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26

-Siempre he tenido la duda... ¿Cuánto ganan tus padres?-

Hermione deja de masticar el tocino que llevo a su boca. Mira por unos segundos tras mío haciéndome voltear a mirar al balcón.
Para solo subir los hombros y seguir desayunando con total comodidad en nuestro habitación temporal.

Segundo día en Sydney de la semana que tenemos disponible, despertamos con los pies adoloridos de tanto caminar el día de ayer a pesar de ser un día para nada productivo.
Al despertar, Hermione salto de la cama al ver que la hora eran las diez de la mañana. Así que perdimos parte del día.

Ahora lo que nos importa es desayunar y atrapar a sus padres en casa. Con suerte no sé asustarán de que dos extrañas irrumpan en su casa... Espero.

-No lo sé- dice tragando -¿Por qué la pregunta?-

-Estaba pensando... Ellos vinieron de Londres a Sydney, abrieron un consultorio y tienen casa. Dónde vivimos, ¿Ellos siguen pagando?-

-No. Antes de morir los abuelos ayudaron a mis papás en eso, para que ellos no tuvieran problemas a futuro por mi educación y esas cosas-

-Ah, ya... ¿Y eran?-

-Mi abuelo doctor. Mi abuela enseñaba lengua en una escuela, o algo así-

Pico el huevo estrellado con el tenedor ante tales personas.
Sabía que la familia de Hermione parecía ser lo suficientemente culta como para que ella fuera un ratón de biblioteca, ¡Pero no a ese nivel!

Según lo que he visto en televisión y leído,  como mínimo sus padres deberían poder hacer varios viajes al año para solo verla.
¿Siquiera por qué pienso en eso? Ya sé que actualmente soy la viva imagen de una vaga sin futuro. Espera, ¿¡Tengo futuro siquiera!?, ¿Qué les diré a sus padres cuando los conozca?

"Hola, soy Bellatrix Black. Una criminal de guerra en rehabilitación que vive con su hija y que se la come hasta con la mirada. No tengo empleo y mi educación no funciona en nada para el mundo Muggle"

-¿Estás bien?- pregunta Hermione.

-¿Si?-

-Te hundiste en la silla y murmurabas algo, ¿Segura?...-

-Estaba pensando. Hoy le regresarás la memoria a tus padres- Hermione se encoge en la silla a lo acordado -Lo harás-

-Si, Bella-

-Como decía: Hoy conoceré a tus padres. O talvez mañana dependiendo que pase, pero... ¿Qué les diré?-

-¿Qué eres Bellatrix Black?-

-¡No! Tú lo dices así por qué me conoces y el nombre Black también, pero a sus ojos seré una vividora-

-oh- susurra Hermione -¿Si sabes que Harry me da dinero, verdad?-

-No entiendes- me levanto de la mesa y me acuesto una vez más en la cama. Escucho a Hermione levantarse  para momentos después el colchón se hunda a mi lado y sienta sus dedos frotar mi cabeza -Soy un fracaso- digo aún sin verla -Tengo 48 años y pase gran parte de mi vida adorando a un calvo. No tengo nada... Regresarás a Hogwarts y está burbuja se romperá, notarás al instante que no soy buena para ti en nada. Y yo...-

Sostengo las palabras en mi boca, mueren en la garganta antes de siquiera ser formuladas en la mente.

Cierro los ojos disfrutando el tacto de Hermione. Por segundos me miento diciendo que todo irá bien, que a la larga seré algo para ella, alguien de quien no tenga dudas en presentar y adular.

En los libros, televisión, radio y personas lo saben. A vista de otros, incluso la mía. Soy un caso perdido y un lastre.
Algo que arrastra Hermione, así empezó esto, ¿No?
Siendo su carga, un rastre para ella.

"Hola, papás, les presento a Bellatrix Black. Ella vive conmigo, no tiene ingresos, no tiene nada, incluso su ropa es comprada por mí"

-¿Desde cuándo piensas eso?- habla finalmente sin detener sus caricias.

-Después que nos besamos la primera vez. Pensé en algo así, sabes que tengo razón. No tengo nada que ofrecerte-

-Bella, no digas eso-

-Sabes que es verdad- la detengo. Me siento en la cama para verla, ella toma mi mano apenas tiene la opción -No puedo ser de ayuda de forma mental. ¡Te torturé! Económicamente soy un fracaso, socialmente ni se diga. Pasando el año no sé que haré. Y cuando regreses a Hogwarts estaré perdida-

Hermione toma mi mentón, me obliga a verla.
Sus brillantes y llenos de vidas orbes color café hipnotizan mis sentidos y hacen el mundo tiemble, el infinito de su iris me absorbe en un calmo y personal edén.

-Ya hemos tenido conservaciones así- acaba con la magia tras picar mi frente con fuerza.

-¡Oye!-

-Escucha. Bellatrix, cuando acabe el año tendrás la mitad de la fortuna Black y libertad. Podrás hacer lo que quieras en el mundo Muggle-

-Pero-

-Ve esto como una transición. Estás esperando porque no tienes de otra, estás atada de manos. ¿Qué te gustaría hacer con tu dinero?-

-¿Mi dinero? No sé...-

-Tienes tiempo Bella, tendrás mucho tiempo para encontrar lo que quieras. La vida no es una carrera, todos tienen lo suyo a su momento y hora. Y no, no estoy contigo por obligación... Al inicio si- admite eso último haciéndome reír -Lo que quiero que sepas- dice acunando mi cara en sus manos -Es que me enamore de ti, de poco en poco. Claro aún hay cosas que trabajar para las dos, pero eso no borra lo que siento por ti, porque te amo. Y la clara muestra es que tuve que soportar a Rita Skeeter-

-Soportaste a Rita Skeeter- repito con una sonrisa -Te traigo loca, ¿Verdad?-

-Si, lo haces-

Hermione junto nuestros labios con brusquedad, la fricción entre ellos era impropia en todo sentido y eso estaba bien.
La humedad de nuestros alientos calentó el pequeño espacio entre nuestros labios y nariz, me aparté apenas solo para volver a ser atacada, su lengua acaricio la parte baja de mi labio en permiso.
Permiso dado sin duda alguna, nuestras lenguas danzaban una sobre la otra, Hermione no deja lugar sin exploración.

-Bella- susurra entre besos, sujetado con fuerza mi cabeza, casi como si fuera a enterrar sus uñas.

-¿Si?- pregunto tratando de ahogar el gemido que florece en mi garganta.

-Te amo-

Y vuelve a besarme con desespero.

......

-Y... Aquí estamos- dice Hermione mirando la puerta blanca con una pequeña ventana en el centro.

La casa es roja, dos buenos pisos, gran patio con una cochera abierta mostrando dos autos.
Un árbol da una buena sombra para la aún iluminada calle.

El sol comienza a esconderse, y desde hace quince minutos que Hermione no mueve un dedo.

-Bonita casa- intento dándole un empujón -¿Hermione?-

-Debemos irnos, ahora- y comienza a caminar sentido contrario a la puerta.

-¿Qué?, ¡Espera!- grito corriendo a por ella. Sujeto con fuerza su brazo y señalo la casa -Debes hacer esto Hermione, de una vez por todas-

-Debemos irnos Bellatrix, no, solo. No es momento, no ahora-

-¿Y cuándo será "hora"? Dime, ¿En diez años, en quince, en veinte?- Hermione mira hacia la casa y niega.

-Tienen vida. Ellos... Bella-

-Hermione tienes que ir, debes verlos una vez más. No estás haciendo ningún bien al querer alejarlos. Si, ellos no sabrán, pero, ¿Tú? Sufrirás toda tu vida- sujeto su mano y la beso con fuerza -Debes ir. No quiero que sientas la misma perdida que yo, no quiero eso Hermione-

-¿Y si no funciona?-

-Nada que la magia no pueda resolver- respondo besando su mejilla.

Asiente con un temblor, caminamos lentamente hasta la puerta blanca.
Se queda quieta una vez más en el pórtico de la entrada, sujeto con fuerza su mano, tratando de tranquilizarla aunque por dentro yo sea un mar en plena tormenta con su oleaje de metros.

Pero ella no necesita eso... Si mi padre me viera, estando así por una "sangre sucia" por una nacida de Muggles.

"Toc... Toc... Toc"

Tres veces toca la puerta. Entre cada toque hay tres segundos de diferencia.
Mi agarre flaquea, pero en otra demostración Gryffindor ella la sujeta con la fuerza que perdí.

Escuchamos pasos, escuchamos la voz de una mujer.
Escuchamos la puerta siendo abierta en un sonido que parece lento y eterno.

-Diga- llama una voz parecida a la de Hermione. Frente nosotras hay una señora con cara cansada y gentil, su cabello corto llega por sus orejas en un corte podría decir casi que de hongo, en su cabello hay comienzos de canas. Por segundos recuerdo a mi madre, si. No tuvimos la mejor relación, pero por alguna razón... Siento hay ese "destello" nostálgico. Bueno, después de todo los Dementores comieron de más -¿Si?-

-Hola- saluda Hermione arrastrando sus palabras, muriendo el sonido de su voz en un murmullo. Se le queda viendo a su madre, perdida en sus ojos.

-¿Disculpa?-

-Perdone, señora Wilkins- intervengo -Verá, estamos buscando al señor Wilkins-

-Oh, espere- dice dulcemente. Cierra la puerta y escucho se aleja.

-¿Qué pasa?-

-No lo sé, yo...- busca en su pantalón y me entrega su varita -Hazlo tú. Por favor Bella, no podré-

-... Usaré magia solo para entrar. Los pondré en su sillón y los detendré lo suficiente como para que les regreses sus recuerdos. No sé que contra hechizo tendrás, y no me arriesgaré así, ¿Entiendes?-

-Sí...-

Se abre la puerta y aparece un señor. Claramente su padre, lleva anteojos y mira con seriedad a las dos extrañas tomadas de las manos en la puerta de su casa.

-¿Quiénes?-

-¡Petrificus Totalus!- su padre deja de moverse, lo jalo con fuerza siendo seguida. La señora Granger tiene todas las intenciones de gritar, pero soy más rápida y hago caiga contra la alfombra. Los elevó para arrastrarlos hacia el sillón, bajo las cortinas de un movimiento y entrego la varita -Hazlo-

-Bella...- susurra Hermione viendo a sus padres.

-Solo están petrificados. Cuando acabes regresaran a la normalidad, vamos. Hazlo-

-Pero, ¿Y si fallo? No. No quiero eso, Bella... Si fallo ellos nos regresaran, ¿Y si no funciona siquiera, si el daño que les hice fue irreparable?-

-Oye, mírame- la obligo a dejar la vista de sus padres petrificados -No es momento de dudar. Para nada, eres Hermione Jean Granger. La chica dorada, la que mantuvo con vida a Potter y a su amigo idiota, la que logro que los Mortífagos no los encontrarán y la que logro que Bellatrix Lestrange pasará de una loca desquiciada a la persona que quiere estés con tus padres una vez más, ¿Entiendes?-

-¿Si?-

-¡No es pregunta, hazlo!-

Hermione camina hacia ellos, pone la varita frente a estos y susurra.
Susurra dos veces mientras que un hilo de plata sale de la punta e ilumina sus frentes.

Lleva la varita a su frente, luego a la de ellos. Así un par de veces hasta que se aleja. Cierra los ojos y dice:

-Finite Incantatem-

El cuerpo de sus padres se relaja, solo para que den un par de saltos en el sillón.
Hermione toma con miedo mi brazo, entierra sus uñas en él ante la falta de movimiento de los señores Granger.

En la frente de ellos aparece una vez más el brillo de plata y se extingue lentamente al igual que la poca luz de tarde que entraba a la casa.

-¿Hermione?- pregunto viendo a sus padres.

-No, no- susurra -Debe funcionar, Bella. Ellos...-

Ambos nos ven detenidamente, miran su alrededor, se miran entre ellos y fruncen el ceño con total confusión.
Hermione da un paso atrás, el miedo transpira por su cuerpo y yo me estoy temiendo lo peor.

Pero.

-¿Hermione?- pregunta su padre tocando su cabeza como si se hubiera dado un golpe.

-Papá- murmulla ella. Y salta a sus brazos.

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