El nuevo cachorro de león
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NEVILLE LONGBOTTOM Y LA PIEDRA DEL HECHICERO
CAPÍTULO 1: EL NUEVO CACHORRO DE LEÓN
La silueta de un gato asomaba sobre un muro bajo en plena noche, de repente, la figura de un hombre alto y anciano hizo su aparición, las luces de los faroles se extinguieron y el hombre se acercó al gato que por arte de magia se transformó en una mujer anciana.
―Albus ―dijo la mujer―, ¿es cierto lo que escuché acerca de los Longbottom?
―Me temo que sí, Minerva ―dijo el anciano con gran pena, la anciana mujer se puso a llorar y el hombre procedió a reconfortarla.
Luego de un momento, llegaron a la puerta de una mansión.
―¿Cómo se lo diremos a su abuela? ―preguntó McGonagall dirigiendo su mirada a Dumbledore quien tenía los ojos rojos y sostenía a un niño con una cicatriz en la frente, un niño de nombre Neville Longbottom.
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Diez años después.
Neville no salía de su asombro, tan sólo un par de días atrás por fin había dado muestras de que no era un squib y demostró tener poderes mágicos al rebotar como pelota en vez de estamparse contra el suelo y morir como cualquiera lo hubiera hecho (había caído desde un piso alto), ahora recibía una carta en la que le admitían en Hogwarts.
Dumbledore, temiendo que los mortifagos intentasen algo contra Neville, le pidió a Hagrid que acompañara al muchacho y a su abuela a hacer las compras respectivas.
―¿Les parece bien si primero vamos a una bóveda a la que me pidió Dumbledore que fuera? ―preguntó Hagrid. Neville y su abuela no objetaron.
En las profundidades del banco, Neville pudo observar como Hagrid alzaba un paquetito pequeño y lo guardaba con celo en su abrigo, después de eso, las compras transcurrieron con normalidad, hasta que llegaron donde el Emporio de lechuzas que era un lugar donde se vendían no sólo lechuzas, sino otras mascotas para los magos.
―Señora Longbottom, por favor, los sapos pasaron de moda hace más de cincuenta años, si el muchacho va con un sapo al colegio todos los chicos se reirán de él ―decía Hagrid, al ver que el dueño de la tienda ya tenía una mascota reservada para él.
La abuela de Neville, quien era una mujer de armas tomar, regañó al pobre guardabosque y este tuvo que quedarse callado, no pudo convencer a la mujer acerca de que el muchacho no aeptase el sapo que le regaló el tío abuelo del chico.
Hagrid decidió no entrometerse más, pero cuando se enteró que tampoco iban a comprar una nueva varita para Neville debido a que él utilizaría la varita de su padre...
―¡Señora Longbottom! El muchacho no podrá demostrar todo su potencial con una varita ajena, no importa que está haya pertenecido a su padre. Neville, ¿qué opinas tú?
Neville, quien era bastante tímido, quiso darle la razón, pero la severa mirada de su abuela le hizo decir algo muy diferente.
―Yo quiero... usar la varita... de mi padre, señor.
Hagrid recibió otra tanda de críticas ácidas de la anciana y, al final, decidió no comentar nada de esto frente Dumbledore, el guardabosque no quería que el director se sintiera triste al ver como su decisión de enviar a Neville con su abuela, no fue lo más acertado.
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Ya en el andén 9 y ¾, Neville se despedía de su abuela y de todos sus tíos abuelos que fueron también a despedirse del chico. Neville estaba rojo como un tomate porque varios chicos ya se estaban mofando de él.
Al entrar al tren un par de chicos de Ravenclaw que vieron como todos esos ancianos se despedían de él, decidieron abusarle y una chica sacó cara por Neville, pero en eso el pobre soltó a su sapo el cual se escapó raudo del lugar.
―¿Quieres que te ayude? ―le preguntó una niña de esponjoso y enmarañado cabello castaño y dientes de conejo.
―Eh... Yo... Gracias, sí, mucho ―balbuceo Neville, quien se puso colorado como un tomate.
―¡Eres Neville Longbottom! ―dijo la chica al ver la cicatriz en forma de rayo―, disculpa, yo soy Hermione Granger, un placer conocerte.
―Yo me llamo Neville, Neville Longbottom ―dijo olvidándose que ya no era necesario decir su nombre.
―Fue horrible como te trataron esos estudiantes, pero no te preocupes, yo te ayudaré a encontrar a tu sapo, pero primero acomodemos tu equipaje que quedó regado por todo el corredor ―le dijo la niña con una sonrisa, Neville sólo pudo asentir con su cabeza.
―Gracias, gracias por defenderme frente a esos Ravenclaw.
―No tienes por qué agradecer, ahora, busquemos tu sapo antes de que lleguemos a Hogwarts.
Los dos muchachos luego de buscar mucho tiempo se dieron por vencidos y tuvieron que apresurarse a ponerse sus túnicas porque ya se acercaban a la estación de Hogwarts.
Hermione agarró la mano de Neville para que este no se quedase atrás debido a la enorme cantidad de estudiantes que había.
―Deprisa, tenemos que ir a los botes ―le apremiaba la chica sin soltar su mano.
―Aja... ―se limitó a decir, nunca antes una chica le había sostenido la mano, se sentía bonito.
Hagrid apresuraba a los estudiantes de primer año para que se diesen prisa. Hermione y él compartieron uno de los botes con otra niña de apellido Parkinson.
El castillo era imponente y llegaron al desembarcadero interior del castillo, subieron unas gradas y allí les esperaba la profesora McGonagall, ella procedió a explicarles algunas cosas a los chicos, cuando de repente, salido de la nada, el sapo de Neville hizo su inoportuna aparición.
―¡Trevor! ―gritó Neville y avanzó unas cuantas escaleras agarrando al sapo. La profesora le miró con un gesto de pocos amigos y luego les ordenó que la esperaran un momento. El pobre de Neville se moría de la vergüenza, todos se le reían en su cara y para su horror, la niña Parkinson también se reía de él.
―¿Así que tú eres el famoso Longbottom?, yo me llamo Draco, Draco Malfoy ―le dijo un niño de rostro hermoso y cabello rubio.
Un chico pelirrojo se rió con disimulo y el rubio procedió a insultarlo, luego le extendió la mano a Neville, el cual por su timidez, procedió a estrechar.
La profesora McGonagall retornó y todos entraron al gran comedor del castillo, el techo de este parecía ser de cristal porque se podía ver el firmamento.
―El techo fue hechizado para que se pudiera ver el cielo, lo leí en Historia de Hogwarts ―le decía Hermione a Pansy Parkinson.
Los chicos se detuvieron frente al sombrero seleccionador y a orden de McGonagall uno por uno se sentó en un taburete y el sombrero les enviaba a la casa respectiva. Hermione fue a Griffindor, pero Pansy Parkinson, la niña que había captado la atención de Neville, se fue a Slyterin, luego fue su turno y todos los presentes se sentaron al borde de sus asientos.
―Ummm, la mente no muy dispuesta para los estudios, pero tienes un corazón gentil y noble, tu sentido de lealtad es muy fuerte y eres de los que se esfuerzan al máximo cada día... Creo que te pondré en Hufflepuff.
―No, por favor ―susurraba Neville―, ponme en Griffindor.
―Pero si irías mejor en Hufflepuff, tendrías muchos amigos en los leales tejones...
―No, por favor, ponme en Griffindor, sino mi abuela se enojará conmigo, mis padres pertenecieron a Griffindor... Mi abuela y mis tíos abuelos se enojarán...
―¿Seguro?... Si tú lo dices, entonces, serás... ¡GRIFFINDOR!
Neville de lo aliviado que estaba y temiendo que el sombrero cambiase de opinión se fue corriendo a la mesa asignada, olvidándose quitarse el sombrero seleccionador, algunos alumnos se rieron, pero sus risas fueron calladas por los gritos de júbilo de los leones al ver que el famoso niño-que-vivió pertenecía a Griffindor. Dumbledore le guiñó el ojo a Neville y este bajó la mirada por su timidez.
La cena en realidad fue un banquete y Neville disfrutó mucho de este, Hermione le hablaba de forma animada y Neville ahora le contestaba con mayor naturalidad, bueno no mucha, pero algo es algo.
Neville trataba de ver la mesa de Slyterin para ver si podía ver a Pansy y la vio hablando alegre con Malfoy. Neville deseo que Pansy estuviese en Griffindor, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por Percy quien le hablaba de forma grandilocuente.
Finalizado el banquete, Percy guió a los chicos a la torre Griffindor. Neville pudo observar que compartía habitación con un chico de hermosos ojos verdes y cabello negro llamado Harry Potter y otro chico alto con el cabello rojo como la sangre de nombre Ron Weasley, también había dos chicos: Seamus finnigan y Dean Thomas, ambos chicos muy apuestos.
―La cena estuvo buena, ¿verdad? ―les dijo Neville tratando de entablar conversación, pero Harry le dirigió una mirada de desprecio.
―¿A ti que te pareció, Ron? ―Volvió a insistir.
―¿Por qué no se lo preguntas a tus amigos de Slyterin?, ve, anda a estrecharte la mano con ellos ―le dijo Ron.
―Seguro se cree mejor que nosotros por eso de ser el-niño-que-vivió ―le dijo Seamus.
―Es un engreído, se cree mucho, mejor no le hablen ―les dijo Dean.
Neville se quedó como piedra con los ojos muy abiertos, hubiera querido decir algo, decirles que no era su intención haber estrechado la mano de Malfoy, pero su maldita timidez le soldó la mandíbula y, dándose la vuelta, se cambió de ropa y se acostó en su cama, cerrando las cortinas.
No pudo dormir esa noche, él no era un creído, no se sentía superior a los demás, el hecho de ser un squib la mayor parte de su vida había hecho que su autoestima se fuese por los suelos, no importaba que el fuera el famoso niño-que-vivió, ninguna familia de magos le invitaba a los cumpleaños de sus hijos por que Neville era un squib, nunca tuvo amigos, las únicas personas con que se relacionaba eran su abuela y sus ancianos parientes.
Se puso muy nervioso al pensar que compartiría siete años de su vida con esos horribles chicos de Griffindor, de seguro eran unos abusivos y abusarían de él, se repetiría la misma historia que cuando estaba en la escuela muggle.
CONTINUARÁ...
Nota del autor: en los libros Pansy es fea pero en las primeras películas no lo es, interpretada por Katherine Nicholson y Genevieve Gaunt
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