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Capítulo Dos


Abrió la puerta con un suspiro, TaeHyun estaba dispuesto a hablar con BeomGyu. No podía dejar que la situación los separe más de lo que ya estaban, él era el hombre que amaba, con él que había formado una familia, así que debía arreglar las cosas con él.

Al entrar, lo encontró de espaldas, sentado en el lado de su cama, sus codos estaban apoyados en sus rodillas y sus manos sostenían su cabeza. TaeHyun se preocupó al verlo así, pues veía el estrés en su rostro y la tensión en su espalda.

Cuando cerró la puerta, el sonido sobresaltó al mayor, pero no se volteó, él solo se enderezó y se empezó a quitar los zapatos. ¿Qué es lo que pasaba con él?

— BeomGyu — le habló con dulzura, pero no le respondió. — Amor, ¿qué te ocurre? — le preguntó, acercándose a él. 

— Nada.

— Amor, no me mientas. De verdad, sea lo que sea, cuéntame, aquí estoy para ayudarte — acarició su espalda.

El menor no se dió cuenta de que la rabia en el interior de BeomGyu crecía. Tampoco sabía si su rabia era por su persona o por él mismo y, lo peor de todo, no sabía que BeomGyu no podía diferenciar la ira que tenía con él mismo ni la que tenía con los demás.

No sabía que era un enojo sin control. 

— Ya te dije que no me ocurre nada… No seas paranoico, TaeHyun.

— Cariño, me duele verte así, estresado, preocupado... — empezó a acariciar su mano y vio que eso lo molesto.

Sin más, sin decir nada y sin ninguna expresión en el rostro, se levantó, dejándolo sentado en la cama, confundido. "¿Acaso mis caricias lo molestan?" pensó.

— Entiende, TaeHyun, no me pasa nada que te interese. Estoy demasiado cansado, y tú con tus reclamos no me ayudas para nada. 

TaeHyun se levantó, ignorando su propia tristeza y caminó hacia él. BeomGyu estaba frente a su armario, el cual estaba al lado del enorme espejo que adornaba la pared. TaeHyun no podía dejarlo así, necesitaba hablar con él, necesitaba respuestas.

— Amor... — lo llamó y el mayor no contestó. — BeomGyu... — Insistió con la voz quebrada, pero él siguió sacando su ropa para dormir. — BeomGyu, mírame, por favor — dijo, agarrando su rostro con sus manos.

BeomGyu sel resistió y, cuando lo miró, esquivó su mirada.

"Algo me oculta", pensó TaeHyun en su interior, aún más seguro que antes, pero la pregunta era “¿Qué es?”.

Volvió a intentar girar su cabeza hacia él, pero BeomGyu se zafaba y no le importaba si TaeHyun necesitaba hablar con él, si necesitaba que lo mirara, si necesitaba que arreglaran las cosas. 

— Ya no más, TaeHyun — advirtió BeomGyu. 

— ¿Por qué no me miras, BeomGyu? — preguntó serio y nostálgico al mismo tiempo. — Dímelo. 

La voz del menor lo amenazaba por quebrarse, BeomGyu jamás se había comportado de aquella manera. BeomGyu era cariñoso, tierno y romántico. 

— Hablemos, como cuando éramos jóvenes… — suplicó, porque sabía que algo había ocurrido y que BeomGyu no le quería decir. 

— ¡No empieces, TaeHyun! — dijo, tratando de irse, pero el menor lo detuvo ahora un poco más serio. — Suéltame, ahora. 

— ¿Que me ocultas, Choi BeomGyu? — habló con seriedad. — ¡Dímelo! — insistió, pero con mucho miedo y tristeza en su interior. 

— Suéltame — volvió a advertir, pero TaeHyun, por el contrario, le seguía insistiendo. 

— ¡Responde! — el enojo también empezaba a hacerse presente en el menor. 

— Ya te lo dije, TaeHyun. Ahora suéltame que no lo repetiré. 

— ¡No! — dijo más fuerte, agarrando sus manos. 

— ¡QUE ME SUELTES! — gritó y lo acorraló en la pared cerca del enorme espejo, ahí le apretó el cuello con fuerza. Tan fuerte fue su agarre que TaeHyun no podía respirar. — ¡DIJE QUE NO ME PASA NADA! ¡¿NO LO ENTIENDES?! — gritó otra vez y lo tiró al otro lado de la pared, donde el espejo que colgaba le cayó y se rompió en mil pedazos. 

BeomGyu se quedó en shock al ver cómo había provocado eso. TaeHyun no aguantó más y se puso a llorar, y no solo por el dolor físico pues “¿Cómo me había hecho ese daño de esa manera?” fue el pensamiento que dominó su mente. TaeHyun pensaba que él era la persona a la que BeomGyu tanto amaba, y el corazón de BeomGyu se encogió al ver la sangre en la espalda de su esposo, y las lágrimas de arrepentimiento comenzaron a salir por sus ojos mientras miraba al menor retorcerse en el piso. 

TaeHyun se levantó y posó su mirada en BeomGyu. Su mirada inocente ahora mostraba dolor, terror, desilusión, tristeza, pero sobre todo miedo. Sí, le tenía miedo a su esposo, al amor de su vida. TaeHyun no se explicaba lo que había pasado y ni siquiera podía creerlo aún. 

BeomGyu se acercó a su esposo, con arrepentimiento y dispuesto a ayudarlo, pero TaeHyun retrocedió con temor. BeomGyu, al ver aquella acción, se sintió como una basura, como un completo idiota y un monstruo. BeomGyu se sintió peor al ver cómo su esposo se arrastró por el suelo y rápidamente entró al baño, estando ahí dejó caer todas sus lágrimas. TaeHyun no sabía cuál era el peor dolor, si las cortadas en sus brazos, hombros y espalda o el de su corazón. Tal vez aquel último. 

Subió con suavidad su camiseta color crema, la cual ahora era de color vino tinto por la sangre que lo manchaba. 

Giró con delicadeza su cuerpo y cabeza para poder ver su hombro ensangrentado en el espejo. El dolor era casi insoportable y las lágrimas bajaban como cascadas, estiró su mano y, con suavidad, sacó un pedazo de vidrio que se encontraba en la parte trasera de su hombro. Un chillido de dolor salió por sus labios al sentir el vidrio rozar con la herida en un intento por salir. Finalmente el menor soltó un suspiro y secó sus lágrimas, pero fue en vano porque aquellas no paraban de salir. 

Con su brazo derecho, empezó a sacar los vidrios de su brazo. La sangre corría sin parar y miró el espejo, encontrándose con BeomGyu, que lo observaba por el pequeño espacio que quedaba en la puerta. Los ojos de BeomGyu estaban inundados por las lágrimas y el dolor, sus ojos mostraban demasiadas cosas, pero la principal era tristeza y arrepentimiento. TaeHyun se giró y se dispuso a cerrar la puerta. 

— No, por favor — le dijo BeomGyu, poniendo su pie para impedirlo. — Déjame ayudarte... — rogó con mirada suplicante. 

Lo miró por un momento, con el ceño fruncido y sorteando la posibilidad. Finalmente, solo se alejó de la puerta y lo dejó pasar, e hizo su cuello a un lado y le dio la espalda. Con lentitud, BeomGyu se acercó a su cuello y examinó las cortadas en su espalda y la sangre que bajaba de ellas, aquella imagen lo destruyó por dentro. 

— ¿Preparado? — le preguntó con suavidad, y el menor solo asintió, mirando el suelo. 

BeomGyu agarró un pedazo de vidrio y lo jaló lentamente, TaeHyun solo agarró con fuerza el lavamanos, ahogando un grito.

El dolor era demasiado. 

Así fue con casi todos los cinco fragmentos de vidrio, que se habían enterrado en su espalda, y al fin terminó de sacar todas las piezas de vidrio, pero esa no era lo peor. BeomGyu agarró la botella de alcohol que estaba allí e humedeció un pedazo de algodón, pero dudo en hacerlo. 

— Solo hazlo, ¿sí? — dijo llorando y temblando. Sus brazos y piernas también temblaban con dolor y miedo. 

Finalmente, BeomGyu pasó el algodón por las heridas. TaeHyun soltó un grito desgarrador al sentir el ardiente contacto del alcohol con su piel abierta, y BeomGyu dejó caer un par de lágrimas al ver cómo sufría. 

Cuando por fin terminó, agarró unas vendas del botiquín y cubrió las numerosas heridas. TaeHyun respiraba con dificultad, su cuerpo aún temblaba y las lágrimas seguían saliendo. BeomGyu lo ayudó a salir del baño, le quitó la camiseta y lo ayudó a colocarse el pijama. Aunque su esposo evitaba verlo, pues aún se encontraba destruido por dentro. 

Con delicadeza, BeomGyu lo recostó en la cama y lo acomodó con las sábanas. Él mayor solo lo miraba con súplica, con sus ojos negros que le pedían perdón. Finalmente, los dos se durmieron, pero el corazón de TaeHyun estaba lleno de dolor, tristeza y sufrimiento.

¡Gracias por leer! <3

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