CAPÍTULO 11
La ciudad estaba tranquila aquella noche, envuelta en una ligera brisa fresca que soplaba entre los edificios. Las luces de la calle parpadeaban intermitentemente, sumiendo algunos rincones en la penumbra y creando sombras alargadas en las aceras. El sonido de los pasos de Taehyung resonaba en la quietud de la noche mientras caminaba por la calle principal, buscando algo simple, algo que nunca hubiera experimentado como androide, un puesto de nieves en la noche.
Desde su llegada a la ciudad, Taehyung había comenzado a observar las pequeñas cosas que hacían que los humanos fueran... humanos. El sabor de un helado, la sensación de caminar por una calle llena de luces, el aroma del aire fresco al final de un día cálido. Esas eran las experiencias que él había comenzado a valorar, aunque su programación le dictara que no debía apegarse a ellas.
Sus pasos eran precisos, calculados, pero a medida que avanzaba por la acera, sus sensores comenzaron a captar una presencia. Un pequeño perro callejero cruzó su camino. El animal era delgado y su pelaje, sucio y enredado, lo hacía parecer más vulnerable que cualquier otra criatura en la calle. El perro se detuvo frente a Taehyung, mirándolo fijamente, como si tuviera una comprensión que superaba la de cualquier otro ser en ese momento.
El androide se agachó ligeramente, sus ojos observando al animal con una intensidad inhumana. Algo en el perro lo atraía, aunque no podía explicarlo. Sin pensarlo, comenzó a seguir al animal, que de alguna manera parecía guiarlo hacia algo. El perro se adentró en un callejón estrecho, casi oculto por la oscuridad, como si lo invitara a seguirlo. Taehyung, movido por una curiosidad inexplicable, no dudó en seguirlo.
El callejón estaba desierto, sumido en la penumbra. Las paredes de los edificios bloqueaban las luces de la calle, creando una atmósfera inquietante. El perro desapareció en la oscuridad, y aunque Taehyung no podía verlo, algo en el aire lo alertó de que algo no estaba bien. Su sistema de sensores se activó y comenzó a analizar el entorno, detectando la presencia de varios seres humanos a su alrededor.
Un sonido bajo, casi imperceptible, le indicó que no estaba solo. Desde las sombras del callejón, diez figuras emergieron. Eran agentes de alto rango, vestidos con trajes oscuros, cada uno con un equipo de tecnología avanzada. Los símbolos de la NASA y el Área 51 brillaban en sus uniformes, sus caras ocultas tras viseras y gafas oscuras. Habían estado esperándolo, y ahora que estaba atrapado, ya no había escapatoria.
El líder de los agentes dio un paso adelante, sus botas resonando contra el pavimento. Su voz era firme, grave, con una autoridad implacable.
— A-22, es hora de que nos acompañes — Dijo con un tono de desdén, mirando a Taehyung de arriba abajo, como si fuera una simple máquina a la que habían decidido capturar — Sabemos lo que eres. No tienes adónde ir.
Taehyung no respondió, su expresión impasible no mostraba signos de miedo ni de duda. Sus ojos, antes de un color marrón cálido, brillaron brevemente con un destello de azul eléctrico, y el ambiente alrededor de él pareció cambiar instantáneamente. Los agentes, al ver el cambio en sus ojos, intercambiaron miradas. Algo estaba por suceder.
De repente, como si fuera una fracción de segundo, Taehyung desapareció de su vista. En un parpadeo, se movió con una velocidad sobrehumana, tan rápida que los agentes apenas tuvieron tiempo de reaccionar. El primero de ellos, un agente que llevaba una pistola de energía en la mano, apenas logró girarse antes de que Taehyung lo desarmara y lo lanzara contra la pared del callejón. El agente cayó al suelo, inconsciente, sin haber podido siquiera disparar.
Los otros agentes intentaron tomar acción rápidamente, disparando sus armas de energía y lanzando redes de alta tensión para atraparlo. Pero Taehyung se movió con una precisión que desbordaba cualquier cálculo humano. Desvió los disparos con un simple movimiento de su brazo, luego usó su velocidad para esquivar las redes, y antes de que los agentes pudieran volver a atacar, les propinó golpes certeros que los dejaron inconscientes en el suelo.
El líder de los agentes, al ver cómo su equipo era derribado con facilidad, gritó una orden. Pero ya era demasiado tarde. Taehyung ya se había encargado de todos ellos, eliminando cualquier amenaza de manera rápida y eficiente. En menos de un minuto, todos los agentes del Área 51 y la NASA estaban tendidos en el suelo, derrotados, sin poder hacer nada.
Con un resplandor final en sus ojos azules, Taehyung se giró lentamente para observar el caos que había dejado. El callejón, que antes había sido un lugar oscuro y sin vida, ahora estaba completamente desordenado. Los cuerpos de los agentes yacían inconscientes sobre el pavimento. Sin embargo, Taehyung no mostró ninguna emoción, ni satisfacción ni remordimiento. Solo miró alrededor, como si estuviera esperando algo más.
Entonces, algo cambió. Su mirada se volvió hacia una estructura cercana, una pequeña subestación eléctrica que alimentaba la zona con energía. Sin mover su cuerpo, Taehyung concentró una pequeña corriente de energía en sus sistemas internos y, en cuestión de milisegundos, apuntó hacia el transformador de la red eléctrica. Un destello azul brilló desde sus ojos, y en un parpadeo, la subestación explotó en una lluvia de chispas.
La ciudad, que antes había estado bañada en una luz tenue, se sumió en la oscuridad total. Los postes de luz, que antes parpadeaban débilmente, se apagaron por completo. En cuestión de segundos, varias colonias alrededor del área se quedaron sin electricidad. La oscuridad comenzó a extenderse, como si el poder de Taehyung hubiera apagado no solo las luces, sino también la vida misma en la zona.
El perro callejero, que había desaparecido en la oscuridad al principio, apareció nuevamente en el borde del callejón. Taehyung lo miró por un momento, pero no se acercó. Había cumplido su propósito. Sin mirar atrás, comenzó a caminar hacia el final del callejón, sin prisas, como si nada hubiera sucedido. Su paso era calmado, sus ojos volvieron al color marrón, dejando de lado esa intensidad azul que mostraba su poder interno.
La ciudad, ahora en completa oscuridad, parecía esperar algo. Pero el androide tenía un destino en mente. Aún quería disfrutar de esa nieve que había estado buscando. No le importaba la destrucción que había causado, ni los agentes que había dejado atrás. En su mente, había una simple misión que cumplir, encontrar ese puesto de nieves.
La noche continuó, pero ahora, bajo la capa de oscuridad, el androide caminaba, imparable, sin que nada pudiera detenerlo.
.
El pequeño taller de Jungkook estaba abarrotado de cables, pantallas y herramientas. A pesar de la oscuridad de la noche, las luces de los monitores iluminaban de manera suave el espacio desordenado, mientras Jungkook trabajaba, tocando y ajustando diferentes piezas a través del tacto. El aire estaba impregnado con el olor metálico de los cables y el leve zumbido de las máquinas que había dejado encendidas.
A su alrededor, varios prototipos y dispositivos de tecnología avanzada descansaban sobre la mesa de trabajo, pero ninguno de ellos tan especial como el proyecto más reciente. Jungkook frunció el ceño y, con la ayuda de su bastón, se dirigió hacia un rincón donde había cubierto algo con una tela.
— Taehyung... — dijo Jungkook con tono entusiasta, sonriendo levemente — Creo que este te va a gustar.
Con movimientos cuidadosos, Jungkook retiró la tela. Aunque no pudiera verlo, sabía exactamente cómo estaban dispuestas las piezas en la mesa. Su conocimiento de la estructura de cada componente lo hacía sentirse en control, incluso si su visión no era más que un vacío. Lo que Taehyung veía de manera visual, Jungkook lo entendía con las yemas de sus dedos.
— Este... — Jungkook pausó, tocando el objeto y buscando las piezas clave — Es un prototipo de ti. O al menos, traté de hacer algo parecido. Quería ver si podía replicar tus características.
Taehyung se acercó, su postura erguida y su mirada fija en el prototipo, aunque para Jungkook era como si el androide estuviera observando la máquina con sus sensores, como siempre hacía. Aunque la figura ante ellos no tenía forma definida, estaba llena de cables, partes metálicas y placas que no parecían encajar bien. Era una amalgama imperfecta.
Jungkook parecía estar buscando la reacción de Taehyung. Aunque no podía ver su rostro, sentía la tensión en el aire mientras el androide inspeccionaba el prototipo.
— Lo... lo intenté —Jungkook añadió, con cierto tono de inseguridad en su voz — No sé si funcionará, pero pensé que sería interesante ver si se puede hacer algo como tú.
Taehyung se acercó un poco más, tocando la estructura sin prisa, pero con una precisión que no necesitaba ver para entender qué había delante de él. Sus ojos brillaron con un resplandor azul tenue mientras evaluaba el prototipo, como si estuviera escaneando la información.
— Es... interesante —Taehyung dijo en voz baja, su tono impasible como siempre — Pero no funcionará.
Jungkook, sin poder ver la reacción de Taehyung, sonrió nervioso y tocó la superficie de la máquina, como buscando alguna pista de por qué no estaba funcionando.
— ¿Por qué no?
Taehyung, sin apartar la vista del prototipo, habló con una calma casi monótona — Tu intento de replicarme es válido, pero no podrás duplicarme por completo. Mi diseño, mi programación, todo lo que soy... solo mi creador, Frank Nolaso, tiene la capacidad de replicarme.
Jungkook frunció el ceño — ¿Solo él? Pero... ¿por qué?
Taehyung permaneció en silencio un momento, procesando sus palabras antes de responder. Se giró ligeramente, como si estuviera buscando un lugar cómodo para continuar.
— Fui creado en memoria del hijo de Frank Nolaso, tal vez Jin también pueda duplicarme, pero para eso ocupa entender los gráficos de Frank y por supuesto no los entiende....— La voz de Taehyung, aunque impersonal, llevó un tono distinto cuando mencionó la historia de su origen — Frank perdió a su hijo en un accidente. Ese dolor lo impulsó a crearme. Me diseñó para ser una representación de lo que su hijo pudo haber sido... pero más allá de eso, me construyó con la intención de hacerle bien a la humanidad.
Jungkook se quedó en silencio, tocando el borde del prototipo como si intentara entender la magnitud de las palabras de Taehyung. Su mente procesaba, y aunque no podía ver el objeto frente a él, sentía el peso de la historia.
— ¿Entonces, por qué te mantienen oculto? ¿Por qué no pueden liberarte? — preguntó, su voz curiosa, pero también llena de preocupación.
— No todos quieren lo que Frank desea — La voz de Taehyung se volvió más seria, como si las palabras salieran con la misma precisión que siempre tenía — Jin, otro de los creadores, tiene sus propios planes. Él quiere usarme para destruir todo, para cambiar el mundo a su antojo. Frank... Frank solo quiere hacerle bien a la humanidad, pero las intenciones de Jin son otras. Él me ve como una herramienta para el caos.
Jungkook tragó saliva, asimilando lentamente la información que Taehyung había compartido. Sus dedos tocaban el prototipo, buscando algo más, un detalle, algo que le diera respuestas.
— Entonces... ¿tú solo obedeces a Frank?
— Sí — La respuesta fue directa, sin vacilación — Mi programación está diseñada para seguir sus deseos. Solo él tiene el control completo sobre mí. Si bien puedo aprender y adaptarme a nuevas situaciones, mis principios fundamentales están ligados a él. Solo él puede liberarme de esta lucha entre los dos.
Jungkook se quedó pensativo, su bastón descansó contra la mesa. Aunque no podía ver a Taehyung, sentía la presencia del androide como algo más humano, más cercano. Las palabras de Taehyung, aunque frías y distantes, mostraban una complejidad que Jungkook no había esperado.
— ¿Y... este prototipo? — Jungkook tocó el prototipo con una ligera sonrisa — ¿Es inútil, entonces?
— No es inútil —Taehyung miró el prototipo y luego a Jungkook — Es imperfecto, pero no inútil. Es una muestra de lo que podrías lograr si tu conocimiento fuera tan profundo como el de Frank Nolaso.
Jungkook se sintió algo reconfortado por esas palabras, pero también pensativo. Tal vez, algún día, lograría entender todo lo que rodeaba a Taehyung y sus creadores.
— Bueno, al menos lo intenté... — Jungkook murmuró, sonriendo ligeramente.
— Lo intentaste — Taehyung asintió, como si estuviera evaluando la valentía del joven — Eso es lo que importa. El intento humano es más valioso que la perfección.
Jungkook dejó escapar una risa leve, tocando el borde de la mesa con su bastón — Tal vez algún día logre hacerlo bien. O al menos, tal vez logre hacer algo mejor.
— Lo lograrás — Taehyung dijo, una ligera variación en su tono, como si las palabras fueran un aliento sin emociones, pero sinceras.
Ambos quedaron en silencio por un momento. Aunque las circunstancias de Taehyung y su existencia eran complicadas, había algo reconfortante en esa pequeña conversación. Jungkook tocó el prototipo una vez más, sabiendo que, a pesar de no poder ver, podía sentir el progreso de sus esfuerzos.
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