Capítulo 3: Enigma +18
〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈: 𝐄𝐍𝐈𝐆𝐌𝐀〕
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—Por supuesto que sí —una disimulada sonrisa victoriosa iluminó mi rostro— Usted indíqueme la hora y le aseguro que ahí estaré.
Era un poco difícil contener mis verdaderas emociones. Sin embargo, la satisfacción de estar un poco más cerca de aquel reportaje compensaba todo lo que se tuvo que hacer para conseguir una entrevista con Kirschtein.
—Perfecto, ¿le parece bien a las diez de la mañana?
—Me parece más que bien.
El castaño sacó del interior de su blazer una tarjeta de presentación. Creí que me la entregaría de inmediato, pero fue así, ya que se tomó unos cuantos segundos adicionales para garabatear un par de números en la parte posterior del pedazo de cartón antes de colocarla en mis manos.
—Mi asistente se encargará de agendar su cita, de todas formas, en la tarjeta usted tiene tanto la dirección como mi número de teléfono personal por si le surge alguna duda —explicó y luego de eso, la conversación se vio interrumpida por el irritante tono de llamada proveniente de su celular. Kirschtein lo sacó de su bolsillo y al ver la pantalla su semblante cambio por completo tornándose serio— Me encantaría quedarme para seguir charlando con usted, pero tengo que atender un asunto al otro lado de la ciudad.
—No se preocupe, señor Kirschtein. Mañana tendremos tiempo suficiente para conversar —respondí con un tono sereno.
Antes de abandonar la sala, tomó mi mano izquierda con delicadeza y depositó un beso en el dorso de esta. Esperé pacientemente a que todo su equipo se marchara y limpié el área que besó con la tela de mi pantalón para luego caminar hacia donde se encontraba Erwin en compañía de Armin.
—¿Dónde carajo estabas? —pregunta el rubio entre dientes y levanté la tarjeta de presentación como justificativo
—Esa entrevista no se iba a conseguir sola —guardé aquel pedazo de cartón en el bolsillo de mi abrigo y dirigí la mirada hacia donde estaba Arlet atento a cualquier cosa que pudiese necesitar en el momento— ¿Podrías pedir un taxi? Me niego rotundamente a irme en transporte público.
El rubio asintió en respuesta e inmediatamente salió de la sala para que le llegara algo de cobertura a su celular. Miré de reojo a Erwin, quien mantenía esa mirada de desaprobación y puede que también contuviese una pizca de decepción. ¿La razón? Supongo que se debía a que hice todo lo contrario a lo que él me indicó antes de la rueda de prensa, sin embargo, gracias a mi impulsividad logré lo imposible: una entrevista con Jean Kirschtein.
[...]
—¿Qué tanto ves esa tarjeta? —la voz de Erwin me saca de mis pensamientos, pero — Desde que nos subimos al taxi te quedaste analizándola como si estuvieses tratando de descubrir un enigma o algo así.
—Es que... Creí que sería más difícil conseguir una entrevista con Kirschtein. Tengo entendido que los del área de economía y política esperaron alrededor de siete meses para obtener una respuesta por parte del equipo de Jean.
—Quizá solo tuviste suerte de principiante —bromeó el rubio y yo mantuve mi semblante serio mientras miraba detalladamente la tarjeta de presentación, esperando que la respuesta a mi inquietud llegara a mi mente de forma espontánea.
—No creo en la suerte ni en las casualidades, Erwin —respondí cortante.
—Todavía estás a tiempo de arrepentirte —insistió el rubio disimuladamente.
—¿Y que te hace pensar que quiero dar un paso atrás? —volteé a verlo con indiferencia.
—Lo indecisa e inquieta que estás, Juliette... —hizo una pausa— ¿Tienes miedo?
Negué con la cabeza en respuesta.
—Kirschtein es quien debería tener miedo —le aseguré al rubio— No sabe el infierno que se le avecina.
| 𝙹𝙴𝙰𝙽 𝙺. |
—No me agrada esa mujer, Jean —dijo Levi, haciendo mención a la peligris.
—¿Por qué? —me serví un trago y tomé asiento junto al azabache.
Ackerman se quedó viéndome con incredulidad durante un par de segundos. Al confirmar que la pregunta iba en serio, se animó a hablar.
—¿Cómo que por qué, imbécil? —sabía que estaba tratando de contener las ganas de golpearme, sin embargo, le fue imposible controlar la lengua— ¿Qué acaso no recuerdas como te atacó con esa pregunta?
—Claro que lo recuerdo, pero honestamente yo no la veo como una amenaza —le di un sorbo a mi bebida.
—No la subestimes, Jean —aconsejó el azabache e inmediatamente clavé mi mirada en él con curiosidad ya que no lograba comprender la razón por la cual se encontraba tan preocupado.
Conocía a Levi desde hace mucho tiempo y sabía a la perfección que además de ser un obsesivo con la limpieza también podía llegar a ser un tanto selectivo con las personas que trataban de ingresar a nuestro entorno porque muy pocos traían buenas intenciones consigo, lo cual era completamente compresible teniendo en cuenta el negocio en el que estábamos involucrados. Sin contar que, aquella maliciosa pregunta no fue motivo suficiente como para alarmarme, dado que, los periodistas solían invadirme con interrogantes de ese tipo con la intención de hundirme.
—¿La conoces? —pregunté intrigado.
—No —tomó la taza de té que le había traído la azafata y la colocó sobre la bandeja desplegable que se encontraba frente a él—. Pero se ve que es una mujer soberbia y egocéntrica.
—Y bueno... ya que eres tan detallista, ¿qué más le viste? —enarqué la ceja con una sonrisa juguetona, pero a juzgar por la seriedad en su rostro, mi broma no fue de su agrado.
—¿Podrías poner seriedad en el asunto por una vez en tu puta y miserable vida? —espetó el pelinegro con hostilidad— Estoy hablándote de una posible amenaza y tú como cosa rara lo relacionas con algo sexual, maldito enfermo.
—¿Sabes? Será mejor que te tomes el té, estás muy agresivo —le sugerí mientras trataba de contener la risa. En ocasiones, sus comentarios llegaban a ser tan impasibles o espontáneos que la única reacción que se cruzaba por mi mente era reírme, aunque muy en el fondo sabía que Ackerman tenía razón, ya que, en los momentos más inoportunos podía llegar a tener un comportamiento muy infantil.
[...]
Me quedé un largo rato pensando en Jules. No sabía con exactitud si era su perspicacia o su peculiar cabello gris, pero algo había hecho esa mujer que me dejó tan intrigado que me costó un poco sacarla de mis pensamientos. Intenté distraer la mente un sinfín de veces, sin embargo, aquel recuerdo de nuestro primer encuentro se repitió con tanta frecuencia que tomé la decisión de ir por un trago fuerte con la intención de dejar ese asunto de lado.
—¿Vas a alcoholizarte o a masturbarte? —preguntó el azabache en cuanto se percató que me había colocado de pie, sin desviar la vista de su lectura.
—Voy a masturbarme mientras me alcoholizo —contesté en lo que arreglaba mi traje—. No me extrañes mucho, volveré pronto.
—Procura tardarte, tu ausencia me trae paz.
Reí por lo bajo ante su comentario y salí en busca del bar que se encontraba en la otra cabina del jet. Cuando llegué a mi destino, me frustré un poco al ver que no había nadie atendiendo la barra, sin embargo, estaba tan sediento de alcohol que no quedó de otra más que esperar a que llegara una azafata.
—¿Necesita algo, señor Kirschtein? —pregunta Pieck con un tono coqueto a mis espaldas e inmediatamente una amplia sonrisa se forma en mi rostro.
—A ti —me giré para quedar frente a frente con la pelinegra. Coloqué una mano en su cintura y la atraje hacia mí para luego rozar la comisura de mis labios contra los suyos con la finalidad de provocarla.
⦗TRIGGER WARNING: CONTENIDO +18⦘
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La pelinegra no pudo con la tentación y lo besó con desespero. Sus delicadas manos no se quedaron quietas, puesto que, se propuso a acariciar los hombros de Kirschtein mientras su boca se movía al compás de la contraria.
Segundos más tarde, las manos de Pieck detectan algo de rigidez en el cuerpo del castaño, así que la mujer se aparta del beso para verlo directamente a los ojos con una lasciva sonrisa que iluminó por completo su rostro.
—Está algo tenso, señor Kirschtein... —mordió su labio inferior mientras su mente proyectaba el sinfín de escenarios lujuriosos que esperaba recrear junto al castaño— Pero no se preocupe, yo me encargaré de eso.
La mujer empujó con delicadeza a Jean para que este tomara asiento en las cómodas sillas que se encontraban a sus espaldas. Una vez que el castaño se colocó en la posición deseada, Pieck se colocó de rodillas frente a él y se encargó de desabrochar su cinturón para luego acariciar con su dedo índice la erección del Kirschtein sobre el bóxer para provocarlo.
Fue difícil para Pieck contener la tentación —ya que había pasado mucho tiempo desde su último encuentro—, así que, no lo pensó dos veces antes de liberar la erección del castaño y comenzar a estimularlo con ayuda de sus manos antes de introducirlo por completo a su boca, provocando que a Kirschtein se le escapara un fuerte y ronco jadeo.
Kirschtein inclinó la cabeza hacia atrás al sentir como su pene era succionado y lamido por la auxiliar de vuelo de su jet privado, quien parecía estar disfrutando como su boca era invadida por un gran miembro. Poco después, se posicionó sobre la cabeza de Pieck para controlar e intensificar los movimientos de la joven y cuando ella logró entender el ritmo que el contrario deseaba, comenzó a realizarlos por si sola sin necesidad de ser guiada.
En cuanto Jean cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás, sintió como su mente se transportó a otro lugar. Justo allí se encontraba la peligris haciéndole sexo oral mientras mantenía el contacto visual con Kirschtein. Por alguna extraña razón, este escenario se volvió tan excitante que terminó susurrando el nombre de la periodista entre jadeos.
—¡¿Qué?! —exclama Pieck completamente desconcertada— ¿Quién carajos es Jules?
Jean abrió los ojos de golpe y se percató del gran error que cometió. Sabía que no había manera de arreglarlo, así que no esforzó en crear una excusa para que la pelinegra continuara con aquel trabajo.
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—Ya acabamos, puedes retirarte —me coloqué de pie y torpemente arreglé mi pantalón. En cuanto volteé, alcancé a ver a la pelinegra completamente enfurecida mientras esperaba una respuesta, pero ni siquiera yo la tenía.
Rápidamente me dirigí hacia el baño y lavé mi rostro con agua fría en lo que trataba de comprender como aquella mujer de pelo gris se coló en mis pensamientos.
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Buenas tardes, gente linda. Espero que todos se encuentren bien y también espero que les haya gustado el capítulo, debo confesar que estoy muy emocionada por los próximos capítulos porque se viene la entrevista. (Ɔ ˘⌣˘)˘⌣˘ C)
Hace poco una chica me preguntó que cuantos capítulos tendría NEWSPAPER y bueno está en un rango de 20-25 o 30 capítulos así que aún nos queda mucho por recorrer.
Hasta ahora, ¿cuál es su personaje favorito? Los leo.
➥Instagram: @indrianyglazierfanfics
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