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chapter 13

Jennie se sentía feliz, ya habían pasado dos semanas, sin peleas, sin gritos, sin nada más que amor entre ellas, aún no podía creerlo, la felicidad la invadía, se sentía completa, la mujer más afortunada de este mundo, nada le podría quitar esta felicidad. Lisa la había invitado a una cena romántica en "Privilege Bar", uno de los máselegantes y costosos restaurantes de la ciudad, por suerte Namjoon se ofreció a cuidar a Jungkook esa noche.

Llegaron al restaurant, entraron y se acomodaron en una de las mesas del fondo, sillas de cuero puro, color negro profundo, manteles de hilo dorado, tan brillante como el oro, las ventanas llegaban hasta el techo y la madera, todo era de roble.

— Siéntese hermoso señora Manoban — dijo Lisa corriendo la silla hacia atrás permitiéndole sentarse.

— Qué caballerosa — sonrió ampliamente y la miró con los ojos llenos de brillo completamente puro, ella soltó una risa y dió vuelta la mesa para sentarse frente a ella.

— Que hermosa te ves —se sonrojó levemente, Jennie no podía creer que se sintiera avergonzada, llevaban 7 años de casadas y era como si fuera su primera cita — Amo que te sonrojes — cogió su mano — Te amo.

— Y yo a ti, te amo y no te imaginas cuanto — le dijo mirándolo a los ojos.

— Buenas noches — apareció Winter con una sonrisa.

— Winter ¿Qué haces aquí?

— Este es uno de mis restaurantes, ya sabes, como dueña, vine para asegurarme que todo esté en orden.

— Buenas noches mi nombre es Hyunjin y esta noche tendré el placer de atenderlas — se acercó el mesero y al ver a Winter se quedó callado — Señora Kim buenas noches.

— Atiende a las señoras Hyunjin, espero que disfruten su noche, permiso — sonrió y se fue a su oficina.

— ¿Qué es lo que desean? — preguntó el mesero, cada una pidió su orden, aunque Lisa no lo hizo de muy buena gana.

La cena continuó entre mucho amor y romance, Lisa venía a ese restaurante para sus cena de negocios y siempre le agradaba, era uno de sus lugares favoritos para comer, pero, ese día, todo era diferente, ella se comportaba extraño y empezó a molestar al mesero, haciendo sus pedidos más estrictos y devolviendo la comida por cualquier tontería, cosa que a Jennie le molesto cada vez más.

— ¿Tienes algún problema, Lisa?

— No ¿Por qué habría de tenerlo? — dijo con un leve tono de ironía

— Madura Lalisa.

— Aquí esta señora lo que pidió — dijo el mesero dejando el plato frente a ella — Espero ahora si cumpla sus expectativas — se inclinó de manera educada, muy dentro de ella rogaba porque esta vez Lisa no devolviera el plato a la cocina. Lisa probo el plato y de nuevo mostro un rostro de desagrado, como si estuviera comiendo la comida más repugnante de su vida, pero Jennie estaba seguro que nada de eso era verdad ¿Por qué quería hacerle la vida imposible al pobre chico? No tenía una razón lógica para hacerlo.

— No haces nada bien.

— Pero señora... — Empezó a hablar el mesero, pero rápidamente Lisa lo interrumpió.

— Pero nada, mejor traerme la carta, tendré que pedir otra cosa.

¿Por qué se está comportándose de esa manera tan inmadura?

Pensó Jennie.

— ¡Ya basta Lalisa! — habló en un tono levemente alto — Tú no vas a ningún lado — Agarró al mesero del brazo antes que fuera de nuevo por la carta, agarro su tenedor y le di una probada a el plato de Lisa.

— Mierda, Lisa esto esta exquisito, ya deja de devolver la comida a la cocina — dijo enojada soltando el cubierto con fuerza.

— ¿Pasa algo? — se acercó Winter preocupada.

— Tus empleados son unos ineptos, no hacen nada bien y la comida es una porquería.

— ¡Lisa!

— Puede irse a otro restaurante si desea, pero no voy a permitir que nadie venga a mi restaurante y agreda a mis empleados por cosas inmaduras.

— Lisa… Winter tiene razón y-

— ¿Ahora le das la razón a ella? Suficiente tengo con sus miradas y risas.

— Lisa baja la voz que todos nos están viendo.

— ¡¿Ahora te avergüenzas de mí?! ¡Has lo que quieras! ¡Me largo! — agarró su abrigo y salió del restaurante dando un portazo.

Eso no había sido algo normal, no quería peleas con Lisa, la amaba demasiado para pelear otra vez, se disculpó con Winter y salió corriendo detrás de Lisa.

— ¿Lisa que ocurre contigo? — habló con la voz quebradiza y los ojos llorosos intentando tomarla del brazo.

— ¡No me toques maldita regalada! ¡Corre con la dueña de este maldito restaurante, que ella te consuele, pero a mí no me vengas con lágrimas de cocodrilo!

— Lisa... — sus palabras le habían dolido.

— Eres una maldita regalada, una vendida — la agarró del cuello y la estampó contra la pared que daba a la cocina en el aparcadero.

— L-Lisa — susurró con el aliento a punto de irse.

— ¡Dime! ¿Ya te acostaste con ella?! — gritó de nuevo, pero tan cerca de su cara que solo eran centímetros para que la nariz de ella chocara con la suya — ¿Que preguntas más tontas me hago? ¡Claro que sí! ¡¿Verdad?! Debe hacerte compañía todos los días cuando me voy a trabajar ¡¿Verdad?! —se rió sin gracia.

— Lalisa suéltame...

— ¡Eres una prostituta! — gritó a los cuatro vientos para luego soltarla con brusquedad hacia un lado, por mala suerte chocó con un enorme bote de basura que había allí y luego cayó al piso. Con dificultad empezó a tomar bocanadas de aire para poder recuperar la respiración, Lisa se había ido, la había dejado abandonada en la mitad de la calle y estaba
comenzando a llover.

"¿Qué le ocurría a Lisa?", era lo único que se preguntaba, poco a poco sus ojos se empezaron a humedecer ¿Por qué justo ahora todo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué no podían pasar un tiempo juntqs sin ningún ataque de ira de Lisa? Las lágrimas se hicieron presentes, no aguantaba más, todo era muy difícil de entender, primero todo estaba bien y a los segundos todo estaba mal.

— Jennie ¿Estas bien? —dijo alguien a sus espaldas, se sobresaltó y secó sus lágrimas con rapidez girándose para ver quien era, Winter.

— Si — sonrió de medio lado y ocultó como pudo el cuello dentro de su bufanda negra.

— Mentir está mal ¿Sabes? — Winter le dio una mirada consoladora y ella bajó la mirada con tristeza.

— No sé qué le pasa — sollozó — Ella no es mi esposa — Soltó un par de lágrimas — Estoy asustada — Winter la vió y la envolvió en sus brazos

— No llores por favor.

Jennie desahogó sus penas en el hombro de Winter, su mente solo repetía los últimos días que había compartido con Lisa, las peleas y los buenos momentos, se sentía confundida, parecían ser dos personas diferentes, muy diferentes.

— Te llevaré a casa, esta lloviznando y no acepto un "no" por respuesta — dijo separándose de su pecho y mirándola a los ojos.

No muy convencida aceptó su propuesta, no era la mejor decisión, pero no quería más problemas, de todas maneras, igual no había otra forma de llegar a casa, no tenía dinero ni para el pasaje de un bus y caminar a casa no era una opción puesto que era una hora de camino en coche, eso quería decir, alrededor del triple a pie.

— Arruiné la reputación de tu restaurant, perdóname Winter.

— Claro que no, créeme que he pasado cosas peores.

Winter guío a Jennie hasta un auto deportivo color blanco, casi idéntico al de Lisa, le abrió la puerta del copiloto y ella entro por la puerta del piloto, luego arrancaron directo a casa, pero Jennie no podía dejar de pensar en Lisa, en su forma de actuar, estaba aterrada, triste, asustada, eran tantas cosas que no podían caber en su mente ni en su corazón, necesitaba saber que le pasaba a su esposa.

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