XII.
Jake y Sunghoon caminan juntos por la calle después de un día tranquilo, disfrutando del aire fresco y la compañía del otro.
Jake, siempre atento a los pequeños detalles a su alrededor, comienza a notar miradas incómodas dirigidas hacia él.
Se trata de otros híbridos alfa que pasan por el mismo camino, algunos más discretos que otros, pero sus ojos lo siguen con una mezcla de interés y deseo que hace que su estómago se retuerza de incomodidad.
El calor comienza a apoderarse de su cuerpo, y aunque intenta ignorarlo al principio, pronto se siente abrumado por una sensación interna de malestar.
Los calambres comienzan a instalarse en su abdomen, haciéndolo fruncir el ceño mientras camina a un ritmo más lento.
Sunghoon, que está atento a los cambios en Jake desde el anuncio de su celo, nota la incomodidad en su rostro y la forma en que su paso ha disminuido.
—¿Jake? ¿Estás bien? —Pregunta con preocupación, deteniéndose para mirarlo directamente.
Jake intenta mantener la calma, pero los calores internos y la sensación de ser observado intensamente por los alfas que pasan le causaban una mezcla de vergüenza y nerviosismo.
Sabe que está entrando en una fase delicada de su celo, y lo último que quiere, es estar expuesto en público, rodeado de personas que lo miran como si fuera una presa.
—Hoonie... —Murmura, con la voz temblorosa y los ojos evitando las miradas a su alrededor—. Podemos irnos a casa... por favor.
Sunghoon se da cuenta de inmediato de la urgencia en su voz. Sin hacer preguntas, pone una mano en la parte baja de la espalda de Jake, guiándolo con cuidado hacia un lugar menos concurrido.
Mientras avanzan, Jake se apoya un poco más en Sunghoon, sintiendo cómo los cólicos comienzan a intensificarse. El calor dentro de él se hace más insoportable con cada paso, y el peso de las miradas de los alfas no hace más que aumentar su incomodidad.
—Claro, pequeño. Vamos a casa —Dice Sunghoon con suavidad, tratando de transmitir tranquilidad a Jake mientras lo mantiene cerca.
A medida que se alejan del bullicio, el alivio de estar junto a Sunghoon comienza a calmar a Jake, aunque los calores y el malestar siguen presentes. Cada paso le parece una eternidad, deseando llegar cuanto antes a la comodidad de su hogar, donde no tendría que lidiar con las miradas inquisitivas ni con el dolor que lo aflige.
Finalmente, después de lo que parece una larga caminata, llegan al apartamento. Sunghoon abre la puerta rápidamente y ayuda a Jake a entrar.
Tan pronto como están dentro, Jake suelta un suspiro profundo de alivio. Ya no está en la calle, ya no hay ojos sobre él. Solo Sunghoon, su protector, alguien en quien confía completamente.
—¿Me llevas al sofá, Hoonie...? —Jake pide en voz baja, sintiéndose vulnerable y necesitado de atención.
Sunghoon, sin dudarlo, lo toma suavemente de la mano y lo lleva al sofá, ayudándolo a sentarse y acomodándose a su lado. Jake se recuesta contra su pecho, buscando el calor protector de Sunghoon, esperando que la sensación de seguridad lo ayude a calmar el torbellino que siente en su interior.
—Lo siento... No quería hacer una escena allá afuera —Murmura Jake, con los ojos cerrados mientras se aferra a la camiseta de Sunghoon.
—No tienes nada de qué disculparte, Jake. Estás pasando por algo difícil, y es mi trabajo asegurarme de que estés bien —Responde Sunghoon, acariciando suavemente el cabello de Jake.
Jake se acurruca más contra él, disfrutando de la sensación de los dedos de Sunghoon acariciando sus peludas orejas. Poco a poco, el malestar en su abdomen comienza a ceder, aunque los calores internos aún lo afectan.
—Solo... quiero quedarme aquí. Contigo. —Jake susurra, su voz más tranquila pero todavía cargada de agotamiento.
—Puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites. No voy a dejar que te sientas mal o incómodo, ¿de acuerdo? —Dice Sunghoon, con una suavidad que hace que el corazón de Jake se llene de gratitud y de algo más.
—Gracias, Hoonie —Murmura Jake, hundiendo su rostro en el pecho de Sunghoon.
Mientras Jake descansa, Sunghoon permanece a su lado, envolviéndolo en su calor y protegiéndolo de todo lo que lo incomode. Sabe que estos momentos de vulnerabilidad son importantes para Jake, y lo último que quiere es que se sienta solo en su proceso.
—Te voy a consentir como te mereces —Dice Sunghoon con una sonrisa suave—. Vamos a hacer que te sientas mejor, lo prometo.
Jake asiente ligeramente, borrando de sus pensamientos el doble sentido que esa afirmación implica, sintiendo cómo las tensiones en su cuerpo comienzan a desaparecer con las palabras reconfortantes de Sunghoon.
Mientras permanecen abrazados, rodeados por la tranquilidad del hogar, Jake sabe que, con Sunghoon a su lado, podrá sobrellevar cualquier cosa.
Jake permanece en los brazos de Sunghoon, sintiendo cómo el calor de su cuerpo lo ayuda a calmar los retortijones internos que todavía lo perturban. La respiración pausada de Sunghoon y sus suaves caricias parecen sincronizarse con el latido acelerado de Jake, haciéndolo sentir más tranquilo, más protegido.
—Hoonie, no sé qué haría sin ti... —Murmura Jake, con la voz entrecortada mientras aún se aferra a la camiseta de Sunghoon.
Sunghoon sonríe con ternura, presionando un beso en la frente de Jake. No importaba cuántas veces Jake dijera eso, siempre lo conmovía de la misma manera.
Sabe que el híbrido de lobo había pasado por mucho antes de que llegaran a este punto, y cada momento que comparten para reforzar la conexión que tienen.
—No tienes que pensar en eso, porque siempre estaré aquí —Le asegura Sunghoon, su tono suave y lleno de convicción.
Mientras Jake descansa, comienza a retorcerse levemente en su lugar, sintiendo cómo su cuerpo sigue reaccionando al celo. Los calores internos no desaparecen por completo, y aunque estar con Sunghoon lo tranquiliza, su cuerpo sigue en un estado de necesidad física que no podía ignorar.
—Hoonie... —Jake empezó a hablar, con un leve temblor en su voz, intentando comunicar lo que siente, pero las palabras se le escapaban.
Sunghoon, que lo conoce tan bien y había terminado de leer la bendita guía, entiende de inmediato.
Sabe que, aunque ha prometido no presionar con los supresores, este es un momento complicado.
El cuerpo de Jake está en conflicto entre su lado racional y su lado animal. Y aunque el híbrido lobo puede parecer calmado emocionalmente, su cuerpo le pide algo más.
—¿Te duele? —Pregunta Sunghoon, mirándolo con preocupación.
Jake niega con la cabeza lentamente, pero no puede evitar apretar los labios, mostrando su incomodidad. Siente un calor intenso en su abdomen, una mezcla de nerviosismo y deseo que lo hace sentir fuera de control.
—No es dolor, pero... no puedo detener lo que siento —Admite finalmente Jake, su voz un susurro lleno de vergüenza.
Sunghoon siente un pequeño tirón en su corazón al escuchar eso. Sabe lo difícil que debe ser para Jake admitir algo tan íntimo, especialmente cuando ha pasado la mayor parte de su vida sintiendo que tiene que ocultar sus emociones más básicas, así como él también lo ha hecho.
—No tienes que detenerlo —Responde Sunghoon con tranquilidad, apretando suavemente su agarre alrededor de Jake—. Puedes sentir lo que necesitas sentir, Jake. Estoy aquí para ti.
Jake levanta la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y vulnerabilidad.
Quiere confiar plenamente en Sunghoon, pero hay algo en su instinto que lo hace dudar. Había pasado toda su vida entrenado para suprimir sus deseos, para no mostrar su naturaleza, y ahora, en los brazos de alguien que lo hace sentir querido, se siente como si estuviera luchando contra años de condicionamiento.
—Es difícil... —Admite, con la voz entrecortada y avergonzado.
—Lo sé —Dice Sunghoon, acariciando su rostro con ternura reconociendo que es una necesidad natural, incluso para los humanos—. Pero no tienes que hacer esto solo. Vamos a pasar por esto juntos y yo... —Sunghoon se sonroja ante lo que está a punto de decir— . Yo puedo ayudarte si así lo necesitas y claro quieres.
Jake asiente débilmente sintiendo los erráticos latidos del corazón del humano, cierra los ojos mientras se deja llevar por la sensación de las caricias de Sunghoon.
Se acurruca más contra él, buscando consuelo y alivio en el tacto protector de su "dueño".
El calor en su cuerpo sigue ahí, pero el simple hecho de saber que Sunghoon está a su lado y está dispuesto a ayudarlo, le da la seguridad que necesita para afrontarlo.
—Solo quédate conmigo —Susurra Jake, su voz temblando ligeramente, mientras lucha contra sus instintos.
—Siempre, pequeño. No voy a ninguna parte —Responde Sunghoon, apretándolo con más fuerza.
El tiempo parece detenerse mientras permanecen abrazados en el sofá, el silencio entre ellos es cómodo, lleno de entendimiento.
Jake sabe que el camino por delante no será fácil, pero con Sunghoon a su lado, está dispuesto a enfrentarlo.
Gracias por leer la historia 🥰
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