32.
Cuando tenía cincuenta y tres años, visité el cementerio con mi mejor vestido negro y un ramo de flores blancas. Tan pronto como llegué a aquella lápida, me derrumbé sobre el césped y me puse a llorar.
—Te amo tanto... —susurré.
Pero ella ya no me escuchaba.
Alguien se acercó a mí y me abrazó.
—Tranquila, mi amor. Ella está mejor ahora —Camila llevaba toda la semana tratando de tranquilizarme, sin haber tenido éxito alguno.
—Quiero a mi mamá de vuelta, Camzi. La quiero más que nada.
Y, bajo el soleado cielo de verano, lloré la muerte de mi madre en brazos de mi esposa.
n.a.: Male vuelve a respirar😂
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