EPILOGUE
Davinia suspiró mientras veía como sus hijos corrían detrás de unas cabras, el pequeño Alfie se tambaleó, intentando correr tras sus hermanos mayores. Davinia lo tomó de la mano y caminó junto con él hasta el límite del jardín sentándose sobre el mullido pasto.
La mujer no despegaba los ojos de Dina y Simja, quienes se acercaban al lago. Una familia de patos acababa de instalarse ahí y los niños estaban fascinados con los nuevos visitantes.
-¿Viste los patos, mamá? - Preguntó Dina con un gran grito - Simja y yo buscaremos su nido...
-¡Oh, no! - Respondió Davinia - Saben que tienen prohibido acercarse a la orilla. Pueden caer, y no quiero que les pase nada...
- Yo me encargo - Detrás de ella resonó la voz de su esposo, que acababa de llegar - Es hora de entrar a casa, sólo observa el cielo.
Davinia levanto la mirada y contempló las enormes nubes que oscurecían el firmamento. Se avecinaba una tormenta y lo más prudente era volver a casa, prepararía un poco de chocolate, unas galletas y le diría a Alfie que contara un cuento a los niños. La mujer tomó a su pequeño hijo entre sus brazos y después observó a su marido que caminaba con dificultad, pues dos pequeños simios colgaban de su espalda y sus brazos.
- Queremos seguir jugando con los patos - Murmuró Simja bajando de la espalda de su padre.
-Jueguen con el puto gato - Dijo Solomons mientras señalaba el porche de la gran casa de campo donde un enorme y peludo gato negro se estiraba y saltaba por la ventana para entrar en la casa.
-¡No digas malas palabras delante de los niños! - Se rió Davinia y golpeó el brazo de su marido.
Alfie sólo se rió y tomó a su pequeño homónimo entre sus brazos, acariciando el rojo cabello del bebé, quien sonrió, mirándolo tiernamente con sus enormes ojos cafés.
-Tienes los ojos de tu madre - Murmuró el hombre caminando rumbo a la casa.
-Y el carácter demoníaco de su padre - Sonrió Davinia y tomó a sus hijos de la mano - ¿Quieren galletas? ¿O prefieren un poco de tarta de manzana?
-¡Tarta! - Gritaron los pequeños mientras que Alfie también se unía al grito de sus hijos.
-Bien, habrá tarta de manzana - Exclamó Davinia - Mientras la preparo, papá jugará con ustedes.
De pronto, un enorme trueno rompió la quietud de esa tarde de verano. Davinia y sus hijos gritaron, echándose a correr hasta la casa, buscando refugio, pues las gotas de agua comenzaron a caer con fuerza, convirtiéndose en un gran aguacero.
Davinia entró en la cocina, dejando a sus hijos con su padre. Comenzó a preparar la tarta, el gato se acomodó sobre la silla y maulló, pidiendo comida. Ella sonrío y le ofreció una gran rebanada de jamón que el gato se zampó en un santiamén. Afuera, la lluvia caía con fuerza, aumentando el calor de esa tarde. La mujer sonreía mientras andaba de aquí para allá en la cocina, podía escuchar las carcajadas de los niños y a su esposo, que jugaba con ellos, haciendo voces extrañas.
No podía sentirse más afortunada, tenía unos hijos maravillosos y un marido excepcional, una vida plena y feliz. Vivían con tranquilidad en esa enorme casa, tenían un viñedo y se mantenían de la producción de vino; los negocios turbios habían quedado en el olvido, los tragos amargos y las tristezas parecían tan lejanos, esa vida sombría ya no existía.
Suspiró cuando los fuertes brazos de Alfie rodearon su cintura y se estremeció al sentir el roce de su barba en la mejilla.
-Se han quedado dormidos en el piso - Murmuró y la besó suavemente - ¿Necesitas ayuda? - Preguntó y ella negó con la cabeza.
-La tarta casi está lista - Dijo Davinia dándose la vuelta y echándole los brazos al cuello.
-¿Sabe que la amo, señora Solomons? - Preguntó Alfie con voz sensual.
Davinia le sonrió y estaba a punto de responder cuando él asaltó su boca, besándola con pasión. Ella sintió que se derretía con ese beso intenso y se aferró firmemente a Alfie, quien la ciñó con más fuerza.
-¿Eres feliz aquí? – Susurró Alfie contra los labios de su mujer.
-Soy feliz porque estoy contigo, no importa el lugar – Murmuró Davinia – La razón por la que sonrió cada mañana eres tú – Suspiró tomando el rostro de Alfie entre sus manos - Tú llenas mi mundo de felicidad – Sonrió.
-Pensaba que mi vida era perfecta – Respondió Alfie – O eso creía, ¡hasta que tú apareciste! – Dijo esbozando una sonrisa - Jamás imaginé que pudiera ser tan feliz, mi amor.
Davinia le devolvió la sonrisa y sus miradas se encontraron. Nadie había podido separarlos, su amor era fuerte y duraría eternamente.
-Te amo – Exclamó Davinia y Alfie la abrazó para volver a besarla.
Sólo eran dos sencillas palabras pero que lo significaban todo.
...
♠ ♠ ♠
Y ahora sí, ¡llegamos al final de esta historia! Siempre se me complican los finales y este epílogo fue algo difícil de escribir. Espero que les haya gustado y también hayan disfrutado de esta última parte de Never Tear Us Apart.
Ojalá en un futuro pueda escribir otra historia con Alfie Solomons o con algún personaje de la serie Peaky Blinders, ¿les gustaría?
Por ahora estaré presentando un nuevo Fanfic con Tom Hardy que lleva por título ONE & ONLY. Espero contar con su apoyo, sus comentarios y sus votos. Les dejo la portada de la historia para que la identifiquen y se animen a leerla.
Muchas gracias por estar presentes en cada capítulo de este fic de Alfie Solomons. Lxs quiero ❤
Maria Decapitated
*No olviden pasar a leer este nuevo fic, el viernes publicaré el segundo capítulo*
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