Jennie al llegar a su casa, estaba sola, sus hijos estaban en talleres de su escuela y Winter no llegaba de trabajar, ese era un alivio para la menor, ya que pudo encerrarse en su habitación y llorar, llorar como quizá nunca antes había llorado, gritó un poco hasta desahogarse y tranquilizarse, buscó entre sus cosas, su álbum familiar, donde ella y Lisa se veían tan felices y enamorada, deseando retroceder el tiempo y volver a esos momentos donde todo era amor.

Sus celos fueron muchos y esa tarde hizo cosas de las que se arrepentía, sus actos se veían reflejados en el correo electrónico que acababa de recibir. Jin estaba con ella, regañándola por su inmadurez y su imprudencia.

— ¿Cómo se te ocurrió hacer eso?

— No sé… estaba enojada y celosa.

— Asume tus consecuencias, lee el correo y responde.

— Bien…

Con temor abrió el correo que había recibido.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“Hola, soy Jennie, la ex esposa de Lalisa, por cierto, ya me contó todo, sobre que estuvo contigo,que no le mentiste, pero ella te ama y volverá contigo, ganaste Mina, que astuta, espero que la hagas feliz”.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“¿Jennie? Me sorprende tu mensaje, no sé a que se debe esto, pero los problemas que tengas con ella, deberías arreglarlos”.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“Oh vamos, arruinas una familia y quieres
que yo arregle el desastre que causaste, felicidades, ella es toda tuya”.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“Jennie, durante todos estos años que estuve con ella, jamás me tocó o tuvimos intimidad,
porque aún con amnesia, tú seguías estando
presente, aunque no te recordará, siempre
estuviste en su mente”.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“¿Cómo creo en tus palabras? ¿Cómo sé
que no me mientes? Por qué ella se irá y supongo que a tus brazos”.

De: [email protected]

Para: [email protected]

“No Jennie, ella y yo no hemos vuelto a hablar,
estoy ocupada, trabajando para darle una vida digna a mi bebé y antes que te hagas ideas en tu cabeza,no es de Lisa, es de la mujer que realmente amo,debo seguir trabajando, cualquier cosa, escríbeme,pero recuerda que Lalisa solo te ama a ti, cuídate”.

Era sábado, Jin la regañaba fuertemente, mientras ella se alistaba para salir con Lisa y sus hijos, sí, con Lisa y sus hijos, ya que la mayor había decidido irse definitivamente a Londres, manejaría su empresa desde allí y claro, Rosé quedaría a cargo de su empresa en Seúl.

La noche anterior, le había llegado un mensaje de Lisa, diciendo que quería pasar un día con ellos en la playa, quería que sea uno de los pocos recuerdos memorables en la mente de todos. Lisa por otro lado, se dirigía a la casa de Jennie en su camioneta, al estar estacionado, le dio una timbrada al teléfono y esperó por varios minutos, hasta que la vio salir de su casa, tan radiante como siempre, tan hermosa como los rayos de sol, a su lado estaba su princesa, su Dahyun, quien era igual a su madre, tenía sus bellos ojos y su dulce sonrisa, al otro costado, estaba Jungkook, su primer hijo, su orgullo.

— Buenos días mami — Dae habló emocionada subiéndose al auto.

— Hola mi princesa hermosa.

— Buenos días mamá ¿Cómo has estado? — su hijo mayor se sentó en la parte de atrás junto a su hija

— Kook, buenos días hijo, amanecí con un horrible dolor de cuello, pero nada que no se pueda arreglar

En ese preciso instante, antes que Jungkook pudiera responder, entro la mujer que amaba, sentándose a su lado, en el lado del copiloto, verla de lejos era una cosa y tenerla cerca era otra muy diferente, ella la miró y sonrió, con esa dulce sonrisa, que la hacía estremecer.

— Buenos días Lisa, te ves radiante.

— Jen, no creo verme tan radiante como tú.

Jennie se sonrojó y no dijo nada más

— ¿A dónde iremos, mami? — preguntó una curiosa Daehyun.

— A un lugar que cura todo mal y tristeza.

Lisa comenzó a conducir, de reojo vio como se puso Jennie, estaba nerviosa y sonrojada, como la vez que se entregó a ella, en cuerpo y alma, ese día estaba tan tímida y tan insegura, pero desde ese día, Lisa supo que ella era suya, solo suya y de nadie más. Luego de dos largas horas, llegaron a un bosque, con una cabaña lo suficientemente grande.

— ¡Mamá Lis, mira hay un lago! Quiero meterme al lago — Dahyun comenzó a saltar alegremente.

— Si amor, ahora nos metemos, primero debemos sacar las cosas que trajimos.

Dahyun al estar tan emocionada, colaboró sacando todas las pocas cosas del auto, era una fan del agua, por eso ansiaba meterse al lago. En cuestión de minutos, sus hijos y su ex esposa, estaban metidos en el lago disfrutando del agua y del sol, Lisa por su parte, disfrutaba verlos, ver sus sonrisas, y le alegraba saber y pensar que después de tanto tiempo, pudo hacerlos felices, aunque sea un momento, los hizo felices.

— Mamá, no seas aburrida y entra con nosotros — Jungkook dijo viendo a su madre.

— Okey, pero solo un momento.

Lisa entró a la cabaña poniéndose unos shorts y quitándose la camisa que traía, quedándose en un top deportivo, fue nuevamente hacia el aire libre y se metió al lago, ante la mirada atenta de Jennie, que rápidamente desvió la mirada.

— ¡Vamos a atacar a mami! — Dahyun comenzó a tirarle agua.

— No, no princesa, eso no se hace — se rió e imitó su acción.

— Pienso que debería defender a mi hija, por mojarla.

Jennie sonrió maliciosa y comenzó a lanzar agua de la misma forma.

— Kim Jennie, eso solo se lo perdono a mi hija.

— Lalisa... — Lisa se alejó intentando salir del lago

— La venganza es mala y lo sabes.

En un movimiento rápido, Lisa tomó su cintura, la cargó y la metió a lo más profundo del lago. Durante su noviazgo, ella había aprendido que a Jennie le daba miedo nadar en lugares donde sus pies no alcanzaban, por inercia, Jennie se sujetó fuertemente del cuello de la mayor.

— ¡Lisa suéltame! — gritó asustada y ella se rio
— ¡Lalisa!

— Si tu insistes, Jen.

Sin más la soltó, haciéndolo desesperar.

— ¡Lisa! — intentó nadar, pero no pudo

— Ven aquí, preciosa

Sonrió con malicia volviéndolo a cargar, sosteniendo su cintura con fuerza, para darle seguridad, Jennie se aferró a su cuello con sus manos y con sus piernas enredó su cintura, sintiendo como era llevada hasta la orilla.

— Eres mala — susurró en su oído

— Siempre te dije que te iba a proteger de todo, Innie.

— ¿Lo recuerdas, Lisa?

— ¿Recordar que?

— Nuestra luna de miel…

— Lo hago, como recuerdo cada día de nuestra vida juntas.

— Lisa...

Ningúna sabía en qué momento se habían acercado tanto, al punto que sus respiraciones se mezclaban con las de la otra, sus ojos viajaban de los ojos a los labios, el deseo de sentir aunque sea un pequeño roce era mucho y sin pensarlo, sus labios se unieron en un beso, suave y delicado, olvidándose por unos segundos de todos sus problemas, eran solo ellas, reviviendo un pasado, un pasado que no podían enterrar por más que quisieran, Jennie era todo para Lisa, después de disfrutar el néctar de los labios ajenos, se separaron.

— Lo siento… no sé qué me pasó, y-yo… yo estoy casada.

Jennie caminó hacia dentro de la cabaña y desde ese momento, estuvo distante ella, pero
a Lisa le importaba poco, porque ella pudo sentirla, pudo sentir que Jennie aún la amaba, la amaba tanto como ella la amaba y ese beso demostró que su amor no estaba muerto, estaba más vivo que nunca, pero la decisión de Lisa estaba tomada.

Almorzaron y pasaron su tiempo en familia, se tomaron algunas fotos, que para Lisa eran como un tesoro, ya casi al anochecer, Lisa los dejó en su casa y ella dirigió a la suya, se acercó a sus hijos y los abrazó con fuerza, aunque no era un adiós definitivo, se sentía como uno, besó la frente de Jennie en modo de despida y partió.

Su vuelo a Londres saldría al día siguiente, el día donde dejaría todo el pasado y los malos recuerdos atrás, donde esperaba ser feliz, claro que no iba a olvidar a su castaña, ni a sus hijos maravillosos, pero esperaba no seguir estorbando.