three;
Munich, Alemania;
El cuerpo de Karen fue recorrido completamente por un escalofrío. En sus años de servicio como agente jamás se le había presentado una imagen más aterradora que la se demostraba ante sus ojos. Una familia decapitada, cada uno de sus miembros colgados de una pared. Desde el pequeño niño hasta el patriarca del hogar.
—Jonathan Khöler, ex-agente de HYDRA. Se reusó a ser participe de experimentos con humanos y de “ofrendar” a sus hijos con tales fines —informó Theon Williams, sosteniendo una carpeta entre sus manos.
Karen ahogó un grito de desesperación. No creía que la corporación nazi lograra llegar a semejantes niveles para obtener el control total del mundo.
—Agente Hözier, hemos hallado información valiosa para la investigación —la voz de Gerogie resonó en su auricular. La mujer se vio obligada a dirigirse al dormitorio matrimonial de los Khöler, donde recibió una enorme pila de documentos que contenían el sello y la firma de las cabezas más buscadas dentro de la asociación—. Son los nombres de las personas usadas en los experimentos humanos, datan de antes de la segunda guerra mundi...
El sonido de disparos interrumpió la conversación. Karen y Georgie tomaron sus armas para entrar en combate. Un grupo de agentes de la asociación habían llegado hasta el lugar para acabar con las vidas de sus oponentes.
—¿Alex? —indagó Karen, tosiendo a causa de un golpe recibido en su caja torácica minutos antes. El castaño le dedicó una mirada preocupado, alargando su brazo para ayudar a levantarla.
—Creí que necesitarían ayuda —respondió, dedicándole una mirada al hogar que prácticamente parecía un campo de batalla—. Han enviado refuerzos..
Karen negó ligeramente, tomando su auricular entre sus manos.
—¡Despejen el área en estos instantes! ¡Es una orden! —vociferó, tratando de mantener un estado de voz firme. Se dirigió, en pocos pasos, hacia el espacio que en un lejano pasado funcionaba como cocina— Georgie, Georgie —agachó su cuerpo a la altura de la rubia, moviéndolo de un lado al otro sin obtener respuesta—; sus signos vitales se encuentran activos. ¡GEORGIE!
...
Cuarteles generales de SHIELD;
Su anatomía de Annabeth aterrizó en el sillón principal de la sala de esperas de la enfermería. Sus párpados amenazaban con cerrarse, pero la voz de su hermano mayor provocaba que se mantuvieran despiertos. Annabeth ahogó un bostezo, refregando sus ojos ante el cansancio.
Las misiones habían incrementado en cantidad y peligrosidad en un cincuenta por ciento en la última semana transcurrida. Los agentes corrían riesgo de acabar sin vida o encontrarse con una horrorosa noticia al llegar a sus hogares. Aquello mantenía preocupados a Annabeth y Joshua , quienes temían por la integridad física de sus padres.
—¿Te encuentras bien, Annie? —cuestionó el adolescente, acariciando la mejilla de la niña como si se tratara de una muñeca de porcelana.
—Por supuesto, sólo tengo un hombro dislocado, el labio partido y una hermosa cantidad de hematomas en mi abdomen, ¿por qué no estaría bien?
Joshua rió levemente, apartando su extremidad ante el terrible humor que presentaba Annabeth.
Unos minutos de silencio se vieron interrumpidos por la repentina aparición del agente Clint Barton, quien venía a buscarlos para informarle acerca de la misión de sus padres. Pese a su estado, Annabeth insistió en participar de la reunión, pero su hermano se negó a integrarla, recomendándole descansar.
—¡Hey, Annie!
Un bufido escapó de sus labios al escuchar la tediosa voz de Ethan resonar del otro lado de la linea telefónica.
—¿Qué mierda hiciste ahora, Williams? —cuestionó, enfadada, sosteniendo el teléfono contra su oreja— ¿Una bomba? ¿Ataque terrorista? ¿Te has quedado sin propulsores?
—No, tenemos una reunión con el señor Stark en menos de quince minutos —comunicó Ethan, provocándole una mueca a su mejor amiga—. Trata de ser puntual, dijo que: “es de suma importancia que ambos se encuentren presentes en tiempo y forma” —una carcajada acompañó aquella extraña imitación del multimillonario—. Ah, acaban de entregarme una carpeta firmada por el consejo. “Iniciativa vengadores”, ¿no tuvieron una reunión sobre eso hace un mes?
Luego de eso, escuchó el sonido que indicaba que la llamada había finalizado. “Iniciativa vengadores”, pensó, “Nick Fury no se dará por vencido hasta ver a su grupo de héroes en acción, me agrada”. Acomodó mejor su anatomía en la estructura del sillón y se aferró a un mullido cojín que se encontraba a escasos centímetros.
En su mente se formulaba una síntesis sobre la información recolectada en las misiones suicidas a cuarteles de HYDRA. Cada una relataba con mayor detalle las atrocidades que la asociación ocultaba, aunque Annabeth sabía que habían cosas que faltaban para acabar por completo con ellos. Datos que no concordaban, inventos extravagantes, experimentos sin hipótesis final, entre otros.
Su teléfono móvil comenzó a vibrar en su mano. En la pantalla principal apareció la fotografía de su hermano su nombre agendado como «pedazo brillante de hojalata»
—¿Si, señor Stark?
—¿Puedes pasar por la lavaderia antes de venir?
Annabeth ahogó unas cuantas palabrotas. Su enojo comenzó a aumentar de manera desmedida, ocasionando que el artefacto electrónico se apague instantáneamente y las luces encendidas comiencen a titilar, como si se había producido un bajón de tensión dentro del circuito eléctrico. Confundida por la situación, se quedó estática en medio de la sala. Sin comprender porqué había sucedido aquello.
Jamás se percató que quien lo había provocado se hallaba demasiado cerca, observándola desde un punto apartado del edificio continuo al suyo
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