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Recuerdos del pasado.


Todo estaba oscuro, la habitación de Tania parecía llena de monstruos formados por las sombras de los muebles... Todo estaba en silencio, ni siquiera había ruido de carros proveniente de la calle...

La chica estaba recostada sobre su cama observando el techo, odiaba las noches como esta, noches demasiado perfectas para pensar, soñar y...Recordar...


"Una pequeña con un suéter desgastado caminaba por la calle principal de la ciudad, iba descalza y el calor del concreto le quemaba las plantas de los pies, tenía hambre y aunque estaba atenta a todos los que pasaban a su lado no tenía miedo, ella sabía que podía defenderse y en caso necesario lo haría.

Casi estaba oscuro cuando Tania finalmente llegó a su destino, un enorme edificio que para su mala suerte estaba cerrado, suspirando la pequeña se acurrucó en la puerta de entrada y por el cansancio acabó dormida casi al instante.

Una suave caricia la despertó, Tania abrió los ojos y sacó una pistola, le apuntó al sujeto pero al reconocerlo la mano le tembló y el arma cayó al suelo.

-Ven conmigo.-

Ella así lo hizo, siguió al hombre por los lujosos pasillos del edificio hasta su oficina. Él le indicó que se sentara en uno de los sofás de seda que adornaban el lugar y a los pocos minutos regresó con una bandeja de comida y ropa nueva.

Desde ese momento y durante los siguientes meses Tania no tuvo que preocuparse por conseguir comida, refugio o seguridad, aquel hombre la cobijaba y ella se sentía feliz y extrañamente tranquila.

Todo estaba bien y justamente eso debió de advertirle que pronto todo estaría mal, ya que la felicidad siempre atrae desgracia."


"-¿Te gustaría tener una mascota?-

Tania lo pensó un momento.

-No veo porque no.-

-Toma...- El hombre le tendió una jaula de barrotes de oro que guardaba en su interior un lindo búho con ojos vivos y saltones. -Su nombre es Minerva, lo he hecho especialmente para ti.-

Tania tomó la jaula  abrió la puerta para que el ave saliera, Minerva no dudó en hacerlo, salió revoloteando y dio varias vueltas a la estancia antes de posarse suavemente en el hombro de su dueña.

-¿Es hembra?- Tania acarició con cuidado una de las alas de su mascota.

-No, es macho...-

-Oh.-

El hombre le regaló una sonrisa y le revolvió el cabello antes de ponerse de pie y tenderle una mano a la pequeña.

-Vamos, las sorpresas aún no terminan.-

-¿A dónde vamos?-

-Haces muchas preguntas.-

-¿Eso es malo?-

-No, la curiosidad no es mala pero a veces mata al gato.-

-Yo no soy un gato.-

-Pero puedes morir.-

Tania se frenó de golpe.

-¿Y qué? Al menos moriré sabiendo la respuesta a la duda que tenía, ¿no?-

-La curiosidad Tania, es un pecado cruel según algunos... Pero la verdad es que sin curiosidad no hay respuestas y a veces uno necesita respuestas para estar en paz.-

-¿Tú estás en paz?-

-No, ¿y tú?-

Tania se encogió de hombros.

-No sé qué es la paz.-

-Ya veo.- El hombre comenzó a avanzar. -Ahora andando.-

-No me dijiste a donde vamos.-

-A comer pizza, ¿o no quieres?-

Una sonrisa auténtica iluminó todo el rostro de la pequeña.

-¿Y todavía preguntas? ¡Vamos!-"


"Tania escuchaba atenta el cuento que el hombre sentado a su lado le contaba, era una historia interesante, trataba de una joven que por ser más bella que su madrastra estaba apunto de ser asesinada por un cazador.

-...Y al final Blanca Nieves se casó con el príncipe y vivieron felices para siempre.-

-Qué porquería.- Tania cruzó los brazos sobre las sábanas. -¿Quién necesita un hombre para vivir feliz por el resto de su vida?-

-Es solo un cuento pequeña palomilla.- El hombre dejó de lado el libro. 

-Pues es absurdo, al inicio todo estaba interesante y luego... Arruinan la trama con eso, mira, hasta Minerva se aburrió.- Tania señaló a su mascota que, estaba profundamente dormida.

-¿Y cómo sería el final para ti?-

-Después de que la madrastra intentara matar a Blanca... Lo que sea...-

-Blanca Nieves.- Comentó el hombre con una sonrisa.

-Eso, bueno... Después de que la madrastra intentara matar a Blanca Nieves por medio del cazador ella huyó, se refugió en el bosque y empezó a usar los recursos de la naturaleza para sobrevivir. Construyó una cabaña y tiempo después le dio refugio a siete mendigos que vivían en precarias condiciones, todos se volvieron una familia pero luego la madrastra descubrió que Blanca.... Eso seguía viva y se encabronó tanto que fue  a matarla ella misma. Sin embargo Blanca eso no era tonta y estaba preparada en caso de que su madrastra la encontrara y cuando así pasó ella le tendió una trampa y la mató... De esa forma erradicó al mal y consiguió el trono que por derecho le pertenecía, al final fue una reina justa, valiente y no necesitó a ningún idiota para que gobernara a su lado... TAN TAN.-

-Esa historia es más interesante que la original.-

-Lo sé.- Tania se metió más entre las cobijas. -No entiendo porque en todos los cuentos de hadas siempre la víctima tiene que ser una chica, ¿por qué no un chico? O, ¿Por qué no pueden hacer que la joven se salve sola? ¿A caso las mujeres siempre necesitamos ser salvadas? Y otra cosa, ¿por qué rayos siempre son mujeres bonitas? En todos los cuentos... Estoy harta, siempre es la típica chica linda, sumisa, débil....-

-Tranquila palomilla.- El hombre le besó la frente a la pequeña. -Esas historias son de otras personas, ¿qué te parece si en la tuya la chica se salva sola? ¿O qué te parece si tú eres esa chica?-

-Eso suena maravilloso. Mi historia se llamará... "Las locas aventuras de Tania Nevor y Minerva"-

-Creo que esperaré para leerla.-

-Tenlo por seguro.-

-Buenas noches palomilla.-

-Buenas noches.-

Tania era una persona con sueño ligero y fue gracias a eso que pudo despertarse en la madrugada al escuchar como rompían la puerta del primer piso del enorme edificio. Rápidamente se vistió y sacó a Minerva de su jaula, el ave salió volando por una ventana y se perdió en la noche. Tania no tuvo tiempo para lamentar la partida de su mascota, el hombre entró apresuradamente la tomó bruscamente del brazo y la metió en el closet de ropa.

-No salgas, no hables... No hagas ruido alguno, si me hacen algo huye... Hay una puerta secreta al fondo del closet, solo empuja y sal, ve con Deila, ella va a cuidarte. Si me matan no vuelvas por este rumbo nunca, Minerva, esa ave va a ser tu compañera, tu guía, cuídala y cuídate palomilla. Te quiero, por favor promete que vas a huir...- El hombre la miraba con los ojos llenos de lágrimas.

A Tania se le partió por primera vez el corazón. 

-Lo... Lo prometo.- Dijo con voz delgada y temblorosa.

El hombre que la había criado por meses le beso la cien y le dio un último abrazo.

-Eres una niña increíble Tania Nevor, me alegra haberte conocido... Vive, sin importar como, vive, busca la paz, la verdad, la justicia... Vive y escribe tu historia, traza un camino de bien, un camino interesante, toma decisiones de las cuales no te arrepientas y no dejes que nadie te diga que hacer, si tú puedes salvarte no esperes que alguien más lo haga, no seas la típica princesa... Sé tu propia versión, sé Tania Nevor, la esperanza del mundo.-

Tania se quedó con miles de palabras atrapadas en la garganta, palabras que no pudo soltar. Aquel hombre que la había cuidado cerró las puertas del closet y por una pequeña ranura Tania vio como una niña albina entraba.

-Tardaste.-

La pequeña se encogió de hombros.

-Si no huyes vas a morir.-

-No soy un cobarde.-

-Retirarte no es de cobardes, es de listos.-

-Cuídala por mi ¿si?-

La pequeña albina asintió y estiró la mano, una garra dorada brilló en su palma.

-Por tu maldita culpa tendré mucho trabajo.-

El hombre sonrió tristemente.

-La vida es cruel.-

-La muerte también.- La albina cerró su mano en un puño cuando el hombre le entregó una segunda garra. -Prometo que tu alma no se desvanecerá.-

-No me importa, solo protégela.-

-Lo haré.-

Y luego Tania vio como aquella niña desapareció en la nada. ¿Quién era? No tenía idea.

-¿Hablas solo o alguien más está aquí contigo?- Dos figuras femeninas entraron a la estancia segundos después de que la albina desapareciera.

-Debí suponer que eran ustedes... Que tonto de mi parte.- El hombre se paró derecho y metió las manos en los bolsillos como si todo fuera una plática casual.

-Ella nos mandó a por ti, qué genial ¿no?... La que el mundo considera una buena persona es la mejor arma de doble filo.-

-¿La mejor arma? Yo conozco verdaderas armas y no solo cosas simples como ella.-

-Hay que tener agallas para insultarla.- Una segunda voz femenina se sumó a la plática.

- ¿Qué quieren?-

-Tu arma, tu corazón... No sé como decirlo.-

-Entonces intenten tomarlo.-

Las dos mujeres que habían entrado sonrieron y atacaron.

Desde su posición Tania no podía ver todo lo que sucedía, por eso sintió que su corazón se detuvo cuando vio al hombre caer y  a las dos mujeres sobre él.

-Tienes un buen cuerpo...- Ronroneó una de ellas.

-Sería un desperdicio no aprovecharlo una última vez antes de tu muerte.- La segunda comenzó a desabrocharse el vestido.

El hombre intentó liberarse pero ellas se lo impidieron.

-Oh no, no, no... No te vas de aquí, quizá si tus poderes estuvieran al cien podrías escapara pero... Ya estás muy débil, deja de intentar y prometo que tu muerte será rápida.-

Tania se cubrió la boca para no gritar y contuvo sus sollozos mientras veía como esas dos arpías  abusaban del hombre una, otra y otra vez. Al final ya no tenía lágrimas para seguir sollozando, pero algo nuevo comenzó a florecer en su interior, un trauma... Un odio.

Cuando las dos zorras acabaron de saciarse apuntaron al hombre y dispararon, Tania no sé quedó a ver como lo desmembraban, salió por el pasadizo secreto y corrió mezclándose con la oscuridad, corrió con los puños apretados, corrió hasta llegar a una fábrica vieja y una vez sola gritó... Gritó tanto que estuvo ronca por los días que siguieron e incluso después de eso su voz cambió, se volvió un poco más áspera y dejó de ser dulce.

 El nuevo día llegó, Tania salió de su escondite y comenzó a andar, Minerva llegó de la nada y voló todo el camino a la casa de Deila a su lado.

Cuando llegaron Tania no se aguantó, sacó su bate y acabó con los hombres que habían matado a Deila y a su familia. Las sirenas de la policía fue lo único que la hizo dejar de golpear los cuerpos ya sin vida de los hombres.

Después de eso volvió a estar sola, nuevamente en las calles, robando para poder comer, huyendo de los hombres que intentaban herirla... Su única compañía era Minerva, gracias a esa pequeña amiga Tania pudo seguir adelante, por Minerva y por la promesa de que, escribiría en algún momento la historia de una princesa que se salva sola."


"Tania aceleró el paso pero el mendigo que la iba persiguiendo la siguió de todos modos. Ella dobló varias calles intentando perderlo pero siempre que volteaba lo veía a unos cuantos pasos por detrás.

Cuando finalmente creyó que aquel hombre repulsivo ya no iba tras ella se dejó caer en un callejón. 

-Hola dulzura.-

Tania se intentó poner de pie pero aquel sujeto la agarró con fuerza y la inmovilizó, ella le escupió pero él solo sonrió.

Era un hombre mayor, bastante viejo para tener al menos 50 años... Tenía el pelo y la barba sucios, apestaba a basura y estaba cubierto de mugre y suciedad.

-Esperé demasiado para este momento.- El mendigo le besó el cuello y comenzó a lamerle una mejilla.

Tania hizo muecas de asco, intentaba inútilmente soltarse... Unas lágrimas de rabia rodaron por su cara.

-¡SUÉLTAME.... ASQUEROSO... BASTARDO.... PERVERTIDO!-

El mendigo comenzó a manosear el delgado cuerpo de Nevor y ella soltó gritos y patadas que no parecían servir de nada. Aquel hombre se sacó los harapos que le cubrían el torso y estaba por arrancar las ropas de Tania cuando esta sacó su bate y lo dejó caer dándole un buen golpe a la cabeza al sujeto.

Ese acto basto para que él aflojara su agarre y Tania aprovechó para darle una patada en sus parte íntimas, el mendigo soltó un grito y se puso a patalear.

Nevor agarró su arma y de un golpe certero le destrozó el cráneo al hombre. La sangre tiñó el suelo, las paredes y el cuerpo de la pequeña, Tania observaba lo que había hecho sin expresión alguna en el rostro, se compuso su ropa y estaba por irse cuando una voz la detuvo

-Matar no es bueno.-

Tania se giró y quedó frente a frente a una niña de su misma edad, cabello rosa y ojos arrebatadoramente verdes.

-Ajá, ¿y luego?-

-La policía podrá meterte a la cárcel.-

-¿Ves que me importe?-

La otra chica suspiró.

-¿Tus padres?-

-No lo sé, muertos quizá.-

-¿Tú los mataste?-

-No.-

-Emma.-

La pequeña de ojos verdes alzó la vista.

-Maestra.-

-Hola, ¿tú quién eres?-

Tania bufó.

-Soy Tania, Tania Nevor.-

-¿Estás sola?-

-Si ustedes no cuentan... Sí.-

La mujer que vestía un uniforme de combate negro observó el cadáver que estaba detrás de Tania y luego analizó la sangre que cubría el cuerpo de esta.

-Eso te dará problemas.-

-Lo sé.-

-Ven conmigo.-

-¿Para qué?-

-Para que no te atrapen, y para que te des un buen baño.-"


Tania apretó los puños al recordar eso, al inicio parecía que Valeska solo la había salvado de morir en las calles pero después... Tania había ido encontrando las piezas del rompecabezas y había conseguido armar una parte vital, una parte que decía que Valeska había planeado encontrarla desde mucho tiempo atrás.

Unos suaves golpes en la ventana hicieron que la joven armera se levantara y fuera a abrir. Minerva entró volando con un sobre negro en su pico, Tania tomó la carta y la abrió.


"Te espero mañana a las 2:30 en la fábrica, necesito tu ayuda..."


N./D.S

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