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chapter 47

Su semana maravillosa había acabado, formalizaron ni bien llegaron y sus hijos no podían estar más que contentos, claro que estaban felices de tener a sus madres juntas, aún no habían hablado sobre si se volverían a casar o si vivirían juntas, querían hacer las cosas bien, no apresurarse ni presionarse, aunque lo cierto era que la pelinegra muchas veces se quedaba en el departamento de Jennie, por que sí, ella se había mudado a su propio espacio una vez que firmó los papeles del divorcio con Winter. Era media mañana, Jennie había llamado a Jin para contarle a lujo de detalles una de las sorpresas que su novia le había hecho el día anterior, mientras, Lisa aún
estaba dormida después de que hubieran despertado al amanecer para hacer el amor.

Para la menor, ahora la boda le parecía algo irreal, tan lejana a ella, como si se tratara de algo que le había ocurrido a otra persona y de alguna forma, así era, pensó Jennie, se sentía otra mujer, renovada, con la felicidad inundándola por el hecho de al fin hallarse con la persona que más amaba, Lalisa.

Me alegra escucharte tan feliz

— Lo soy, Jin, más de lo que te puedas imaginar — dijo ella mientras sentía que Lisa le rodeaban la cintura y le besaba el cuello — Me tengo que ir, nos vemos más tarde, Jin.

— ¿Tan temprano y hablando por teléfono? —preguntó Lisa cuando ella terminó su llamada, volteó a verla, vestida con la ropa del día anterior.

— Con Jin, necesitaba hablar sobre cosas de Nam.

— ¿Así?

— Si mi amor — dijo Jennie volviendo a besarla.

— ¿Quieres café? — preguntó ella sobre sus labios.

— Bueno, pero primero quiero darte un beso —dijo ella dando un pequeño beso — Y otro… y otro…

— ¡Ya, Lisa! — dijo Jennie entre risas mientras ella la seguía besando en el rostro y el cuello.

— ¡Oh, vamos! Lo único que se me antoja para desayunar es mi dulce Jen.

— ¿Otra vez?

— Claro ¿No te gusta la idea?

— Por supuesto, pero tengo mucha hambre y primero necesito algo de café.

Jennie se separó de ella y sacó un par de tazas de la alacena, Lisa se sentó del otro lado de la barra de la cocina y la observó con una sonrisa mientras ella se movía por la cocina, servía el café y buscaba los ingredientes necesarios para preparar unos homelets, la vida hogareña con la menor era todo un placer que quería compartir el resto de su vida.

—¿En qué te ayudo, Jen? — preguntó al verla rebanar unos champiñones.

— Descuida, tengo todo controlado — dijo Jennie continuando con su labor.

— Bueno… al menos podría sacar algo de fruta.

— Eso sería perfecto… Aunque no estoy muy segura de que haya en el refrigerador, hace días que no voy al supermercado.

— Déjame ver — Lisa abrió el refrigerador y encontró un recipiente con fresas — Parece que es nuestro día de suerte, Jennie.

La pelinegro tomó una fresa para dársela a la castaña en la boca, pero ella frunció el ceño ante el dulce olor de la fruta.

— Definitivamente necesito ir de compras, ya se echaron a perder esas fresas.

— A mí me parece que están bien, Jen — dijo ella revisando la fruta, tras lo que se comió una fresa — Y saben bien.

— Pues a mí no… creo que me están dando nauseas, aléjalas de mí, Lisa, no quiero ni verlas.

— De acuerdo, nada de fresas — dijo ella haciendo lo que Jennie le pedía, sorprendida de su actitud ya que nunca la había visto así — ¿Estás bien?

—Sí, solo… no he estado comiendo bien últimamente y — se detuvo al notar como el rostro de la pelinegra se llenaba de preocupación al escucharla, lo último que Jennie quería era que ella supiera lo mal que había estado durante su separación — No te preocupes, Lisa. No tengo nada… Supongo que las fresas ya no me gustan tanto como antes.

— ¿Segura que solo es eso?

— Sí, estoy segura — respondió ella con una sonrisa —Aunque ya sé que necesito para estar mejor.

Jennie tomó el rostro de ella entre sus manos mientras se alzaba de puntillas para unir sus labios, Lisa la estrecho entre sus brazos mientras se besaban tiernamente. Unos instantes después, ella se separó un poco.

— Sabes a fresas, Lisa — musitó Jennie sobre sus labios.

— ¿No me digas que ahora la cura será peor que la enfermedad?

— No… eres mi mejor cura a todo.

Nuevamente se besaron y no tardo en subir la intensidad de sus besos, Lisa alzó en vilo a la menor para sentarla sobre la barra de la cocina mientras sus besos se prolongaban y las caricias se extendían a todo su cuerpo, solo se separaron lo necesario para buscar el tan necesitado aire.

— Te amo, Jen.

— Yo también te amo, Lisa.

...

Había pasado cuatro meses desde su viaje en el crucero y desde que formalizaron su relación, recuperando felicidad al lado de Lisa, quien estaba muy feliz por estar al lado de Jennie por mucho tiempo. Para Lisa era como si volviera a vivir aquellos días tan maravillosos que compartió con su Jennie años atrás cuando se casaron, no, incluso era mejor que antes, excepto por el hecho de que parecía que Jennie tenía alguna infección estomacal que no parecía mejorar ya que se la pasaba con nauseas, mareos y vómitos. Jennie le insistía en que
no se preocupara, después de todo, pronto se recuperaría y más con todos los cuidados que ella le daba.

Estando con Jennie, se volvía una niña, ya que le gustaba ser engreída por la mayor, le costaba mucho levantarse de cama, si por ella fuera no iría a trabajar, se quedaría con Lisa acostada todo el día.

— ¡Arriba Jennie! — entró Jin haciendo que la menor se levantara.

Finalmente consiguió que lo hiciera pese a que Jennie se rehusaba a salir de su cama.

— Creí que ibas a descansar un rato más, amor.

— ¿Con Jin aquí? Imposible — dijo la menor con una pequeña sonrisa y se alzó de puntillas y dándole un pequeño beso.

— Vamos a comer, preciosa.

— Voy a sacar las tostadas

—Siéntate, Jin, yo voy…

Jennie se puso de pie, pero no logro ni dar dos pasos ya que de inmediato se apoyó en el respaldo de su silla, sintiéndose mareada y con nauseas.

— ¿Jen, que tienes?

La menor ni siquiera logro responder, rápidamente corrió hacia el baño, cerrando la puerta tras de sí dejando a todos sorprendidos por lo que ocurrió.

— ¿Estás bien, Jennie? — preguntó Jin preocupado.

— Voy a ir a verla — dijo Lisa poniéndose de pie.

— No, yo voy, quédate con las niños, Lisa, ustedes terminen de comer.

Jin se dirigió deprisa al baño, cerró la puerta con llave al entrar y ver a su amiga reclinada sobre el inodoro, expulsando lo que hasta hacía unos momentos había comido. Se acercó a su lado y acaricio su espalda mientras Jennie seguía vomitando. Una vez que terminó, Jin le paso una toalla mientras Jennie bajaba la palanca del retrete y se ponía de pie lentamente.

— Ay, Jin…No tenías que haber visto este horrible espectáculo.

— Tú tuviste que soportar muchos de mis horribles espectáculos cuando pasé por lo mismo.

— Menos mal que no recuerdo la última vez que tuviste una infección estomacal.

— No me refería a ninguna infección, Jennie.

— ¿De qué hablas?

Jin dio un largo suspiro.

— Creo que no debería sorprenderme que aún no te hayas dado cuenta con todo lo que ha pasado últimamente…

— No te entiendo ¿A qué te refieres?

— Las náuseas, los vómitos, los mareos… a pesar de haber pasado por eso hace meses, puedo reconocer los síntomas.

— Espera un momento, Jin… ¿No creerás que yo…?

Jin asintió mientras Jennie llevaba su mano instintivamente hacia su vientre, no creía que fuera posible ¿O sí? ¿Estaba embarazada?

— Fácilmente podemos salir de dudas con una prueba de embarazo, aunque por tus síntomas es más que obvio que estás embarazada, te lo dice alguien que ya paso por eso y se da cuenta de esas cosas — dijo Jin con una sonrisa — Además, tú y yo sabemos que mientras estuviste en el crucero con Lisa, ustedes no pasaban el tiempo exactamente jugando ajedrez.

Jennie se ruborizó ante ese comentario, recordando todas las noches de amor que tuvieron durante aquellos días tan perfectos y ahora que lo pensaba, nunca se habían cuidado cuando hacían el amor, era muy probable que ella estuviera embarazada.

— Esto es un desastre, Jin…

— Lo sé… pero sabes que no te voy a dejar sola, mucho menos ahora que serás mamá.

— Eso aún no lo sabemos.

— Podemos saberlo en cuestión de minutos, si quieres voy a comprar una prueba de embarazo ahora mismo…

— ¡No! No quiero que Lisa lo sepa aún.

— Descuida, sabes que no diré nada, es más, si quieres mañana realizas esa prueba de embarazo en mi departamento, así Lisa no se dará cuenta.

— Perfecto. Gracias, Jin — musitó Jennie abrazándolo.

— No te preocupes, verás que todo va a salir bien.

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