chapter 37
El beso entre Lisa y Jennie, era lo que la menor necesitaba para confirmar lo que meses antes estaba negando y ocultando, pero simplemente, ya no podía ocultarlo más, la amaba y de eso no había duda, lq amaba con todo su corazón, no podía negarse ante algo tan obvio y no podía dejarla ir, no después de todo lo que ambas habían pasado.
Estaba tan cegada todos esos años pensando que amaba a Winter, pero no, la quería y
mucho, pero no era amor, no había ni punto de comparación en lo que siempre sintió por Lisa, a pesar de creerla muerto, su corazón y su mente le pertenecía. No era justo para Winter que ella siguiera a su lado, cuando solo había cariño y gratitud, no era justo que siga a su lado cuando todas las noches Jennie pensaba en alguien más,tenía que hablar con Winter y ser sincera.
Dejó a sus hijos en sus habitaciones respectivas y se fue a la propia, encontrándose con la pelinegrq en la laptop, se veía frustrada.
— Winter ¿Podemos hablar?
— Siempre me amó y yo no nunca me di cuenta.
— ¿De que hablas? — la menor se sentó en la cama con la mirada fija en la espalda de la mayor — ¿Vuelos a Australia? ¿Te vas?
— Perdóname, por favor…
— ¿Perdonarte por qué?
— Amo a otra persona, pero me di cuenta demasiado tarde — se giró a ver a su esposa, quien tenía el ceño fruncido — Te fallé, porque te prometí que siempre estaría para ti, que nunca te dejaría.
— ¿A quién amas?
Winter tomó un cuaderno de la mesa y se lo entregó, Jennie frunció el ceño al leer el nombre de la dueña de dicho objeto.
Karina
— Winter ¿Tú me engañaste con Karina?
— No, claro que no… ella se fue a Australia solo para alejarse mí, ¿Sabes por qué? — negó — Por qué lleva años enamorada de mí y sin darme cuenta fui yo quien destruyó esa hermosa sonrisa que me dedicaba cada vez que me veía.
— ¿Piensas ir a Australia a buscarla?
— Ese es mi plan, aunque no creo que funcione.
Todo lo que Jennie planeaba decirle se fue directamente por un tubo, se esperaba todo tipo de reacción, menos que ella estuviera enamorada de su amiga, aunque era algo obvio, cuando Karina estaba al lado de Winter, su sonrisa era radiante, pero sin darse cuenta, esa sonrisa poco a poco se desvanecía y aunque todos intentaron convencerla de que se quedara, ella no dio su brazo a torcer.
— Me dejaste sin palabras, no sé que decir.
— Solo pídeme el divorcio, es a lo que venias ¿No? — sonrió un poco divertida.
— Y-yo…
— La amas ¿Verdad? Siempre fue ella, Jen, viva o muerta, siempre fue Lisa.
— L-lo siento… no quería lastimarte.
Winter sonrió y la abrazó fuertemente, haciendo que Jennie sollozara y se sintiera
culpable.
— ¿De qué lloras, Innie? — tomó su rostro entre sus manos — No me lastimas en lo absoluto, claro que no.
— Claro que sí.
— Jennie, hemos pasado unos años maravillosos como pareja ¿No es así? — a menor asintió — Pero hay que admitir algo, siempre nos hemos visto como amigas — hizo una mueca — Tú conociste el amor con Lisa y yo no sabia que era el amor, hasta que perdí a Karina.
— ¿No estas enojada?
— No Jennie, claro que no, tú y yo merecemos ser felices ¿No lo crees?
— Me siento aliviada de que no me odies.
— Viajaré a Australia en un par de horas, hablaré con mi abogado para que empiece los
tramites del divorcio.
Jennie volvió a abrazarla y su aún esposa la abrazó fuertemente, acariciando suavemente su cabello, mientras que la otra sollozaba.
Tal y como dijo, esa misma noche, Winter había tomado sus maletas, Australia la esperaba, iba a hacer todo lo posible por recuperar a Karina, no importaba si por eso se tenía que quedar allí, lo iba a recuperar.
Por otro lado, Jennie cerró sus ojos un
momento, para descansar, pero al abrirlos, ya
había amanecido, se levantó rápidamente y vio la hora, eran las 8:20 de la mañana, el avión de Lisa salía a las 9:00 am.
Mierda.
Se colocó sus zapatos y salió corriendo de su casa, llamó a Jin en el camino casi rogándole que fuera a cuidar a sus hijos, pero al estar Jin tan ocupado con sus propios hijos, mandó a Namjoon. Tomó un taxi y con el celular en mano, hizo una llamada.
— ¿Hola?
—¡Ryujin! — casi gritó.
— Jennie… ¿Qué paso?
— ¿Lisa ya se fue?
— Acaba de salir para el aeropuerto.
— ¡Mierda! — sin despedirse le colgó, dejando a la otra persona confundida tras la linea — ¡Señor! ¿Qué espera? ¿Una invitación?
¡Conduzca!
— Señora… no me ha dicho a donde quiere que lo lleve.
— Verdad… ¡Lléveme al aeropuerto! Vayamos rápido por favor.
El taxista al ver tan desesperada a su pasajero condujo lo más rápido que pudo, saltándose unos semáforos, casi atropellando a algunas personas, casi chochando con otros carros, pero hizo lo que pudo para llegar al aeropuerto, eran las 9:54 am.
Jennie le dio un cheque y sin esperar el cambio, bajó desperado del taxi, corriendo hacia dentro del aeropuerto, sus piernas temblaban, ante la adrenalina de perder a Lisa, sin poder decirle lo mucho que la amaba, siguió corriendo hasta llegar a la puerta de embarque.
— Necesito que me deje entrar al avión con destino a Londres.
— Claro ¿Su boleto? — preguntó la señorita.
— No tengo, debo impedir que alguien se vaya.
— Sin pasaje no boleto no puede ingresar, lo siento.
— Es importante, por favor.
— No señora, lo lamento mucho.
Iba a suplicar un poco más, pero sus esperanzas se rompieron a los minutos.
— El vuelo 3300 con destino a Londres, acaba de partir.
Jennie temblaba y sus lagrimas amenazaban con salir, había llegado demasiado tarde, la había perdido, quería golpear a la estúpida que no la había dejado entrar, deseaba que nunca se casara y sufrirá por amor, tanto como ella estaba sufriendo, Jennie no odiaba a nadie, pero en ese momento, la mujer a la que tenía en frente, era su enemiga número uno.
— ¿Jennie? ¿Qué haces aquí?
La menor se dio la vuelta y pudo ver claramente a Lisa, con ropa informal y una
maleta en su mano, su rostro lucía confundida, sin pensarlo dos veces corrió hacia ella envolviendo su cuello entre sus brazos, llorando al tenerla cerca y no en un avión, se aferró a ella como una niña se aferra a su madre, este acto tomó por sorpresa a Lisa, quien después de unos segundos reaccionó y correspondió el abrazo, envolviendo con sus brazos la cintura de la menor.
— Jen ¿Qué pasa? ¿Porque viniste?
— Te amo, te amo Lisa, no puedo dejar que te vayas, no puedo.
— Jennie, pero ¿Qué pasa con Winter?
— Ya no tengo nada con ella, hablamos anoche y nos vamos a divorciar.
Por la manera en que la menor hablaba, parecía desesperada en explicarle las cosas, tenía miedo de soltarla que solo desapareciera, temía que todo fuera un sueño y que al despertar ella no estuviera.
— ¿No me amas, Lisa?
— Mira tus manos, recuerda que en los espacios que hay entre tus dedos encajan perfectamente los míos.
Lisa tomó el rostro de Jennie, viendo fijamente esos ojos gatunos que poseía, esa sonrisa gomosa que la derretía, se acercó a su rostro y unió sus labios, los cuáles se movían con lentitud, apretó el cuerpo de la menor contra el suyo y sin despegar sus labios, la alzó y comenzó a dar vueltas con ella, haciéndola sonreír en medio del beso.
— Te amo, te amo, te amo — Los labios de Lisa atacaron las mejillas de Jennie — Ahora puedo decirte con toda seguridad que, aunque la vida, o el destino, me digan que no eres para mí, diré que me equivoque de vida, mas no de amor, eres mi único amor
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