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Sin piedad


-¿Tania?-

-¡Cuidado!- R se abalanzó sobre Dahana logrando derribarla evitando así que Tania cayera sobre ella al abalanzarse sin tener consideración alguna del daño que pudo haber hecho, sin duda no era la misma de siempre. 

-Gracias...- Dahana se levantó a la par que su pareja quien parecía no reconocerla.

-Tengan cuidado.- R giró sus armas. -Es Tania pero no la que conocemos, no podemos descuidarnos solo porque en algún momento fue nuestra compañera.-

-¿Qué rayos le hicieron?- Henna saltó evadiendo el nuevo ataque que Tania le lanzaba.

-No lo sé.- Minerva se abalanzó sin dudar sobre aquella chica que en algún momento fue su mayor apoyo. -Pero sin duda jugaron con su mente, no nos reconoce, no parece saber que tiene un don y...- La albina recibió un golpe que la mandó directo contra una de las paredes. -No pelea igual.-

-Te acaba de sacar volando por si no lo has notado.- Ruby también atacó intentando hacer el menor daño posible, era verdad que Dahana había ordenado ir con todo pero dudaba poder hacerlo, de cualquier modo aquella castaña era su maestra y aunque no la reconociera no podía dañarla.

Minerva aprovechó la pared para impulsarse y salir con más fuerza contra Tania quien recibió el impacto de la patada sin siquiera defenderse, era como si su única función fuera atacar descuidando su defensa propia.

-La Tania que conozco me habría partido el cráneo con una patada sin fuerza.- Minerva apretó los dientes cuando recibió otro golpe. -Esta Tania necesita mucha fuerza física y no hizo más que lanzarme, no hay duda de que la alteraron, ni siquiera tiene un ataque limpio.-

Dahana observaba la escena congelada, había esperado muchas cosas peor nunca esto... Esta feliz de que Tania estuviera viva pero, no podía soportar ver en lo que la habían convertido, una marioneta de piel y huesos que solo atacaba sin cuidado alguno.

Miles de lágrimas se acumularon en sus ojos y poco a poco fueron cayendo por sus mejillas hasta el suelo, dolía, verla... Dolía.

Había practicado miles de veces con Tania, había pelado con y contra ella, pero siempre fue ella... No un títere sin cerebro, aún así, aunque no pudiera ubicarla, Dahana sabía que tenía que detenerla, tenía que buscar una forma de liberarla de aquellos hilos que la controlaban.

Quería, no, amaba mucho a Tania, quemaría el mundo solo por ella y sabía que se arrepentiría toda su vida el atacarla con todo lo que tenía, pero sabía que sufriría más no hacerlo y dejarla seguir sufriendo.

-Dahana...- R cayó a su lado, aunque la Tania con la que estaban peleando no era la de siempre seguía teniendo bastante fuerza. -No es obligatorio que...-

-Tengo que hacerlo.- Dahana guardó sus dagas y comenzó a caminar hacia donde la pelea se estaba llevando a cabo.

-¿Crees que es buena idea?- Henna aterrizó cerca de R y observó con cuidado como Dahana se acercaba cada vez más a su pareja. 

-Creo que es lo mejor.- R se levantó y se mantuvo en posición por si necesitaba auxiliar a su líder, sabía, por la mirada que ahora Dahana tenía en el rostro que quería encargarse sola, al menos esta vez.

Tania se deshizo de todas las chicas quienes no volvieron a atacar dejando esa pelea en manos de Dahana. La joven se puso frente a Tania quien sin expresión alguna atacó.

El golpe dio limpiamente en la mejilla de Dahana pero no la movió de su lugar, todas apuntaron a Tania pero R las detuvo.

-Me lo merecía.- Dahana sonrió tristemente, las lágrimas no cesaban de salir de sus ojos. 

Tania no esperó mucho para volver a atacar, esta vez Dahana detuvo su ataque sin problema, una patada, un bloqueo, golpes, fintas, llaves... Todo, Dahana se limitó a bloquear todo por unos minutos.

Conforme el combate se llevaba a cabo sus lágrimas aumentaban, Tania, ella era genial, pelaba de manera magnífica, letal, eficaz, lo que le habían hecho... No era más que una burla de muy mal gusto a su enorme talento, Tania podía ganarle con facilidad, no como lo que estaba pasando ahora.

Quería a Tania de vuelta.

A la Tania que le decía idiota de cariño. 

A la Tania que la mimaba y la regañaba por se caprichosa.

A la Tania que se había ganado el respeto de muchos y de ella.

Quería a Tania... E iba a luchar por traerla de vuelta.

Y así, finalmente atacó de vuelta.

Aquel golpe dejó anonada por unos segundos a Tania, unos segundos donde su humanidad volvió para luego desaparecer. Una vez que se recuperó reanudó su baile de ataques despiadados.

Esta vez sus puños iban con más fuerza, con más ligereza y velocidad lo cual obligó a Dahana a pelear aumentando igual el ritmo, destreza y potencia de sus ataques que parecían no hacer daño alguno en el cuerpo de Tania, o más bien, parecían no importarle en absoluto.

-No creí que fuera a golpearla enserio.- Dijo Romina mientras se limpiaba la sangre que manaba de su nariz.

-Puede que Dahana ame a Tania con todo su ser pero justo por eso es que lo hace.- R había perdido el brillo de sus ojos, entendía a Dahana y al ver a Tania en ese estado debía de admitir que también le dolía, incluso más de lo que le hubiese gustado admitir.

-¿Me dices que le pega porque la quiere?- Romina alzó una ceja. -Eso es algo que suelen hacer las mamás no las novias.-

-R quiere decir que prefiere ser ella, la enfrenta porque sabe que es lo que Tania querría.- Minerva observó sus manos cubiertas de sangre ajena. -Ella lo sabe, sabe que está sufriendo, la golpeé veinte veces, eso no debió de causarle más que moretones... Mis manos están cubiertas de su sangre, lo que implica que, debajo de ese traje Tania lleva heridas graves, no por nada sus movimientos son tan torpes.-

-Creí que solo eran imaginaciones mías...- Nilsu también estaba derramando lágrimas. -Pero igual sentí más frágil su cuerpo, más vulnerable.-

Dahana fue lanzada y aterrizó a unos cuentos pasos de las chicas llegando a escuchar su conversación. 

-Lo es.- La joven del mechón se levantó sin apartar la mirada de Tania. -Su cuerpo está sufriendo junto a su mente, no va a aguantar mucho más, esto debe de acabar...-

Sus palabras se cortaron cuando una patada estuvo a punto de estamparse contra su cabeza.

-Debe de acabar ya.- Dahana cerró los ojos, luego se disculparía por golpearla con tanta fuerza, luego, cuando ella estuviera bien se encargaría de todo eso, por ahora... Lo haría. 

Esperó a que Tania volviera a acercarse, cuando estuvo a tan solo unos centímetros de ella giró evitando su nueva patada, la tomó de la pierna y la derribó tan fuerte que al momento que sus huesos crujieron contra el suelo temió haberle roto algo. Luego se subió sobre ella impidiéndole levantarse, para lo que siguió Dahana tuvo que tener una gran concentración y fuerza de voluntad, elevó sus brazos y los dejó caer noqueando por completo a su pareja.

Tania abrió los ojos por la sorpresa antes de cerrarlos bruscamente lo cual pareció un movimiento más robótico que humano.

Una vez que su oponente perdió la conciencia Dahana pudo mostrar las emociones que había estado reteniendo, finalmente liberó aquello que llevaba ocultando... 

Gritó.

Un gritó desgarrador y estremecedor que les causó escalofríos a las demás por la tristeza, dolor y sentimiento que transmitía.

Dahana gritó hasta que no sintió la garganta, gritó mientras se aferraba con fuerza al cuerpo inerte y herido de Tania, gritó mientras lloraba por lo que le habían hecho, por lo que había pasado.

Gritó, gritó y gritó.

Lo sacó todo allí, una parte de aquel peso que apretujaba su alma fue desapareciendo sin embargo otra parte permaneció allí, como un recordatorio de que aquello aún no terminaba.

Las demás aguardaron en silencio, esperando a que Dahana se desahogara, cuando finalmente se puso de pie llevando en sus brazos el cuerpo de su pareja las demás la siguieron sin decir palabra alguna.

Dahana mantuvo la mirada clavada en el frente pero aún así sus compañeras notaron lo rota que estaba su expresión, ojos rojos de tanto llorar, lágrimas que seguían saliendo, mejillas rojas por la sangre y labios quebrados.

Al ver aquella escena R tampoco pudo contenerse y desviando la mirada liberó un par de lágrimas traicioneras, Dahana, Tania... 

Su amor eran tan impresionante que... Aterraba.

-R...- La voz de Dahana estaba ronca, apenas audible por haber gritado tanto hacía apenas unos minutos.

-Dime.- R miró a su líder pero esta se mantenía viendo al frente.

-Te lo dije.- Dahana bajó la vista hacía el cuerpo que llevaba. -Tania Nevor no estaba muerta.-

R sonrió con tristeza y cerrando los ojos para retener las lágrimas asintió.

-Tenía que cumplir una promesa al fin de cuentas, y Tania es el tipo de chica que no suele faltar a su palabra.-

-Sí...- Dahana besó con un cariño abrumador y una ternura incondicional la frente de su pareja. -Además sabía que yo la mataría si no volvía con vida.-

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