21. De nuevo en casa
Por fin habíamos llegado a casa después de todo lo que había pasado y no podía estar más feliz por ello. Necesitaba pasar tiempo con ellos, así que estaba demasiado feliz de saber que las tres estaban a salvo.
Ahora me encontraba de camino hacia la panadería de los Mellark, a pesar de todo seguían teniéndola, y sabía que Peeta estaría ahí ayudando a su familia. Además, los dos habíamos pensado en dar una vuelta por ahí, al menos para pasar tiempo juntos y para despejar la mente después de todo lo que habíamos pasado.
Al llegar vi por la ventana a su madre, y ella me regaló una pequeña sonrisa, adentrándose más, seguramente para buscar a Peeta y decirle que ya había llegado. Yo decidí quedarme fuera esperándolo porque no quería molestarlos.
Unos segundos después, Peeta salió rápidamente de ahí con una gran sonrisa y se acercó a mí para abrazarme, logrando que soltara una pequeña risa.
—Nos hemos visto hace nada y ya te he extrañado —volteé los ojos divertida ante eso, a veces podía ser un exagerado, pero aun así le amaba demasiado.
—Yo igual amor —susurré y nos separamos con una gran sonrisa ambos y me dio un beso en la frente para tomar poco después mi mano y caminamos hacia ningún destino. No teníamos una idea clara de a donde iríamos, lo importante es que estábamos juntos.
—Estás más callada de lo normal —dirigí mi mirada hacia él con una pequeña sonrisa abrazándome de su brazo.
—No sé, no hay mucho que contar, simplemente estoy pensando un poco en todo lo que nos ha pasado y no sé qué será de nosotros —él se paró para verme a los ojos.
—No te preocupes por eso Alina, porque por muchos obstáculos que tengamos en nuestro camino siempre encontraremos la manera de estar juntos de nuevo. Y sé que puede asustar el no saber lo que será ahora, pero no nos preocupemos todavía de eso. Ya tendremos tiempo para eso —asentí con una pequeña sonrisa.
Sabía que, sin importar nada, Peeta y yo siempre encontraríamos la manera de volver con el otro. No importaba si Snow tenía otros planes para nosotros, no importaba que quisiera separarnos, porque por mucho que lo intentara Peeta y yo buscaríamos la manera de estar juntos.
En su momento no se me pasó por la cabeza la idea de que sin importar nada siempre seríamos Peeta y yo porque siempre pensé que él merecía a una persona mejor que yo. A veces solía pensarlo, pero ver todo el amor que tenía Peeta hacia mí y todo lo que estaba haciendo para demostrarlo, me hacía ver que todo lo que creía correcto no lo era.
—Peeta.
—¿Si amor? —me acaricio la mejilla delicadamente, viéndome a los ojos sin dejar de sonreír.
—Te amo —susurré—. Y sé que no te lo digo continuamente, pero de verdad te amo demasiado. Estoy segura de que no podría vivir en un mundo donde tú no estuvieras, porque tú eres el mío después de todo.
—Me encanta cuando me dices estas cosas —solté una pequeña risa—. Y no me importaría que me lo dijeras más a menudo, ¿lo sabes? —asentí.
—Siento no hacerlo tantas veces, y, por un lado, siento que ya sabes lo mucho que te amo y la otra parte siente que tal vez pienses que no lo hago, pero sí lo hago. Te amo con toda mi alma y por mucho que intenten separarnos, yo siempre voy a volver a ti Peeta... Eres mi hogar.
—No amor, no te preocupes porque te conozco muy bien y sé que me amas. No necesito que me lo digas todo el tiempo porque ya sé que lo haces. Al igual que yo te amo a ti. No sabes lo feliz que estoy de tenerte a mi lado y que sigamos después de todo aquí... Juntos. Cuando te vi sacar esas bayas, sentí que todo se me derrumbaba y sabía que si tú morías yo iba a hacerlo contigo sin importar nada. Porque no puedo vivir en un mundo donde tú no estés. Porque como yo soy tu mundo, tú eres el mío y sin ti nada tendría sentido. Eres lo más importante que tengo y no dejaré que nada ni nadie te hagan daño —sonreí aguantando las lágrimas.
—Qué tonto eres —murmuré haciendo que él riera tirando de mí para abrazarme con fuerza.
—Esa si eres tú —solté una pequeña risa abrazándole con todas mis fuerzas, como si tuviera miedo a que desapareciera de mi lado.
—Cállate, si no soltara cosas como esas no sería yo y los dos lo sabemos —él asintió y se separó un poco para darme un beso en la frente.
—Lo sé y por eso te amo amor —asentí dándole la mano y volvimos a retomar nuestra caminata hablando un poco de todo lo que habíamos hecho en el día. La mayoría de las veces Peeta se quedaba a dormir conmigo y otras veces iba yo, después de todo ya estaba demasiado acostumbrada a dormir con él.
De pronto vimos muchos coches de los Agentes de la Paz apareciendo y Peeta rápidamente tiró de mí para apartarnos y alejarnos de ahí.
—¿Qué demonios está pasando? —le susurré sin dejar de caminar hacia algún lugar tranquilo, simplemente por precaución.
—No lo sé, pero siento que no es nada bueno. Así que te llevaré a casa y yo vendré con Haymitch a investigar —le miré mal—. No pienso arriesgarte.
—Te fastidias, o vas conmigo o no vas Mellark, tú decides —él bufó asintiendo.
—Maldita terca que eres —sonreí dándole un beso en la mejilla divertida.
—Y así me amas —él asintió y vi de lejos a Gale siendo llevado. Miré a Peeta.
—Alina...
—Ve a por Haymitch.
—Ni se te ocurra cometer una locura —asentí caminando hacia la misma dirección y Peeta fue a buscar a Haymitch.
Llegué a la plaza y vi como un Agente de la Paz torturaba a Gale en medio de todo. Corrí hacia ellos, sabiendo que Gale era demasiado importante para mi hermana.
Me coloqué en medio recibiendo un golpe que me hizo caer al suelo, solté en bajito una maldición. Maldito idiota y maldigo a Gale por esto. Eso me pasaba por ser buena persona, recibí un latigazo, pero conseguí protegerme un poco del impacto.
Me levanté como pude y no me moví, me quedé en medio de ellos para que no siguiera torturando al idiota del amigo de mi hermana.
—Apártate ahora mismo.
—Creo que eso no va a ser posible, así que suéltelo de una vez, ya ha aprendido la lección —le miré realmente enfadada al igual que él.
De un momento a otro saco su arma y me apuntó con ella, pero eso no hizo que me moviera de mi lugar.
—¡Alto! —vi a Haymitch acercándose rápidamente hacia mí para ponerse delante mío—. Yo que tú no la mataría.
—¿Y si os mato a los dos? —qué encantador.
—Mire Jefe, sé que es nuevo aquí y simplemente quiero ayudarle... Me llamo Haymitch —y eso a que venía ahora, ¿se iban a presentar y luego a tomar el té?—. No la reconoce, es Alina Everdeen, ganó dos veces los juegos y es una de las favoritas del Capitolio —¿qué yo qué?
Ay no.
—Ha obstaculizado a un Agente de la Paz.
—No dije que fuera lista —abrí la boca ligeramente bastante ofendida por eso—. Ya le ha dado unos latigazos.
—¡No es suficiente! ¡Es una agitadora! —apuntó a Haymitch con el arma.
Vi a Peeta acercándose rápidamente y esta vez le apuntó a él, logrando que encendiera todas mis alarmas.
—Tranquilo —y luego decían que yo no era lista.
Haymitch colocó a Peeta detrás de él y yo me pegué a Peeta dándole la mano demasiado preocupada por la situación.
—Mire, ¿seguro que Snow querrá a tres vencedores muertos? Porque es lo que va a pasar. Bastante grave es que le haya marcado la cara a la víspera de la gran boda. Déjelo pasar y nosotros haremos lo mismo.
—Está bien —él guardó el arma y pude ver como Haymitch soltaba un suspiro de alivio—. De acuerdo, pero la próxima vez al pelotón de fusilamiento, me da igual quién sea.
—Excelente idea.
—¡Despejar la plaza! —rápidamente me giré para empezar a desatar a Gale ignorando lo que el imbécil del agente decía. Vi a lo lejos a Katniss corriendo bastante preocupada hacia nosotros y con ayuda de algunas personas más, levantamos a Gale para llevarlo a casa y que mamá pudiera ayudarlo.
Menudo día más caótico.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Perdón por la tardanza.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤
Os amo❤
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