XIII.
La tensión entre el deseo y la vulnerabilidad de Jake se hace cada vez más palpable mientras ambos permanecen abrazados en el sofá. Sunghoon, a pesar de la calma que aparenta, también lucha internamente.
Quiere proteger a Jake, darle lo que necesita, pero al mismo tiempo, sabe que no puede apresurar ningún paso.
Jake siente cada segundo pasar como si fuera eterno. Los calores dentro de él no desaparecen, y aunque Sunghoon está haciendo todo lo posible para tranquilizarlo, no puede negar lo que su cuerpo le está pidiendo.
—Sunghoon... —La voz de Jake vuelve a sonar, esta vez más suave y más decidida, pero todavía cargada de esa vulnerabilidad que le costaba tanto mostrar—. ¿Puedes... quedarte conmigo esta noche?
Sunghoon lo mira a los ojos, buscando cualquier rastro de duda en el rostro de Jake. Pero lo único que ve es la necesidad de compañía, de alguien que lo cuide en su momento de mayor debilidad.
—Por supuesto —Responde sin dudarlo—. No te voy a dejar solo.
Jake suspira, aliviado. Sabe que Sunghoon es un poco obstinado pero siempre ha sido comprensivo, y es en estos momentos tan difíciles, cuando más agradece tenerlo a su lado.
Sunghoon lo ayuda a levantarse del sofá, sosteniéndolo con firmeza mientras lo guía hacia la habitación. Jake, aunque cansado por el malestar y el agotamiento emocional, sigue caminando apoyado en él, sabiendo que en cuanto lleguen a la cama, podrá relajarse completamente.
Una vez dentro del dormitorio, Sunghoon se asegura de que Jake esté cómodo en la cama antes de sentarse a su lado. Le acaricia el cabello suavemente, como si esa simple acción pueda disipar todo el malestar que Jake siente.
—Voy a quedarme aquí, Jake. No tienes que preocuparte por nada más —Le susurra con calma.
Jake lo mira, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y alivio. Sabe que su cuerpo todavía está con los efectos de su celo, que los calores internos no desaparecerá tan fácilmente, pero tener a Sunghoon allí con él hace que todo sea mucho más soportable.
—Gracias, Hoonie... —Jake murmura, cerrando los ojos mientras se acurruca contra la almohada—. Eres lo mejor que me ha pasado.
Sunghoon sonríe, sintiendo cómo su corazón se llena de calidez al escuchar esas palabras. Sabe que Jake lo dice con total sinceridad, y eso solo lo hace más determinado a seguir protegiéndolo, a estar siempre allí para él.
El silencio envuelve la habitación mientras Jake, poco a poco, se deja llevar por el agotamiento, quedándose dormido bajo el cuidado constante de Sunghoon, quien lo vigila atentamente, dispuesto a velar por su tranquilidad durante toda la noche.
El sol aún no se ha elevado del todo cuando Sunghoon comienza a moverse con más rapidez de lo habitual. Se ha levantado temprano, su semblante mostrando signos de preocupación mientras se prepara para salir.
Jake, todavía en cama, observa desde la calidez de las mantas, notando la prisa y la falta de comunicación en los gestos de Sunghoon.
—¿Vas a algún lado? —Pregunta Jake con voz suave, entrecerrando los ojos por el sueño.
Sunghoon, que está poniéndose una chaqueta oscura, se detiene un segundo y le sonríe, aunque su expresión parece tensa.
—Sí, tengo que hacer unos trámites importantes. No te preocupes, no tardaré mucho —Responde mientras ata sus zapatos. La rapidez con la que lo dice no pasa desapercibida para Jake.
—¿Trámites? ¿Qué tipo de trámites? —Insiste Jake, intentando obtener más detalles.
Sunghoon vacila por un instante, pero finalmente se limita a suspirar. —Solo cosas que debo arreglar en persona. Nada grave. Tú descansa, ¿sí? Me aseguraré de volver lo antes posible.
Jake frunce el ceño, sintiéndose un poco apartado. No es típico de Sunghoon marcharse sin explicaciones más detalladas, especialmente cuando ha estado tan atento desde que lo ha acogido en su hogar. Aún así, asiente, tratando de no parecer demasiado molesto.
—Está bien... solo ten cuidado.
Sunghoon le dedica una última sonrisa antes de cruzar la puerta y salir. El sonido de la cerradura marca el inicio de una mañana que, aunque tranquila, deja un aire de incertidumbre detrás de ella.
Jake se queda en silencio durante unos minutos, contemplando la vacía habitación. Los minutos se convierten en una hora, y pronto el aburrimiento comienza a invadirlo.
Aunque se siente mucho mejor físicamente, la idea de quedarse solo en ese espacio lo incomoda un poco. Su naturaleza curiosa lo empuja a moverse.
Se levanta de la cama, estirando los brazos y caminando descalzo por el lugar. Sunghoon tiene varias estanterías llenas de libros, algunos muy antiguos y otros más modernos. Jake sabe que Sunghoon tiene una mente curiosa, pero no ha tenido oportunidad de inspeccionar más de cerca los intereses del humano .
Con un suspiro, se acerca a una de las estanterías, pasando los dedos por los lomos de los libros. Muchos estaban escritos en diferentes idiomas, otros trataban temas que apenas comprendía. Finalmente, uno llama su atención: un grueso tomo de tapa desgastada que parece llevar mucho tiempo allí. Lo saca cuidadosamente y lee el título: "Leyendas y mitos antiguos."
Intrigado, Jake se deja caer en el sofá cercano con el libro en sus manos. Mientras lo abre, nota que algunas de las páginas están subrayadas, como si Sunghoon hubiera pasado bastante tiempo leyéndolo. Empieza a hojearlo lentamente, leyendo fragmentos de diversas leyendas que, si bien fascinantes, parecen lejanas a su realidad.
Pero entonces, una leyenda en particular atrapa su atención: "La leyenda de Licaón."
Algo en el nombre le hace detenerse. Con un leve escalofrío recorriéndole la espalda, comienza a leerla en silencio.
A medida que avanza por las palabras sobre el rey convertido en lobo, sobre su lucha entre lo humano y lo animal, Jake siente una inquietud creciente.
La historia se torna oscura, y aunque al principio no le ha prestado demasiada importancia, pronto la conexión entre la leyenda y su propia naturaleza híbrida comienza a pesarle.
Cuando termina de leer, el libro queda abierto sobre sus piernas, mientras él se queda mirando al vacío, con el corazón acelerado.
Se levanta del sillón con el libro aún en sus manos, sus pensamientos nublados por la idea de que Sunghoon pudiera haber guardado ese libro por una razón específica. ¿Es eso lo que Sunghoon piensa de él? ¿Que, al igual que Licaón, su lado animal lo dominará eventualmente, llevándolo a perder su humanidad?
Las palabras "apasionada religiosidad irracional" y "no pudo resistir su naturaleza" siguen girando en su mente.
Jake sabe que ha pasado toda su vida intentando mantener un equilibrio entre su lado humano y su lado animal, entre la razón y el instinto, y hasta ahora, había creído que lo hacía bien.
Pero leer algo como esto le hace cuestionar si Sunghoon realmente lo ve como un ser completo o solo como una criatura salvaje que en algún momento perderá el control.
—No... no puede ser —Murmura Jake, cerrando el libro bruscamente y dejándolo sobre la mesa.
Sin embargo, la inseguridad ya ha echado raíces en su mente. Se dirige hacia la ventana, mirando al vacío exterior, mientras los ecos de la leyenda siguen sonando en su cabeza.
"Licaón no podía evitar atacar... no podía luchar contra su naturaleza".
Una lucha interna comienza a manifestarse dentro de él.
Recuerda las veces en las que había sentido que su lado más salvaje amenazaba con tomar el control, especialmente durante su celo. ¿Es posible que Sunghoon lo vea como una amenaza latente? ¿Que solo lo cuida porque piensa que, en algún momento, puede perderse a sí mismo y necesitará ser controlado? ¿Es por eso que se fue sin mayor explicación?
—Pero Sunghoon no es así... —Jake murmura para sí mismo, tratando de calmar sus pensamientos.
Recuerda la ternura con la que Sunghoon lo ha cuidado la noche anterior, la suavidad en su voz y sus caricias.
No, Sunghoon siempre ha sido comprensivo, un poco obstinado pero siempre lo ha aceptado tal como es.
Aún así, las dudas persisten. Jake no puefe dejar de pensar en la historia de Licaón y en cómo podría interpretarse para alguien que no entendiera lo que significaba ser un híbrido.
El tiempo pasa, y Jake empieza a preguntarse por qué Sunghoon no ha vuelto aún.
Su mente sigue dando vueltas alrededor de la leyenda, imaginando cómo sería si Sunghoon lo viera realmente de esa manera, como una criatura atrapada entre la razón y el instinto, alguien que, eventualmente, perdería su humanidad por completo.
Cuando finalmente oye el sonido de la puerta abriéndose, su corazón se acelera.
Sunghoon entra, con una expresión tranquila, ajeno al torbellino de emociones que está ocurriendo dentro de Jake.
Mi pobre bebé 🥲... Gracias por leer la historia ❤️
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