La música pasaba los decibeles permitidos en una fiesta, todos bailaban al compás de la música, donde los dueños de aquella casa ni tenían idea de la cantidad de estudiantes de preparatoria que estaban ahí. 

El anfitrión se encontraba rodeado del consejo estudiantil, víboras esperando un fallo para morder directamente a tu yugular. Entremedio de todo ese tumulto, había asistido a aquella fiesta alguien que solo aparecía en la escuela, pero con las campanas desaparecía como la nieve en verano. 

Su presencia no se hizo notar, hasta que pidió apostar en billar con el presidente estudiantil. 

Definitivamente Fyodor iba a disfrutar ganar contra aquel fanático que seguro se había emocionado por haber tenido un golpe de suerte anterior. 

Ese era Fyodor, el presidente quien todos respetaban por tener a raya a cualquiera que lo desafiara, capaz de romperte en dos con una mirada, si te atrevías a acercarte demasiado, te romperías. Nadie le hacía frente, hasta esta noche. 

Nikolai Gogol, por el contrario era un chico misterioso que se presentaba a las clases y mantenía un perfil bajo, conocido por ser el hijo del director de aquella escuela. Nadie sabía nada mas de él. 

Tampoco los secretos que escondía, o la identidad que borró para llegar a estar vivo esa noche. 

O que esta lo suficientemente cuerdo para pedir lo que marcaría su fondo a la persona incorrecta.