27
Cuando tenía cuarenta y tres años, Felix me llamó mientras tomaba un descanso en el trabajo. Él había insistido en tomarse el día libre.
— Bang Chan, tengo buenas y malas noticias
Suspiré.
— Las malas primero.
— Bueno, nuestro cachorro destruyó gran parte del jardín.
— No tenemos un cachorro, Gatito.
Él rió al otro lado de la línea.
— ¡Sorpresa!
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