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II.


Estaban en una fiesta extraña en un lugar apartado de la bulliciosa ciudad. Un tablón a cuadros blancos y negros hacía su función de pista de baile, rodeada por arbustos con muchas flores y la espesa vegetación que normalmente se alzaba en los campos. Un conjunto de cuerdas tocaba para la audiencia, la cual bailaba con cadencia un lento vals, resaltando el apasionante sonido del violín entre los demás instrumentos y los susurros que se dedicaban las parejas.

A pesar del surrealismo del ambiente, todos vestían trajes y vestidos descoloridos. Para colmo, lo que en verdad asustó a SungHoon era que no podía reconocer la cara de nadie: era como si todos se hubiesen vuelto maniquíes, de plástico, piel pálida y sin rostro. Y para añadir más suspenso a la situación, de una forma u otra terminó en el centro de la pista, todos los maniquíes se giraron hacia él y el muñeco que debería estar bailando junto a él se acercó misteriosamente hacia su cuello.

Esperando a por el golpe de gracia que acabaría con su joven vida, SungHoon quedó más que petrificado cuando lo que recibió, en cambio, fue ¿una lamida? Y como esa llegó, más se avecinaron, ahora también por toda su cara y hasta su cabello, y unas patitas pisoteando suavemente su pecho.

Abrió aterrado sus ojos, pero los fuertes rayos del sol de un día que recién empezaba se entrometieron en su campo de visión, cegándolo por más de un minuto. Una vez fue capaz de adaptarse a la claridad, trató de fijarse en qué demonios había pasado. Ver a un lobo, que parecía más un cachorro, con la lengua afuera, posado en la esquina de su cama, era la imagen que menos se esperaba, para ser sinceros, así que como el ser racional —y muy asustadizo— que era, pegó un grito capaz de estremecer a una fiera.

Jake regresó rápidamente a su forma semihumana, mirando con un desprecio indescriptible a su "dueño temporal". Este último, con una mano en el pecho y el corazón latiéndole mil veces por minuto, comenzó a tranquilizarse una vez su somnoliento cerebro fue capaz de trabajar como era debido y darse cuenta de que ninguna bestia iba a tragárselo vivo, que sólo era su mascota que había interrumpido su sueño.

—Lo siento por eso —dijo al animal, pasándose la mano por la cara para eliminar cualquier resto de saliva.

—No te disculpes, gritas como niña —respondió Jake.

—Bueno, ahora que ya estoy tranquilo, ¿me puedes explicar por qué razón me despertaste tan temprano?

—Son las ocho y media de la mañana —anotó el híbrido, mirando a SungHoon con gran incredulidad—. Pensé que habías muerto en la cama.

Oh no. No. Por favor, no. La mente de SungHoon no paraba de dar negativas, y no era para menos. Jake había cometido un abismal sacrilegio.

—Jake te pido, o más que eso, te ruego que no me vuelvas a despertar temprano —demandó el mayor, con voz autoritaria—. Yo nunca me despierto antes de las diez. Y no me mires con esa cara, que lo hago por cuestiones de salud. Estoy obligado a dormir más de ocho horas a diario para no levantarme de mal humor y mantenerme saludable.

—Eso suena como algo que sólo diría un vago —afirmó el mitad lobo deliberadamente, adorando la idea de querer saber qué se sentiría probar fuerzas con su nuevo amo.

—Oye más respeto conmigo, insolente.

Al escuchar tal cosa salir por la boca del contrario, Jake, muy ofendido contestó:

— ¿Qué querías que hiciera? Si te despiertas casi al mediodía no podemos ir a la tienda para que me compres ropa ni comida. Y no creo que quieras alimentarme con pizza todo el tiempo. Es decir, la pizza no tiene nada de malo, pero soy un carnívoro, merezco más que eso.

Exasperado, el mayor soltó un ruidoso suspiro antes de replicar: —Pues muy mala suerte de tu parte porque ¿adivina qué? Ahora estoy de muy mal humor y no quiero llevarte a ningún lado.

Jake se llevó una mano a la frente, incapaz de creer que su dueño podía comportarse justo como un niño. Realmente no pensó que tendría que usar su as bajo la manga con tan poco tiempo de convivencia.

—Verás, creo que no eres consciente de todas las faltas que estás cometiendo. ¿Sabes? En la guardería nos enseñaron acerca de las leyes que protegen a los híbridos y eso que hiciste cuando te levantaste, ¿tienes idea de cuánto me dolió? Porque si no lo sabes, me miraste como si fuera un monstruo.Y yo soy más que eso. Si bien la empresa me dejó a tu cargo fue porque son conscientes de que sé comportarme.

En ese punto Jake tenía los ojos aguados, mientras que SungHoon, por otro lado, tenía el corazón en la boca, sin saber que eso no era todo lo que iba  a recibir.

— ¿Sabes cuánto he trabajado para evitar eso? ¿Para que la gente deje de fijarme por estereotipos de que los puedo rebanar en pedazos en cuestión de segundos? Dios, no sabes cuánto daño me hiciste con ese gesto. Y ahora, me insultaste y me maltrataste sin piedad alguna. ¡Eso es violencia psicológica y es un delito! ¡Puedes ser multado e ir a la cárcel por eso!

— ¡Lo siento! —Apresuró a decir SungHoon—. No fue mi intención hacerte sentir mal. ¿Hay alguna manera en la que pueda compensártelo?

Jake esbozó una inmensa sonrisa, secando sus lágrimas falsas de inmediato.

—Puedes llevarme a la tienda —expresó, y justo entonces Park SungHoon se sintió el ser más estúpido de la Tierra, todo por haber caído en el juego mental de un semihumano y no encontrar escapatoria.

— ¿Podemos entrelazar las manos?

—No —Sunghoon le responde rodando los ojos, demostrando su clara molestia con toda la situación. Nunca pensó volverse el centro de atención de docenas de miradas indiscretas sólo por andar con su híbrido.

— ¿Te avergüenza que la gente me vea contigo verdad? Te avergüenzas de las expresiones de miedo y repudio que les genero cuando paso por su lado —concluyó Jake que esa era la razón de la aversión de su dueño al contacto físico.

—Jake, escúchame bien —SungHoon se detiene para poder mirar a su híbrido de frente y sostenerlo suavemente por los hombros.

—Nadie, nadie podría mirarte con miedo y repudio. En todo caso todos te miran con asombro e intentan procesar cómo puede existir una criatura tan magnífica como tú.

Las palabras de su nuevo "dueño" le generan un cosquilleo extraño en el bajo vientre, la cercanía del sonrojado rostro contrario tampoco lo ayuda a poder contenerse y por instinto, su estado cambia por completo a uno de sumisión y vergüenza.

— ¿Tú opinas lo mismo sobre mi? ¿Tú también crees que soy magnífico? —inquirió Jake en un hilo de voz, como temiendo saber la respuesta.

SungHoon, sorprendido por la repentina cuestión, optó por cambiar rápidamente de tema: —Jake, si no seguimos caminando será más tarde y la tienda se llenará de personas y no me agrada estar en un lugar cerrado con una multitud a mi alrededor.

—Sólo tienes que responder sí o no...

Jake baja las orejas y hace uso de su arma más potente: sus ojos almendrados suplican por una respuesta y SungHoon no puede evitar enternecerse ante esa mirada de cachorrito regañado, ese puchero que se forma en sus gruesos labios está a punto de hacerlo explotar y SungHoon sabe perfectamente los riesgos que conlleva no poder controlar sus emociones.

—Sí...

— ¡Síí!— el híbrido salta de emoción y da un ensalivado lengüetazo al más alto en una de sus mejillas.

—Jake, no eres un perro, no puedes pretender darme lengüetazos cada que se te ocurra —reprendió el castaño porque ese hábito en Jake se le hacía un poco extraño, sin embargo, muy en el fondo, lo disfrutaba, pero sería muy difícil que dijera eso en voz alta.

— ¿Entonces cómo te demuestro mi afecto? —Inquirió el mitad lobo con obviedad, haciendo aún más notable el mohín en sus labios para aparentar enfado.

—Un beso en la mejilla —contestó rápidamente SungHoon, y ambos se sorprendieron tanto por eso que el rostro del humano se tornó aún más rojo, si es que eso era humanamente posible.

—O no sé, una caricia... Sí, cualquiera de esas muestras de afecto es suficiente, pero más importante aún, cualquiera de esas muestras de afecto es normal —y dijo eso último más para convencerse a sí mismo que a Jake, porque era bien sabido el sinfín de tabúes que existían en la sociedad coreana.

—Está bien. —El híbrido asiente con una dulce sonrisa y de pronto lo tiene atrapado entre su cuerpo y la pared, se para de puntillas y acaricia el rostro de su dueño para luego dejar un casto beso cerca de la comisura de sus labios. SungHoon no entiende lo que está sucediendo pero tampoco parece mostrarse molesto, así que, con cuidado de no ofender a su híbrido, lo toma de la cintura para poder alejarlo de su cuerpo, pero Jake opone resistencia.

— ¿Así está bien, amo? —susurra en su oído, logrando enviar corrientes de energía por todo su cuerpo y no, no es una sensación que le desagrade en lo absoluto.

—No me llames amo, Jake. Con que me llames SungHoon está bien —le responde, todavía sonrojado, y sin pensarlo entrelaza sus manos a pedido del más bajo.

— ¿Tratemos de apurarnos, sí? Tenemos muchas cosas que buscar y comprar y no tenía planeado dejar el departamento por tanto tiempo.

— ¡Allá vamos! —Exclama Jake levantando ambos brazos y el de su dueño por consecuencia, llenando el aire de su casi infantil e inocente energía.

SungHoon nunca pensó que comprar juguetes y aditamentos para mascotas fuera tan complicado. Absolutamente todo era llamativo ahí, y su tacaña mente de ahorrador profesional no podía decidir qué comprar y qué dejar. Además estaba el hecho de que ya había una buena cantidad de clientes en la tienda y al parecer todos tenían una extrema necesidad de socializar al instante sólo para contarse chismes y presumir a sus mascotas. Pero ese no era el colmo. Jake y su incesante hiperactividad sí lo eran.

Al parecer el híbrido, muy distintamente de su dueño, se alegraba de estar rodeado de extraños y conocer a otros híbridos. Y eso podría sonar muy inocente, pero las cosas cambiaron cuando SungHoon tuvo que pedir disculpas y reponer una correa que Jake rompió porque decía que "era muy asfixiante para cualquier animal en el mundo, y mucho más para un híbrido, y que a ningún humano le gustaría andar con una correa en el cuello". Así mismo se tuvo que disculpar SungHoon con un señor al que desconocía puesto que Jake había mordisqueado suavementelas orejas du su híbrido mitad conejo. En su defensa, Jake recalcó que el otro lo estaba incitando a morderlo y que él no era quien para reprimir sus impulsos animales. Y de esa manera pudiera hacerse una lista con las cortas pero extravagantes vergüenzas que ese mitad lobo hacía pasar a su dueño.

SungHoon creía que podía estallar en cualquier momento, y para tratar de manejar la actitud del pelinegro, que ahora se encontraba con la cabeza gacha en un asiento, le compró una pelota de color rojo, a ver si con eso era capaz de calmar al otro. Y nuevamente todo fue tranquilo como en un principio, hasta que SungHoon fue requerido por correr detrás de Jake por todos los pasillos del centro. Hastiado y a punto de soltar mil barbaridades, logró alcanzar a Jake en una zona que no habían visitado antes y que, según indicaba el tono violeta en las paredes, no deberían haber  visitado nunca.

— ¡Si las correas eran algo indignantes esto es aún peor! ¿A qué animal en su sano juicio se le ocurriría dejar que lo vistieran con eso? —

Exclamó Jake, visiblemente alterado, todo a causa de un conjunto estrafalario hecho a base de cuero que ataba casi todo el pecho y parte de las piernas mientras dejaba expuestas zonas que eran bastante íntimas. SungHoon sólo quería que lo tragara la tierra.

—Jake —trató de llamarlo con el tono más sereno posible—, esa es una correa especial que no se usa muy a menudo.

— ¿Y para qué sirve? —cuestionó el híbrido, sintiéndose muy intrigado por la forma en la que hablaba su amo.

—Te puedo explicar más adelante, pero por ahora sólo salgamos de aquí.

Y gracias a Dios el coreano logró sacar a Jake de esa sección antes de que otros "juguetes" lo distrajeran.

Finalmente habían terminado de hacer todas las compras necesarias, esta vez con un Jake más sedado por la influencia de unas petrificantes miradas asesinas que cierto castaño le dirigía.

—Te voy a dar un voto de confianza —procuró SungHoon—. Necesito ir al baño un momento, así que necesito que te quedes aquí sentado cuidando las compras. No hables con ningún extraño y si alguien te molesta le muestras tus colmillos. ¿Vale?

— ¿No puedo acompañarte?

—No —negó el coreano rotundamente.

—Bueno, está bien —y la sonrisa que le dedicó a su dueño lo ayudó a sentirse medianamente calmado.

Casi que corriendo los metros que faltaban se dirigió hacia el baño de hombres, esquivando en el camino a una pareja que caminaba en sentido contrario, demasiado concentrado en llegar al primer cubículo como para detenerse a analizarlos. Tuvo la suerte de no tener que contenerse por mucho más para poder librarse del líquido que su vejiga venía comprimiendo. Suspirando de alivio, se lavó las manos y caminó tranquilamente hacia el asiento donde había dejado a Jake.

—Diablos SungHoon, parecía que te habías encontrado con el mismísimo demonio que ni siquiera te detuviste a saludarme —reclamó con sorna un viejo conocido que instantáneamente hizo que en la mente de SungHoon flotaran mil maldiciones.

De todas las personas en el mundo justo tenía que encontrarse con Jay en ese momento. El castaño dirigió la mirada a su híbrido y notó cómo este conversaba animadamente con un chico que tenía orejitas de gato, así que ignorando a su compañero de terapia olímpicamente se preparó para regañar al mitad lobo como era debido.

— Jake, ¿no te pedí que no hablaras con extraños?

— ¿Jake? — Interrumpió el híbrido sentado a su lado—. ¿Es así como te llamas ahora, Yoonie?

—Sí —respondió Jake primeramente al de orejas felinas para luego dirigirse a su amo.

—SungHoonie, Jungwon no es ningún extraño. De hecho él era mi mejor amigo en la guardería y lo adoptaron el mismo día que a mí. Como en la guardería éramos uña y carne y ya hoy comenzaba a extrañarlo le pedí a él y a su dueño, Jay, que nos visitaran hoy en la tarde. ¿Te parece bien?

SungHoon asintió con una sonrisa con la cuál lo único que pretendía era burlarse internamente de sí mismo. Era mejor reír y tomarse las cosas con calma porque, a ese paso, terminaría en un hospital antes de terminar la semana.

Hola ¿Qué les pareció la actualización de hoy? Jake es un pequeño manipulador y me encanta 😚

Sin más les agradezco la paciencia y por darle una oportunidad a la historia, hasta la próxima actualización ❤️🥰🐺

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