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Miedo a perderlas


-Basta ya.- Charlotte dejó de lado sus cubiertos y centró su atención en su esposa, quien se había mantenido muy callada desde que salió de la habitación de Tania y Dahana. -Algo te pasa y vas a decirme qué es.-

El resto, que se encontraba comiendo con total tranquilidad miraron atentamente a la pareja mientras guardaban silencio para poder permitir que hablaran sin interrupciones y sobre todo para permitirse escuchar mejor lo que se vendría a continuación. Hasta Minerva miró de reojo a sus compañeras, casi nunca había sido testigo de una escena entre Charlotte y R, pero se alegraba que la rubia se hubiera dado cuenta de que su esposa estaba más lúgubre y distante de lo normal.

R hizo una mueca y suspiró, lo último que quería era decirle a Charlotte lo que había platicado con Dahana, sin duda su esposa se estresaría y querría hacer mil y un cosas que no ayudarían en nada. Aún así estaba al tanto de que no podía mentirle, su única opción era guardar silencio e intentar eludir el tema lo mejor que pudiera, sin embargo en cuanto abrió la boca para cambiar el rumbo que estaba tomando la conversación Charlotte se le adelantó.

-Ni se te ocurra cambiar de tema R.- Dijo Charlotte con tono serio y amenazador que pocas veces utilizaba.

Y allí iban sus esperanzas. Aunque era de esperarse que Charlotte se hubiera adelantado, lo sabía, ella sabía que era algo grave y quería enterarse sin duda alguna. R maldijo internamente y se pasó una mano por el cabello claramente frustrada por no poder impedir decir lo que estaba a punto de decir.

-No pensaba hacerlo flor de mi vida.-

-Mmm.- Charlotte no se dejó apaciguar por halagos bonitos. Sin borrar su mirada penetrante se cruzó de brazos en espera de una respuesta. -¿Y bien?-

R volvió a suspirar y dejó de juguetear con sus largos mechones lacios.

-Es Dahana, Tania... Ambas.-

La expresión en el rostro de Charlotte se apaciguó un poco, ella, todas, estaban igual de preocupadas por la pareja que, simplemente empeoraba con el pasar de los días. Parecían afectadas por una maldición, una donde ambas perecían a la par.

-Comprendo, pero deduzco que eso no es todo vida mía... Así que, hay algo más. ¿Cierto?-

R asintió, no tuvo el valor para afirmarlo con palabras, por mucho que se esforzara la palabra "sí" no escapó de sus labios.

-Por el infierno...- Minerva abrió mucho los ojos al comprender.

Le había tomado tan solo diez segundos deducir el porqué R se mantenía tan distante luego de haber hablado con Dahana, con las circunstancias actuales no era muy difícil saber que pensaba la líder de la UESI. 

Las manos de la albina comenzaron a temblar levemente y sin poder evitarlo, por la sorpresa y preocupación que ahora se acumulaba en su pecho, los soltó haciendo que estos repiquetearan contra la bajilla al caer sobre la misma.

-¿Qué?- Romina miró confundida el rostro trastornado de Minerva. 

-Lo entiendes...- R fijó sus ojos en los de la albina. -¿No es así?-

-Sí...- La voz de Minerva era débil, una vez más el cinismo y la arrogancia habían abandonado su tono. -Lo hago.-

-¿Entender qué?- Insistió Romina curiosa por la situación tan enigmática y misteriosa que se estaba formando. -¿De qué me perdí?-

-¿R?- Cuestionó Charlotte preocupada.

Todas miraron a la mencionada en espera de una respuesta de su parte, sin embargo hubo un pequeño intervalo de silencio demasiado perfecto antes de que R finalmente respondiera. 

-No creo que...-

-Díselos.- Minerva recuperó la compostura. -Tarde o temprano lo sabrán, además creo que es mejor, así estarán preparadas en caso de que...- Minerva no completó su oración, apretó las manos en puños y se mordió el labio para contener aquella palabra que no iba a creer ni a pronunciar. -Es caso de que pase.- Concluyó.

-Bien.- R tomó su copa de vino y bebió de un solo trago el contenido, luego colocó de vuelta la copa sobre su tapete y habló. -Sabemos que el estado actual de Tania es muy grave...- R nunca había sido una persona que daba rodeos, siempre era directa y eso la caracterizaba, pero por esta ocasión haría una excepción, no podía soltar como un balde de agua fría aquel dato del que ahora tenía conocimiento. -Y aunque no nos guste tenemos que empezar a admitir que existe la probabilidad de que, lamentablemente, fallezca. Sin embargo Dahana me ha dicho que si perdemos a Tania igual la perdemos a ella.- R pasó su mirada por todos los presentes y prosiguió. -En resumen, Dahana piensa suicidarse si Tania muere.-

En el momento que aquellas palabras fueron dichas pareció como si el tiempo se congelase, como si, por un segundo, todo dejara de existir para luego regresar de golpe. Incluso a todas les pareció escuchar el sonido de un cristal quebrándose en alguna parte de su interior, perder a Tania sería doloroso, pero si Dahana igual fallecía... 

No, nadie estaba listo para asumir una realidad donde ninguna siguiera viva.

Iktan fue el primero en romper aquel ambiente sofocante que se comenzaba a generar.

-Ella...- El joven tragó saliva. -No, no puede ser... Sé que mi hermana es su pareja pero... Suicidarse solo porque se muere... ¿No podría haber otra alternativa? Dahana Suredal es una mujer muy valiente y fuerte, seguro que con el tiempo lo superará y...-

-Lo mismo le dije.- Interrumpió R de forma calmada. -A lo que ella me respondió que no quería vivir solo porque tendría una esperanza de que sería feliz, porque... ¿Cuánto le costaría nuevamente encontrar aquella felicidad? ¿Cuánto no tendría que sufrir mientras tanto? Me dijo que quizá fuera egoísta pero era lo que ella deseaba.-

-Tania nunca querría que ella muriera solo porque...- 

-Yo igual intenté convencerla con eso.- R le sonrió tristemente a Romina. -Dahana me hizo darme cuenta de la verdad, Tania querría que ella fuera feliz, que viviera igual, pero Tania jamás la sometería a vivir muchos años si ella no es feliz, si ella no lo disfruta.-

Un golpe en la mesa atrajo la tención de todos una vez más, Ruby había logrado hacer un agujero en el mármol con su tenedor al golpear con todas sus fuerzas, se podía notar la frustración y la tristeza en su ser. 

-No puede morir, no puede dejarnos... Ninguna de las dos...- Ruby se limpió dos lágrimas traicioneras que escaparon como bandidas de sus ojos. -No quiero que dos miembros de mi familia se vayan...-

-¿Te das cuenta de lo egoísta que suena eso?- Henna al lado de la psíquica la tomó de la mano. -Nosotras las queremos vivas porque no queremos sufrir su pérdida, queremos obligar a Dahana a seguir con nosotras aún cuando su pareja ya no lo esté, sería seguir matándola por dentro, solo que entonces nosotras seríamos las culpables. Sería hacerla sufrir para que nosotras no suframos más...-

-Henna tiene razón.- Nilsu comenzó a juguetear nerviosamente con los cordones de su sudadera. -Pero aún así... Yo tampoco quiero que ellas...-

-Me siguen sorprendiendo.- Dakota se sobó la cabeza. -No sé si su amor es muy lindo o muy turbio.-

-R...- Charlotte ignoró por completo el comentario de Dakota y se dirigió de manera angustiada a su esposa. -¿Hablaste con ella?-

-Lo hice Lotty.- Contestó R aún manteniendo la calma. -Pero no puedo obligarla, ella tiene razón, Tania no hubiera querido que ella muriese pero... Igual siempre la hubiera apoyado.-

-¡No hables de Tania como si estuviera muerta!- Exclamó Charlotte sorprendiendo a todos debido a que rara vez gritaba o alzaba la voz de esa forma. -Tania está aún con nosotras...-

-Lo sé, no era mi intención que se malinterpretara.- R inclinó la cabeza a modo de disculpa, siempre que pudiera evita pelear, en especial con Charlotte lo haría.

-Sé que Dahana va a sufrir pero no podemos dejarla morir...- Charlotte estaba conteniendo sus lágrimas, lágrimas que luchaban por salir. 

-Es su decisión, no podemos obligarla a vivir, al menos yo no puedo.- Agregó R. -Como dice Henna es verla morir por nuestra culpa, jamás me perdonaría eso, lo lamento Lotty.-

Charlotte negaba con la cabeza negándose a admitir aquello, primero no quería creer que Tania podía morir, y aún menos que Dahana sería la siguiente si eso sucedía. Era demasiado, muy doloroso.

-Me niego a perderlas, no quiero...- La voz de Charlotte salió en un susurro.

-¿Y crees que yo sí?- R se puso de pie, a la mierda lo de no pelear, ya se había hartado de todo. -Estoy igual de preocupada que ustedes Charlotte, y no quiero que ellas mueran... Nadie en su sano juicio querría ver morir a un familiar, NADIE... Y tengo miedo, miedo de que todo eso que me niego a aceptar suceda, tengo miedo de que ambas mueran, tengo miedo Charlotte... Miedo a perderlas.-

-R...- Dijo Minerva bajando una vez más sus cubiertos. -Fue suficiente.-

-Yo...- R cerró los ojos. -Lo lamento, saldré un momento a tomar aire.-

-Amor.- Charlotte se puso de pie y tomó a R por la muñeca deteniéndola. -Lo...-

-No hiciste nada malo Lotty.- R giró y acarició la cabeza de su esposa reconfortándola. -Nadie hizo nada malo aquí. Entiendo que tengamos opiniones distintas y respeto eso, además de que, tienes derecho a ponerte así, todas pueden... Al final de cuentas, son nuestra familia y estamos preocupadas por ellas, cada una a nuestro modo, no hay nada más, así que no te sientas culpable, fue demasiado para mí, eso es todo.-

Charlotte asintió y se abrazó al torso de su pareja sintiéndose un poco mejor cuando esta la rodeó de forma cariñosa y protectora con sus brazos, a la par que trazaba pequeñas caricias en forma de círculos en su espalda.

-Nunca creí que tener una familia era tan complicado.- Soltó Ruby frotándose los ojos. 

-Yo ni siquiera creí que tendría una.- Dijo Nilsu jugando con sus cubiertos y comida.

-Bueno ahora ya tienen una.- Minerva acarició la cabellera corta y rebelde de Nilsu y luego miró a R. -En cuanto al tema anterior... Tengamos un poco de esperanza, Tania no morirá, no cuando aún le queda cumplir una promesa.-




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