Capítulo Veintiséis
JeongIn entró a su oficina en la empresa donde trabajaba como asistente de una famosa editora de libros, Lee ChaeYeon.
Ese lugar, que había sido su sustento por esos cinco años, ahora era su infierno personal, porque su jefa era la hermana de Lee ChaeRgyeong, quien era prometida del hombre al que amaba, al que siempre amó, pero él se cegó por un capricho, sosteniendo una mentira y creyendo amar a quien nunca lo amó.
— JeongIn, necesito que, por favor, me reserves una mesa. Hoy tengo una cena muy importante con unos escritores.
— Como diga, señorita Lee. ¿De cas-
Fue interrumpido por la voz de alguien más y, con tan solo sentir su presencia, bajó la mirada. JeongIn no podía mirarlo a la cara.
— Buenos días, Chae. ¿Por qué me hiciste viajar con tanta urgencia?
— ¿Y todavía me lo preguntas? Estamos a dos semanas de tu matrimonio con mi hermana, y mis fuentes dicen que te vieron entrando con alguien a un hotel de esta ciudad.
— Por favor, ChaeYeon, no soy un niño. Yo puedo llevar a mis amigos a donde yo quiera porque no tengo un departamento.
— No soy estúpida, HyunJin. Tú no te vas a burlar de mi hermana con alguna zorra, porque, si lo haces, juro destruirte.
— S-señorita ChaeYe- — JeongIn intentó hablar al sentirse mareado.
— ¡A mi no me amenaces, ChaeYeon!
— ¡Te exijo que me respondas como el hombre que eres, Hwang!
— ¿Pued-
— Si sigues jodiendo mi paciencia, voy a cancelar este maldito matrimonio, ChaeYeon, y tú vas a ser la culpable del corazón roto de tu hermana.
JeongIn iba a hablar otra vez, pero sus piernas le fallaron y cayó al suelo. La mirada de horror de HyunJin no se hizo esperar, quien se acercó rápidamente al castaño y lo cargó, sintiendo la mirada furiosa y confundida de su futura cuñada. El mayor estuvo a punto de salir, pero su irritable voz perturbó sus oídos.
— ¿A dónde vas, Hwang? — le gritó la castaña.
— Tu asistente se acaba de desmayar. ¿Acaso no piensas ayudarlo?
— Él puede esperar un rato. No se va a morir. Nuestra conversación es más importante.
— Vete a la mierda. Si no piensas hacer nada por ayudar a quien lo necesita, yo sí lo haré.
HyunJin salió de la editorial con JeongIn en brazos, y le pidió al portero que detuviera un taxi. El hombre, al ver al castaño inconsciente y en brazos del empresario, obedeció.
El mayor subió a JeongIn al taxi y le indicó al taxista una dirección que no era el hospital, sino su departamento. Con ayuda del portero, subieron al castaño hasta la habitación que HyunJin había pedido y recostaron a JeongIn en la cama de dos plazas que había en el cuarto.
Él sabía de sobra lo delicado y enfermizo que era JeongIn. Sus desmayos ya eran algo habitual y, con tan solo recostarlo por unos minutos, el menor recobraba la conciencia. Sin embargo, HyunJin ya no quería seguir escuchando a ChaeYeon, así que tomó de excusa el desmayo del castaño para irse y estar a solas con él.
Tal y como él pensó, JeongIn comenzó a abrir sus ojos, viendo que no estaba en el trabajo y tampoco en su departamento, pero la decoración del lugar la conocía muy bien, tan bien que sus ganas de desmayarse otra vez se hicieron presentes.
— Al fin despertaste, JeongInnie.
— ¿Qué hago aquí? ¿Por qué me trajiste? ChaeYeon va a matarme...
— ¿Desayunaste?
— Sí, ¿por q-
— ¿Dormiste bien?
— Sí, ¿a qu-
— ¿Esa bruja te ha dejado más trabajo del que debería?
— Sí, un poc-
— La llamaré para que te tomes el día.
— ¡Deja de interrumpirme! — el castaño le tiró una almohada a la cara y el mayor se rio, subiéndose encima de él.
— Perdón, JeongInnie — y besó sus labios con ternura.
— Tu boda está cerca, HyunJin, así que esto debe acabar.
— No quiero hablar de eso, JeongIn, por favor.
— ¿La amas?
— La quiero mucho. ChaeRgyeong es una chica dulce, comprensiva y tierna.
— ¿Me amas a mí?
El silencio reinó en aquella habitación y JeongIn bajó la mirada, porque sabía lo que eso significaba. No quería ilusionarse con él, entendía que solo era algo pasajero, porque su gran amor iba a casarse con una chica, dulce, comprensiva y pura. Ella no tenía un pasado oscuro como él, ella no había sido amante de hombres comprometidos.
Seis meses antes, JeongIn estaba seguro de amar a BeomGyu, pero un día su insoportable jefa lo había llevado a una reunión familiar. Sin embargo, esa no había sido cualquier reunión, sino que ahí anunciaron el anuncio del matrimonio de HyunJin con ChaeRgyeong.
Cuando sus miradas se conectaron, una pequeña chispa creció en su interior y, mientras él terminaba los informes que ChaeYeon le había pedido, HyunJin aprovechó para saludarlo, metiéndose a la pequeña oficina donde estaba el castaño.
Hablaron unos minutos, intercambiaron números y, desde ese momento, no pudieron apartarse el uno del otro. Comenzaron a salir cuando el mayor venía de Seúl unos días a "relajarse”, cuando realmente aprovechaba para estar cerca del castaño.
JeongIn no le dijo nada sobre su relación y menos que con quien tenía esa relación era Choi BeomGyu, el hombre al que todos daban por muerto. Si tan solo HyunJin se hubiera enterado, lo hubiera odiado de por vida.
Seis meses siendo el amante de Hwang HyunJin. Seis meses conociendo qué era el verdadero amor, o al menos eso era lo que creía, porque ahora el silencio de HyunJin lo estaba matando.
Delicadamente lo apartó y se sentó en la cama, con el rubio imitando su acción.
— Responde, Jin...
— JeongIn, una vez que me case... ¿Serías mi amante?
— ¿Disculpa?
— Tienes experiencia manteniendo una relación secreta con un hombre casado.
JeongIn tomó valor, alzando su mano e impactando la mano de esta en la mejilla del rubio, que volteó su cara.
— ¿De qué te ofendes? Es la verdad, ere-
— No, ya no mantendría una relación con un hombre casado. ¡Nunca más!
— ¿Pero sí con un hombre que se va a casar?
Los ojos de JeongIn se cristalizaron. Escuchar aquellas palabras frías y llenas de veneno de aquel hombre dulce que, en el pasado, mencionaba a cada instante cuánto lo amaba lo estaba lastimando. No solo por la crueldad de lo que decía, sino por estar enamorado de los pies a la cabeza.
— Así como te estas sintiendo me sentí yo, cuando te encontré con BeomGyu, con mi mejor amigo.
— HyunJin y-
— Te dije que algún día el karma llegaría a ti.
— ¡¿Es una venganza por lo que pasó?! — JeongIn no dejaba de llorar. — ¡¿Me enamoraste… solo para destruirme?!
La mirada fría de HyunJin y su silencio se lo confirmaron.
— Qué imbécil que soy…
— Deja de hacer drama y mejor abre tus piernas para mí, JeongInnie.
Otra cachetada aún más fuerte que la primera se dejó escuchar en la habitación, seguido de golpes hacia el pecho del rubio.
— No soy tu puta. ¡No lo soy! ¡No soy tu puto juguete! ¡Yo soy el hombre que te ama! — el llanto desesperado de JeongIn hizo que HyunJin reaccionara al ver lo que estaba pasando.
— JeongIn, lo siento.
— ¡¿Lo sientes?! ¡Yo lamento haberme enamorado de ti! Pero no te preocupes, no me volverás a ver en tu puta vida. Se muy feliz en tu matrimonio.
— Espera, JeongInnie, yo… — intentó tomar su brazo, pero él rápidamente se alejó.
— ¡No me toques!
— ¡Joder! Yo te amo. Te amo tanto como tú me amas, pero no sé qué me pasó.
JeongIn se rio con ironía y negó con su cabeza.
— Yo sé que eres el amor de mi vida, pero también sé que la vida se acaba.
— No digas tonterías, JeongIn. Por favor, perdóname.
— Me dijiste muchas veces que mis errores y mi pasado no afectarían lo que teníamos. Qué gran mentiroso…
El castaño caminó hacia la puerta de la habitación listo para retirarse, pero se detuvo. Las palabras de HyunJin habían abierto una herida en su frágil corazón. Sabía que esas disculpas eran solo para tenerlo en su cama, pero no lo permitiría, así que, sin voltear, pronunció unas últimas palabras.
— Quería amarte y te amé. Quería tenerte y te tuve. Quería besarte y te besé… pero lo que nunca logré fue que me amarás así tal y como yo te amé.
Dicho esto, salió corriendo de la habitación, entrando al ascensor junto a otras dos personas y su pobre corazón, que estaba lastimado y herido.
¿Acaso ese era su karma? Claro que sí. Él no merecía el perdón de nadie. Era una basura de persona y se odiaba tanto. JeongIn sentía tan sucio y tan repugnante.
Salió del hotel y buscó un taxi, subiéndose presuroso. No le importaba si lo despedían de su trabajo o si… En realidad, ya no le importaba nada. Puso sus manos en su vientre, repitiendo “Todo va a estar bien… Tú y yo estaremos bien”.
Llegó a su departamento, no queriéndose encontrar con BeomGyu. Quería acabar con eso también, decirle la verdad y dejarlo libre. JeongIn quería estar solo, pero no tenía las fuerzas para enfrentarlo. JeongIn solo quería abrazar su almohada y llorar.
Su sorpresa fue grande al entrar a su departamento y ver un par de maletas en la puerta.
— ¿Qué significa esto?
— Me voy, JeongIn… Yo me voy con mi familia.
— Recordaste todo, ¿no es así?
— Si, absolutamente todo. Recordé a mi esposo y a mi hijo, a la familia que prácticamente me arrebataste.
— Pedir perdón no arreglará nada. Aún así lo siento tanto… Yo me obsesione contigo y-
— No me interesa escucharte, JeongIn. Tú me alejaste de mi familia. Eres un ser despreciable.
— Sé que soy despreciable y me odio tanto como tú me odias en estos momentos, pero no te vayas aún...
JeongIn mentiría si dijera que eso lo estaba destruyendo, porque la verdad se sentía un poco aliviado. Con una enorme carga de culpabilidad, pero aliviado de que la verdad se sepa. Si quería empezar de nuevo con su bebé, él debía arreglar todo el daño que hizo.
El castaño subió a su habitación y bajó minutos después, entregándole un sobre.
— Este es tu historial clínico, desde que ingresaste al hospital de Suwon, y también tienes el de tu pérdida de memoria. Aquí está la receta de tus medicamentos… En general, todo lo importante que tiene que ver con tu salud.
— Gracias... Supongo.
— BeomGyu… sé muy feliz. Por favor, recupera a tu familia y recupera todo lo que te arrebate.
Las lágrimas se hicieron presentes, pero BeomGyu no sintió pena. BeomGyu no lo odiaba, pero estaba muy enojado porque, por un capricho, lo había separado de lo que más amaba. Algún día iba a perdonarlo, pero ese día estaba muy lejos.
JeongIn vio a BeomGyu salir del departamento con sus maletas y sonrió tristemente. Él estaba solo otra vez y no tenía compañía, solo una que crecía dentro de él, pero, en general, estaba solo.
Su mente solo pensaba en su bebé de tres semanas y en el padre de su hijo, que pronto se casaría con una mujer preciosa, que lo haría feliz y le daría muchos hijos.
Sonrió inconscientemente, porque HyunJin amaba a los niños y siempre le mencionaba sus deseos de ser padre. Sin embargo, sabía que, si él se enteraba de su embarazo, lo botaría, lo rechazaría y negaría a su bebé.
Después de todo, ¿quién quisiera tener un hijo con un ser tan repugnante como Kim JeongIn?
Con todo eso en mente, estaba seguro de algo: quería limpiar su nombre. Empezaría de cero, para que su hijo no tuviera que avergonzarse ni de él ni de su pasado.
JeongIn esta vez haría las cosas bien.
¡Gracias por leer! <3
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