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Vigésima cuarta Flor

Al llegar al departamento, HoSeok vio al chico entrar a la habitación que le asignó como suya mientras estuvieran en la ciudad sin dirigirle la palabra justamente como en el hospital, donde al regresar al estanque, siguió con la terapia de manera casual, hablando con KiHyun, pero no con él.
Agradeció que su amigo no cuestionara y se mantuviera al margen, de haber sido lo contrario no estaba muy seguro de como plantear la situación con su paciente.

Esperó en el living alguna señal de que HyungWon regresaba, pero nunca pasó en el trascurso de dos horas. Tampoco hacía ningún tipo de ruido lo cual comenzaba a alterar los nervios del enfermero.

Lo hacía sentir solo después de tanto tiempo estando en compañía de SoYou y el Chae menor a pesar de no ser el momento para pensar en sí mismo.

Dándose ánimos mentalmente, caminó hacía la habitación de Chae pensando en cómo podría abordar el tema. Uno que nunca creyó tener que tocar.

Su mente no estaba preparada para una historia tan íntima tras el accidente y aunque no quería verse afectado lo estaba.
Saber que HyungWon sufrió una perdida tan valiosa le era doloroso también.

—¿Puedo pasar? —Pidió después de tocar la puerta. Escuchó un ligero "adelante" que le recordó a los primeros días en la casa Chae cuando entraba a la habitación del más joven.

Lo encontró sin hacer nada, con manos en el regazo y la mirada en la pared, con aburrimiento... Casi igual al primer día que se conocieron.

—Sé que no quieres hacerlo... Pero no es bueno que sigas cargando con todo eso tú solo.

—Estoy bien. —Respondió con voz suave. —Solo reflexionaba un poco.

—¿Cómo era él? ¿Divertido? ¿Estudioso?

—HoSeok–ah...

—Anda, puedes hablarme un poco. Prometo no decir nada a nadie.

Su paciente lo miró unos segundo antes de suspirar lentamente, casi sonando derrotado.

—Era una persona bastante sencilla. —Dijo HyungWon de la nada mirando la ventana posicionada a espaldas de HoSeok quien lo miró con suma atención sabiendo que su rostro preocupado hizo hablar al otro. —También era mayor que yo. Llegó a la casa de HyunWoo cuando aún era mi vecino, ambos estaban en su segundo año de preparatoria, yo aún estudiaba en secundaria... Desde el momento en el que HyunWoo lo presentó, me agradó su forma de ser; era honesto, directo, pero al mismo tiempo abstracto. Su forma de pensar era un mundo completamente nuevo y yo siempre estaba dispuesto a escuchar cada palabra que tenía que decir.

—¿Cómo era? Me refiero a... Físicamente. —Se atrevió a preguntar al ver los ojos de HyungWon brillar nuevamente. El menor sonrió de manera tenue.

—Para mí... Hermoso. No tiene nada que ver con HyunWoo. Su piel era blanca y había muchos lunares por su cuerpo delgado. Uno muy distintivo era el que tenía en la mejilla izquierda, ese era mi favorito. Sus ojos eran castaños y de una forma almendrada... Una belleza etérea. Pasó poco tiempo para que me diera cuenta de esa atracción que tenía por él. Pero al mismo tiempo me daba miedo mostrarlo.

—¿Por qué?

—YeongJi me trataba de manera protectora, a pesar de que sabía que él nunca me lastimaría o se alejaría, mi timidez era más al saber que HyunWoo estaría cerca y podría escucharme... Puede llamarse suerte o de otra manera, pero HyunWoo comenzó a pasar más tiempo con amigos y YeongJi se quiso encargar del huerto de la preparatoria por sí solo, por lo que cada vez pasábamos más tiempo en privado y una especie de rutina se formó entre nosotros; Cuando terminaban las clases, yo corría hasta la preparatoria y pasaba la mayor parte de la tarde ayudando a Yeong cuidando las flores, después el me llevaba a casa siempre esperando a que mi madre estuviera, de lo contrario esperaba conmigo hasta que ella regresaba del trabajo. Fue hasta casi medio año que tuve el atrevimiento de decirle lo mucho que me gustaba.

HoSeok trató de imaginar a un pequeño HyungWon confesándose a aquel joven del que hablaba con tanto ímpetu. Una sonrisa tierna se dibujó en su rostro al tener la imagen presente. —¿Correspondió tus sentimientos? —Volvió a preguntar ligeramente emocionado. El más joven solo alzó los hombros en respuesta.

—Me regaló una camelia cuando terminé de hablar. Me dijo que las camelias eran sus flores favoritas y no le gustaba compartirlas con muchas personas. Nunca hablamos de eso después, pero de alguna manera sabía que algo había cambiado.
Era más cariñoso, trataba de estar conmigo el mayor tiempo posible y también me invitaba a muchos lugares. Yo correspondía a esos afectos confiando en él y unos meses después HyunWoo parecía estar al tanto de lo que fuera que tuviera con YeongJi. Estábamos casi todo el tiempo juntos y mi madre creía que estaba desplazando a HyunWoo como mejor amigo por Yeong, así que me dejaba salir con él... Todo estaba muy bien entre nosotros y no parecía querer terminar pronto... Cuando mi entrada a la preparatoria estaba cerca él se había graduado y me dijo que no se iría a Seúl como estaba planeado. Quería quedarse conmigo y dar un siguiente paso cuando cumpliera mi mayoría de edad.

—¿Te refieres a compromiso?

—De alguna manera lo era para él. Quería que viviéramos juntos después de hablar con nuestras familias y él me apoyaría en los proyectos a futuro que tuviera. Acepté sin pensarlo mucho. Sin embargo, fue justamente en la preparatoria cuando todo sucedió.

—...No debes hablar de eso si no quieres HyungWon. —Dijo sabiendo que el menor aún tenía problemas para hablar de ello. Ya había hecho mucho y, sin embargo, Chae siguió con la mirada ligeramente baja.

—Cuando inicié la preparatoria, Yeong decidió comprar una motocicleta, estaba trabajando en una florería que se hallaba a casi final del distrito por ello le resultaba practico para viajar del trabajo a casa. También para ese tiempo de vez en cuando salía a fiestas con los compañeros de mi clase, me gustaba ir a bailar y si llegaba a ser muy tarde, YeongJi iría a buscarme para regresar a casa.
Fue casi a finales de mi tercer año. Habíamos tenido una ligera discusión sin sentido. Él quería decirle a mi madre de lo nuestro lo antes posible, pero me negué, no hasta que estuviera graduado y consiguiera un ahorro esperando cualquier reacción posible. Me sentía enfadado y estando en casa tampoco podía pensar claramente sabiendo que Yeong estaba a unos pasos de mí. Acepté una invitación a una fiesta cerca de la carretera y fui junto a algunos otros compañeros en el auto de alguno. Irresponsablemente me alejé de la persona que nos había llevado y cuando quise marcharme él ya se había ido. No me quedó de otra más que llamar a YeongJi.
>>Cuando llegó volvimos a discutir. No dejaba de decirme lo preocupados que estaban por irme sin avisar. Quise ignorarlo, pero cuando subimos a la moto y comenzó a andar seguimos con lo mismo y llegó un punto en el que me sentí frustrado. Comenzamos a gritar aun andando... Estando en la parte trasera hice la tontería de empujarlo... Y perdió el control en la carretera... Lo último que recuerdo es a YeongJi gritándome que colocara bien mi casco y el cómo la moto fue al carril en sentido contrario. Después de eso vagamente tengo en la memoria cuando desperté en el hospital sintiendo dolor en todo lugar menos en mis piernas y cuando estaba completamente en mis sentidos, el padre de YeongJi me dijo que él había fallecido al instante en cuanto impactó contra la camioneta frente a nosotros...

Impotencia.

Era lo único que había en su cuerpo que temblaba ligeramente sintiéndose pesado, sin ganas de moverse. ¿Qué se supone que podría decir ante eso?

Le dolía, porque HyunWoo y HyungWon han estado cargando con ello por casi tres años sin contarle a nadie más. No se podía imaginar cómo reaccionaría si él estuviera en tal situación.

YeongJi se había llevado una gran parte del Chae menor consigo, una que tal vez HoSeok jamás tendrá la oportunidad de conocer.

—¿Por eso te negabas a hacer las terapias en un inicio?

—Pensaba que era un castigo, perder la habilidad de caminar era lo menos que merecía por hacer que una familia perdiera a su hijo y en mi caso, perdí a algo tan valioso como lo sigue siendo.

—Eso no es...

—¿Mi culpa? —Cuestionó con crudeza mirándolo fijamente. —HyunWoo y sus padres dijeron lo mismo y sin embargo eso no me hacía sentir tranquilo. Si, fue un accidente, pero uno que causé yo... Por eso no sentía que merecía estar bien, me molestaba que trataran de animarme y que nunca mencionaran a Yeong, como si fuera tabú hablar de él. Yo no necesitaba eso.... Y después llegaste tú a casa.

—Pero fue HyunWoo fue el que te convenció para aceptar el tratamiento. —Recordó con una sonrisa derrotada sintiendo como la tensión poco a poco disminuía. —No quiero ser entrometido, pero... ¿Cómo cambiaste de opinión?

—No lo sé realmente. Sabía que lamentarme y tener lástima no iba a traerlo de vuelta, por ello decidí mantenerlo siempre en mi mente y cuando HyunWoo fue a visitarnos, me di cuenta que estaba perdiéndome muchas cosas; su ascenso en la industria, los logros de mi madre y estaba perdiendo parte de mi vida. Cuando HyunWoo fue a despedirse, dijo que YeongJi nunca estaría en paz sabiendo como yo mismo me torturaba... Eso y el hecho de que aún tuvieras esperanzas en mí fue lo que terminó por hacerme decidir que quiero no solo pensar a Yeong cuando miro una camelia.

El menor lo miró de nuevo después de que sus ojos vagaran por toda la habitación. HoSeok no perdió ningún detalle de esos movimientos y algo dentro de sí, le daba la sensación de que HyungWon se había quitado un peso de encima... Parecía más liviano.

—HoSeok–ah. —Llamó al enfermero cuando este se perdió en sus pensamientos. —¿Me ayudarás a darle a las camelias otro significado?

¿Por qué mi corazón late tan rápido? Se preguntó observando aquellos ojos que sin quererlo se volvieron su adicción, tan atentos a su persona como nunca antes lo sintió y quiso saber que era lo que pasaba por aquella mente.

La mente de un chico que perdió a su primer amor y casi se destruye a si mismo por eso. Un chico que decidió dar otra oportunidad confiándole algo tan íntimo... Un chico hermoso por fuera y por dentro que solo necesitaba a alguien a su lado.

—¿Estás seguro que quieres que yo sea esa persona?

—Eres el único que puede hacerlo. —Aseguró determinado. —No hay nadie más a quien pueda confiarle esto. Ni siquiera a HyunWoo.

Asintió, con la cara caliente y las orejas rojas observando de manera discreta la sonrisa del menor, una sonrisa que achicaba sus ojos de manera tierna dejando que pequeñas arrugas se formaran al lado de estos.

Quiero verlo así hasta el día que muera.

—Hagamos nuestro mejor esfuerzo para hacer sentir orgulloso a YeongJi. —Exclamó emocionado antes de que terminara embobado de nueva cuenta.

Aquella pared que HyungWon se esforzó en crear para resguardarse de todos por miedo, ya no existía.

HoSeok se encargó de luchar contra ella y estaba orgulloso de poder decirlo. Ya no había nada que hiciera sentir solo a su menor.

Ahora lo acompañaría en todo momento.

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