Habían pasado unas semanas y había sido todo demasiado caótico. Entrevistas, entrenamientos, pensar en un plan junto a Finnick y Johanna y sobre todo Haymitch y sus clases para poder vencer al menos a la mayoría. 

Tal vez hice algunas tonterías, pero eso era lo de menos. Me preocupaba bastante todo lo que pudiera pasar porque ni siquiera sabía qué haríamos una vez que estuviéramos ahí, sabía que haría cualquier cosa por él. 

Finnick y Johanna sabían mi plan y les había dicho que lo más importante sería Peeta, no me importaba que tratos había hecho Haymitch, porque estaba segura de que los había hecho, pero no quería saber nada. 

Lo fundamental es que Peeta ganara, y así sería.

No iba a negarlo, habían pasado varias cosas y estuve pensando en como proteger a los míos porque estaba segura de que algo malo pasaría y ninguno estaba a salvo. Así que junto a Finnick logré proteger a varias personas, y en ellas estaba incluida, Effie, Haymitch, mi familia, Cinna y obviamente Peeta. 

 —¿Estás segura? —susurró Finnick y yo le miré. Los dos nos encontrábamos junto a Johanna en la habitación de la última hablando sobre los últimos detalles.

—Estoy segura, sé que algo trama Snow y más sabiendo todas las pequeñas cosas que hice. Necesito mantener a Cinna a salvo porque según me contó para hoy me diseño un vestido de novia con una pequeña sorpresa en él y no puedo permitir que él haga daño a la gente que me importa —hice una pequeña pausa, estaba segura de que a Haymitch y a Effie no les harían nada porque ni siquiera sabían de ello, pero, en cambio, Cinna había dado muchos motivos y lo que menos quería es que algo malo le pasara. 

Así que el plan era que escapara del Capitolio. Es verdad, que al final tuve que contarle a Haymitch sobre Cinna y él me había prometido que me ayudaría, así que le había dejado en sus manos la protección de Cinna y esperaba que funcionara. 

—Confío en el plan de Haymitch y espero que de verdad funcione —ellos asintieron y Johanna se acercó a mí para abrazarme por los hombros.

—Tranquila Alina, seguro que todo irá bien. Nosotros nos ocuparemos de que nada malo os pase, seremos un equipo y mandaremos a la mierda a los demás. Si al final quedamos los cuatro, podríamos hacer un suicidio colectivo —solté una pequeña risa y Finnick se golpeó suavemente la frente con la palma de su mano. 

Pobre, lo que tenía que aguantar. 

—Me parece bien —concorde con la idea de Johanna de manera divertida. En verdad no le veía fallos en su lógica.

—Dejamos que Peeta viva y Finnick, pues que se haga el muertito —reí.

—Claro Johanna, porque estoy seguro de que van a creer que estoy muerto —él bufó, acostándose en la cama.

—Te quito la mierda esa y listo campeón, siempre tengo que pensar yo en todo. ¿Por qué no pones tu cerebro a trabajar? —él le dio una patada haciendo que ella se cayera al suelo y yo simplemente me limité a reír.

—Tus ideas son horribles Johanna, ¿lo sabes? Mejor calladita y todos felices. Siempre me sacrificas a mí en todos tus planes. 

—Eso es mentira y lo sabes. Siempre te salvo en todos mis planes —él la miró obvio. 

Todos sabíamos que en la mayoría de los planes sacrificaba al pobre Finnick, sin duda, era la mujer más encantadora que podías encontrar en el mundo. 

Les miré discutir divertida porque sabía que en el fondo se querían mucho. De pronto la puerta se abrió dejándome ver a Effie. 

La miré confundida.

—Alina, ven conmigo —asentí callada y me levanté de la cama sin despedirme de mis mejores amigos y salí de ahí junto a ella.

Estaba confundida por lo que podría pasar, Effie no tenía una alegre expresión, así que me preocupaba un poco la situación.

—¿Pasa algo Effie?

—Snow quiere verte —suspiré, pensé que tendría la suerte de librarme de él, pero ya entendía que eso era bastante imposible. No quería saber nada, porque estaba segura de que me diría algo sobre Peeta y yo. Sabía que él tenía ojos en todas partes.

—Genial —ella me abrazó del brazo y me dedicó una pequeña sonrisa.

—Todo irá bien Alina, siempre has sido una persona muy inteligente y sé que sabrás hacer lo correcto, siempre lo has hecho —sonreí un poco.

—Gracias Effie —llegamos y ella me dio un beso en la mejilla.

—Suerte mi vida —sonreí y entré a la habitación para encontrármelo, sentado en su escritorio con una sonrisa viéndome.

—Buenas tardes señorita Everdeen, ¿cómo estás? —hizo una pequeña pausa—. Perdón, por favor tome asiento.

Suspiré y me senté esperando a que siguiera hablando.

—Qué poco comunicativa, ¿está nerviosa por mañana?

—Le agradecería que fuera al grano de una vez, tengo que prepararme para las estúpidas entrevistas e intentar descansar para mañana.

Él soltó una risa asintiendo.

—Entiendo. Bueno, la llamé para hablar de nuestro trato, creo recordar que te dije que hicieras algo en concreto, lo cual no es muy difícil de hacer.

—Qué pena que no me importe en estos momentos, estoy cansada de jugar a este estúpido juego. Si quieres matarme hazlo, no me importa. Dejó de importarme hace muchísimo tiempo —él me miró.

—Eres muy querida por el Capitolio, ¿lo sabes?

—¿Y eso me ayudará a sobrevivir? No lo creo, para ellos solo soy un espectáculo para animar sus aburridas vidas. Nadie se preocupa por los Distritos, porque aquí solo os importa veros bien, y buscar métodos de entretenimiento a costa de los Distritos, en especial los tributos que participan.

—Estás muy cambiada, ¿algo que te haya inspirado a tener esa mentalidad?

—Supongo que ya estoy cansada de todo esto, ¿quieres matarme en la Arena? Perfecto, buena suerte intentándolo, porque será difícil, sabiendo mi expediente. No voy a dejarme caer tan fácilmente y no me importa los especialistas con práctica, por la gente que me importa haré lo que sea, así que si me disculpa, no hay nada más que decir —me levanté enfadada y caminé hacia la puerta sin mirar atrás.

—Buena suerte señorita Everdeen —abrí la puerta y salí dando un portazo para ir a mi departamento.

Al llegar estaban reunidos y casi todos me daban la espalda y nadie se dio cuenta de mi presencia.

—Deberías decirle Haymitch —le dijo Effie al rubio, y yo les miré desde lejos callada, confundida. ¿Qué estaba pasando?

¿Qué se supone que debían decirme?

—No puedo decírselo en estos momentos, mañana son los Juegos y debe estar concentrada en ellos —Peeta le miró.

—Ella merece saber la verdad, después de todo, siempre has estado ahí para ella y estoy segura de que no se enfadara —Haymitch soltó una risa.

—No estés tan seguro, la conozco y estoy seguro de que me odiara después de decírselo. Alina necesita concentrarse y sabiendo todo no lo hará. La necesito a salvo, así que ella nunca lo sabrá.

—Estás siendo injusto con ella Haymitch —intervino Finnick seriamente.

Quería acercarme, pero sabía que si lo hacía se callarían y al final no sabría lo que me estaban ocultando. Prefería permanecer quieta en mi lugar esperando a que lo dijeran.

—¿Injusto? Nadie sabía de esto y quiero que siga así porque no puedo perder a la única familia que me queda, no puedo perder a mi hija, no después de todo lo que he hecho para mantenerla a salvo —todo mi mundo se inmovilizó.

¿Haymitch era mi padre? ¿Cómo podía ser eso posible?

Debía ser mentira.

Johanna se dio cuenta de mi presencia.

—Mierda —es lo único que dijo llamando la atención de todos que giraron sus miradas hacia mí, preocupados.

Esto no podía estar pasando.

NOTA DE LA AUTORA

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Perdón por la tardanza.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤

Os amo❤