Capítulo Ocho
— ¡ARRODÍLLATE! — le gritó. TaeHyun se resistió, pero BeomGyu apretó su cabello con rudeza y lo empezó a jalar hacia atrás, obligándolo a doblar las rodillas lentamente. — ¡TE HE DICHO QUE TE ARRODILLES!
El menor lloraba, viendo cómo los ojos BeomGyu mostraban aquella intimidante ira. Llorando aún más, se dejó caer por el dolor en su cabello, que estaba apunto de desprenderse.
TaeHyun cayó de rodillas frente a BeomGyu.
— Ahora sí. Pídeme perdón, estúpido — BeomGyu hablaba lleno de ira, TaeHyun estaba lleno de miedo y la voz no le salía por los sollozos.
— L-lo… S-siento — dijo en medio de sollozos, apenas se le pudo entender. — Lo siento, BeomGyu, pero suéltame, por favor… Te lo ruego, me duele — suplicó como pudo, tratando de calmar su llanto descontrolado.
— Así me gusta.
BeomGyu recordaba la escena que le había hecho pasar a su esposo minutos atrás. Recordaba cómo lo miró con odio, pero su verdadero “yo” ya había desaparecido.
TaeHyun lo pudo comprobar esta noche: BeomGyu era un completo idiota.
Después de que él lo soltó, sin más salió por la puerta principal, sin decir ni pronunciar media palabra, tan solo lo dejó ahí, hecho pedazos por dentro y lleno de dolor.
Al cruzar la puerta de su casa, la ira se le había esfumado con una velocidad impresionante y, en su reemplazo, había vuelto su parte consciente. El verdadero BeomGyu apareció, dejándolo con preguntas sobre qué acababa de pasar.
Había salido de su casa y había caminado por las frías calles de Seúl por casi dos horas, en las cuales había intentado recrear en su mente lo que acababa de hacer porque, por alguna razón, no podía recordar bien lo que había hecho.
Su mente era una laguna de recuerdos borrosos e incompletos. La cabeza le empezaba a doler, y él solo intentaba recordar qué era lo había hecho horas antes y detrás de aquella puerta. Poco a poco y con demasiado esfuerzo, empezó a ver con más claridad la laguna de su memoria, dejándole ver en sus recuerdos, la cara del hombre que amaba, lleno de golpes y sangre.
Al principio pensó en matar a la persona que le hubiera hecho eso a su marido, pero, en su vano recuerdo, notó que era él quién le había ocasionado aquel daño a TaeHyun, su esposo, el padre de su hijo, el hombre que amaba.
Él había sido el culpable.
Sin poder creerlo, los recuerdos empezaron a martillar su mente, como dagas al corazón, poco a poco empezó a recordar todo lo ocurrido, creándose un enorme agujero en el pecho.
"¿Cómo pude hacer todo eso y no recordarlo?", se preguntaba.
Aquellos recuerdos estaban en su memoria, pero eran como los recuerdos de otra persona porque los sentía ajenos, pero, tristemente, eran sus malditos recuerdos.
Él único que podía ayudarlo era Song HyeongJun, el mejor amigo de TaeHyun, que, con el pasar de los años, se había vuelto alguien importante para el mayor también. BeomGyu hubiese preferido ir y hablar con su mejor amigo, HyunJin, pero él estaba de viaje por asuntos de negocios.
— Hola — le dijo destrozado, cuando el chico abrió la puerta.
— ¿BeomGyu? ¿Qué pasó?
— Necesito tu ayuda... — y empezó a llorar fuertemente.
— Cuéntame. ¿Qué te pasa? Te ves asustado y triste.
— No sabía lo que hacía y no quería hacerlo. Te lo juro, HyeongJun, no quería.
— ¿De qué hablas? ¿Qué hiciste, BeomGyu? — frunció el ceño.
— G-golpeé a TaeHyun.
— ¡¿Qué?! ¡Pedazo de animal! ¿Cómo te atreviste?
— ¡Maldición! Fue mi culpa — y volvió a llorar.
— Antes de golpearte yo, me voy a calmar — respiró profundamente. — Bien, necesito entender la situación… ¿Por qué lo hiciste?
— TaeHyun se enteró de que tengo un amante, me estaba humillando y… yo solo quería callarlo.
— ¿Amante? BeomGyu… ¿De qué mierda estás hablando?
— Estuve engañando a TaeHyun con mi asistente… Sé que estuvo mal y que él no merecía esto. No merecía que lo lastimara, pero te juro, HyeongJun, que no lo quiero perder. No quiero perderlo...
— Hijo de p-
— ¿Qué hago? Dime, por favor.
BeomGyu lloraba como un niño mientras miraba a HyeongJun, y él pudo ver el arrepentimiento en sus ojos. Sintió pena al verlo tan destrozado, pero aún quería pegarle, ahorcarlo y tirar sus restos a un puente, porque pensaba en lo lastimado que estaba TaeHyun, físicamente y emocionalmente.
Dio un suspiro, e hizo que se sentara en el sofá de su departamento.
— BeomGyu, tranquilo… Lo único que ahora puedes hacer es calmarte, ir a casa y pedirle perdón.
— ¿Y si no me perdona?
— TaeHyun te ama, pero, BeomGyu, no puedes volver a hacer lo mismo, porque ahí sí lo perderás para siempre. Y, si tu lo vuelves a engañar, yo mismo le llevaré el abogado para el divorcio y, si te atreves a golpearlo nuevamente, seré yo quien te ponga la denuncia.
— HyeongJun…
No pudo aguantar más y lo abrazó con fuerza, aún temblando. BeomGyu estaba muy asustado.
— Ahora vete a casa antes de que te mate porque sigo enojado.
BeomGyu salió de su departamento y se fue a casa, todo en completo silencio. Subió a su habitación y miró a TaeHyun recostado en su cama, con aquellas desgarradoras marcas en su rostro y la sangre seca en sus mejillas y nariz.
Fue como si una aguja se enterrara en su corazón, tan profundo que podía sentir cómo se desangraba lenta y dolorosamente.
No pudo ver esa escena y, sin más, corrió al balcón de la habitación, cerró la puerta y deslizó su espalda por esta. BeomGyu agarró sus piernas con sus brazos y escondió su cabeza en ellas, sintiendo cómo su mundo se había derrumbado por su maldita culpa.
Lloraba cómo cuando un bebé pierde a su madre y el pecho le dolía punzantemente. La culpa carcomía su conciencia con crueldad.
— ¿Qué me pasa? ¿Qué me está pasando...? — se repetía en susurros silenciosos.
Quería que ya nada de eso estuviera pasando, y debía hacer lo posible para recuperar la confianza de TaeHyun. BeomGyu no podía perder a su familia; ellos eran su todo y no los iba perder por sus malditos impulsos, primero muerto.
¡Gracias por leer! <3
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