La noche es tranquila, pero el aire en el departamento de Sunghoon está cargado de una tensión ligera, casi dulce. Desde la llamada del laboratorio unos días atrás, Jake había estado más silencioso de lo habitual, aunque no menos cariñoso.

Sunghoon lo había notado, pero no había querido presionarlo. Él mismo estaba procesando muchas cosas: la responsabilidad que sentía hacia Jake, el miedo a fallarle, y, sobre todo, los sentimientos que no dejaban de crecer en su pecho cada vez que lo miraba.

Están en el sofá, como tantas otras noches. Jake tiene la cabeza apoyada en el hombro de Sunghoon, su cabello despeinado cayendo en suaves mechones sobre su frente. El híbrido de lobo sostiene un libro, aunque no estaba leyendo realmente; su mente está muy lejos de las palabras en la página.

—¿Hoonie? —La voz de Jake rompe el silencio.

—¿Hmm?

Jake levanta la cabeza y lo mira. Sus ojos dorados brillan a la luz tenue de la lámpara, llenos de algo que Sunghoon no puede identificar del todo, pero que hace que su corazón lata más rápido.

—He estado pensando mucho en algo.

Sunghoon cierra el libro, enfocando toda su atención en él.

—Dime.

Jake juguetea con el dobladillo de su camisa, una costumbre que Sunghoon ha aprendido a reconocer como un signo de nerviosismo.

—Cuando me trajeron aquí por primera vez... no estaba seguro de lo que iba a pasar. Estaba asustado, confuso... pero también tenía un poco de esperanza.

Sunghoon lo mira en silencio, permitiéndole continuar.

—La gente en la tienda intentó llenarme de miedo. Me dijeron cosas sobre ti, que eras frío, distante, alguien que nunca iba a preocuparse realmente por un híbrido como yo. —Jake hace una pausa, su voz bajando ligeramente—. Pero en el momento en que te vi, supe que estaban equivocados.

Sunghoon entrecierra los ojos, la mandíbula apretándose ligeramente.

—¿Te dijeron eso?

Jake asiente, pero su expresión suaviza rápidamente al ver la preocupación en el rostro de Sunghoon.

—Sí, pero no les creí. No después de ver la forma en que me miraste. Desde el primer momento, sentí que no me veías como algo extraño o indeseado. Me miraste como si realmente quisieras decir algo para reconfortarme, y eso fue suficiente para darme esperanza.

Sunghoon no dice nada, pero su mano se mueve instintivamente para cubrir la de Jake, apretándola suavemente.

—Con el tiempo —Continúa Jake—. Me di cuenta de que no solo me diste un hogar. Me diste algo mucho más importante: amor y aceptación. Me has cuidado en mis peores momentos, y me has demostrado que soy mucho más que mi parte animal.

Jake se inclina un poco más cerca, sus ojos fijándose en los de Sunghoon con una intensidad que hace que el humano contenga la respiración.

—Y ahora que estamos juntos, no quiero que quede ninguna duda. No quiero que pienses que esto es solo gratitud o dependencia. Yo siento amor por ti Sunghoon. De verdad te amo, y no puedo guardármelo más.

El mundo parece detenerse alrededor de ellos.

Las palabras de Jake llenan el aire, haciéndolo pesado y ligero al mismo tiempo. Sunghoon siente que su corazón late con fuerza, como si quisiera salir de su pecho, y por un momento, no sabe qué decir.

—Jake... —Empieza, su voz apenas un susurro.

—No tienes que decir nada si no estás listo —Interrumpe Jake rápidamente, retirando un poco su mano—. Pero necesitaba que lo supieras.

Sunghoon lo mira, sus ojos oscuros cargados de una emoción que Jake no puede descifrar. Pero entonces, en lugar de hablar, Sunghoon se inclina hacia él, cerrando la distancia entre ambos y atrapando sus labios en un beso suave y cálido.

Es un beso lleno de todo lo que las palabras no pueden expresar. Jake siente que el tiempo se detiene, que el mundo desaparece, y que solo existen ellos dos en ese momento perfecto.

Cuando finalmente se separan, Sunghoon apoya su frente contra la de Jake, respirando profundamente mientras intenta calmar el torbellino de emociones dentro de él.

—Yo también te amo, Jake —Susurra, su voz temblando ligeramente—. Desde hace mucho tiempo. Solo... no sabía cómo decirlo.

Jake sonríe, una sonrisa amplia y radiante que ilumina todo su rostro.

—Entonces estamos en la misma página, ¿no?

Sunghoon deja escapar una pequeña risa, su mano acariciando suavemente la mejilla de Jake.

—Sí, estamos en la misma página.

Se abrazan después de eso, dejando que el momento hablara por sí mismo. No necesitan más palabras; su amor está claro en cada mirada, en cada toque, y en cada latido de sus corazones sincronizados.

Esa noche, mientras se acurrucan juntos en el sofá, Jake sabe que finalmente está donde pertenece: al lado de Sunghoon, no solo como su protector, sino como su compañero de vida.

El silencio cómodo que comparten Jake y Sunghoon se ve interrumpido por el sonido agudo del teléfono vibrando sobre la mesa.

Jake, aún recostado contra Sunghoon, extiende la mano para alcanzar el dispositivo. Al ver el nombre de Jungwon en la pantalla, no puede evitar sonreír.

—Es Wonie —Murmura, mirando de reojo a Sunghoon antes de contestar.

—¡Jakey! —La voz entusiasta de Jungwon resuena al otro lado de la línea—. ¡Dime que lo hiciste! ¿Le dijiste lo que sientes?

Jake se sonroja instantáneamente, apartando un poco el teléfono de su oído como si eso pudiera ocultar su reacción. Sunghoon levanta una ceja, curioso, pero no dice nada, dejando que Jake maneje la llamada.

—Sí, lo hice —Responde Jake con un tono algo tímido, pero lleno de felicidad—. Y... salió bien.

Jungwon deja escapar un chillido de emoción, casi como un ronroneo audible, lo que hace que Jake ría suavemente.

—¡Sabía que podías hacerlo! ¿Y qué dijo? ¿Fue tan romántico como imaginaste? —Pregunta Jungwon, completamente envuelto en la conversación.

Jake mira a Sunghoon, quien lo observa con una sonrisa tranquila, su mano acariciando distraídamente la pierna de Jake en un gesto protector.

—Fue perfecto —Responde Jake, sus ojos brillando mientras hablaba.

—Eso es increíble, Jakey. Estoy tan feliz por ti —Dice Jungwon con sinceridad antes de bajar ligeramente el tono de su voz—. ¿Ves? Te dije que serías feliz con alguien que te valore por completo.

Jake asiente, aunque sabe que Jungwon no puede verlo.

—Gracias, Wonie. Por todo.

La llamada termina con palabras cálidas y una promesa de reunirse pronto, pero no antes de que Jungwon insistiera en escuchar todos los detalles en persona. Jake dejó el teléfono a un lado y mira a Sunghoon, quien sigue observándolo con una mezcla de curiosidad y ternura.

—¿Qué tanto le contaste? —Pregunta Sunghoon con una sonrisa divertida.

Jake se encoge de hombros, fingiendo inocencia.

—Solo lo suficiente para que deje de preocuparse.

Ambos ríen en complicidad, el sonido llenando el departamento con una calidez que ninguno de los dos quiere abandonar.

Esa noche, con la llamada de Jungwon aún fresca en su mente, Jake se siente más seguro que nunca de que había encontrado algo único: no solo un lugar al que llamar hogar, sino a alguien con quien compartirlo para siempre.

Gracias por leer la historia 🥰