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EPÍLOGO


— No, de ninguna manera — le dijo TaeHyun.

El menor podía entender muchas cosas. De hecho, él se creía alguien realmente comprensivo, pero, en aquel punto, no iba a transigir. TaeHyun no podía darle el gusto a su esposo en una situación que él consideraba tan delicada 

— ¿Me estás diciendo que el nombre que he elegido para nuestro hijo no te parece lindo? — dijo un melodramático BeomGyu mientras veía al bebé sobre la cuna.

— Amor, los niños son muy crueles… Se van a reír de él — le dijo, intentándolo calmar. — Acuérdate de lo que te decían cuando eras pequeño.

— ¿Me estás diciendo que mi nombre es ridículo?

Sus palabras helaron la sangre de TaeHyun, dándose cuenta de cuán al borde podía estar llegando con el pelinegro. A veces BeomGyu podía ser un niño y hacer dramas con tan solo la intención de salirse con su gusto. Sin embargo, para su buena suerte y por todos esos años conociéndolo, le habían dado cierta experiencia de cómo tratarlo.

— Nada en ti podría ser jamás ridículo — le habló el menor con toda la sinceridad que pudo, aunque recordaba que, cuando escuchó su nombre por primera vez, casi estalla en carcajadas. — Mi amor, seamos razonables...

— Esto es increíble — bufó BeomGyu.

A pesar de que su bebé aún no había nacido, los cambios de humor y la sensibilidad que BeomGyu presentaba estaban asociados a los últimos meses de gestación de su amado esposo, y todos esos comportamientos los estaban volviendo locos.

— ¿De verdad no podemos llamarlo con el nombre más hermoso que has oído en tu vida?

— Luzbel Belcebú definitivamente no es el nombre más hermoso para un dulce bebé, amor.
 
— Es fuerte y bonito...

— ¿Y qué tienen de malo los que te he propuesto yo?

— ¿Es en serio? — le dijo BeomGyu totalmente fuera de sí. — No voy a llamar a mi hijo como si fuera un homenaje a las novelas, aunque a ti te gusten mucho, TaeHyun.

— Son nombres bonitos por sí solos… — le rebatió algo molesto.

— ¿Hernán Darío? — le cuestionó BeomGyu. — Todo porque te gustó la serie “Sin senos si hay paraíso”

— Pero, Gyu…

— ¿Onur? — no le dejó acabar y volvió a hablar. — Suena raro y encima es un nombre turco. Todo por tu novela “Las mil y una noches”... y no es solo eso. ¿Sabes el nivel de exigencia que le supondrá llamarse así? No quiero agobiar a mi hijo desde antes de que nazca.

— Pues yo no lo quiero llamar como el Diablo.

BeomGyu se sentó, en los últimos tiempos se encontraba muy cansado, parecía que él había llevado al bebé los últimos nueve meses, TaeHyun era comprensivo y no quería agotarlo más, pero debían llegar a un acuerdo, para él era importante, no solía contrariarlo mucho por la mayoría de las cosas, pero en esta no iba a ceder, ni aunque él le hiciera todos los pucheros del mundo.

— Busquemos uno que nos guste a ambos… — sugirió TaeHyun pacíficamente.

— Estoy agotado. Ponle el nombre que quieras, pero que no sea de tus novelas.

TaeHyun estiró la mano hacia su pareja y, cuando este lo tomó, lo jaló hacia la camilla, haciendo que se siente en la orilla. El menor odiaba verlo así. Sus rabietas eran divertidas, y no iba a negar que a veces lo hacía solo por verlo en ese estado del que se enamoró de él.

Nadie le ganaba a BeomGyu cuando dejaba suelta su lengua, pero eran demasiados los momentos en los que BeomGyu no tenía fuerzas ni para discutir por el trabajo y por ser el esposo perfecto al tratar de ser cuidadoso con su familia e intentando no cometer ningún error.

— No discutamos más, Gyu — le besó la mano, pero BeomGyu buscó sus labios y él fue incapaz de negárselos.

— Estás agotado, la cesárea de ayer fue un poco complicada. Lo siento — le dijo cuando los labios de BeomGyu se volvieron más demandantes.

— ¿No te gusto ahora?

— Te quiero siempre, no lo dudes nunca.

— ¿Pues qué esperas? — susurró y aquello le erizó los vellos a BeomGyu.

— A veces pienso que solo me quieres por mi cuerpo — bromeó BeomGyu.

— No lo dudes, te quiero porque eres un semental — le dijo TaeHyun de broma.

Su pequeño bebé era una cosita rosa y menuda, con una melena pelinegra tan oscura como la de TaeHyun. Su bebé vino al mundo por cesárea, y a pesar de haberlo llevado en su vientre durante nueve meses, sintio una sensación indescriptible al verlo. TaeHyun sentía claramente cómo un pequeño corazón latía contra el suyo. 

— Se llamará EunWoo — le dijo TaeHyun. — Es fuerte y tan hermoso como su padre.

Como por arte de magia, las enfermeras tocaron la puerta, indicando que era hora de que su pequeño comiera un poco.

BeomGyu recibió a su hijo, mientras las mujeres le decían que era normal que los bebés no abrieran tanto los ojos al nacer.

Una mirada oscura y somnolienta los miró. Aquel era su tercer hijo, y él seguía sintiéndose tan inexperto como la primera vez que tuvo a Kai entre sus brazos.

— Mi hermoso EunWoo, bienvenido a este mundo — le dijo BeomGyu, mirándolo con todo el amor del mundo.

BeomGyu miró a TaeHyun y al verlo le hizo reconocer que jamás hubiera imaginado un mundo para él en el que aquello fuera posible.

El amor de su vida, aquel a quien alguna vez lastimó, era nuevamente su centro, y supo que jamás tendría palabras para agradecerle por la nueva oportunidad que le estaba dando.

CINCO AÑOS DESPUÉS

Era el día de cumpleaños de EunWoo, y el niño había decidido hacer solo un pequeño festejo con la familia, sus hermanos y algunos amigos de su jardín de infantes.

EunWoo se encontraba en su cuarto, jugando, mientras los padres del niño estaban en la sala organizando lo que sería fiesta.

— ¿Qué te parece si alquilamos juegos, contratamos un servicio de animación y luego lo llevamos a Disney?

— ¿A Disney? — le preguntó TaeHyun.

— Sí, así de paso Kai, MinJeong y tú lo conocerán.

— Me encantaría conocerlo y me gusta mucho la idea de que EunWoo conozca Disney.
 
El niño, en aquel momento, bajó con cuidado las escaleras y se fue corriendo a los brazos de TaeHyun. El pelinegro menor lo levantó en brazos y lo sentó en su regazo mirando hacia el frente.

— Te amo mucho, mi estrellita.

— Yo te amo mucho más, papi.

El pequeño EunWoo abrazó a su padre, pero rápidamente se soltó cuando vio a todos sus primos llegar. MinJeong hizo lo mismo cuando vio a sus primas entrar por la puerta de la mansión Choi.

TaeHyun sonrió al ver a sus amigos y familia, acompañándolos en ese momento que era tan feliz para su pequeño de ya cinco años.

— Buenas tardes… — dijo SooBin con timidez.

— ¡Binnie! ¡Me alegra que vinieras! — se lanzó a sus brazos y el mayor le correspondió encantando, luego vio al ahora esposo de su amigo. — ¡YeonJunnie! ¡Qué bueno que pospusieron sus trabajos y vinieran!

— Bueno, Tae… De hecho, íbamos a darte la noticia de que SooBin y yo volveremos a Corea con YongEun, así que nos veremos más pronto.

— Ya era hora — dijo BeomGyu. — TaeHyun los ha extrañado mucho.

— ¿Así es, TaeHyunnie? Me extrañaste más a mí, ¿verdad? — YeonJun se acercó al pelinegro, mirándolo con coquetería.

— Choi YeonJun... aquí no... — le dijo serio. — No delante de nuestros esposos, por favor… — le siguió el juego.

Seis años antes YeonJun se quedó en Australia con SooBin después de que el menor saliera corriendo de su boda para ser feliz después de tanto tiempo.

Ambos se mantuvieron ocultos en el hotel donde YeonJun se hospedaba, pero, al momento de salir a revelar su amor, JiHoon, el hermano mayor de SooBin, casi mató al castaño al creer que lo obligaba a hacer algo en contra.

Cuando se reveló que no era así, JiHoon se decepcionó al enterarse que su hermanito era gay y se mantuvo alejado de toda su familia por varios meses, mientras que sus otros hermanos apoyaron totalmente a SooBin.

El menor quería arreglar todo con JiHoon, lo anhelaba y lo deseaba, pero no lo logró. Al menos hasta que meses después apareció con su novio y ahora cuñado, Min WooSeok.

TaeHyun llamó a SooBin para darle la noticia de su tercer hijo. Después de todo, el mayor siempre fue un buen amigo y estuvieron hablando por horas, riendo y contándose lo que había pasado en sus vidas.

Tan solo meses después de la noticia, YeonJun y SooBin se casaron e intentaron tener hijos, pero no fue posible ya que SooBin era infértil. Aquello lo devastó mucho, pero  para su suerte, tenía un esposo amoroso y dulce, que estuvo durante todo su proceso.

Finalmente adoptaron a una pequeña de seis años, YongEun, quien ahora tiene once años. Ellos iban a Corea en vacaciones, y fue ahí donde MinJeong y la pequeña YongEun se hicieron amigas, junto a JinSoul, la hija de HyeongJun.

Durante todos esos viajes que hacían para visitarse, YeonJun y BeomGyu desarrollaron una amistad. Una amistad algo rara, pero sincera.

— Realmente es un gusto volverte a tener por aquí, YeonJun — sonrió HyeongJun.

— ¿Cómo has estado, HyeongJunnie? BeomGyu me contó que hace dos semanas botaste a MinHee de la casa.

— Veo que al idiota de mi cuñado le encanta contar chismes — la sonrisa de MinHee era maléfica.

— Basta, amor — le dio un pequeño golpe en la mejilla y se dirigió a YeonJun. — Es verdad, lo bote porque se comió la mitad de mi pastel — vio a su marido. — ¡Mi comida es solo mía!

— Ya entendí, corazón...

MinHee y HyeongJun... eran felices. Se amaban, claro que sí, y lo habían demostrado. Pero el motivo de sus pocas peleas no eran por cosas realmente serias, por el contrario, eran por cosas bastante tontas: el desorden, los apodos, la televisión, el número de mascotas, la raza del perro, el nombre del perro, etc.

En cuanto a la relación de MinHee con BeomGyu, les costó demasiado volver a ser quienes fueron en un inicio, sobre todo a MinHee, pero al final se dio cuenta que no podría hacer nada porque su hermano lo amaba y era feliz.

Aquello era algo con lo que el mayor no podría luchar, más aún cuando TaeHyun le dio la noticia de su embarazo y un año después el anuncio de su matrimonio.

Pero él nunca perdía la oportunidad de amenazar a BeomGyu. Era una extraña relación, pero era buena.

No habían tenido más hijos. Su hija mayor, JinSoul, ya tenía once años y tenía el mismo carácter que MinHee. Pobre HyeongJun porque no solo lidiaba con el mal humor de su esposo, sino también con el de su hija y SeongHwa de siete años, un niño bastante tímido al principio, pero, cuando entraba en confianza, era muy travieso.

— ¡Choi BeomGyu! ¿Me separaste un poco de pastel?

— No, HyunJin, aún no le cantamos el feliz cumpleaños.

— Oh…

— Pero, amor, ya comiste antes de venir. ¿Acaso tienes más hambre? — le preguntó JeongIn, su novio.

Ellos no se habían casado, pero esperaban hacerlo pronto ya que, dos meses antes, HyunJin por fin le había propuesto matrimonio luego de seis años viviendo con él y su hijo.

Al principio fue algo incómodo para TaeHyun y JeongIn el convivir entre ellos pues preferían no hablarse, pero, con el tiempo y gracias a las reuniones familiares, SeongHwa y HyunSuk, de ahora seis años, se hicieron grandes amigos y el acercamiento entre su sobrino y el hijo del castaño fue el primer paso para que hablaran y comenzaran a llevarse bien, teniendo así una buena amistad.

La relación de HyunJin y JeongIn al principio fue un poco inestable y tan solo meses después del nacimiento de su hijo se separaron, no por falta de amor, sino por culpa y heridas no cerradas. JeongIn, en ese entonces, no se perdonaba por lo que le hizo a BeomGyu y su corazón seguía herido por lo que había pasado con HyunJin, mientras que HyunJin seguía dolido por lo que JeongIn le había hecho en un inicio a su mejor amigo y, en las pequeñas peleas, esos temas siempre salían a la luz.

Se separaron con la promesa de volver a estar juntos cuando estuvieran completamente sanos y listos, y eso sucedió al tercer año de su pequeño.

BeomGyu y TaeHyun estaban completos y felices. Problemas tenían, incluso antes de casarse, y ambos fueron a terapia de pareja porque eran más que consientes que no todo sería color de rosa y que habían cosas que no habían sanado y que habían cosas que en algún punto los lastimarían. Ellos sanaron juntos y empezaron su nueva vida juntos. Iniciaron bien, con nuevas reglas sobre su relación, y por fin todo iba como ellos deseaban.

Su, ya no tan pequeño, primogénito, Kai, pronto cumpliría los veinte años. Él estudiaba arquitectura,  y su relación con YuNa estaba en un “tiempo” porque ambos querían cosas completamente diferentes para su futuro.

Por otro lado, MinJeong al alcanzar la pubertad había sido el punto de vista para todos los muchachos de su escuela. Su relación con el padre que nunca conoció era excelente, e incluso se podría afirmar que BeomGyu no solo era su padre, sino también su mejor amigo.

Cada quien tuvo el destino que desde un principio estaba escrito. Todos y cada uno de los mencionados eran felices, vivían en su propio mundo y con sus propios problemas, pero eran felices al fin y al cabo. Todos ellos se habían vuelto unidos el uno con el otro y eran como una familia.

— ¡Familia Choi, es hora de la foto familiar! — les gritó BeomGyu y todos los miembros de su familia se acercaron a él, mientras que el pelinegro le daba la cámara a su hermana, DaYeon.

BeomGyu y TaeHyun sostenían a su pequeño EunWoo, con Kai abrazando a TaeHyun por los hombros y MinJeong abrazando a su BeomGyu. Los cinco le sonreían a la cámara, sabiendo perfectamente que sus vidas habían cambiado por completo desde el regreso de BeomGyu, y que el nacimiento de EunWoo fue solo un regalo que el destino les dio para llenarnos felicidad, dicha y por sobre todas las cosas, amor.

Para llenarlos de amor a los cinco.

¡Muchas gracias por llegar hasta el final! Realmente, aprecio mucho todo el apoyo que me dan. Los amo mucho, y espero vernos más adelante. 💗

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