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Capítulo Treinta y Uno


A la mañana siguiente, BeomGyu se levantó muy temprano y sintió que por primera vez en tantos años realmente había descansado bien.

Buscó a HyunJin, pero no lo encontró, él aparentemente sí se había ido de viaje como le había dicho.

Fue a la cocina a prepararse algo, encontrándose con la nota con la dirección de TaeHyun y eso hizo que su pobre corazón saltara de alegría. Se apresuró a tomar el desayuno y sus medicinas e inmediatamente se dirigió a la habitación donde durmió. Allí se dio un baño y se puso una ropa presentable de HyunJin, se peinó y se echó una colonia.

BeomGyu se miraba al espejo, lleno de miedo y de temor. Él quería verse bien para su esposo, al que no había dejado de pensar ni de amar por un solo instante.

Con dinero de su billetera, tomó un taxi y le dio la dirección en el papel al taxista, este condujo hacia aquella zona residencial, que era muy conocida porque allí habitaban los mejores empresarios de Seúl.

— Llegamos,  señor.

— Muchas gracias — le pagó y bajó del taxi.

Estaba parado frente a un hermoso parque, que a su alrededor tenía muchas casas y edificios. Se sentó en una banca y se puso a pensar en cómo aparecería delante de TaeHyun y de su hijo.

BeomGyu estaba pensando en qué decirles, en cómo explicarles lo que realmente sucedió. Si ya las pocas personas que lo habían visto pensaban que estaba muerto o que se había ido con su amante, él debía encargarse de desmentir todo eso.

— ¡BeomGyu! ¡También estás en Seúl! — JinSoul apareció con una sonrisa y una pelinegra a su lado.

— JinSoul… Hola, ¿cómo estás? ¿Qué haces aquí?

— Vine al parque con mi tío y mi prima — señaló a la niña que estaba a su lado.

BeomGyu sintió una calidez en su pecho al ver a la pequeña pelinegra, quien le sonreía tímidamente. La niña era muy preciosa. Su mirada y su sonrisa eran iguales a las de TaeHyun, y tan solo con pensar en él y en lo poco que le faltaba para verlo hacía que sintiera un cosquilleo en su estómago.

— Por cierto, ella es MinJeong, mi prima — JinSoul miró a su prima. — Mimi, él es BeomGyu, el hombre que conocí en Gimpo, al que mi papá casi mata.

¿Prima? HyeongJun no tenía hermanos y el único hermano de MinHee era TaeHyun. Algo no cuadraba en toda esa situación, y BeomGyu sabía que pronto las dudas se aclararían y la verdad que MinHee le ocultaba también saldría a la luz.

— H-hola, y-yo me llamo MinJeong…

— Hola, MinJeong. Como tu prima te dijo, yo soy BeomGyu.

— T-tú… tú te pareces mucho a mi hermano. Él tam-

Antes de que MinJeong pudiera seguir hablando, se escuchó otra voz que llamaba el nombre de las pequeñas.

El corazón de BeomGyu se detuvo y sus ojos se abrieron por la sorpresa. BeomGyu nunca más podría olvidarse de la voz de TaeHyun, de su TaeHyun, de su esposo, del hombre que amaba y a quien recordaba vagamente a pesar de haber perdido la memoria.

— ¡MinJeong, JinSoul! ¡Vengan aquí!

TaeHyun sonaba molesto y las pequeñas se sobresaltaron, volteando rápidamente y corriendo hacia él.

BeomGyu dudaba en si debía girarse o no; sino volteaba, perdería su oportunidad y él estaba tan cerca de TaeHyun, pero tenía tanto miedo.

Suspiró y lentamente se giró, quedando frente a TaeHyun.

— BeomGyu… — la boca de TaeHyun se abrió y su respiración se aceleró.

¿Era real? Su esposo, al que había enterrado años atrás, estaba ahí parado. Los ojos comenzaron a picarle y su cuerpo entero temblaba ante lo que miraba, ante quien estaba frente a él, con la mirada curiosa de dos niñas.

— TaeHyun... — sin esperar más tiempo, BeomGyu se acercó y lo abrazó con fuerza.

— Estás vivo… BeomGyu. Tú estás vivo... — y lloró entre sus brazos.

El menor se rompió al estar nuevamente entre los brazos de BeomGyu y escondió su rostro en el cuello del pelinegro. Sus manos tocaban con desesperación su espalda y su cabello; BeomGyu era real, todo era real. Tantos años deseando que su muerte fuera solo una pesadilla, deseando que él regresara y, en el momento menos esperado, BeomGyu estaba ahí.

— Estoy aquí, Tae, yo regresé por ti…

— Papi, ¿conoces al señor BeomGyu? — preguntó MinJeong curiosa ante la escena que presenciaba.

BeomGyu frunció el ceño al escuchar a la niña. ¿Acaso MinJeong era de TaeHyun? No… porque eso solo significaría que su esposo había estado o estaba con otra persona, y su corazón se negaba a aceptarlo. Eso no podía ser cierto.

— ¿Papi? — BeomGyu se atrevió a preguntar.

— Hay algo que no sabes y…

Una nueva presencia apareció, haciendo que BeomGyu mirara confundido a TaeHyun. Esa nueva persona que, al llegar, había tomado la mano de su esposo. Él no se había dado cuenta de lo que sucedía, pues estaba distraído en el celular.

Choi YeonJun estaba tocando a su esposo. ¿Por qué? ¿Acaso ellos…?

— Amor, necesito que impidas que Soo-

YeonJun levantó la mirada, encontrándose con la de BeomGyu. El mayor parpadeó unos segundos y frunció el ceño, volteando a ver a su esposo, quien aún tenía rastros de lágrimas en sus mejillas.

— ¿Be-BeomGyu?

— Sí, BeomGyu, y ahora te pido por favor que quites tus manos de mi esposo.

— Te equivocas, BeomGyu — TaeHyun entrelazó sus dedos con el hombre que tenía al lado. — YeonJun es mi esposo, y él tiene todo el derecho.

— N-no... TaeHyun, dime que no es cierto. Tú no…

Ahora eran los ojos del pelinegro los que empezaron a cristalizarse. "Esto tiene que ser una broma, una mentira cruel" pensaba, negándose a que fuera verdad.

— Papá YeonJunnie, no entiendo nada — MinJeong miró a los mayores.

— No te preocupes, princesa. Vayan con YeonJun, él les comprará algo.

YeonJun entendió la indirecta y se llevó a las niñas lejos del asunto. Él tampoco tenía nada que hacer ahí porque no podía ni opinar. YeonJun sabía que BeomGyu debía hablar con TaeHyun a solas.

Además, su mente pensaba en una sola persona: en SooBin, a quien necesitaba y se iría pronto, al que no se quitaba de la cabeza ni olvidaba su confesión.

BeomGyu estaba parado, viendo a YeonJun irse con las niñas. Sus esperanzas estaban rotas y él también estaba roto, muy roto. BeomGyu se sentía tan tonto al pensar que, con su regreso, todo sería igual con TaeHyun y Kai. Él se equivocó, y ahora entendía las palabras de MinHee.

Quizás BeomGyu tenía razón, él jamás debió regresar.

¡Gracias por leer! <3

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