Capítulo 4: Alcahueta
〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐕: 𝐀𝐋𝐂𝐀𝐇𝐔𝐄𝐓𝐀〕
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|𝙹𝚄𝙻𝙸𝙴𝚃𝚃𝙴 𝙱.|
Esa mañana adelanté todo el trabajo que pude. Aproveché los treinta minutos de descanso para ir junto con mi asistente al centro comercial que quedaba a unas calles de la editorial, puesto que, necesitaba comprar un traje llamativo, sofisticado y elegante para asistir a la entrevista con Kirschtein.
—¿Y qué opina de estos? —el rubio me muestra ambas opciones, pero ninguna logra convencerme, así que niego con la cabeza y sigo buscando entre los estantes con la esperanza de encontrar algo adecuado.
En cuanto mi frustración se hizo muy notoria, una vendedora se acercó para ofrecerme su ayuda y acepté sin pensarlo dos veces. La mujer me enseñó alrededor de diez o quince modelos, los cuales fue pasando poco a poco hasta que uno logró captar por completo mi atención, ya que era justamente lo que estaba buscando.
—¿Sabe? Ese modelo no se ha vendido casi —me entregó las prendas que correspondían a mi talla.
—Es comprensible, no todos tenemos buenos gustos —comenté mientras analizaba detalladamente aquel traje.
Segundos mas tarde, entré al vestidor y me tomé mi tiempo para vestirme. Al terminar, sonreí ampliamente al verme en el espejo, puesto que, el traje había superado mis expectativas y eso que yo me caracterizaba por ser una persona difícil de complacer.
Me miré una última vez en el espejo y luego, salí del vestidor logrando captar tanto la atención de mi asistente como de la vendedora, quien se veía realmente complacida con el resultado.
—Sin duda alguna ese traje fue hecho para usted —halagó Armin sin desviar la mirada de mí.
—Estoy de acuerdo —agregó la mujer de cabello castaño mientras me veía de arriba abajo una y otra vez.
—Eso es suficiente para mí —entré una vez más al vestidor y me cambié con toda la tranquilidad del mundo. Acto seguido, pagué el traje y salí de aquella tienda con una sonrisa victoriosa en mi rostro, ya que las cosas se estaban dando sin tantos obstáculos, lo que significaba para mí un buen augurio— ¿Quieres ir por un café? Yo invito —le pregunté al rubio y él asintió en respuesta.
En aquel centro comercial había muchas opciones disponibles, sin embargo, 'El Arte del Café'' fue la que más nos llamó la atención por su nombre y estética. Armin se pidió un frappé de frutos rojos y yo me pedí un affogato junto con una porción de brownie.
—No es mi intención ser aguafiestas, pero los treinta minutos de descanso ya acabaron.
—Lo sé —respondí con serenidad sin desviar la mirada de mi celular—, pero no hay mucho que hacer en la editorial. Adelanté gran parte de mi trabajo esta mañana y lo demás lo terminaré en cuanto vuelva de la entrevista —le di un sorbo a mi bebida—. Si te llegan a preguntar por mí, di que estoy en el mecánico por nada del mundo digas que estoy entrevistando a Jean.
—No hay problema, su secreto está a salvo conmigo —aseguró.
—Me agrada oír eso, pero te advierto que si me delatas no me quedará de otra más que bajarte el sueldo, ¿quedó claro?
Al ver el rostro de Armin supuse que fue un poco difícil captar la broma, ya que el tono de voz que utilicé fue extremadamente serio, por lo tanto, el rubio lo vio más que nada como una amenaza, así que, me tocó aclarar las cosas antes de que llegáramos a un malentendido.
—Estoy bromeando, Armin. Sé que jamás me traicionarías —aclaré e inmediatamente el rubio se relajó, dejando escapar una breve carcajada de sus labios.
Y es que, no era la primera vez que Armin me alcahueteaba, por lo tanto, no tenía de que preocuparme.
[...]
Me bastó con aquella vaga excusa para escaparme un par de horas del trabajo. Mientras Armin se iba a la editorial para terminar sus pendientes, yo me preparé para ir a la entrevista que se llevaría a cabo en menos de cincuenta minutos.
Como mi auto aún estaba en el mecánico, me tocó trasladarme en taxi. Aproveché que el viaje era relativamente largo para revisar las preguntas que había formulado previamente, las cuales plasmé en una libreta de bolsillo que siempre cargaba conmigo. Por otra parte, yo estaba consiente de que no sería sencillo sacar ese tipo de información, pero tener citada una entrevista con el castaño era un gran avance para todo lo que tenía planificado porque sabía a la perfección que tarde o temprano obtendría lo que quería, solo que sería cuestión de ser más inteligente y ágil que él.
—Señorita, hemos llegado a su destino —anuncia el chófer, sacándome de mis pensamientos. Inmediatamente, saqué el dinero de mi cartera y se lo entregué.
Al bajar, me quedé embelesada por la elegancia e imponencia de ambos rascacielos, los cuales destacaban ante los demás por tener una fachada completamente negra. Sin más preámbulos, caminé hasta la recepción en donde me atendieron inmediatamente.
—¿En qué podemos ayudarle? —preguntó el recepcionista con una amigable sonrisa en el rostro
—Tengo una entrevista a las diez de la mañana con el señor Kirschtein —informé mientras detallaba cada esquina de aquella lujosa recepción.
—¿Podría indicarme su nombre?
—Ju... Jules Stewart —corregí disimuladamente lo que pudo ser mi sentencia de muerte.
—Bueno, todo parece estar en orden —aclaró su garganta antes de continuar— La oficina del señor Kirschtein se encuentra en la torre B, así que, le sugiero que suba por el ascensor que se encuentra a mano derecha. Una vez allí, solo le queda marcar el piso cincuenta y luego, la señorita Blouse la recibirá. ¡Que tenga feliz día!
Le agradecí al hombre por la información e inmediatamente me dirigí hacia el ascensor. Cuando me subí en aquella caja metálica, sentí un leve temblor en mis piernas por los nervios que me estaban invadiendo en ese preciso instante, sin embargo, mantuve la compostura en todo momento.
En cuanto las puertas del elevador se abrieron, salí y me encontré con una lujosa sala de espera. Justo allí, se encontraba la muchacha que le pedí información el día de la rueda de prensa.
—Buenos días, tengo una entrevista con el señor Kirschtein.
—¿En serio? —ladeó la cabeza completamente desorientada y luego giró su rostro hacia el ordenador— Oh... Sí, sí. Bueno, lamento informarle que el señor Kirschtein no se encuentra en este preciso instante, pero no se preocupe, no tardará en llegar.
Aquella noticia me cayó como un balde de agua fría e inmediatamente mi semblante se tornó serio. ¿Se había olvidado de la entrevista o simplemente estaba jugando conmigo? Aquella interrogante estuvo martillándome la cabeza durante los treinta minutos de retraso que tenía.
—Disculpa el atrevimiento, pero... ¿No alcanzaste a ver a un hombre con una bolsa de comida china en recepción?
—Honestamente, no recuerdo haber visto a alguien con esa descripción —le respondí aun sin entender a qué iba aquella pregunta.
—Es que, pedí mi almuerzo a través una aplicación y aun no llega —explicó mientras me mostraba la pantalla de su celular, pero no supe que responderle porque sinceramente, nunca me fijé en las personas que estuvieron a mi alrededor en ese momento.
Disimuladamente observé mi reloj y me percaté que a penas faltaban quince minutos para las once, lo cual me desconcertó un poco porque todavía faltaba mucho para la hora del almuerzo. Poco después, recordé que en mi bolso tenía una barra de chocolate e inmediatamente se me ocurrió una idea.
—¿Crees que puedas llamar al señor Kirschtein para saber por donde viene? —deslicé la barra de chocolate sobre su escritorio e inmediatamente sus ojos comenzaron a brillar.
—¡En seguida lo llamó! —tomó la barra de chocolate tan rápido como pudo y volvió a su lugar. Creí que había sido estafada hasta que la mujer tomó el teléfono local y marcó un par de números— Lamento molestarlo, señor Kirschtein, pero la señorita que lo va a entrevistar tiene rato esperándolo —enrolló el cable del teléfono mientras escuchaba atentamente lo que le decían al otro lado de la línea— Perfecto, ahora mismo se lo informo —colgó la llamada y se levantó de su asiento—. Tuvo un percance a ultimo minuto, sin embargo, no tardará en llegar.
Blouse me guio hasta la oficina de Jean, en donde me indicó que tomara asiento mientras el castaño se dignaba en llegar. Para ese momento, debía admitir que mi paciencia se estaba desvaneciendo poco a poco. Desafortunadamente, no estaba en posición para reprochar absolutamente nada, así que, me adentré en la habitación y luego de echar un vistazo a mi alrededor, tomé asiento en un lujoso sillón de cuero negro.
Fue imposible no quedarme embelesada con la vista tan espectacular que se podía apreciar a través de las ventanas panorámicas que recubrían la edificación. Poco después, aquel panorama se vio obstruido cuando un gran helicóptero negro se fue acercando lentamente, hasta aterrizar en lo que supuse yo que era un helipuerto y para mi sorpresa no me equivoqué, puesto que, Kirschtein entró a la oficina al cabo de un rato.
—Lamento la tardanza, señorita Stewart —escuché su voz a mis espaldas y puse los ojos en blanco— Surgió un contratiempo
Mi mente se generó más de un insulto en menos de diez segundos, sin embargo, me limité a mostrarle una amplia y falsa sonrisa en cuanto tomó asiento frente a mí. Al detallarlo minuciosamente me di cuenta que estaba un poco descuidado; su corbata malhecha, su cabello estaba desordenado y sus ojos estaban algo hinchados.
—Sí... Me imagino que su vida está llena de contratiempos —contesté con un tono irónico—. En fin, ¿podemos comenzar? Vamos un poco atrasados.
—Adelante.
Saqué la libreta de mi cartera junto con un bolígrafo. Algo me decía que esta entrevista no saldría bien, sin embargo, ya no había vuelta atrás.
—¿Cómo logró expandir su imperio en tan poco tiempo? Todo el mundo está sorprendido por la forma tan repentina en la que colocó su empresa en la cima.
—Mucho esfuerzo y dedicación —se colocó de pie y caminó hacia el minibar que se encontraba a unos veinte pasos de su escritorio— Tuve clientes muy fieles que recomendaron mi empresa a otros empresarios después que comprobaron la eficacia de mis servicios y fue así como poco a poco Kirschtein Enterprises se volvió tan conocida.
—Supongo que todo fue legal, ¿no es así? —mi mirada se tornó desafiante a lo que el respondió con una risa burlona.
—Por su puesto que sí —colocó una copa de vino frente a mí y tomó asiento una vez más—. Si usted lo desea, puedo mostrarle todas las facturas y contratos para que coloque en ese reportaje que todos los tramites y ventas que han sido realizados desde mi empresa han sido completamente legales.
—No hay necesidad de eso, le creo —mentí—. ¿Cómo es capaz de manejar...
—¿Sabe? Recuerdo que en uno de mis tantos viajes de negocios conocí a un hombre que tenía de mascota a una cabra —interrumpió el castaño después de darle un sorbo a su bebida—. No sabe lo mucho que aprendí de esa cabra.
Jean estaba buscando un pretexto para cambiar el tema de conversación y después de varios intentos, lo logró. Traté de retomar la entrevista durante dos o tres ocasiones, pero el se las ingenió para seguir hablando de esa maldita cabra, provocando que mi paciencia se desvaneciera en un abrir y cerrar de ojos.
Cincuenta minutos después, la entrevista acabó y no me quedó de otra más que retirarme completamente decepcionada. De camino a la editorial, me quedé pensando en las posibles amenazas que lo alertaron para cambiar de tema tan repentinamente porque ebrio o no, Kirschtein sabía a la perfección lo que estaba haciendo.
[...]
En cuanto llegué a la editorial, Erwin y Armin se sorprendieron un poco al verme tan desganada. Ambos se tomaron el atrevimiento de entrar a mi oficina con la finalidad de saber que había ocurrido en la entrevista.
—¿Y que tal? —mi asistente fue el que tomó la iniciativa de hablar.
—Patético —espeté—. El tipo se las ingenió para cambiar de tema durante toda la entrevista.
—Te dije que no sería sencillo, pero tú te confiaste demasiado, Juliette —recalcó Erwin mientras se recargaba en la pared con sus brazos cruzados— Y si me lo preguntas, siento que todo fue muy repentino. Ni siquiera te tomaste el tiempo en crear una buena estrategia para atacarlo y desenmascararlo, solo hiciste lo primero que se te cruzó por la mente y ya.
—¿Y que esperabas? ¿Qué le pidiera cambiar la fecha de la entrevista para el próximo siglo?
—Que fueses más sensata, Juliette. Te estás dejando llevar por tus impulsos y es por eso que te estás estrellando tanto —respondió con serenidad— Yo te sugiero que dejes todo esto de lado y esperes el momento oportuno para que te postules a ese cargo con un reportaje que no ponga en riesgo tu vida.
Dicho esto, Erwin y Armin salieron de mi oficina dejándome completamente sola. Quería llorar por la frustración que cargaba en ese preciso instante, pero no me lo permití porque sabía que tarde o temprano encontraría una solución.
[...]
Horas después, Erwin se puso en contacto conmigo porque quería que cubriera un evento nocturno cuya finalidad era recaudar fondos para una organización benéfica y no me quedó de otra más que ir a los regañadientes.
Como la etiqueta de dicho evento era elegante, me tocó hurgar en mi armario en busca de algo acorde a la ocasión y tuve suerte porque entre tanta ropa encontré un vestido rojo que me coloqué una o dos veces cuando mucho. Mientras me arreglaba, me percaté que tenía varios accesorios que combinaban con mi vestimenta, así que, alistarme no fue un dolor de cabeza como en otras ocasiones en las que entraba en crisis porque no sabía que ponerme.
A eso de las ocho de la noche, me fui en taxi hasta el lugar donde se llevaría a cabo el evento. Al llegar, ingresé sin problema alguno porque contaba con mi pase de periodista y sin tanto rodeo comencé a hacer mi trabajo, entrevisté a varias personas —incluyendo los organizadores, celebridades y uno que otro invitado— y cuando me di cuenta que no había nada más que hacer, pedí una bebida en la barra para luego tomar asiento mientras observaba a los demás bailar.
—No esperaba verla aquí, señorita Stewart —me sobresalté un poco al escuchar la voz de Jean.
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Buenas tardes, gente linda. Sinceramente esto no estaba planificado pero el día de ayer me llegó la inspiración y extrañamente redacté y corregí el capítulo en menos de un día. Les agradezco de antemano su apoyo y espero que la historia sea de su agrado.
Como han podido presenciar, los encuentros entre Juliette y Jean cada vez son más continúos, lo cual seguirá sucediendo en los capítulos que están por venir.
¿Les ha gustado la historia hasta ahora? Los leo.
➥ 𝐆𝐀𝐋𝐄𝐑𝐈́𝐀:
Atuendo que utilizó Juliette para la entrevista.
Atuendo que utilizó Juliette para el evento.
➥Instagram: @indrianyglazierfanfics
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