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25

-Debemos hacer una lista- dice una emocionada Bella saltando con su equipaje en la mano.

Un largo viaje acabó dejándonos en el aeropuerto de Sydney en dónde un mínimo de cinco personas nos recibieron con un repetitivo: "Bienvenidos a Sydney"

Al principio eso estuvo bien, pero después de comprar algo de tomar en una pequeña tienda y o algo de comer en otro y repitieran lo mismo... Cansa.

Pero eso no pareció importante para Bella pues está embelesada mirando el domo sobre el techo, los azulejos blancos que hacen reflejen su aspecto Muggle de jeans y blusa negra junto a un intento de cola de caballo hecho por mi parte.

Mira cada tienda por la que pasamos, señala toda escalera eléctrica que ve y las cientos de pantallas cada una con canales diferentes que no tenemos en casa.

Incluso el dolor de cabeza que se presentó a finales del viaje desaparece con solo verla y emocionarse con lo más simple.
Pensé que, al conocer el aeropuerto de Londres. Este seria uno más para ella, pero nada más alejado de la realidad.

Supongo que pasar toda la vida en Gran Bretaña y Azkaban hace que uno se emocione a lo nuevo, se haya visto o no.

-¿Una lista?- pregunto saliendo por las enormes puertas eléctricas mirando los taxis haciendo fila, Bella da un paso a estos, pero la detengo guiándola hacia el estacionamiento -Nos quedaremos en un hostal mágico-

-Entiendo- susurra divertida. Levanta la cara al cielo azul y despejado, después mira su blusa -Me arrepiento de usar negro ahora, hace calor-

-¿Qué esperabas? Pero me decías de una lista, ¿Eso?-

-¡Cierto!- grita riendo -Una lista de cosas hechas. Digo, nos preocupamos por muchas cosas, pero no vemos los avances - Bella deja de andar para comenzar a contar con sus dedos -Teníamos; El "misterio" del ministerio. Eso sonó bien... Descubrir quien nos quería joder, tus padres lo cual está en desarrollo. Nos deja llegar al año para ser libre y después veremos qué pasa-

-Demasiado optimista- digo comenzando a caminar -¿Crees que acabo lo del ministerio?-

Bella parece pensarlo. Deja de ver hacia el frente para ver el camino algo desgastado del estacionamiento al aire libre. Suspira y niega.

-No. Estarán en una prisión o algo así, pero si conozco algo del ministerio es que está lleno de corrupción. Son magos que tienen lo que quieran con mover un dedo, dudo se dejen atrapar así porque si-

-Sí, pensé lo mismo- miento con una ola creciente de pánico al recordar quinto año en Hogwarts.

Caminamos en silencio lo que queda del pequeño tramo, el buen ánimo quedó eliminado por completo con una simple pregunta.

Sin duda soy buena para leer el ambiente y decir lo ideal.

Detengo a Bella frente a una camioneta vieja llena de óxido color "rojo" si se le puede decir así a lo que queda del color que parece estar en una transición del rojo al rosa y del rosa al blanco.

-Es el Traslador- explico tomando las maletas y acercándome a la "batea" de la camioneta -Narcissa me ayudó a hacer una reservación, ella me explico- Bella asiente y ambas subimos las cosas a la batea para luego sentarnos en esta.
Un tirón y líneas mal trechas de nuestro alrededor aparecen y desaparecen en segundos para quedar frente a un edificio pequeño.
Seis grandes ventas con cortinas blancas moviéndose conforme al aire en cada una, el color crema del edificio da una pequeña sensación de calma a demás de la puerta de madera negra adornada con plantas que la abrazan nacidas de macetas alejadas de ella haciendo una especie de arco.

Miro alrededor viendo magos caminando como si nada. La mayoría no usa túnicas, de hecho incluso parece ser ropa Muggle.

Supongo que ante el calor y comodidad se tragan su orgullo.

Entramos arrastrando las maletas. Bella no dice nada, pero la cara al ver el recibidor hace crea lee mi mente pues solo hay una palabra: Bello.

Dos grandes muebles del mismo color que la puerta en madera y de cojines azul lago forman un semi círculo, frente a ellos una mesita llena de cristales de cuarzo que crecen a la par de una planta de pétalos violetas y tallo rojo que estoy segura solo Neville conoce.

El piso de madera blanca en dónde cada cruce se parte en equis que conectan con otras más, un mostrador caoba siendo atendido por una bruja. Y sobre nuestras cabezas telas azules de dónde cuelgan linternas de gas encendidas sin miedo alguno.

-Vaya- es lo único que dice Bella.

Después de presentarnos ante la bruja que nos guio con ayuda de una elfa doméstica de nombre "Sarín"
Nuestra habitación fue presentada tras la puerta con el número 3.

-Deben usar magia, pero no sé de qué tipo- se queja Bella lanzándose a la enorme cama que es el centro de la habitación. Una pequeña mesa con un libro sobre esta, un baño en el fondo y dentro la fachada paso de ser simplemente madera a tener granito tallado como base de la cama y de un sillón, un closet, un ventilador de techo girando sin tambaleo y para nada olvidar el balcón que da a la calle, el cual la única privacidad que da es ser tapado por dos cortinas largas blancas.

-Es un bello lugar- digo acostándome a su lado -¿Viste que las brujas y magos de aquí visten como Muggles?-

-Lo noté- ahoga su voz bajo la presión de la cama. Mueve su cuerpo para quedar boca arriba y estira el cuerpo -Al final la carta era verdad. Veré más del mundo Muggle y mágico-

-No sé cómo Narcissa consiguió algo así en tan poco tiempo-

Un crujido nos alertó, alzamos las miradas y vemos a la elfa con una canasta llena de Muffins.

-Cortesía de la casa- y desaparece dejando una carta junto a la canasta. Bella se arrastra y la toma para comenzar a reír después de un tiempo.

-¿Qué es?-

-Nada- responde sin dejar de reír -¿Ahora soy la señora Granger?-

-¿Qué?- pregunto nerviosa. Tomo la carta y leo:

"De parte del hostal Sealkies agradecemos hayan optado por nuestros servicios para celebrar su luna de miel.

Que todas las bendiciones caigan sobre sus vidas y tengan un próspero matrimonio"

-... ¿Qué es esta mierda?- digo viendo a Bella comer con tranquilidad de los Muffins.

-¿Qué?- dice dando un mordisco -Cosas de Cissy-

......

La noche nos alcanzó al final, en un inicio teníamos planeado solo ir donde los padres de Hermione.
Pero ella lograba encontrar una forma de retrasar el encuentro, admito las dos primeras veces me tomo con la guardia baja al estar en un lugar nuevo.

No es por menos.
Los edificios, las personas, la zona mágica totalmente diferente a lo que he estado acostumbrada. Todo tan atrayente y distractor como ver a un mago caminando junto a un canguro.

Y está bien al inicio, tal vez unas dos o tres horas, o incluso que Hermione me dijera que desconoce su verdadero paradero.

Pero no es así.
Ella sabe perfectamente en dónde no solo se encuentra su clínica dental sino la  casa que ellos compraron. Básicamente ella los "programó" para tener ciertas actitudes en caso de tener que venir por ellos cuánto antes.

¿Y como sé eso? Porque ella misma lo dijo en la hora de la comida, mientras las dos degustamos filetes con ostras junto a una salsa de nuez exquisita que me hizo sentir cuando aún era una millonaria loca y no solo una loca.

Ahora. A las 11 de la noche y después de miles y miles de vueltas y evasiones regresamos al hostal para descansar.

Cuando entramos a la habitación Hermione corrió al baño dejándome sola con mis pensamientos.
Miro la canasta con los pocos muffins que quedaron y sonrió con amargura a la cruel broma de Cissy.

Camino al balcón y dejo que el aire frío de la noche congelé mis mejillas.
En la tarde no vi bien la vista. Debo admitir que está bien ubicado el edificio pues es en el inicio de una bajada, o sea que podemos ver la calle hacia abajo y tenemos un panorama medianamente limpio de distracción o de vecinos de edificio.
Tal vez en los otros dos pisos de arriba se vea mejor, pero eso no lo sé. Escucho un débil oleaje por lo que tal vez estemos cerca de una de las tantas playas, o pude sea magia.

De igual manera me relajo, recargo mis brazos en la loma de piedra del balcón.

-Tantos años desperdiciados- me digo cerrando los ojos y volviendo a Azkaban, los abro de nuevo y más calma, los cierro y veo a Voldemort sonriéndome tras mi liberación.

-¿Bella?- pregunta Hermione sacándome de mi mal recuerdo -¿Estás bien?-

-Si- miento -Solo, estaba pensando... Australia. Sydney, muy lejos de casa, ¿Verdad?-

-Demasiado- Hermione mueve su varita y dos sillas llegan flotando. Ambas nos sentamos al lado de la otra y nos centramos en la noche apenas estrellada pues las luces de la ciudad las ahuyentan.

Volteo a verla, una sonrisa cruza mis labios al ver su pijama consistente en un pants gris y una blusa deslavada azul.
Según ella es cómodo.

-Bella- dice mirándome. La pena cubre su rostro, niega y extiende su mano. Obediente la tomo para que ella entrelace nuestros dedos.

-¿Si?-

-Tenía miedo. Tengo, después de todo aún lo tengo-

-Tus padres-

-Sí... Lo que dijiste en el avión fue cierto, pero incluso así. Es complicado-

-No borraste sus memorias. Solo las alteraste, regresarán a la normalidad. Créeme, y si no quieres hacerlo tú. Puedo hacerlo yo, solo usaré Oclumancia y listo. A la normalidad-

Hermione sonríe, con un pequeño brinco haciendo que la melancolía escurra por su cara.

-Lo haces sonar tan fácil. Lo es, en parte-

-Hermione no sé que más decirte- admito tomando con fuerza su mano -No soy buena dando ánimos, eso se nota- ella suelta una débil carcajada -¡Sabes que es verdad! Me dijiste las razones de tu miedo, y están justificadas. Pero eres Hermione Jean Granger, la heroína de Gran Bretaña, la chica del trío de oro- alzo un poco la voz, con emoción. Hermione no despega sus ojos de mí y eso es buena señal -Ya enlisté lo que eres y has logrado. Eso tú lo sabes de sobra, lo que quiero es que todo ese valor que mostraste todos esos años y el mismo valor que tienes como para tomar la mano de la Mortifaga que te lastimo, lo uses para ver a tus padres. Hermione, ellos tienen derecho a saber quién eres, que eres, que has hecho-

-Bella...-

-Quiero que ellos vean a la mujer que amo. La chica rara que movió todo el mundo mágico por un juicio, la misma que hizo que un Mortífago quiera ver el mundo Muggle-

-Es mucho, Bella. Esto es... Demasiado. Tengo la capacidad, pero mis manos temblarán y mi voz desaparecerá cuando los tenga de frente-

-Dejame ayudarte entonces- pido besando sus nudillos.

Hermione pasa su mano en sus ojos, no llora pues está sonriendo.
Asiente un par de veces antes de soltarme y levantarse, mira hacia el frente, a la vista del balcón.

-Siento que han pasado años-

Le sigo, me cuelo entre sus brazos haciendo que ella me abrace desde atrás.

En un total silencio Hermione besa mi cabeza. Me relajo en sus brazos y dejo que el frío de la noche cale entre mis huesos.

-Estaré contigo- susurro tomando su mano.

-Lo sé, Bella. Lo sé -

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