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Nos volveremos a ver


Los campos de fuerza perdieron poder hasta que finalmente terminaron por desaparecer completamente dejando que las chicas a las que mantenían cautivas pudieran finalmente salir.

-Tania...- Dahana fue la primera en comprender de que si eso había pasado significaba dos cosas, la primera, Tania necesitaba toda su energía y por ende había tenido que liberarlas o dos... Necesitaba que terminaran con Dorotty. -¿Dónde está?- Preguntó mirando de forma asesina a la pelirroja que se mantenía en su lugar jugando de forma torpe con su cuchillo. -Y no aceptaré un "no sé" de respuesta.-

-Entonces averígualo por ti misma.- Dorotty dejó de jugar y apresó con fuerza el cuchillo entre sus manos. -Vamos, intenta sacarme información.-

-Dahana...- Advirtió Minerva, sin embargo era muy tarde, la joven ya había saltado sobre la pelirroja dispuesta a matarla. -Idiota, no actúes sin pensar.-

El resto parecía pensar igual que Dahana ya que imitándola  se lanzaron contra la pelirroja con todo lo que tenían ignorando los gritos de Minerva quien parecía ser la única que conservaba un poco de sentido común y cerebro.

-Todas se volvieron locas.- Minerva suspiró. -Y no sé porque pero yo igual voy por ese camino.-

Y sin más la albina se reunió con sus compañeras preparándose para atacar o defender, cualquiera era una opción viable si se tenía en cuenta al enemigo al que se estaban enfrentando.

Dorotty vio con placer como aquellas chicas se acercaban cada vez más con claras intenciones de exterminarla, sin embargo disfrutó más del momento en el que sus rostros pasaron de reflejar ira a confusión, se deleitó cuando sus pupilas se abrieron con claro asombro y sin estar consientes de detuvieron para luego caer sobre el suelo como estatuas rotas.

-Ups...- Dorotty se acercó a donde Dahana luchaba consigo misma para poder levantarse. -Creo que olvidé mencionar que la ventaja está de mi lado. Gracias a mi don puedo hacerlas olvidar lo que yo quiera... Ahora mismo han olvidado como caminar, pelear y como usar sus dones... Que gracioso.-

-Graciosa tu jodida cara.-

La pelirroja soltó un respingo al sentir un cuchillo rozando la piel expuesta de su garganta.

-Vaya, ¿por qué no funcionó contigo?-

Minerva hizo una mueca y sin titubear siguió apretando su arma contra el cuello de la mujer.

-¿Quizá no funciona en animales?- 

-Es curioso que te consideres así.- Dorotty suspiró. 

-¿Dónde está Tania?- El cuchillo de Minerva comenzó a cortar la carne logrando que un ligero hilo carmesí fluyera.

-¿Dónde no?-

La albina chasqueó la lengua y deslizó con suavidad su arma haciendo la herida más profunda.

-No voy a repetirte la pregunta, y ten en cuenta que yo, a diferencia del resto tengo tan poca paciencia como oxígeno en el espacio.- La voz de Minerva era demasiado irreal, parecía un témpano de hielo filoso que podría hacer de todo menos derretirse, por mucho que el sol y el fuego le dieran.

-¡Suéltala!- 

La voz de Nilsu hizo estremecer a Minerva, quien no supo decir el porqué.

-¿Qué? ¿Estás loca? La necesitamos para...- Minerva se detuvo cuando entendió lo que estaba ocurriendo. "Puedo hacerlas olvidar lo que yo quiera..." Había dicho aquella pelirroja, sin duda nuevamente estaba usando eso en su contra, ahora solo era ella contra... Seis. -Mierda.-

-¿Ya te diste cuenta?- Dorotty se mantenía quieta mientras esperaba una reacción por parte de la albina que la sujetaba o por parte de las chicas que ahora no recordaban nada y podían serle útiles.

-¡Llamaré a la policía!- Dahana sacó su celular del bolsillo.

Minerva no pudo evitar rodar los ojos ante tales palabras.

-¿Sabes? Es irónico que tú lo digas.-

-¡Qué la sueltes!- Nilsu se refugió detrás de Henna quien sacó una de sus pistolas para luego apuntar a la cabeza de Minerva.

-¿Dónde está Tania?- Minerva susurró la pregunta para que solo Dorotty alcanzara a escucharla.

-Creí que no repetías nada.- La pelirroja sonrió de forma altanera, lo cual irritó a Minerva quien siguió clavando más y más el cuchillo.

-Suéltala o disparo...- Las manos de Henna temblaban, era obvio que no estaba consiente de que era lo que hacía, simplemente al ser lo único que quedaba en su mente era lo que podía hacer.

La albina apretó con tanta fuerza su mandíbula que sus dientes crujieron, ella a diferencia de Tania no era inmune a las balas y si ese disparo le daba sería mortal, sin embargo tampoco podía dejar libre a Dorotty, no ahora que tenía oportunidad, sin embargo matarla... Era tentador pero estaría arruinando su única pista.

¿Qué se suponía que debía de hacer? ¿Matarla de tener una menos? ¿Dejarla y conseguir pistas?

-Te daré tres.- Henna avanzó un paso. -Uno...-

Minerva soltó a la pelirroja no sin antes pasar una última vez su cuchillo por la garganta de esta consiguiendo que su cuello tuviera una abertura considerable que la dejaría vulnerable y más expuesta, lo cual le brindaría una ventaja.

Dorotty calló sobre el suelo mientras se llevaba las manos a la garganta intentando contener el sangrado, aún podía hablar, en su condición actual sin duda podrían doblegarla más fácil, además sentía como poco a poco perdía el control de aquellas chicas, necesitaba mantener a Tania con mente en blanco y para eso su fuerza necesitaba centrarse allí...  

De mala gana la joven liberó al resto de extras de su control perdiendo nuevamente por número.

-¿Eh?- Romina parpadeó al recuperar sus recuerdos. 

-Puede borrar mentes.- Minerva sin perder tiempo ya estaba de nuevo sobre la pelirroja. -Tengan cuidado.-

-¿Tania?- Dahana se acercó con cuidado mientras se aseguraba de apuntar con su arma a la cabeza de aquella chica. -¿Ha dicho algo?-

-No, pero disfrutaré haciéndola hablar...- Minerva se tronó los dedos y con la velocidad de una gacela sacó otro cuchillo y lo clavó sin piedad en el brazo de Dorotty logrando que esta gritara. -Que martirio, creí que tenias más tolerancia al dolor.-

-Está asegurada.- Henna estaba sudando, como si hubiese corrido un maratón doble para luego escalar una montaña en pleno verano. -Usé mi don sobre ella, no creo que pueda...-

No pudo completar su oración ya que cayó desmayada sobre el suelo lleno de agua.

-¡Henna!- Romina se aproximó a auxiliar a su hermana. -Está helada...-

-Es valquiria...- La respiración de Dorotty era pesada, su voz era aguda y daba la impresión de que hablaba mientras bebía agua. -El agua está impregnada de la droga, por algo sus poderes empiezan a decaer... Me sorprende que ella aún pueda usar los suyos, sin duda es fuerte...-

Valquiria...

Minerva maldijo y de inmediato sacó tres cuchillos más y los clavó en las extremidades de su presa quien siguió gritando como si fuese el fin del mundo.

-¿QUÉ CANTIDAD PUSISTE?-Preguntó la albina molesta.

Dorotty comenzó a sollozar.

-¿QUÉ CATIDAD...?- Minerva materializó otro cuchillo y lo clavó en la palma derecha de la pelirroja.

-Lo suficiente para que sus poderes sean eliminados...-Respondió la pelirroja temblando a causa de las arcadas de dolor que le recorrían por completo el cuerpo.

-Salgan de aquí.-Minerva habló sin apartar la vista del rostro de Dorotty. 

-¿Qué?- Ruby cuestionó bastante confundida, era obvio que aún no se recuperaba del lavado de recuerdos.

-¡QUE SALGAN DE AQUÍ!- Exclamó Minerva sin obligarse a sonar amable.

-Pero...- Nilsu intentó oponerse pero Minerva no se lo permitió.

-¡SALGAN!-

-Ruby...- Romina cargó a su hermana. -¿Puedes andar por tu cuenta?-

-Yo... Sí, creo que sí.-

-Bien, Nilsu síguenos de cerca...- Romina miró una última vez a Minerva y a Dahana antes de salir de allí  lo más rápido que sus piernas y su mareo le permitían.

-Ahora...- Las manos de Minerva se transformaron en garras doradas. -¿Vas a responder mi pregunta?-

Dahana se inclinó mientras fulminaba con la mirada a aquella mujer que se retorcía intentando aliviar el dolor de su cuerpo.

-Te estoy hablando...- Minerva enterró un punzón en el ojo izquierdo de Dorotty y de un solo jalón le extrajo su ojo.

El grito que salió de la boca de aquella chica fue desgarrador, Dahana nunca había sido testigo de algo tan horripilante, aquella voz era demasiado perfecta incluso en esos momentos, era demasiado tierna... Era un grito que sin duda alguna podía darle pesadillas de por vida.

Sin embargo aquello no pareció inmutar a Minerva, ya que la menor reflejaba absolutamente nada en su rostro habitualmente arrogante. 

-Por favor...- Rogó Dorotty sintiéndose patética.

-Responde...- Soltó Minerva a nada de sacarle el otro ojo.

-No creo que nos esté rogando a nosotras.- Dahana sacó su daga y la deslizó por la mejilla de su presa. -Aún así me gustaría que conservaras tu  rostro casi intacto, por tu bien te recomiendo contestarnos...-

-Infierno...- Dorotty comenzó a soltar palabras sin sentido alguno. -Muerte, dolor, Camelia, amor, amor, ella, cárcel, valquiria.... ¡Tortura!-

Dahana iba a matar a aquel ser tan repugnante cuando desapareció, o más bien el agua debajo de ella la hundió para luego volver a cerrarse impidiendo que alguna de ellas la siguiera a donde fuera que hubiese ido.

-Ahora entiendo.- Minerva volvió a su forma original, las garras en sus manos se transformaron en dedos humanos y suaves, y sus ojos perdieron su brillo animal. -Ahora entiendo como es que esa maldita mujer se transporta sin dejar rastro.-

-Camelia...- Dahana se levantó de golpe. -¿Dijo camelia cierto?-

Minerva asintió irguiéndose igual.

-¿La conoces?-

Dahana se sobó la cabeza.

-Me gustaría no hacerlo, al menos de nombre puedo decir quien es...- En ese instante cayó en cuanta de que todo eso había sido en vano, habían corrido hacía la trampa y de manera inminente habían perdido. -Tania...-

-Habrá que buscarla.- Minerva se limpió las sangre de su rostro. -Aunque dudo que le pase algo grave, lo más seguro es que nos alcance en el edificio de su hermano sana como manzana.-

Dahana intentó creerse eso pero por alguna razón en su pecho había una extraña opresión que le impedía a toda costa dejar de preocuparse por su pareja.

-¿De verdad estará bien?- Cuestionó visiblemente preocupada.

-Si algo malo le pasa lo sabríamos.- Minerva sonrió tristemente. -Tú estás unida por su promesa, yo lo sé por nuestro lazo...  Si algo...-

Su oración se vio interrumpida por un grito, esta vez de Dahana.

La voz de la chica cortó el aire y mientras soltaba aquel dolor sus manos se colocaron sobre su pecho apresándolo... Las piernas de Dahana le fallaron y la hicieron caer, incapaces de soportar el peso de su cuerpo un segundo más.

-¡Dahana!- Minerva atrapó el cuerpo de su amiga momentos antes de que se estrellara contra el suelo. 

-Me duele...- Dahana se había puesto pálida, sus ojos estaban llenos de lágrimas que salían sin ninguna razón aparente. -Me duele...- Repitió señalando su pecho. -¿Puedes sacarlo?-

Minerva creyó que hablaba de su corazón hasta que notó como la sangre teñía la vestimenta de Dahana en la zona del pecho, sin dudar le sacó el abrigo que la cubría y al ver la piel expuesta pudo finalmente percatarse de que se trataba.

No había nada allí pero aún así la chica sangraba, no se le había enterrado objeto u arma alguna pero una delgada herida abierta había aparecido como por arte de magia.

-Duele...- Dahana cerró los ojos. -Y quema.-

Fue allí cuando Minerva comenzó a sentir miedo, auténtico miedo, solo había algo que podía quemar la piel de Tania... Dahana tenía esa herida debido a que su promesa de unión con su pareja las volvía iguales y por eso pudo sentir el dolor de esta, sin embargo el hecho que quemase... 

-Dahana...- Minerva miró a la joven en sus brazos.

-¿Uh?-

-Debemos volver, hay que buscarla lo más rápido que podamos... -

-¿Pasó algo?- Incluso sufriendo aquel dolor Dahana podía mantenerse levemente lúcida.

-Y muy grave.- Minerva intentó calmar su creciente preocupación, eso era sin duda algo no habitual en ella. -¿Recuerdas las plumas de Penny?-

Dahana estuvo callada uno segundos hasta que finalmente habló con el mismo tono de preocupación que había usado Minerva.

-¡Por los astros!-

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