Capítulo Veintisiete
En esos ocho años no solo la vida TaeHyun y BeomGyu había cambiado, sino también la vida de HyeongJun, quien ahora estaba casado con el medio hermano de su mejor amigo, Kang MinHee, y con él tenía una hermosa hija de seis años.
No eran la pareja perfecta, claro que no, ellos tenían problemas como cualquier matrimonio, pero eran como almas gemelas. Era como si uno pudiera leer la mente del otro y saber fácilmente lo que le disgustaba o le molestaba.
La razón por la que siempre peleaban era por las visitas que hacía HyeongJun al cementerio para visitar la tumba de BeomGyu porque, a pesar de todo, él lo había querido mucho. Extrañaba sus consejos, esas sonrisas o esas actitudes dramáticas que hacía cuando algo le disgustaba, extrañaba salir con él y que le comprara todo lo que pedía.
HyeongJun nunca lo admitió, pero BeomGyu fue como su hermano.
Recordaba claramente cuando, en el colegio, estudiaba con TaeHyun, y sus compañeros lo molestaban e insultaban por sus mejillas grandes. Incluso, algunos iban y se las apretaban con fuerza, pero BeomGyu siempre estuvo defendiéndolo.
"— ¿Cuántas nueces entran en esas enormes, Quico?"
"— N-no me molesten…"
"— Abre esa boca ya. Vamos a meterte nuestras loncheras, Porky."
"— ¿A quién le dices eso, imbécil?" — una figura empujó a uno de los chicos, haciéndoles sobresaltarse a los demás.
"— Choi, no te metas en esto."
"— Yo no sigo órdenes de delincuentes."
"— Hijo de perra, que no se olvide que mi padre es el congr-"
"— Sí, el congresista de Seúl. Bla, bla, bla..." — lo volvió a empujar más fuerte, haciéndolo caer. — "¿Qué dirá tu papi, si te ve llegar sin dientes y con toda la cara deformada?"
El otro palideció junto a sus compañeros de fechorías y se fueron corriendo rápidamente, asustados. Claro que sí, porque, en ese entonces, BeomGyu era muy intimidante físicamente, pero, cuando lo conocías, se encontraban con un chico verdaderamente dulce.
"— ¡Y si los vuelvo a ver molestando a HyeongJun, no solo deformaré su cara!"
"— G-gracias, BeomGyu…"
"— No hay nada que agradecer, enano. Si te vuelven a joder, me avisas y voy a partirles cada uno de sus dientes. ¿Está bien?" — HyeongJun asintió, sintiéndose protegido. — "Ven, te invito el almuerzo. Elige todo lo que quieras para comer."
HyeongJun estaba sonriendo bobamente por el recuerdo, bajo la mirada atenta de su esposo.
— ¿En qué piensas, Junnie?
— N-no, nada, perdón...
— Amor, cuéntame, tenías una sonrisa boba.
— No seas celoso, MinHee. Solo quiero evitar una pelea.
— HyeongJun, no me digas qu-
— Sí, MinHee, estaba pensando en él, pero no me digas nada. Ya no arruines mis recuerdos.
MinHee estaba molesto. Siempre que tocaban ese tema o mencionaban su nombre, la rabia crecía dentro de él. MinHee quería revivirlo y volver a matarlo; a pesar de los años, él no lo había perdonado y probablemente nunca lo haría. Iba a refutarle a su esposo, pero una vocecita interrumpió su intento de pelea.
— Papá MinHee, ya es hora de irnos... Se demoran mucho — JinSoul entró a su habitación con un puchero en el rostro.
— Tienes razón, galletita. Ya vámonos.
MinHee le dio una última mirada a HyeongJun, quien alistaba sus cosas en una mochila, y salió de la habitación con su hija en brazos.
— ¿Cómo crees que será Gimpo, papá?
— Por lo que tu abuela me dijo ha de ser un lugar hermoso.
MinHee colocó a su pequeña en el auto y se subió en el asiento del piloto, esperando a HyeongJun, quien salió rápidamente y se subió al lado de su esposo, en el asiento del copiloto. El ambiente fue un poco incómodo, porque sabía que MinHee quería hablar con él, pero no estaba dispuesto a pelear y arruinar ese fin de semana.
HyeongJun estaba nervioso y, durante el camino, JinSoul se durmió, y a él le encantaba ver dormir en paz a su hija. Ella era su completa adoración.
La razón de ese viaje improvisado era porque HyeongJun quería confesarle a MinHee que ya tenía dos meses de embarazo, aparte de que quería pasar tiempo con su familia lejos de Seúl, aunque tampoco era muy lejos.
Cuando llegaron a la ciudad, MinHee condujo hacia el hotel donde se alojarían hasta el domingo. Fueron a almorzar y pasearon cerca del hotel, yendo a una hermosa cafetería. Como era de esperarse, MinHee llenó su memoria telefónica con miles de fotos de su esposo y su hija.
Al caer la noche, JinSoul cayó profundamente dormida y, aunque MinHee quiso salir con su esposo a solas, él se negó. MinHee se sintió culpable, pensando que estaba molesto por lo que había pasado. Ninguno dijo nada y se acostaron en la cama.
— MinHee… — habló HyeongJun.
— ¿Sí?
MinHee abrazó a su esposo, sintiendo que ahora vendría un regaño.
— Debo decirte algo…
— ¿Qué sucede? ¿Quieres el divorcio? ¿Me quieres dejar? No me dejes, Junnie. Yo te prometo que… que yo no volveré a hablar mal de BeomGyu y respetaré su memoria.
— Amor… ¿De qué hablas? — y se quiso reír por la paranoia de su esposo.
— ¿No me vas a dejar? — dijo, impaciente.
— MinHee… Tengo dos meses de embarazo.
— Sabía que me ibas a dejar, pe- … Espera… ¿En serio?
— Sí — le respondió, tímido.
MinHee se sentó en la cama y lo abrazó con cierta efusividad, siendo muy delicado, ya que no quería lastimarlo y, posteriormente, besó sus labios.
— Mi Junnie, es la mejor noticia que me has podido dar...
— Te amo, Kang MinHee. Te amo tanto.
— Te amo más, mi Junnie. Eres solo mío.
MinHee se volvió acostar, abrazando nuevamente a su esposo y poniendo una mano en su vientre plano, para al final quedarse profundamente dormido, tranquilo y con una emoción creciente en su corazón.
HyeongJun también durmió tranquilo. Él sabía de sobra lo sobreprotector y consentidor que podía ser MinHee, porque fue exactamente así cuando le dio la noticia de su primer embarazo.
Al día siguiente, MinHee llevó a su familia a un hermoso restaurante y le dieron la noticia a su hija, quien al principio no les entendió, pero, cuando lo hizo, se emocionó.
Luego de su divertido desayuno, fueron a Geolpo Central Park, que era un parque en donde su hija se puso a jugar y saltar, mientras sus padres hablaban sobre el embarazo de HyeongJun y sobre los cambios que habrían.
— ¿Dónde está JinSoul? — preguntó HyeongJun, poniéndose nervioso al no ver a su hija.
— No sé… Ella estaba jugando — MinHee miró hacia todos lados, buscándola, mientras que la desesperación se apoderaba de HyeongJun.
— Hay que buscarla.
— No, amor, ahí está — su esposo señaló a JinSoul, que estaba hablando con alguien.
El corazón de HyeongJun se tranquilizó por unos segundos, unos breves segundos en los que se dio cuenta que su hija hablaba con un perfecto desconocido. Rápidamente se acercó hasta cierta distancia, confundiendo la silueta de aquella persona
— ¡JinSoul! — la llamó, y ella volteó junto con ese hombre.
El corazón de HyeongJun se detuvo y su mundo se paralizó al ver quién era ese hombre, al ver quién estaba junto a su hija.
¿Acaso su mente lo estaba traicionando? ¿Acaso sufría de alucinaciones? Los muertos no revivían, pero él estaba ahí.
— BeomGyu…
— ¿HyeongJun?
Todo lo demás sucedió en cámara lenta. La mirada confundida de su hija, la reacción de MinHee, las preguntas que salían de la boca del menor y las lágrimas que caían por sus mejillas.
Siempre pensaron que BeomGyu estaba muerto, pero no. Su defensor, la persona que siempre lo había defendido a pesar de todo, estaba ahí frente a él.
BeomGyu no estaba muerto, él estaba vivo.
¡Gracias por leer! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro