11
Porque sé que soy adicto a tu drama. Cariño, aquí
vamos de nuevo.
-Louis Tomlinson ft. Bebe Rexha
(Back to you)
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-¿Qué estás haciendo aquí? -Mark fue el primero en hablar, casi gritándole al pelinegro, pues no ha querido acercarse demasiado al lugar donde se encuentra sentado.
Johnny sonríe al escuchar su voz, jugando con su trago sobre la barra, aún sin observar a Mark. El menor bufa, acercándose un paso para volver a realizar la pregunta.
-¿Qué estás haciendo aquí, Johnny?
-Oh, lo siento. ¿Estabas hablando conmigo? -pregunta sarcástico girando un poco su cuerpo hacia Mark, su sonrisa se hace más grande al comprobar que aquél chico que mencionó Taeyong por teléfono, si era su lindo rubiecito.
-Ese hombre me dijo que tu me esperabas. Si solo se trataba de una broma, es mejor que yo...
-Te ves bien -interrumpe el mayor, haciendo que el rubio trague nervioso al escuchar el tono grave de su voz -Dios, te ves hermoso.
Su cuerpo se ha quedado inmóvil, sus mejillas se han tornado carmesí y su labio inferior es atrapado entre sus dientes en cuanto ve a Johnny levantarse. Quiere alejarse, en verdad desea hacer que sus piernas obedezcan para poder irse, pero no puede.
-No te acerques, por favor.
-¿Ya no me quieres, Mark? -Johnny susurra sobre su oído, cuando se acerca lo suficiente -Dímelo, dime que no y me iré de tu vida para siempre. Si no es así, cállate y baila conmigo.
Al no obtener respuesta, Johnny aprisiona su muñeca, tirando de él hasta adentrarse entre la multitud que hay en la pista. Mark trata de no pensar en el extrañamente reconfortante tacto en su muñeca, sintiendo como las personas golpean su cuerpo conforme van avanzando.
Pero Johnny no se detiene en la pista, en cambio, arrastra a Mark hasta otro lugar. La música se escucha lejana desde ahí y solo cuatro paredes abarcan su vista cuando el pelinegro abre una puerta en la parte trasera del club.
-Dijiste que...
-Perdóname
-¿Qué?
-Estoy estúpidamente enamorado de ti, joder, te extraño como no tienes idea. Soy un idiota, lo sé. Jodí lo que teníamos, estoy consiente de ello. Perdoname Mark, por favor, vuelve conmigo. -las palabras salen casi suplicantes, Mark siente que en cualquier momento las lágrimas aparecerán y aunque no puede responder con palabras por el nudo en su garganta, su cabeza se mueve en negación -Mírame -pide el mayor al ver como Mark agacha la cabeza. Se acerca, elevando el mentón del menor para verlo a los ojos, puede ver como el rubio suplica con ellos y sus propios ojos se humedecen al saber qué es lo que pide.
Se aleja, tratando de no ceder ante los impulsos que surgieron desde que volvió a verlo. Sus manos se vuelven puños y su mandíbula se tensa -Cuando mi padre murió... -empieza, sin embargo se detiene en cuanto lo hace, escuchando preocupado los sollozos que libera Mark.
-No sigas, por favor... Basta, Johnny. No volveré a lo mismo, no quiero.
El pelinegro no tarda en abrazarlo, llevando una de sus manos hasta la nuca del menor, mientras que la otra sostiene su espalda baja. El rostro del rubio a quedado en su cuello, sintiendo como las manos del mismo se niegan a tocarlo. Johnny presiona el cuerpo esbelto en sus brazos con un poco más de fuerza, intentando hacer que su bebé se aferre a su cuerpo como el quiere que lo haga.
Cuando por fin puede sentir como Mark se aferra, su corazón late con fuerza al escuchar lo que susurra -Ya no te quiero.
-Eso no es cierto -murmura en respuesta.
Las manos de Mark se mueven por sí solas, sosteniendo el rostro de Johnny en sus manos cuando éste lo besa. Sus bocas se mueven en sincronía, jugando entre sí para dominar el beso, siendo Johnny el ganador.
Sin poder evitarlo, el mayor acorrala a Mark, besando con fervor la boca contraria mientras sostiene la cintura esbelta con miedo a que el otro reaccione y se aleje. Chupa el labio inferior del rubio, logrando que el menor libere un gemido al empujar sus caderas contra las suyas.
-Pa-Para...
-Vuelve conmigo, Mark, las cosas no serán como antes, te diré todo, no habrá ningún secreto entre nosotros, no nos ocultaremos más, por favor mi amor... Regresa a mi lado.
-Te odio, Johnny.
El pelinegro sonríe al saber que aquello que dijo el rubio no era cierto, pues los ojos del mismo no abandonaban su boca y sus manos aún sostienen su rostro con suavidad.
-Vayamos a nuestro lugar, bebé. Necesito demostrarte que ésta vez voy en serio.
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