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8. Todo irá bien

—Vamos, salgamos de aquí. No quiero que te pase algo —susurró él unos minutos después. 

Asentí como pude, y él se levantó primero para tomarme en brazos. Yo, en cambio, me aferré a él con todas mis fuerzas, no estaba segura de que pudiera hablar o hacer algo, era como si todo en mí se apagara. 

No estaba bien, eso estaba claro.

—Effie, Katniss, traerle algo —escuché la voz de Haymitch, pero ni siquiera levanté la mirada, estaba demasiado concentrada en escuchar la respiración de Peeta, era lo único en lo que podía concentrarme porque de esa manera sabía que él estaba ahí, estaba conmigo.

Peeta salió conmigo del baño sin soltarme en ningún momento, de reojo pude ver a Katniss y a Effie trayéndome ropa limpia. Cinna, Haymitch y Finnick estaban también ahí, pero alejados, ninguno cambio esa expresión preocupada.

—Deberíamos dejar que las chicas la cambien y luego Peeta puede entrar de nuevo —no quería eso, ni siquiera quería soltar a Peeta.

Me aferré todavía más a él, no podía hablar, era como si mi voz desapareciera.

—Creo que ella no quiere —habló esta vez Finnick.

—Deja que Effie y Katniss te ayuden a cambiarte y cuando estés lista entraré y no te soltaré, te lo prometo —susurró Peeta en mi oído. 

Afloje el agarre, pero no le miré. Mi mirada se fue al suelo de mi habitación, Peeta se alejó y por un momento quise ir hacia él, pero no lo hice.

Imágenes del año pasado recorrieron mi mente, la gente que había matado, la masacre que hubo en el comienzo. 

Caos, gritos, muertes, mutos... No, no podía vivir eso de nuevo, no podía. 

Intenté no perder la calma, así que sin darme cuenta me clave las uñas en las palmas de mis manos. Necesita no pensar en el dolor que estaba sintiendo. 

—¡Alina! —levanté la mirada asustada para ver que la puerta estaba cerrada y solo estábamos Effie, Katniss y yo.

La primera era la que había gritado y miró las palmas de mis manos, hice lo mismo para ver que estaba empezando a sangrar un poco, mierda.

—¿Qué pasa? —escuché la voz preocupada de Peeta fuera.

—Nada —respondió Effie preocupada viéndome.

Katniss me miró preocupada y como pudo me ayudo a cambiarme. Lo hicieron demasiado rápido e incluso lograron currarme las heridas.

No quería que sintieran pena por mí, no quería eso.

—Deberías comer algo —susurró Katniss, sentándose a mi lado y abrazándome por los hombros.

La miré.

—Ten mucho cuidado Katniss, no te separes de Cinna, Haymitch o Effie, en ningún momento —ella asintió abrazándome más fuerte.

—No quiero perderte, eres mi hermana —las dos rompimos en llanto, Effie estaba a mi otro lado, la sentí cerca.

—Todo irá bien —susurré—. Las dos sabemos que Peeta debe sobrevivir a esto y cuando lo haga volveréis a casa y cuidarás de nuestra familia Katniss, por favor no dejéis que nada malo os pase.

Ella asintió abrazándome más fuerte.

Unos minutos después las tres nos levantamos, ya estaba mejor, dentro de lo que cabe, así que abrí la puerta para encontrarme a los chicos sentados en el suelo esperando. El primero en darse cuenta de mi presencia fue Peeta que se levantó rápidamente al igual que los demás. 

—¿Estás bien? —me preguntó una vez que estuvo cerca de mí.

Asentí con una pequeña sonrisa.

—Vamos a cenar antes de que me dé algo y me muera —solté una pequeña risa al comentario de Haymitch.

Vi de reojo como Peeta sonreía sin dejar de verme.

—No tendremos esa suerte —Haymitch miró mal a Effie y los demás comenzaron a bajar, pero Peeta y yo nos quedamos en nuestros lugares.

Él bajó la mirada hacia mis manos y su expresión volvió a ser de pura preocupación.

—¿Qué demonios te paso Alina? —tomó mis manos con cuidado.

—Nada grave, creo que fue por todo lo acumulado, pero estoy bien y ya no duele, te lo prometo —él asintió poco convencido. 

—¡Donde está mi perra favorita! —escuché la voz de Johanna en la planta baja.

Miré emocionada a Peeta y sin poder dejarle decir nada, bajé rápidamente para encontrármela viéndome con una gran sonrisa.

—¡Johanna! —corrí hacia ella para abrazarla con todas mis fuerzas.

A Johanna también la conocí un poco después de conocer a Finnick, no preguntéis como porque yo tampoco estaba muy segura de como paso, el caso es que los tres éramos grandes amigos.

Johanna y yo éramos las que se nos iba la pinza, como nos decía Finnick y el pobre debía evitar que muriéramos.

—Maldita loca, ¿quieres volver a morir? Y sin mí, maleducada. Se supone que debíamos morir de viejas maldita desquiciada —solté una risa y nos separamos.

—Me encantan los riesgos.

—Masoquista —bufé, Johanna divertida miró hacia la dirección de las escaleras y vi a Peeta bajando de ellas—. Mira si es tu enamorado.

—¡Johanna! —le miré mal aunque pude notar como mis mejillas se calentaban, una señal de que me había sonrojado.

—A ver vosotras dos cerrar la boca y venir a cenar —Johanna y yo le sacamos el dedo del medio a Haymitch—. Estos jóvenes de hoy en día, ni respeto a sus mayores.

Nosotras dos reímos y fuimos con el resto, no sin antes Peeta tomarme de la mano.  

Nos sentamos todos y estuvimos cenando entre risas, al ser la última noche era lo que necesitábamos, porque mañana nos esperaría un día demasiado horrible. 

Al terminar, tanto Peeta como yo nos despedimos todos y yo subí con él a su habitación.

Una vez dentro, sin esperar que él dijera algo, me acosté en la cama boca abajo, estaba demasiado cansada y solo quería dormir porque estaba segura de que una vez dentro ya no podría dormir en condiciones.

—No te duermas todavía —susurró él acercándose y acostándose en el lado libre de la cama. 

Me giré un poco para dejar mi cabeza en su pecho y abrazarlo con todas mis fuerzas, al igual que él lo estaba haciendo.

—Cuando estemos ahí... —Peeta me interrumpió.

—Dejémoslo para mañana Alina. Quiero aprovechar lo poco que nos queda, y sobre la entrevista... —esta vez le interrumpí yo.

—Todo lo que dijiste, ¿fue real? —levanté la mirada para verlo.

—Todo lo que dije fue real, pero me faltan todavía más cosas por decirte Alina —los dos nos miramos.

Era ahora o nunca.

—Yo siento lo mismo Peeta —susurré.

Él me miró con una sonrisa para acercarme a él y besarme.

Peeta me estaba besando.

Todo mi interior estaba saltando de la alegría, me acomodé mejor para besarle y jugar con su pelo, pero tuvimos que separarnos por falta de aire. Los dos teníamos una gran sonrisa y él pegó su frente con la mía.

—Saldremos de esta, porque después de esto estás loca si piensas que dejaré que te pase algo, aunque bueno, incluso antes de esto estaba seguro de que no dejaría que nada malo te pasara.

—Peeta...

—No, no puedo dejar que te pase algo Alina. No podría vivir sabiendo que tú no estas, casi te pierdo una vez, no pienso perderte de nuevo —le abracé y aparté la mirada viendo por la gran ventana que había.

—Y yo no puedo vivir en un mundo donde tú no estés. El año pasado creí que no volvería a verte y ahora no puedo dejar que nada malo te pase.

—Nos cuidaremos mutuamente, y cuando llegué el momento, veremos que hacer —asentí, luego decía que yo era la terca—. Antes de que te duermas, quiero que me des el privilegio de ser tu novio —solté una pequeña risa.

—Me lo estás preguntando o me lo estás afirmando —levanté un poco la mirada para verlo divertida.

—Perdón señorita perfecta por no formular mejor la frase —los dos reímos.

—Pero que sepas que me haría muy feliz ser tu novia Peeta Mellark —él sonrió.

—Entonces, señorita Everdeen, ¿ya puedo gritar que eres mi novia? —sonreí.

—Mejor duérmete, porque como despiertes a Haymitch estoy segura de que nos hará entrenar toda la noche —él rio y me abrazó.

Estuvimos un rato en silencio disfrutando de la compañía del otro, por mucho que intentáramos dormir, era algo imposible.

—No quiero que me cambien —levanté la mirada para verlo, él estaba viendo por la ventana.

—¿A qué te refieres? —él me miró.

—No lo sé... Convirtiéndome en algo que no soy. Me niego a ser una pieza de sus juegos.

—Eso no pasara Peeta —él se mantuvo callado— ¿No mataras a nadie?

—No, en su momento seguro que lo haré, como todos los demás, pero sigo queriendo hallar la forma de demostrarles que no les pertenezco. En fin, si voy a morir, quiero morir siendo yo. ¿Lo entiendes?

Asentí.

—No nos pasará nada, ni tú ni yo dejaremos que él otro muera —él asintió—. Lo haremos juntos.

Él asintió.

—Juntos, y no intentes hacer algo de las tuyas Alina, por favor. Seremos un equipo —asentí, cuidaría de Peeta hasta que solo quedáramos dos y ahí seguramente me quitaría la vida, antes de que Peeta pudiera hacer algo para impedirlo.

—Te quiero —susurré, abrazándole con todas mis fuerzas. 

Debía aprovecharlo al máximo.

—Yo también te quiero... Todo irá bien, te lo prometo —asentí cerrando los ojos.

Logrando por fin dormir y todo gracias a la persona que estaba a mi lado. 

Había sido un día caótico, pero a pesar de las cosas que habían pasado, había válido la pena, porque al menos Peeta sabía lo que sentía por él y yo sabía lo que él sentía por mí.

Ahora solo teníamos que sobrevivir juntos a lo que nos esperaba mañana.







NOTA DE LA AUTORA

¿Qué os pareció el capítulo?

Si pudierais comentar lo agradecería muchísimo.

Espero que os haya gustado.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤

Os amo❤


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