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구. real life


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Miyeon se había levantado esa mañana mucho mejor del resfriado, algo que la alegraba, dado que Jeongin no quedaba con ella por la excusa de que mejorase, ya que según él, estar en casa haría que se recuperara.

Por esa razón, tenía muchas ganas de saber a dónde la llevaría, porque el joven había estado muy insistente con el tema hasta que se había enterado de que estaba enferma. A partir de ese momento, cambió, siempre que podía le mandaba un mensaje de cómo estaba, de si necesitaba algo y que, si ese era el caso, él podría llevárselo.

A pesar de que le parecía un gesto tierno, no le gustaba que se preocupara por ella, cuando había veces que se olvidaba de hacerlo con él mismo, sobre todo en las épocas en las que estaba ocupado. Aún recordaba cuando estaba en Busan y, cada día que podía, le mandaba un mensaje para recordarle que comiese.

Se dirigió a la cocina, algo extrañada al escuchar unas voces discutir, ya que su padre estaba trabajando en el veterinario y su madre se había ido a dar un paseo, por lo que estaba segura de que provenían de sus hermanos, lo raro era que hablaran en un tono normal y no gritando.

—¿Qué ocurre? —quiso saber al verlos pelear. Los dos en cuanto la oyeron, se callaron y la miraron, lo que la hizo desconfiar—. ¿Qué habéis hecho?

—Nada, ¿por qué lo preguntas? —Miyeon no creía a Minhee, sabía muy bien que estaba mintiendo por el movimiento de sus manos.

Al entender que su hermano mayor no le comentaría nada, pasó su mirada a Minhyuk, a quien le costaba no contarle nada, al final soltaba todo.

—Es solo que antes de irse, mamá nos ordenó que no hiciéramos ruido porque seguías durmiendo —respondió de inmediato y tras aquello, se cuestionó el porqué Minhee no evitó que estuviera al tanto, ya que no era algo grave—. Hasta que él no aguantó más —señaló al joven que estaba a su lado—, no quería despertarte, pero había organizado el día de hoy y no poder hacerlo le agobiaba.

—Se empezó a quejar, ¿verdad? —inquirió ignorando el hecho de que el mencionado estaba en la misma habitación.

—Sí —asintió, ganándose una mala mirada por parte de Minhee—, además comenzó a decirme que debería recoger mi cuarto, que seguro esperaba a que él lo hiciera por mí, que eso no iba a pasar...

—Te lo llevo recordando desde ayer y sigues sin hacerlo —apuntó con obviedad, Miyeon sabía que aquello le molestaba bastante, su hermano era perfeccionista en el sentido de la limpieza y que no le hicieran caso era lo peor para él.

Decidió dejarles discutiendo, se acababa de levantar y no tenía el cuerpo ni la mente para escucharlos, ¿tanto era pedir paz desde la mañana? Al parecer eso no podía existir con sus hermanos en esa casa, pero ya debía estar acostumbrada, ¿no?

—¿Por qué no mejor os sentáis y tenemos un poco de calma? —preguntó colocándose en el sofá después de agarrar una fruta como desayuno—. Minhee, Minhyuk ordenó todo, sabes que es responsable —defendió al segundo, quien miraba al mayor con soberbia—, que no le durase es otra historia.

—Pero de igual forma... —No continuó al observar la expresión de Miyeon, que solo quería tranquilidad.

Por suerte la tuvo por un rato, ya que Minhee había empezado a hacer lo que tenía planeado y Minhyuk solo estaba con el móvil, al igual que ella.

De repente, le llegó una notificación de Jeongin, que quería saber si lo de esa tarde seguía en pie, a lo que respondió que sí. Estuvieron escribiéndose un buen rato sobre diferentes temas, algunas anécdotas que el idol le mandaba hacía que se riera, pero aguantaba al tener a su hermano al lado, quien era un cotilla y no sabía cómo reaccionaría al enterarse de que conversaba con el cantante.

—¿Y esa sonrisa que tienes? —interrogó Minhyuk con curiosidad haciendo que levantase la cabeza para mirarle junto con un gesto de confusión—. ¿Con quién estás hablando? —continuó para luego darse cuenta de un detalle—. También qué pregunta hago, es con Jeongin, ¿verdad?

—Sí, pero podría ser Dawon o Seokmin —respondió sin comprender la expresión que tenía su hermano, como si tuviera otras intenciones—. Tengo miedo de lo que tienes en mente.

—No estoy pensando en nada —negó de inmediato para luego acercarse a ella—. ¿Puedo saber qué te decía?

—Eres un cotilla, solo me estaba contando anécdotas que le ocurrieron junto a sus compañeros, nada más —contestó mientras encogía los hombros, para ella era algo normal—. ¿Qué quieres?

Le resultaba extraño el comportamiento del joven, la forma en la que preguntaba y cómo intentaba sacarle información, le conocía demasiado bien para saber que detrás de todo eso había una razón.

—Necesito salir, noona. —Miyeon no pudo evitar sorprenderse que le llamara así, Minhyuk pocas veces lo hacía. A decir verdad, entre los hermanos no solían usar honoríficos, siempre había sido de esa forma—. Tú lo haces más que yo, lo que ya es mucho decir, ¿puedes llevarme a una de tus salidas con Jeongin?

Lo último le hizo darse cuenta de que era el mejor momento para contarle sobre la idea que el idol le había dado, ya se lo diría más tarde a Minhee, ya que parecía estar bastante ocupado en su habitación.

—Ahora que lo mencionas, tengo algo que proponerte, ¿quieres saberlo? —inquirió y en cuanto vio al muchacho asentir, continuó—. El otro día, estuve hablando con Jeongin por teléfono y se le ocurrió que podríamos ir algún día a patinar juntos, ¿qué te parece?

—Me encanta, ya tengo muchas ganas —respondió ilusionado, cosa que le dio algo ternura, le gustaba mucho ver a su hermano de esa manera—. No puede ser hoy, ¿verdad?

—No, tenemos otros planes, pero te prometo que será dentro de poco —aseguró con una sonrisa—. También tengo que preguntarle a Minhee, a saber si querrá, que a lo mejor ese día tiene todo organizado.

—Sería muy él —apoyó riéndose, gesto que Miyeon copió—. Espero que venga y así poder reírme de que aprendí a hacerlo antes que él.

Aquel comentario hizo que soltara una carcajada, amaba pasar tiempo con Minhyuk de esta forma, sin molestarse, solo divirtiéndose. Ese tipo de situación ocurría poco, pero disfrutaba de cada momento y tenía claro que no lo cambiaría por nada.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Miyeon se estaba preparando para la quedada con Jeongin, aprovechando la paz que no solía tener. Decidió ponerse algo sencillo, ya que era un día perfecto para salir, ya que no hacía ni calor ni frío.

Al terminar, se dirigió a la sala a esperar a que su amigo llegase, a pesar de que aún quedaba un par de minutos hasta la hora acordada, no le gustaba andar con el tiempo justo. Unos segundos después, el timbre sonó, por lo que se levantó para ir a abrir, solo que su madre se le adelantó.

—Buenas tardes, señora Park —saludó Jeongin tras entrar con una bolsa en la mano, la joven pudo escuchar un suspiro proveniente de la mayor, seguramente al ver que el cantante seguía siendo formal con ella—. ¿Cómo está?

—Muy bien, Jeongin, algo cansada por el paseo de esta mañana —respondió mientras se iba de la entrada, a lo que los dos aprovecharon a saludarse con una sonrisa—. ¿Y tú?

—Yo igual, un poco agotado también, pero es lo que toca al ser idol —comentó con tranquilidad, como si fuese su día a día.

—Espero que podáis descansar en algún momento, tanto tus compañeros como tú —deseó la mujer para luego añadir antes de irse—. Ya no os molesto más, que seguro tendréis cosas que hacer, y Miyeon —la llamó haciendo que toda su atención fuera a ella—, ten cuidado, todavía no estás recuperada del todo.

Después de escuchar a su madre, recordándole a cada segundo que tuviera precaución, que no quería que recayese y menos en verano, cuando debía pasárselo genial, se quedó sola con Jeongin.

—Bueno, ¿a dónde vamos a ir? —quiso saber girándose para quedar en frente de él, aunque tenía que levantar la cabeza para verle la cara.

—A ningún lado, nos quedamos aquí, podemos estar en tu cuarto —respondió con tranquilidad, lo que sorprendió a Miyeon.

¿Cómo que se iban a quedar en casa? El chico estaba muy ilusionado en enseñarle nuevos sitios y ahora le decía aquello, no se lo esperaba para nada. Le conocía lo bastante bien para saber que había un motivo detrás de aquel comentario, y estaba dispuesta a averiguarlo.

—¿Por qué? —inquirió sin quitar la expresión de confusión en su cara—. Tenías muchas ganas de mostrarme algunos lugares, ¿y de la nada cambias de opinión?

—Ya has oído a tu madre, sigues sin estar recuperada, no quiero que empeores por estar fuera —explicó sentándose en el sofá, acción que Miyeon imitó.

—Vamos a salir, Jeongin —aseguró viéndole a los ojos—, por un día que no me quede en mi habitación no me va a pasar nada.

—No, nos quedaremos aquí —sentenció con seriedad, pero la joven no se lo dejaría tan fácil.

Miyeon no apartó su mirada de la del idol, que tampoco lo hizo, ambos querían tener la razón y hacer lo que cada uno quería, pero ninguno tenía pensado en aceptar la idea del otro de manera tan sencilla. Siempre había sido así, desde pequeños habían tenido la costumbre de hacerlo, el primero que la quitase, perdía y se hacía lo que otro había mencionado anteriormente.

La muchacha sonrió con satisfacción en cuanto Jeongin la retiró, aprovechando su victoria para preguntarle a Minhee, que baja por las escaleras, si podía llevarles a un sitio. Estaba segura de que el idol no la enseñaría nada ese día al haber ganado, pero no se iba a librar de salir.

—Minhee, ¿puedes llevarnos a Gwangaru Hangang Park? —preguntó con una expresión con la que sabía que no se iba a negar y sintió cómo Jeongin la observaba.

—Claro, me pilla de camino a casa de Hyebin, incluso luego os puedo recoger —respondió guardando su teléfono en el bolsillo para hacerles una señal con la cabeza para que le siguieran.

Después de despedirse de su madre y de su padre, que acababa de llegar a casa, subieron al coche y Miyeon no pudo dejar de ver la bolsa que tenía el chico, quería averiguar el contenido de ella. Por lo que intentó abrirla un poco sin que él se diera cuenta, fallando en el intento, ya que el muchacho la apartó con una sonrisa en la cara.

Al llegar, Jeongin se tuvo que poner una mascarilla que tenía guardada antes de bajar mientras Miyeon escuchaba ciertas cosas que le decía Minhee, como que tuviera cuidado, que si necesitaba cualquier cosa le avisase y más de ese estilo.

Los dos decidieron dar un paseo hasta llegar a un sitio donde sentarse y así pasar un tiempo disfrutando de la compañía del otro a la vez que podían hablar de diferentes temas o solo estar en silencio, deleitándose del paisaje.

—Jeongin, ¿podemos sentarnos debajo de ese árbol? —preguntó agarrándole de la mano para que no continuara con su caminata—. Hay sombra y además no hay mucha gente por aquí, incluso podrías quitarte el tapabocas un poco.

—Me gusta la idea, vamos —respondió sin soltarse, encaminándose al lugar que Miyeon había señalado.

La joven fue la primera en sentarse, con la espalda apoyada en el tronco y las piernas estiradas, a lo que Jeongin aprovechó para colocar su cabeza en ellas mientras Miyeon pasaba sus manos por el pelo de él.

—¿Ya no odias el contacto físico? —bromeó soltando una pequeña carcajada.

—¿Me estás comparando esto con un abrazo? —cuestionó, por lo que la chica asintió—. No es lo mismo.

—Sí lo es —afirmó con convicción a la vez que Jeongin negaba—. Aunque no lo fuera, antes era muy raro que hicieras una cosa así, evitabas este tipo de cosas, ¿o vas a decir que miento?

—No, sigue sin gustarme, pero siempre hay una excepción para mi mejor amiga. —La mencionada sonrió ante aquel comentario, le había hecho sentir especial que una de las personas con las que hiciese esto fuera ella—. Ahora, quiero darte algo, que sé que tienes mucha curiosidad, no has parado de mirarlo desde que me viste y has intentado abrirlo en el coche, me he dado cuenta.

Miyeon sujetó la bolsa que el cantante le había dado y de ella, sacó un regalo, envuelto con un papel de regalo con fresas que le hizo reír. Con cuidado empezó a abrirlo, sin querer romper nada del interior, y cuando por fin pudo apreciar de qué se trataba, no pudo evitar asombrarse.

Se trataba de La soledad de la corona, un libro que le había recomendado Dayoung, quien se lo había dejado para que leyera las primeras páginas, sabiendo que le encantaría. Desde ese momento había querido comprarlo y percibir todo lo que su amiga le contó sobre la historia, quien incluso afirmó que estaba segura de que se convertiría en una de sus favoritos, pero nunca tuvo la oportunidad de conseguirlo.

Todo había cambiado gracias a Jeongin, no se creía que el chico la escuchase el otro día en la llamada, donde no paraba de hablarle sobre él, sobre las ganas que tenía de que estuviera en sus manos, ya que por fin podía permitírselo.

—¿En serio es para mí? —preguntó aún sorprendida, sin procesarlo.

—Claro, si no lo fuera no te lo daría de esa manera —obvió sin apartar la vista de ella—. Te oí tan emocionada por teléfono que tuve que hacerlo, además de que no te regalé nada en tu cumpleaños, soy muy mal amigo.

—No lo hiciste porque te comenté que no hacía falta —recordó con una ceja alzada, para posar su mirada en la portada—. De verdad que muchas gracias, tengo ganas de leerlo.

—Hazlo.

Aquello confundió a Miyeon, entendió a qué se refería, pero el chico no era fan de la lectura, por lo no pudo evitar sorprenderse. No iba a negar que le parecía un gesto muy tierno, solo que aún seguía sin salir de su asombro.

—¿Ahora? —inquirió y abrió el libro al observar cómo Jeongin asentía—. Está bien, pero no lo haré muy alto, no quiero que la gente me escuche, me moriría de vergüenza.

—Pues no sé por qué, tienes una voz preciosa —halagó para luego quejarse por el golpe que le había dado Miyeon, quien se había avergonzado.

No respondió y su mirada se fue a la página, notando un marcapáginas con el título de la historia y la firma de la autora, duffito, cosa que guardó con delicadeza al final del todo. Empezó a leerlo en voz alta, tratando de que solo Jeongin y ella lo oyeran, aunque no pudo evitar ponerse nerviosa al sentir los ojos del chico posados en ella.

Estaba tan concentrada en la lectura que tardó en darse cuenta que el idol se había quedado dormido en sus piernas, lo único que hizo fue sonreír y darle un pequeño beso en la frente, para luego colocar el objeto anterior para saber dónde lo dejó con él.

Aunque estaba algo preocupada, que estuviera tan cansado como para que le venciera el sueño en pleno aire libre no era bueno, solo significaba que no solía descansar lo suficiente. Por esa misma razón intentó no hacer ningún ruido ni moverse, ni aunque no empezara a sentir las piernas.

Continuó la historia ella sola, disfrutando de cada palabra, de cada frase, estaba empezando a enamorarse del libro poco a poco y Dayoung tenía razón, en solo media hora se había convertido en una de sus historias favoritas. Le encantaba la diferencia de mundos y cómo cada cosa se iba relacionando entre sí de forma sutil y a la velocidad perfecta, no tenía ninguna queja de lo que llevaba avanzado.

Estaba tan ensimismada que ni se enteró de cuando Jeongin se había despertado, solo lo hizo en el momento en el que le vio estirarse mientras trataba de colocarse el pelo, ya que se había despeinado un poco.

—Buenos días —bromeó para evitar que no se le notase la inquietud en su voz—. No te habré molestado con algún movimiento, ¿no?

—No, no te preocupes —contestó de inmediato levantándose para colocarse a su lado—. No me dormí porque me aburría, es solo que estaba tan a gusto que el sueño me venció.

—¿Has descansado estos días? —interrogó con preocupación, cosa que el chico noto por la sonrisa que tenía.

—Sí, pero no tanto como me gustaría, estoy bien —agregó lo último al observar su expresión, una que indicaba que no le creía del todo.

Decidió no decir nada, entendía que esa era la vida del idol, pero no estaba de acuerdo, no le agradaba verle así. Solo esperaba que tuviera alguna oportunidad para poder relajarse y dormir en cuanto le apeteciera, sin las presiones que solía tener.

El joven comenzó a distraerla del tema, no era tan difícil darse cuenta de aquello, pero prefería guardarse todo para ella, no quería agobiarle más de lo que estaba. Miyeon disfrutó escuchándole, poniendo toda su atención en su mejor amigo, que parecía emocionado mientras le contaba sobre los futuros proyectos que Stray Kids tenía.

No paraba de sonreír cuando se trataba de Jeongin y creía que no podía estar en mejor sitio ni con nadie más. Había pasado una tarde genial con su mejor amigo y encima haciendo uno de sus pasatiempos favoritos, no podía estar más feliz.

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Hello!!! Aquí tenéis nuevo capítulo de NES, el cual espero que os guste. ¿Qué tal estáis? Ojalá todo os vaya bien y si no, poco a poco la cosa mejorará, ya veréis.

De verdad, que me encanta escribir a los hermanos Park, es una sensación que no puedo describir. Y QUE MONOS SON LOS MAKNAES, es que fhiueiwurhtj.

Yo quiero que me regalen un libro y si es el mismo que a Miyeon, mucho mejor, ya sabéis gente, pasaros por la historia de nuestra maria, duffito (y también por el resto de la saga de Skz, que son >>>>>>>>, y sí, también me refiero a las de may_calaghan).

Os recuerdo que tenemos un server de discord, si queréis entrar, mandadme un mensaje privado y os enviaré el link.

Os deseo una gran semana, espero que os haya gustado y nos leemos en el siguiente (o en MU si leéis)💜

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