XX.
El sonido del reloj resuena en el silencio del departamento. Jake está sentado en el sofá, con una taza de té caliente entre las manos, mientras Sunghoon revisa una serie de documentos en la mesa del comedor.
Ambos están absortos en sus pensamientos, la reunión con Jay y el funcionario aún fresca en sus mentes.
Jake sabe que está a salvo por ahora, pero el eco de las palabras del funcionario no logran abandonarlo. A pesar de las garantías, no puede evitar preguntarse si realmente habían cerrado ese capítulo. ¿Qué pasaría si el laboratorio encontraba una forma de volver por él? ¿Qué haría Sunghoon si la situación se saliera de control?
Por su parte, Sunghoon está inquieto. Aunque confía en las conexiones de Jay, sabe que aquellos que operan en las sombras no se detienen ante las leyes.
Había visto demasiado en su vida como para confiar ciegamente en la palabra de alguien, incluso si estaba respaldada por contratos y sellos oficiales. Jake está bajo su cargo y cuidado, y no descansará hasta asegurarse de que ningún peligro lo aceche.
—¿En qué piensas? —Pregunta Jake de repente, rompiendo el silencio.
Sunghoon levanta la mirada de los papeles y encuentra los ojos de Jake, suaves y curiosos, pero también llenos de preocupación.
—En todo esto —Responde, dejando los documentos sobre la mesa y cruzando los brazos—. No puedo evitar sentir que esto es solo el principio.
Jake frunce el ceño, inclinándose hacia adelante en el sofá.
—¿Crees que no se detendrán?
Sunghoon suspira y pasa una mano por su cabello oscuro.
—Espero que sí, pero tengo que prepararme para lo contrario. No voy a dejar que te toquen, Jake. No después de todo lo que hemos pasado.
Jake deja la taza a un lado y se levanta, acercándose a Sunghoon con pasos silenciosos. Se detiene frente a él y coloca una mano en su brazo.
—Sunghoon, no puedo pedirte que te pongas en peligro por mí. Ya has hecho tanto. No quiero que arriesgues más de lo necesario.
Sunghoon se levanta de su silla y toma las manos de Jake en las suyas, sus ojos serios y llenos de una determinación que hace que el pecho de Jake se estruje.
—No es un riesgo si lo hago por alguien que me importa —Dice Sunghoon con firmeza—. Jake, tú eres... especial para mí.
El calor sube al rostro de Jake, pero no aparta la mirada. Había algo en la voz de Sunghoon, en su postura protectora, que lo hace sentir más seguro que nunca.
—¿Qué harás ahora? —Pregunta Jake en voz baja.
—Voy a hacer algunas llamadas —Responde Sunghoon, soltando sus manos con cuidado—. Quiero asegurarme de que estamos cubiertos desde todos los ángulos.
Jake asiente, aunque su pecho se llena de una mezcla de orgullo y temor.
Orgullo por el hombre que está dispuesto a enfrentarse a todo por él, y temor porque no quiere que Sunghoon cargue con todo el peso solo.
Mientras Sunghoon habla por teléfono en el balcón, Jake decide ocuparse en algo para distraerse.
Encuentra un libro que Sunghoon había dejado olvidado en una esquina del sofá y comienza a leer. No es particularmente interesante, pero las palabras ayudan a calmar su mente hasta que un golpe en la puerta lo saca de su concentración.
Jake se tensó. Sunghoon había sido claro: no debía abrir la puerta si alguien llegaba inesperadamente.
Pero cuando escucha una voz familiar llamarlo, no puede evitar acercarse.
—¿Jungwon? —Pregunta, acercando el oído a la puerta.
—¡Soy yo! ¡Abre! —Responde la voz al otro lado.
Jake abre la puerta de inmediato y ve a Jungwon con una sonrisa amplia, sosteniendo una bolsa llena de cajas de dulces y comida.
—Jay tenía una reunión y pensé que podría venir a verte —Dice Jungwon mientras entra al departamento sin esperar invitación.
Jake sonríe, sintiéndose aliviado de ver a su amigo.
—Sunghoon está en el balcón, pero seguro que no le importará que estés aquí.
—No te preocupes, no vine a molestar. Solo pensé que podríamos hablar un poco y, bueno, tal vez cenar juntos.
Se instalan en la cocina y comienzan a sacar la comida de las cajas. Jungwon hablaba sin parar sobre las excentricidades de Jay y cómo, a pesar de su actitud pretenciosa, era increíblemente atento cuando se trataba de él.
—¿Y tú? —Pregunta Jungwon mientras sirve la comida en dos platos—. ¿Cómo va todo con Sunghoon?
Jake duda por un momento, pero luego sonríe suavemente.
—Es... complicado, pero increíble. No pensé que pudiera sentirme así con alguien. Es protector, pero no me hace sentir menos por ser quien soy.
Jungwon lo mira con una sonrisa cómplice.
—Entonces estás enamorado.
Jake deja caer los palillos y lo mira con los ojos abiertos de par en par.
—¿Cómo puedes decir eso tan casualmente? Él podría escucharte, sabes que aunque lo niegue, es un curioso.
—Porque lo veo en tu cara cada vez que hablas de él. Es obvio, Jake.
Jake no puede evitar reírse, aunque sus mejillas están rojas.
—Supongo que sí, pero aún no se lo he dicho.
—Bueno, deberías. ¿Quién sabe cuánto tiempo tienen antes de que algo más pase?
La frase de Jungwon hace eco en la mente de Jake mucho después de que la reunión terminara y su amigo se fuera.
Sunghoon vuelve del balcón, agotado pero aliviado, y Jake se promete a sí mismo que encontrará la forma de expresar lo que siente.
Porque Jungwon tiene razón: el tiempo siempre parece estar en su contra, y Jake no quiere dejar nada sin decir.
Gracias por leer la historia 🥰
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