposa Rita y mi hij...

—Hijastra —corrijo con rapidez.

De un momento a otro todos se me quedan mirando con excepción de Marck el cual no nota nada extraño, obviamente.

—¿Qué? ¿Acaso no sabían que podía hablar? —sonrío internamente aunque por fuera tengo una expresión demasiado seria y depresiva.

—Bueno, llevas casi dos horas sin mencionar ni un palabra, ni siquiera has respirado —suelta mi madre incrédula.

Me encojo de hombros:—Tal vez, me haya dolido la lengua y ya se me pasó.

Ambos me fulminan con la mirada como si quisieran matarme a palos, pero los ignoro y procedo a buscar mi lista de reproducción para-por fin- hacer uso de mis audífonos.

—No me has dicho tu nombre —espeta Marck en la espera de mi respuesta.

—Lisy, me llamo Lisy.

Él asiente y nos marchamos del lugar, que literalmente estaba en medio de la nada.

**

"Me voy porque contigo piso en falso una vez más

Me voy porque el silencio pesa más que tu verdad

Me voy sin miedo a equivocarme

Hoy pongo fin a lo que nunca empezó"

Nada como una triste melodía en tiempos de dolor , es reconfortante, mucho más cuando extrañas a alguien. Aún recuerdo la última vez que hablé con mi ex, por desgracia fue una pelea. Solíamos discutir bastante pero siempre volvíamos, siempre, por el simple hecho de que estábamos enamorados. Bueno, al menos yo lo estoy.

Eso creo.

Es increíble como la vida de una persona puede llegar a cambiar tanto, un día estas en compañía de las personas con las cuales siempre estuviste y al otro día te encuentras camino al que será tu nuevo hogar.

Una nueva ciudad, nuevas personas, nuevo mundo, nuevo todo.

Una pesadilla.

Maldita lluvia y sus desgracias.

—¿Ya contactó un mecánico para que vaya a revisar su auto? —le pregunta Marck a Rogniel, el cual se queda dubitativo.

—La verdad es que no. Verás es que somos nuevos en la ciudad, recién nos mudamos hoy y no conocemos a nadie de por aquí que pueda ayudarnos con el auto —contesta Rogniel y el rostro de Marck se ilumina con una chispa.

—Pues, dieron con la persona indicada.

—¿Eres mecánico? —inquiere curioso Rogniel.

—No, pero tengo un amigo que sí, y le urge el trabajo —explica el chico mientras fija su atención nuevamente en la carretera frente a él.

—Genial, ¿Dónde vive ese amigo tuyo? —curiosea Rogniel.

—¿Prefieren que los lleve ahora?

—Si no es molestia, pues sí —asiente mi padrastro.

—Bueno, entonces allá vamos, y tranquilo, no es molestia —aclara el joven y sin más distracciones seguimos nuestro camino.

**


Hubiese preferido que la lluvia cesara y el cielo dejara de estar tan oscuro pero no, tengo "tanta suerte" que en lugar de eso, las cosas empeoraron. Recorrimos varios kilómetros para llegar a nuestro destino, muchas calles por las que pasamos estaban inundadas por lo que fue un desafío atravesarlas.

Creo que este viaje le costará caro a Rogniel. Ese chico, Marck ha gastado demasiada gasolina.

Después de tanto martirio y tanta presión, por fin llegamos a Garyana.

No es que esté tan emocionada por llegar, sino que ya estaba infinitamente cansada de ir de auto en auto.

Con el rostro solo mostrando fastidio y mal humor me dispongo a colocar un pie fuera del auto. Estaba lloviendo torrencialmente pero debíamos bajarnos ¿no?.

Alzo mi mirada y frente a mí noto a un Marck empapado por la lluvia con varias gotas de agua deslizándose por su rostro. Él se posa en mi camino y me dice algo que no logro entender, porque literalmente aún traigo los audífonos en mis oídos.

Sí, soy tan tonta que no me los he quitado aún estando bajo la lluvia.

Por fin caigo en cuenta y en un movimiento ágil me deshago de mis audífonos y los agarro en mis manos, sujetándolos con fuerza para que no se mojen. Lo mismo hago con mi celular.

Aunque es prácticamente imposible, con esta lluvia fan fuerte.

—¿Eh? —espeto confundida, frunciendo levemente el ceño.

—Que si necesitas ayuda —dice él en un tono más alto, como si luchara porque lo escuchase.

Niego con la cabeza :—No, gracias, puedo sola.

—Vale, pero camina despacio que la calle está resbaladiza.

Asiento y continúo mi camino. Mis instintos me dan por buscar con la mirada a mi madre y a Rogniel y me encuentro con que no están en el auto.

Genial.

Ahora mismo no sé ni hacia dónde camino.

Un poco arrepentida y avergonzada me volteo hasta quedar en un línea recta imaginaria frente al cuerpo de Marck, el cual está observando dentro del auto como si revisara algo.

—¡Marck! —lo llamo en un grito y él gira su cabeza rápidamente para encontrarme. Avanza hacia mí en pasos rápidos.

—¿Qué sucede? —pregunta extrañado.

—¿Dónde están mis padres?

Él muestra un poco de consternación:—¿No los viste bajarse?

Dirijo mi mirada hacia los alrededores dubitativa y con un poco de vergüenza.

—N-no, bueno, es que estaba muy concentrada en mi música. Sí sentí cuando se bajaron del auto pero no me fijé hacia donde se dirigieron —explico mientras escondo mi celular en en interior de mi suéter con intenciones de protegerlo de la lluvia.

Él desfrunce el ceño como si comprendiera pero a la vez me lanza una mirada que grita a todo pulmón <<Estas loca>>.

—Es muy fácil darse cuenta —me señala un estrecho pasillo tras de mí— Han entrado a hablar con mi amigo.

—¿El mecánico? —pregunto.

Él asiente:—El mismo —mira a su derecha y vuelve a enfocarse en mí— ¿Piensas cogerte todo el aguacero para tí solita o le dejarás un poco a las plantas? —pregunta divertido y yo contengo la risa.

—Tú también te estás mojando —aclaro y finjo seriedad extrema.

Marck se encoje de hombros.

—Me llamaste para preguntarme algo, sino ya estuviese dentro del auto —responde sin más y yo le doy mi espalda para ir directo hasta el final del pasillo, pero lo pienso y me detengo.

—¿No entrarás para ayudarnos con tu amigo? —pregunto con curiosidad.

—No, tranquila, ya hablé con él. Es muy buena onda, ustedes solo avísenme para llevarlos a donde se encuentra su auto. Cualquier cosa estaré aquí —asegura con la voz alzada, ya que con el aguacero es difícil mantener una conversación bajo este.

Asiento discretamente y camino con cuidado en dirección al pasillo. Sinceramente no entiendo por qué mi madre y Rogniel confían tanto en este chico ¿Quién quita que no sea un maleante que quiera estafarnos y cuando lleguemos al final del pasillo nos asesine a todos?

Muy aterradora mi teoría, no se puede descartar la posibilidad.

Mis ojos escanean estrictamente cada agujero o imperfección de las paredes a mis costados. Todo está bastante horrible, por así decirlo, por un momento pienso que me encuentro en medio de una película de terror.

¿Tan pobre es este chico mecánico?

Mis pensamientos viajan al momento donde Marck nos dijo que su amigo necesitaba mucho el trabajo. Siento una pena instantánea por el chico-el cual no conozco-, hay una posibilidad de que todo sea una trampa y terminemos muertos, pero ¿que puedo hacer ahora que estoy a tres pasos de mi próximo destino?

¿Tres pasos?

Yo diría que ochenta y cinco.

Mi miedo se agudiza aún más cuando me percato que no encuentro el final del pasillo. Sostengo con fuerza el borde de mi suéter, y aprieto mis párpados para calmar el ardor en mis ojos, de tanta agua de lluvia ya deben estar rojos.

Continúo caminando pero esta vez no dejo de mirar a mis espaldas, justo la noche anterior vi una película de asesinatos y todas las teorías de cómo pueden asesinarme en estos momentos vienen a mi mente.

Cuando por fin noto una puerta en el fondo sonrío internamente pero vuelvo a preocuparme al ver que ésta está cerrada. Se supone que debía estar abierta para recibirme ¿no? O ya se han olvidado de mí.

Muy raro que mis padres se hayan bajado sin obligarme a hacerlo.

—¿Mamá? —en un hilo de voz emito la primera palabra que se me ocurre.

Al estar a cinco pasos aproximadamente de la puerta color carmín desteñido, dudo en si tocarla o no y vuelvo a decir...

—¿Hola? ¿Mamá? ¿Hay alguien?

Mi mirada vaguea por la ventana cerrada en el lado izquierdo de la puerta, lo peor es que no parecen haber luces encendidas dentro.

Diosito, si muero por favor házle saber a mi ex, que sigue en mi corazón y siempre lo estará.

Justo en el instante que me abalanzo hacia adelante y estirando mi brazo me dispongo a tocar la sucia puerta, pierdo el equilibrio-extrañamente- y casi caigo al suelo de rodillas, sí, "casi" porque unas manos se enlazan en mi cintura evitando que me estrelle contra el suelo.

Este es mi momento de gritar.

Un grito de pasmo abandona mi boca y en un movimiento abrupto e instintivo me giro hacia la persona que me sostiene.

No, no era un ángel de la guarda o un súper héroe, era un chico, un chico de pelo castaño y ojos cafés que me observa un poco atónito.

—¿Te encuentras bien? —pregunta él rompiendo el silencio entre nosotros.

Frunzo el ceño cuando me doy cuenta que ambos seguimos en un posición incómoda, como si hubiésemos estado bailando un vals y de pronto nos incorporamos en la pose final.

Sin responderle me zafo de forma tosca e irracional de su agarre. Tan irracional fue que terminé cayendo de nalgas tras mi ataque compulsivo.

El chico adopta una expresión divertida y me estrecha su brazo para levantarme.

Por cuestiones obvias no puedo negar su ayuda y acepto para incorporarme rápidamente.

Como mismo sostuve su mano para levantarme, la suelto asustada como si hubiese tocado un cactus.

—¿Por nada? —dice él y recuerdo que no le he dado las gracias por evitar que cayese.

Bueno, literalmente me caí al final así que no hay necesidad de agradecerle.

—¿Quién eres tú? —inquiero ignorando por completo su pregunta.

—¿La persona que te sostuvo cuando casi caíste? —su aclaración por algún motivo me hierve la sangre, no es el mejor momento para bromas.

Él comenzó y yo no me quedo detrás.

—¿Sabías que un estudio confirma que las personas que contestan a una pregunta con otra pregunta son completamente idiotas? —suelto de manera arrogante.

Cuando veo su expresión nuevamente divertida, muerdo el interior de mi mejilla para evitar decirle algunas cosas que tengo atragantadas.

—No, no sabía pero gracias por la información, ¿Como te llamas? —pregunta mientras de una manera sexy con los dedos, se peina su cabello, el cual le colgaba mojado a los lados de sus sienes. Ambos nos encontramos bajo la lluvia como si de un sol de verano se tratase.

—No te interesa —espeto sin más.

—¿Eres así de grosera con todo el mundo? —habla nuevamente y se cruza de brazos.

Niego con la cabeza.

—Solo que me parece inapropiado que andes pregúntandole el nombre a las señoritas por ahí —digo completamente seria sin ninguna muestra de emoción en el rostro.

El chico frente a mí vuelve a sonreír y esta vez acompañado de un ceño completamente fruncido.

—Mira, presta atención solo te pregunto porque ne...

—Si ya, sé muy bien cómo son todos, tengo experiencia —lo corto con rapidez y ante su rostro consternado continúo mi conversación— ¿Eres de por aquí?.

Asiente y toma una postura que me pone nerviosa sin predecirlo siquiera, de manera despreocupada apoya su brazo derecho en la pared del inhóspito pasillo.

—Genial, necesito que me digas donde vive un mecánico por aquí. Es que ando en busca de mis padres que supuestamente entraron a este pasillo y ahora los he perdido de vista —explico sin respirar siquiera.

Levanto mi mirada para dar con la suya cuando el chico esboza una sonrisa de medio lado y se acerca más a mí para decir...

—Eres Lisy, encantado, yo soy Michael, el mecánico.

Vaya sorpresa, el chico guapo que acaba de evitar mi caída resulta ser el tal mecánico.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro