"No seas delicado, yo no te traté mal… Dios, cada vez te pones más insoportable, TaeHyun ”. BeomGyu no sabía que esas palabras lo habían dañado más de lo que pensaba

— Amor, lo siento, no sé qué fue lo que me pasó... — TaeHyun se giró, tratando de disimular sus cristalizados ojos.

— No hay nada que perdonarte, BeomGyu, eso ya no importa — sonrió e imitó su acción.

Pero esta vez no lo miró con aquel brillo tan distintivo de siempre, ese brillo que tanto le gustaba, ese brillo que sabía que era por él y lo hacía sentir el hombre más afortunado del mundo. Esta vez, en su mirada, ese brillo se había apagado y ahora lo reemplazaba una tristeza deprimente.

TaeHyun salió a comprar lo necesario para la cena, y BeomGyu se quedó en casa. Estaba recostado en su cama, mirando el techo, y luego bajó la mirada a la caja que TaeHyun había dejado en el armario. Extrañado caminó hacia ella y se asomó a ver en su interior, ignoró los dos cuadernos que estaban en la base, que eran el diario y el cuaderno de dibujos de TaeHyun, porque su mirada se posó en algo más impactante.

Su mirada se posó fijamente en un cuaderno de portada negra, que había un poco más adentro. La letra del título estaba torcida y en color blanco, e instantáneamente reconoció aquel cuaderno y, con curiosidad, lo sacó de la caja.

Su viejo cuaderno musical personal; al menos, BeomGyu lo había bautizado así. Este contenía todas las canciones que, en total secreto, había compuesto para su amado, TaeHyun, y que el día de su boda se lo había entregado.

Abrió el cuaderno en la primera hoja y encontró su primera composición: en letra casi irreconocible, se garabateaba una letra profunda y algo triste. BeomGyu aún recordaba el momento en que la había escrito.

Se encontraba en clase de Biología, observando como TaeHyun hablaba y le sonreía a su entonces novio, el mariscal de campo, y BeomGyu solo observaba cómo él le sonreía y cómo el otro tipo lo besaba. Cómo su TaeHyunnie mostraba esa sonrisa tan dulce, que solo él podía tener, únicamente pensando en la posibilidad de que él podría darle el mismo cariño… No, más, BeomGyu le podía dar amor. A esta canción la había llamado I Wish, porque eso era lo único que quería: a TaeHyun, él era lo único que  quería.

La segunda estaba casi sin terminar, solo era una canción a medias. La tercera era un poco más trabajada, la letra de BeomGyu había mejorado de sobremanera y ya tenía una caligrafía casi perfecta, a excepción del pequeño pedazo de letra en el que había puesta Save con "B”. Se rio al ver el horrible error; a él el inglés se le daba muy bien, y por eso escribía las canciones en inglés. Por eso y porque, si alguien encontraba aquel libro, tenía la esperanza de que no sabrían con exactitud lo que decía.

Esa canción había sido escrita para finales del último año de secundaria, cuando el novio de TaeHyun lo había botado de manera humillante y, después de haber dejado al imbécil lastimado en el suelo de la cafetería, se había llevado a TaeHyun a casa y lo había acompañado en el dolor de su primer corazón roto. Después de eso, había corrido a su propia casa y se había desahogado en el cuaderno, con la canción que tituló “Save You Tonight”.

Y así como esa, muchas más expresaban cada pedazo de su historia con el amor de su vida. BeomGyu tenía canciones que hablaban sobre sus peleas, hasta su primer día de novios o su primera vez juntos: Trudly, Madly, Deeply...

Se quedó quieto, pensándolo dos veces: tal vez esa era la forma en la que podría liberarse... La forma de sentir que podía liberar todo aquello que le ocurría y no podía entender. Sin embargo, esa vez lo haría en coreano, esta vez sí quería que TaeHyun lo entendiera a la perfección. BeomGyu quería que esta vez aquella canción lo liberara de aquella opresión que lo tenía agobiado, así como lo había hecho muchas veces antes.

Se levantó rápido y agarró un lápiz con punta fina, ya tenía las palabras exactas en la mente.

Sin pensarlo dos veces, empezó a escribir sus ideas en desorden... pero la puerta principal sonó y él cerró de golpe el cuaderno.

Pronto continuaría con su canción y ahí pondría cada cosa que amaba de TaeHyun; en pocas palabras, de cuánto lo amaba.

Iban de camino a la escuela de Kai. BeomGyu ya no llevaba su traje de corte italiano, que siempre estaba perfectamente lavado y planchado. Él ahora llevaba algo mucho más ligero, algo que lo hacía sentir más… más él.

— ¡Papá! ¡Papá! — gritó Kai por la emoción.

— Hola, amor.

— Buenas tardes, papá. ¡Qué bueno que viniste!

— ¿Y mi beso, hijo?  — preguntó TaeHyun, haciendo un puchero.

— Buenas tardes, papi — le dio un beso a su otro padre.

— Bueno, Kai, esta vez iremos a almorzar en uno de mis lugares favoritos...

— ¡Si! — y el menor empezó a saltar, emocionado.

Fueron a comer y Kai habló durante toda la comida, y TaeHyun sintió que nuevamente eran una verdadera familia. Llegando a casa, su hijo y él pasaron toda la tarde jugando a ser policías o marineros. BeomGyu miraba a TaeHyun a lo lejos y veía su hermosa sonrisa; definitivamente se sentía feliz al ver cómo su familia se convertía en una familia feliz otra vez.

Por fin, todo volvía a ser como antes.

¡Gracias por leer! <3