—Sí, yo también idearía las mejores formas de asesinar a ese sujeto por arruinarte tu cita —le comentó Georgie, cuando ambas se hallaban dentro del automóvil. Karen asintió, dedicándole una mirada a sus sobrinos a través del vidrio retrovisor—. Bueno, y a tu hermano. Desde que has puesto un pie fuera de la torre ya andaba insoportable.

—Quería robarle la armadura al señor Stark —comentó Josh.

Annabeth dejó escapar una sonora carcajada.

—Tendrías que haberlos visto pelearse...

Karen comenzó a reírse, imaginándose a Robert caminando de manera nerviosa de un lado al otros del laboratorio, revisando las pantallas de las computadoras por si sucedía algo extraño en la ciudad. Agradecía que Anthony no le permitiera a su hermano usar la armadura, seguro se hubiera aparecido disfrazado de Iron Man al restaurante.

Georgie estacionó el automóvil unas cuadras antes de llegar al lugar del suceso. Según ella, "era para tomarlo por sorpresa y capturarlo". Karen estaba completamente segura que Alex, Robert y Tony ya se hallaban dándole pelea.

Las exclamaciones de sorpresa, terror e incertidumbre se alzaban por encima de los sonidos típicos de la ciudad. Karen escondió su cuerpo detrás de una pared de concreto, observando la escena que se desarrollaba en medio de la muchedumbre.

—Robert, ¿qué demonios pretendes hacer? —inquirió a través del parlante de su auricular.

—Salvar el día.

Karen golpeó su frente con la palma de su mano.

—Ni sueñes señorita, tú te quedas aquí con tu hermano.

—Mamá, sabes perfectamente que puedo acabar con ese maniático. Le pateo el trasero por arruinar la cita de la tía Karen y también por interrumpir mis investigaciones, lo encierran en una prisión hasta que alguno de sus familiares vuelva a buscarlos y en quince minutos estamos en casa cenando pizza, ¿qué dices?

—Que fue un discurso demasiado convincente para ser una niña de diez años —respondió Karen, acariciando los cabellos castaños de su sobrina.

...

—¿Y quién es ese? —indagó Josh en un susurro, señalando al hombre con un extraño traje que hacía referencia a la bandera americana.

—Shh, quiero escuchar lo que dice...

El capitán América se acercó peligrosamente al sujeto que pretendía conquistar la tierra. Annabeth observó a su alrededor: su padre se hallaba sobre el tejado de un edificio, Theon y Alex escondidos detrás de unas columnas. ¿Dónde se encontraba el señor Stark?

—La última vez que estuve en Alemania y vi a un hombre colocándose por encima de todos, tuvimos un desacuerdo -comentó el capitán.

—El soldado —nombró Loki, con una arrogante sonrisa iliminándole el rostro—. El hombre fuera de su tiempo..

—Se acabó el tiempo para usted.

Los hermanos se observaron mutuamente:
—¿Por qué no trajimos palomitas, Josh? —inquirió Annabeth, volviendo a colocar su mirada en la escena.

-En realidad las traje, pero las he dejado en el automóvil.

Reprimió sus intenciones de golpear a su hermano mayor, colocando toda su atención en la extraña conversación.

—¡Loki, baja el arma y rindete!

La voz de Natasha Romanoff resonó en los parlantes del jet que acababa de aparecerse en el cielo.

Annabeth concentró su mente en aquella sujeto de cabellos oscuros. Una barrera mental impedía concretar su acción. Sin pensar darse por vencida, volvió a intentarlo una vez más.

Loki continuaba siendo una de las personas dentro de su lista de "seres a quienes no puedo entrar en su sistema psíquico e utilizar sus pensamientos en su contra". Era verdad que sus habilidades mentales de anulaban gracias al prototipo que su padre le había colorado en la médula ósea; el artefacto, de gran eficacia, dejaba sólo los poderes psíquicos que podían obtenerse a través de una mutación genética: movilizar objetos con sus manos e inferir en sus campos moleculares, leer las mentes de aquellos quienes posean barreras mentales débiles y visión remota.

—¡Eso es papá, golpea a ese sujeto!—susurró emocionado Josh, devolviendo a su hermana a la realidad— ¿Iron Man?

Annabeth asomó su rostro por encima del bote de basura. Efectivamente, Iron Man había aparecido al rescate de quienes pretendían reducir a Loki.

—Señor Stark, señor Hözier.

—Capi —dijieron los dos millonarios al mismo tiempo.