30. El "gran" día
No sé cuanto tiempo estuve abrazada a Johanna, pero unos suaves golpes en la puerta nos interrumpieron. Ella se levantó para ver de quién se trataba y pudimos ver a Peeta con una expresión preocupada viéndonos.
—Solo vine a ver si Alina estaba bien —Johanna le dejó pasar y él no muy convencido entró.
—Yo creo que es mejor que os deje solos —maldije mentalmente y me levanté para tirar todas las pruebas, aprovechando que Johanna se despedía de Peeta, una vez ya escondidas volví con él.
Dudaba mucho de decirle por qué sabía qué pasaría después.
—¿Estás bien? —susurró él y yo me limité a asentir con una pequeña sonrisa, acercándome a él para abrazarlo—. Siento que no lo estás, pero no pienso presionarte, ya sabes que cualquier cosa puedes contarme sin importar nada.
Asentí, abrazándolo más fuerte.
Poco después los dos nos acostamos para descansar aunque fuera un poco. Porque a partir de mañana las cosas cambiarían bastante.
A la mañana siguiente ya me encontraba caminando con los guardias hasta los tubos que nos llevarían a la arena. Había pasado un tiempo con todos antes de que las cosas empezaran a irse a la mierda. El problema es que no pude despedirme de Cinna, pero esperaba que hubiera podido escapar.
Suspiré adentrándome en el tubo y este comenzó a subir logrando que me diera náuseas. No era un buen momento a decir verdad.
Al llegar al destino, busqué rápidamente con la mirada a Peeta, pero no logré visualizarlo. Así que solo me quedaba nadar hasta la cúpula y ya de ahí buscarlo en lo que intentaba que no me mataran.
La cuenta atrás comenzó y una vez que escuché el pistoletazo, salté al agua y nadé con todas las fuerzas para llegar hasta el arco que había.
Subí las rocas que había, y corrí por la pasarela viendo de reojo como varios tributos estaban en las mismas que yo. Al llegar, rápidamente agarré el arco y la carcasa con todas las flechas, disparé a uno de los tributos en la pierna y me giré rápidamente apuntando con mi flecha hacia Finnick.
Solté un pequeño suspiro.
—Ya ibas a matarme antes de tiempo, ¿eh? —volteé los ojos—. Agáchate Alina —lo hice y él lanzó su tridente hacia un tributo dándole de lleno en el pecho, muriendo en el acto.
Se escuchó un fuerte estruendo.
Vi a Finnick caminar hasta el cadáver, sacando de golpe su tridente.
Me incorporé rápidamente, no estaba segura de que los movimientos bruscos fueran buenos para el bebé.
—No confíes en el uno, ni en el dos —asentí y busqué con la mirada a Peeta, pero no hubo ni rastro—. Tranquila, yo me ocupo de este lado, que no se acerque nadie —comenzó a alejarse—. ¡Voy a buscar a Peeta!
Hice caso, aunque yo quería ir tras él. De pronto vi a una tributo acercándose y apunté decidida, disparando, pero fallé porque ella fue más rápida y se tiró al agua.
—¡Alina! —me giré para ver a Finnick preocupado— ¡Corre! Mags lo ha encontrado, está por aquí.
Le seguí rápidamente, preparando una flecha en el camino. A unos metros vi a Mags señalando hacia Peeta que estaba peleando con alguien el agua.
Intenté buscar un blanco bueno para disparar, pero en cuestión de segundos el otro tributo tiró de él, logrando que los dos se hundieran y sonó otra vez ese sonido, dándome a entender que alguna había muerto.
Preocupada, vi como Finnick nadaba hasta ahí y solo pude rezar para que Peeta estuviera bien. Lo juro, si él salía con vida le contaría sobre mi embarazo.
Finnick llegó y segundos después salió Peeta a la superficie y suspiré aliviada.
—¡Voy a matarte te lo juro! —lo vi junto a Finnick nadando hasta nosotras y miré a mi izquierda como cuatro tributos hablaban.
Volví a mirar a mi pequeño grupo y ellos subieron con nosotras, y sin importar nada abracé a Peeta.
—Estoy bien —susurró él.
—Tenemos que irnos —dijo Finnick y asentimos corriendo hacia el bosque. Debíamos ser precavidos y escondernos de todos ellos.
Nos adentramos en lo más profundo.
—Vale esperar —hicimos una pequeña pausa y Finnick bajó a Mags con cuidado.
Solté un pequeño suspiro cansada de correr. Me niego a creer que el embarazo puede hacerme perder tanta energía.
—¿Estás bien? —yo dije que si él salía vivo, le diría sobre el embarazo, pero era demasiado cobarde para decirle.
Tal vez tendría que decirle, después de todo, el bebé es de dos.
—Tengo que decirte algo a solas —Finnick soltó una pequeña risa.
—Ir con cuidado, nos quedaremos un rato más —asentí y tiré de Peeta un poco más lejos del entrometido.
—¿Qué ocurre? —venga Alina, pasaste por cosas peores, no puede darte miedo la reacción de Peeta.
—Peeta, yo...
—Anda dime de una vez —suspiré y asentí.
—Estoy embarazada —le dije rápidamente mientras cerraba los ojos para no ver su reacción.
—Ya lo sé amor —abrí los ojos de golpe.
—¿Qué tú qué? —eso era imposible, ¿cómo podía saberlo?
—Oh vamos Alina, estuve esperando que me lo dijeras anoche, pero por la mañana descubrí las pruebas de embarazo, le pregunté a Johanna y al final logré que me dijera que eran tuyas, aunque yo ya lo suponía. Si no te dije nada, es porque esperaba a que me lo dijeras tú cuando estuvieras preparada.
—Peeta, yo lo siento... —él negó tirando de mí para abrazarme.
—No estoy molesto por nada, ni siquiera porque me lo hayas ocultado por un día. Solo estoy preocupado de que algo malo te pase.
—No quería decírtelo porque estaba segura de que me protegerías todavía más —susurré y él se separó un poco de mí para tomarme de las mejillas, haciendo que lo viera a los ojos.
—Vamos a encontrar la manera, algo sé nos ocurrirá. Ahora solo tenemos que enfocarnos en sobrevivir.
Asentí.
—Y también tenemos que evitar que algo malo te pase —solté un pequeño suspiro abrazándolo—. Anda, volvamos con el resto.
Asentí abrazándolo por la cintura y él por los hombros.
Al llegar con el resto, Finnick me miró divertido.
—Así que seré tío, ¿eh? —bufé agarrando una piedra para lanzársela y él comenzó a correr—. ¡Bruja!
—Cobarde —Peeta rio dándome un beso en la mejilla.
—Anda amor deja la piedra —le miré y dejé caer la piedra.
—Listo —le me dio un beso en la frente.
—Bien, y no le hagas caso al idiota —Finnick volvió a acercarse.
—Ahora en serio, ¿no crees que soy muy joven para ser tío? Digo, me vería precioso cargando a un bebé, pero soy muy joven para tener esa responsabilidad de tío hermoso —bufé y él ase acercó divertido a mí para abrazarme.
—Pero que sepas que ese bebé será muy querido por todos, y haremos todo lo posible para protegeros de todo —asentí abrazando a Finnick—. Hubiera pagado mucho dinero por ver la cara de Haymitch.
Mierda.
Menos mal que todos estábamos aquí y él estaba lejos.
—Hubiera matado a nuestro querido Peeta —él mencionado volteó los ojos, haciendo reír a Finnick.
—¿Podemos preocuparnos de otra cosa? Hay varios tributos que nos quieren muertos aparte de mi padre cuando se entere.
Peeta y Finnick asintieron.
—Bienvenidos a los Juegos del Hambre —hablé de nuevo—. Que la suerte esté siempre de nuestro lado.
Los dos me regalaron una mala mirada, pero no duró mucho porque los tres soltamos una carcajada.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤
Os amo❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro