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chapter 22

Tres meses después

Solo faltan como 20 minutos para que Jennie volviera a casarse, se sentó en su cama y empezó a escribir en su diario, se sentía culpable, porque ese día, ese día que debía ser la más feliz, estaba recordando cada momento al lado de Lisa, desde que se casaron hasta el día de su muerte.

La gente decía muy a menudo de la lluvia sale el arcoíris, y ella podía confirmarlo, porque eso le estaba pasando a ella, después del infierno que vivió al lado de Lisa, apareció Winter, entró en su vida y se fue ganando su corazón poco a poco.

Cada día estaba más convencida al pensar que Winter era la mujer indicada para ella, había recuperado la felicidad que creía muerta, ella le ha devuelto la sonrisa que ya no existía en su rostro, enamorarse nuevamente fue lo mejor que le ha pasado.

— ¿Lista, amiga? — preguntó Jin.

— Nerviosa.

— Dentro de muy poco serás la Señora de Kim, deberías estar feliz.

Lo estoy, estoy feliz, pensó.

— Mi amor, ya es hora, todos esperan — entró su madre sonriendo al verla frente al espejo.

— Estoy lista ¿Vamos?

En cuestión de minutos llegaron al lugar donde se casaría, justo donde Winter le había propuesto matrimonio, en la playa, el lugar y la decoración eran hermosas, no estaba ni muy cargado, ni muy vacío, las olas del mar le daban su toque. Jennie estaba emocionada, caminaba lentamente al lado de su futura esposa, con cada paso que daba se ponía más nerviosa y Winter la esperaba con su hermosa sonrisa, esa que la hipnotizaba. Su padre la dejó al lado de su prometida, eso significaba una sola cosa, la boda estaba por empezar, el juez empezó con la ceremonia, pero mientras el anciano hablaba, Jennie no pudo evitar recordar su boda con Lisa, el momento cuando llegó al altar, cuando dijeron sus votos.

— Bien, continuemos con los votos.

— Yo Kim Minjeong te tomo a ti Kim Jennie como mi esposa, quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, eres la mujer más maravillosa que he conocido, a tu lado me siento completa y delante de todas estas personas, juro protegerte, cuidarte, no solo a ti, sino también a tus hijos, que ya son como míos, te amo y te amaré hasta el día que me muera.

— Yo Jennie Kim te tomo a ti Kim Minjeong como mi legítima esposa, gracias por llegar a mi vida, gracias por sanarme, por enseñarme que después del dolor me podía volver a enamorar, fuiste mi amiga y ahora serás mi esposa, mi compañera de vida, siempre estaré para ti, como tú lo has estado para mí, te amo.

— Finalizando esta ceremonia, yo las declaró esposas, señora Kim, puede besar a la novia — dijo el juez y sin esperar un minuto más, ambas sellaron su matrimonio con un beso, uno tan dulce como el que ellas daban, un beso que significaba amor y respeto.

La gente empezó a aplaudir, a gritar y a felicitar a las novias, lo meseros guiaron a los invitados a un restaurante cerca de donde había sido la boda, la recepción era muy bonita, los invitados estaban encantados con el lugar, la buena atención, la comida, los bocaditos y los postres.

— Y fuiste un regalo caído del cielo — abrazó a Winter por el cuello mientras bailaban.

— Estoy segura que Lalisa hubiese querido que sigas tu vida, Jennie — Apareció la madre de Lisa viéndola.

Por instinto se alejó un poco de Winter, para ver a su ahora ex suegra.

— S-señora yo sé que usted esta en contra de mi matrimonio y yo que-

— No me des explicaciones Jennie, sé que la extrañas como todos los que la conocimos, tienes razón, mereces seguir tu vida — le dio un beso en la mejilla — Disfruta tu boda.

Los señores Manoban se retiraron, deseándole lo mejor a la madre de sus nietos. El resto de la noche pasó de lo más lindo, Winter y Jennie no se separaron, estaban juntas y nadie cambiaría eso. Para la luna de miel, habían planeado un viaje a Paris, Jennie dejó a sus hijos a cargo de Namjoon y Jin, quienes estaban mas que encantados cuidando a sus sobrinos.


— Bien, llegamos a la ciudad del amor — Winter ayudaba a bajar a Jennie del avión.

— Es un lugar hermoso, amor, definitivamente hermoso.

— Y estás dos semanas estaremos solos tú y yo, voy a aprovechar cada tiempo a tu lado, creo que no saldremos de la habitación del hotel.

— ¿Qué está tratando de decirme señora Kim? — sonrió con picardía

— Que viviremos al máximo esta experiencia, señora Kim.

Los labios de las Kim se unieron en un beso, en uno diferente, no era suave, sino un poco exigente, ambas se contuvieron, porque no habían salido ni siquiera del aeropuerto. Se apresuraron en tomar un taxi que las llevó a uno de los mejores hoteles que tenía Paris, al ser casi de noche, fueron a cenar y pasear un poco por las calles francesas. Jennie estaba cansada y moría por regresar al hotel, era de media noche, pero eso no le importo ni a Winter, ni a Jennie, ya que desde que ingresaron al ascensor sus labios no demoraron en unirse, volviendo el beso más necesitado, que aumentaba mientras se acercaban más a la habitación. Las prendas estorbaban en sus cuerpos y sus manos se movían rápidamente, quitando aquellas telas molestosas que les impedían ver y sentir el cuerpo ajeno.

— ¿Estás segura?

— Ahora eres mi esposa, claro que estoy segura..

— Eres hermosa Jen… realmente hermosa.

— A partir de hoy, no solo seré tu esposa, seré tuya…

— Te amo, Jennie, no sabes cómo te amo.

Winter se puso encima de Jennie acariciando sus piernas y subiendo sus caricias hasta su abdomen, provocando jadeos suaves y quejidos de placer a la menor, esos jadeos aumentaron cuando los labios de la pelinegra devoraron el cuello de su esposa.

— Winter…

— Quiero que seas mía, Jen.

— Ya soy tuya, solo tuya

Si antes eran Winter y Jennie, ahora eran una sola, ya era su esposa y nadie cambiaría eso, era la mujer que con pequeños detalles había logrado enamorarla, calar en su interior.

Esas dos semanas en París fueron totalmente inexplicables, pero al ser tan maravillosas el tiempo se les pasó volando y tuvieron que regresar a Seúl, con planes de esposas, con planes de una vida familiar, entre esos planes estaba mudarse, a un lugar mucho más amplio, donde Jennie, Jungkook , y Dahyun pudieran sentirse cómodos, oficialmente ellas formaban su pequeña familia, una a la cuál ambas protegerían con uñas y dientes.

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