are you okay?
Taehyung patea la pequeña roca que ve en la azotea, tan fuerte que se levanta y cae fuera del edificio, se preocupa por unos segundos de que alguien resulte golpeado por ella pero es poco probable debido a las horas. Se asoma por unos segundos y comprueba que no hay nadie por ahí asi que suelta un suspiro y se apoya en la pequeña pared que impide que su cuerpo caiga al vacío. Hoseok llega justo a su lado y le mete una mano en el bolsillo trasero del pantalón, Taehyung no se inmuta.
El cielo nocturno no tiene estrellas, mas bien está lleno de nubes nocturnas pasajeras y a Taehyung le dan ganas de vomitar al recordar que no puede ser tan simple como una nube que cubre estrellas o tan simple como el sonido que hace el encendedor de Hoseok.
—Toma —dice el mayor, pasándole un cigarrillo encendido perteneciente a la caja que le sacó de los jeans—. Un chico de diecinueve no debería estar fumando de la forma en que lo haces tú —agrega cuando Taehyung le da una profunda calada al cigarrillo.
—¿Entonces estamos saliendo? —pregunta Taehyung, ignorando todo lo anteriormente dicho por Hoseok.
—No.
Claro que no y Taehyung lo sabe bien.
—Dios, mátame.
—No crees en Dios, Taehyung.
—¿Les dijiste que estamos saliendo por qué nos encontraron besandonos? —pregunta molesto, pero no con Hoseok ni con sus padres.
—No estamos saliendo, solo nos acostamos una y otra vez, siempre, eso es lo que tú quieres —aclara Hoseok con suma tranquilidad.
—¿Y tú qué quieres? —pregunta Taehyung, sintiendo el nudo en su estómago subir hasta su garganta.
El mayor lo mira por unos segundos y luego sube y baja sus hombros, haciendo lo que siempre hace, ignorarse a sí mismo. Y Taehyung siempre ha querido leer la mente de las personas, sobre todo de Hoseok. Algunas veces suele pensar que el mayor se desvanece como un reflejo que se cae a pedazos a causa de un vidrio roto, pero no sabe qué es real porque ahí lo tiene justo a su lado tomando su dedo meñique y transmitiendole todo lo que desea sentir en horas donde se culpa por haber hecho algo mal.
Puede que sea él quien desaparezca.
Algunas veces cuando está asustado se pone blanco como el papel por lo que tendría de 2 a 12 meses para degradarse y es un constante miedo pero también da miedo que sea una botella de vidrio que nadie quiere volver a usar, estaría cientos de años tratando de ahogarse en la arena e intentando borrar la marca de todo los que pusieron su boca en él y lo hicieron inservible.
–¿Tú me quieres? —le pregunta a Hoseok y este lo envuelve en un abrazo. No es fuerte porque así es Hoseok, delicado y lo trata como si fuera delicado también y los latidos de su corazón son lentos pero calmantes y es casi una canción cuando intenta esconderse más en el pecho del mayor.
Hoseok le sonríe y luego se va, dejándolo sólo en la azotea. La sonrisa le dice a Taehyung que todo está bien.
El cuerpo de Taehyung aún busca respuestas dichas en voz altas y se duerme en preguntas, aunque se supone todo está bien.
(...)
Hoseok siempre deja la cama al instante en que ambos terminan y Taehyung siempre se siente vacío pero no debería, sabe las condiciones de su relación y que él no está enamorado. De hecho no comprende ninguno de sus sentimientos, en el amor, su vida diaria, nada, no comprende nada. Jung Hoseok es solo su amigo, no su mejor amigo, ni uno al que considere su hermano. Solo su amigo pero es especial, mejor dicho, es diferente.
Taehyung escucha como de la ducha comienza a caer agua y desea estar metido ahí con Hoseok o en la tina, pero sólo quiere que le lave el cabello y le responda si estuvo mal decir una verdad que hizo llorar a su mejor amigo cuando estaban en noveno grado o por qué tiene tantos fantasmas de gente en los ojos.
Cierra los ojos e imagina que escucha un canción que lo relaja y no funciona porque sus preguntas le toman las esquinas al paisaje que pinta con la canción pero es tan agotador como para no abrir los ojos. Se pasa las manos por el abdomen y siente asco de sí mismo y de como hace rato le pedía a Hoseok que se lo follara más fuerte. Se encoge en ese desastre y se arropa más con las mantas, su cabeza comienza a doler otra vez.
—No luces bien —dice Hoseok cuando vuelve a la habitación. Taehyung no tiene ganas de mirarlo pero sabe que se está vistiendo y que se va a ir luego de darle algún consejo que no escuchará.
¿Por qué Hoseok no lo está besando para que luego pueda echarse a llorar sobre sus hombros?
—Tae, tal vez deberías limpiarte y luego salir a tomar un poco de sol. Hace un bonito domingo, anímate un poco y deja de pensar.
Dejar de pensar.
Tal vez Taehyung quiere reírse en su cara, pero Hoseok es buena persona y está diciendo lo que tiene que decir, lo que no funciona está dentro de su cabeza, no es culpa del mayor.
—Uhm, sí —dice con pereza y Hoseok suspira—. Que no te ve-
—Que no me vean tus compañeros de piso, lo sé —dice el mayor y Taehyung cuenta hasta veinte porque siempre Hoseok se queda veinte segundos viendole, como para comprobar que no comienza a evaporarse o flotar hasta desaparecer.
Pasan treinta segundos y no se va.
—Perdón por decir que dejes de pensar como si fuera fácil —dice y luego Taehyung escucha la puerta cerrarse.
Así es, le pidió perdón aunque no tenía, pero está bien, sigue siendo un bonito gesto.
Y Taehyung se siente vacío igual, su cuerpo sigue buscando por algo.
—¿Piensas que valgo la pena en el futuro, Hoseok? —pregunta muy bajito, a la nada porque el mayor ya no está ahí—. Puede que sí hoy, ¿pero y el futuro?
Hoseok no va a responder a esa pregunta en voz alta y Taehyun tal vez sigue arrepintiendose de todas las preguntas que no hizo a la nada.
(...)
Su mano duele mucho, y está de rodillas en el suelo, manteniéndola presionada entre sus piernas sabiendo que debería estar poniéndola bajo agua fría. Taehyung es un cúmulo de acciones no realizadas correctamente y de errores que dice en voz alta. Las lágrimas se acumulan en las esquinas de sus ojos y en vez de ir a meter la mano en agua, como puede, se levanta y con la otra saca la bandeja de pastelillos del horno, luego de coger una manopla, el paso que se saltó antes por estar pensando.
Regla en la cocina: si vas a abrir el horno para sacar algo, no mires las cosas como quien ve otras que están en su mente, como quien ve recuerdos vividos. Todo eso causa distracción.
Mete la mano en agua fría luego de todo eso, lo hace un par de minutos y decide equivocadamente que con eso basta, pero no.
Cuando el dolor se vuelve un poco insoportable y luego de tocar demasiadas cosas con ambas manos porque no es zurdo y se quemo la derecha, llama a Hoseok.
—¿Podrías venir a casa, Hobi? —pregunta y puede imaginar al mayor conteniendo el aliento—. Creo que me lastimé y te extraño.
—Ya voy para allá, no me tardo, Tae.
—Hobi.
—¿Taehyung?
—¿Alguien te ha dado tantos problemas como yo antes? —pregunta mientras lleva un plato a su habitación y lo deja sobre su escritorio para acostarse y esperar a Hoseok—, ¿Alguien te hirió de esa forma?
—Taehyung... espérame, ya voy.
Hoseok cuelga y Taehyung desea borrar sus preguntas como si estuvieran colocadas sobre papel o de la misma forma en que corrige sus ensayos.
Nunca va a dejar de sentirse culpable.
Tal vez fue mala idea preguntar a su mamá por qué no podía ser feliz o preguntarle a su papá por qué no lo entendía aún cuando quería entenderlo. Absolutamente no fue buena idea preguntarle a Hoseok si se había acostado con otro de sus amigos de la misma forma en que ellos lo hacían y nunca fue correcto preguntarle a su mejor amigo que haría si se mataba.
«¿Tú también pintas constelaciones cuando estás mareado?» no es correcto, cuando está mareado la luz sólo hace que le de más mareo, no tiene que convertirlo en una constelación, por eso se ganó esa mirada de extrañeza de la misma persona le beso sin que quisiera realmente porque tenía miedo de hacer preguntas otra vez y aunque siempre andaba soltando una, ahí no pudo, una pregunta o un no.
Taehyung es malo haciendo preguntas y no haciéndolas.
La puerta de su habitación se abre y Taehyung siente que se construye un nuevo mundo a su alrededor, la presencia de Hoseok es como estar echado en el pasto en un día de sol de esos que no molesta ni da calor, de esos que solo iluminan tu ser y hacen que el color que ves con tus ojos cerrado se vuelva anaranjadoso.
—Tae ¿qué fue lo que sucedió? —pregunta Hoseok sentándose a su lado en la cama.
—Quemé mi mano y no sé qué hacer exactamente —dice levantandola.
Podría haber buscado en internet pero es como si se hubiera quemado la base de su cabeza también y solo quiere que alguien lo reconforte pero no sabe cual es la clase de cuidado que necesita. Hasta que no lo sepa, otros no lo sabrán.
—Taehyung, se ve mal, ¿la pusiste en agua fría ya? —la preocupación en la voz de Hoseok es muy notable y Taehyung se siente culpable y acobijado al mismo tiempo. Todo va mal con él.
—Un par de minutos pero tenía que hacer eso —dice y señala ciegamente hacia su escritorio, esperando apuntar bien al plato de pastelillos, no tiene ni ganas de girar en su cama para ver el resto de su habitación.
El mayor se levanta de la cama y observa el plato en el escritorio. Sólo cuatro pastelillos, decorados en azul y con letras temblorosas en amarillo que ponen «Hobi», uno de ellos tiene una pequeña vela, parece usada con anterioridad.
—Lo siento mucho, Tae.
—¿Por qué? No, no tienes que decir eso.
No es su culpa, no es su maldita culpa, es mía. Taehyung cree que es su cabeza, sabe que es su cabeza y que no sabe expresarse.
—Tenemos que ponerte ungüento Taehyung, ¿tienes un botiquín o algo?
—No...
—Bajo a la farmacia y vuelvo enseguida, necesito antiséptico y ungüento, tienes ampollas, Taehyung —le dice Hoseok y Taehyung se siente como si tuviera cinco años y no supiera nada de la vida.
Tiene diecinueve años y duecinieve millones de preguntas, siente que si no las responde nunca sabrá nada de la vida. ¿Por qué no puede ver todo tan claro como los demás? Dios, es exhausto.
—Lamento arruinar tu cumpleaños.
—No, no, no, Tae, me hiciste pastelillos y te quemaste por ellos, eres especial.
—¿Qué significo para ti cuando no sé cuidar de mí?
—Tae, gracias —dice Hoseok sincero, ignorando su pregunta pero sonriendo de verdad—. Volveré enseguida —dice dejando su habitación, dejando a Taehyung en un nuevo mundo que se abre al irse él. Como si estuviera corriendo en un laberinto que es un crucigrama.
Se siente culpable de ser él.
Le arde el pecho por todo en su vida. Y llora, se pone a llorar como si fuera un bebé, un pequeño niño que se cayó y raspó sus rodillas. Quiere preguntarle a Hoseok si él llora así también y por qué no se lo dice, por qué está tan tranquilo teniendo una relación así con él, quiere preguntarle por qué actúa como si fuera una bandita humana y tan desechable, qué por qué no responde sus preguntas y sobre todo qué va a pasar si un día se despierta con sentimientos amorosos por él. Taehyung sabe que está algo defectuoso y diferente y no puede torturar a alguien con ello.
Cierra la mano lastimada haciéndola puño, lo hace fuerte y golpea la almohada que abraza mientras sigue llorando. Quiere llorar cada pensamiento en su cabeza. Quiere preguntar si a largo plazo sus inseguridades que lo carcomen alejaran a las personas que quiere de él.
Se van a sentir cansados de no poder ayudarlo, van a pensar que no se quiere dejar ayudar, pero si hay un Dios solo él sabe cuanto quiere ayuda y consuelo. No, no quiere eso, quiere una guía de cómo entender el mundo y así poder decirle a sus sentimientos qué hacer y parar sus preguntas y sus latidos desbocados que escucha en su oído de tan fuertes que son por tanta ansiedad que no cabe en un solo cuerpo.
—Taehyung ya vol-
—¡Ayúdame! —grita desesperado y sudando, levantándose de golpe, asustando a Hoseok que se echa hacia atrás unos pequeños centímetros que se clavan en el pecho de Taehyung—. Perdón por hacer esto en tu cumpleaños.
La vista de Hoseok se dirige hasta la mano de Taehyung, ahora sangra un poco y supone que algunas ampollas se rompieron.
—Tae.
La voz suave de Hoseok hace que cada herida cicatrice dentro de Taehyung y a su vez solo son puntadas tomadas a cada herida y es Taehyung quien debe tener cuidado con su limpieza y terminar de curarse.
—Soplemos mi vela de cumpleaños y probemos esos pastelillos —dice Hoseok, sorprendiendo a Taehyung porque era lo que menos se esperaba—. Hagamos eso, Tae —dice tomándolo por los hombros y guiandolo hasta su cama.
Lo trata como el pequeño niño delicado que es por no decir que eso equivale a que es un desastre de adulto joven.
Hoseok recoge el plato con pastelillos y se sienta en el suelo quedando frente a las piernas de Taehyung, sacando de su bolsillo un encendedor y dándole vida a la llama de la vela a medio acabar.
No cantan una canción de cumpleaños porque son incómodas, así que Tae le dice que pida un deseo y esos son secretos pero su cabeza ya lo está atacando con preguntas respecto a ello. Quiere saberlo todo con palabras.
Los ojos de Hoseok brillan con alegría luego de apagar su vela y se pone de pie, colocando el plato de pastelillos otra vez en la mesa.
—¿No vamos a comerlos? –pregunta el menor confundido.
—Los niños reciben dulces al finalizar la consulta —dice Hoseok risueño y toma la bolsa que trajo de la farmacia—. Déjame curar tu mano —esta vez habla más suave y más serio.
Taehyung extiende la mano y Hoseok se arrodilla delante de él, su tacto es suave y aunque lo que le hace duele un poco al principio Taehyung se pierde en esas manos delicadas, desearía que lo tome por el rostro justo en ese momento y que luego Hoseok lo bese con la misma suavidad con la que cura su mano. No pasará, nunca se besan si no terminan teniendo sexo.
Sin querer su mano tiembla un poco y Hoseok lo lastima sin querer, no hay disculpas pero sus miradas chocan y Hoseok se nota muy exhausto pero bien, como que de verdad quiere estar ahí donde está. Hoseok es dulce, pero su dulzura es tan calmada que a veces puede parecer distante y que actúa por cortesía. ¿Si en algún momento de verdad se torna así, Taehyung podrá saberlo? ya de por sí machaca su cabeza con preguntas respecto a que piensa Hoseok.
¿Haces esto por puro placer?
La mano izquierda de Taehyung comienza a acariciar el cabello de la nuca de Hoseok, este casi da un respringo pero ahora en su boca se visualiza una media sonrisa.
Esa pregunta fue horrible, la quiere borrar justo como la sensación de la estocada que le dio Hoseok con su cuerpo aquella vez, tan molesto, luego de pronunciar esas palabras mientras estaba sobre él. Lo hizo para que se corriera y quedara débil.
La pregunta realmente causó algo malo en él, Hoseok se lo dijo porque no pudo parar de preguntarle qué había pensado.
"Sólo no tenías que hacerla"
Le gritó un día, a media caminata hasta su casa, luego de ser agobiado con la ansiedad de Taehyung que hacía que no pudiera parar de preguntar eso y mucho más.
Fue la primera y última vez que Hoseok le gritó pero luego de ese grito el mayor le regaló a Taehyung el abrazo más bonito que le han dado en toda su vida. Decía lo siento, perdón, te quiero, estarás bien, estaremos bien, intento entender como eres; decía todo eso y más.
Taehyung nunca va a dejar de sentirse tan culpable.
—Ya está, Tae.
—Hoseok.
Taehyung no sabe exactamente por qué lo hace, pero pega su frente contra la de Hoseok, su mano aún le hace caricias en la nuca, la respiración del mayor choca contra su rostro y sus labios se van a los de él como si fueran imanes. Y sabe como terminará todo.
Se odia un poco y el ruido en su cabeza hace que no piense más de dos veces sus acciones y sus acciones vienen de la necesidad de llenarse de algo, un círculo vicioso.
Se odia un poco cuando Hoseok se separa de él y sonríe de medio lado como si fuera un chico problema, pero a su vez se mezcla con algo de decepción y ganas de darle a Taehyung lo que quiere. Es complicado.
(...)
El cuerpo debilucho de Taehyung cayó sobre Hoseok al llegar ambos al orgasmo. El mayor no sale de la cama tan rápido como suele hacerlo, no quiere perturbar a Taehyung.
—No siquiera hemos probado tus pastelillos —el menor susurra contra la oreja de Hoseok y este suspira y coloca una de sus manos en la espalda baja de Taehyung. Un consuelo.
—Estuvimos bastante ocupados, Tae —Habla calmado, como si nada hubiese sucedido, literalmente como si ni siquiera hubiesen estado teniendo sexo.
—Lo siento.
El silencio que se crea parece que estuviera arrastrando a Taehyung hacia abajo de su cama, para que llore y se esconda como cuando era pequeño.
—¿Quieres preguntarme algo? —le cuestiona a Hoseok y este hace un ruidito de negación—. ¿Por qué? Siento que sucede algo.
Hoseok cierra sus ojos y Taehyung se hace a un lado y apoya su cabeza en su mano para ver el rostro del mayor. Luce cansado.
—¿No querías hacer esto en tu cumpleaños, no? —pregunta Taehyung y otra pregunta se escapa de su boca—. ¿Qué soy para ti? ¿Qué soy? ¿Qué hay en tu cabeza? ¿Qué es esto que hacemos? ¿Qué es normal, Hoseok?
—Tae.
—Feliz cumpleaños, Hobi —dice Taehyung y siente que quiere llorar otra vez, lo arruinó todo—. ¿Por qué odias tus cumpleaños?
No. No es momento.
—Taehyung, nosotros mismos también tenemos que respondernos preguntas —dice Hoseok, levantándose lentamente de la cama.
Ni siquiera se va a duchar, se coloca su ropa, toma dos pastelillos y se va sin mirar a Taehyung.
¿Por qué te estás yendo?
¿Podré responderme eso?
No.
No.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro