Había pasado ya un año desde que volví de los juegos y este año elegirían a nuevos tributos, algo que me aterraba demasiado porque no quería que mis hermanas fueran seleccionadas, no podía perderlas. Aunque estaba segura de que me ofrecería sin dudarlo si a alguna le salía su nombre.

Ahora me encontraba a las afueras con Peeta hablando de cualquier cosa, sinceramente todavía no le había confesado mis sentimientos, pero no quería perderlo como amigo, así que me guardaba la confesión para otro momento. Las cosas estaban yendo demasiado bien para que yo lo estropeara con mi confesión.

—No estés nerviosa, estoy seguro de que ninguna de ellas será seleccionada —solté un pequeño suspiro viendo al frente.

—¿Y si sales tú como tributo? No podría imaginarme estar sin ti Peeta.

—Si eso pasa, tendrás que ser fuerte. Además, tienes a mucha gente que te ama Alina...

—¿Y qué hay de ti?

—Nadie me necesitaría —le miré y él tenía la mirada al frente, así que le agarré de la mano haciendo que me mirara.

—Yo si te necesito Peeta —susurré.

—Todo estará bien, te lo prometo —asentí—. Alina debo decirte algo —le miré confundida.

—¿Qué pasa? —él negó levantándose, logrando que me confundiera todavía más su actitud. Algo le estaba pasando y necesitaba que me lo contara para poder ayudarlo.

—Mejor vámonos, tenemos que prepararnos.

Asentí poco convencida, tampoco le obligaría a decírmelo. Cuando él quisiera lo haría y yo estaría ahí para escucharlo y apoyarlo en todo.

Caminamos de vuelta a nuestro distrito y al llegar cada uno se fue por su lado sin decir ni una palabra.

Antes de volver a casa decidí ir a un puesto donde una mujer estaba vendiendo cosas hasta que me llamó la atención una insignia.

Lo agarré para verlo detenidamente, era demasiado lindo. Tenía en el centro un ave y una flecha y era de color dorado.

—¿Qué es?

—Es un Sinsajo —respondió la mujer.

—Cuanto.

—Quédatelo, es tuyo.

—Gracias —le regalé una pequeña sonrisa, al igual que ella a mí.

Salí de ahí para ir a casa. Al llegar vi a todas ya preparadas, así que sin decir nada fui a mi habitación para prepararme. 

No entendía mucho por qué yo estaba haciendo todo esto siendo que había ganado, pero Effie dijo que tenía que estar también. 

Decían que los ganadores, estarían bien y a salvo, pero dudaba demasiado de eso.

No tardé mucho porque tampoco quería hacerlas esperar demasiado, así que una vez listas fuimos hasta el lugar.

Empezamos a caminar por las calles y pude ver soltados por todas partes. Mamá se fue, por otra parte, mientras que nosotras tres nos fuimos por otra, pero de pronto Prim paró, así que la miré un poco preocupada al ver que estaba a punto de llorar.

—Todo irá bien, te lo prometo. Tengo algo para ti —saqué del bolsillo de mi vestido la insignia y se la di con cuidado—. Es un Sinsajo, te protegerá. Así que ahora iremos ahí y todo saldrá bien, te lo prometo. Solo será un pequeño pinchazo para sacarte sangre.

—No me habíais dicho eso —Katniss se posicionó a mi lado para verla.

—Lo sabemos, no duele mucho, es un pinchacito, ¿vale? Siéntate con los otros niños y luego iremos las dos a buscarte, ¿de acuerdo? 

Ella asintió y nos fuimos a la fila, Prim fue la primera seguida de Katniss y por último yo.

Al colocarnos en nuestros puestos, Effie se acercó al micrófono.

No me gustaba para nada esto, sentía un mal presentimiento respecto a todo esto. Busqué con la mirada a Peeta para encontrarlo a unos metros de mí en la sección de los chicos.

Él me regaló una pequeña sonrisa mientras susurraba un te quiero que correspondí.

Miré al frente para ver a Effie que estaba a punto de hablar.

—Bienvenidos, bienvenidos, bienvenidos. Felices juegos del hambre y que la suerte esté siempre de vuestra parte. Bien antes de comenzar tenemos unas imágenes muy especiales que os hemos traído desde el mismísimo Capitolio.

De pronto comenzaron a reproducirse unas fotos y se escuchó la voz de Snow, pero dejé de prestarle atención, era lo mismo de siempre. Las mismas mentiras de siempre, le odiaba demasiado y esperaba que alguien lograra acabar con él.

Cuando el discurso termino, Effie volvió a hablar.

—Bien, ha llegado la hora de seleccionar a un valiente y a una valiente que tendrán el honor de representar al Distrito 12, en los 74º Juegos del Hambre. Como siempre las damas primero —Effie fue a sacar un papelito para volver al micrófono mientras abría el papelito para decir el nombre—. Primrose Everdeen. 

Abrí los ojos de golpe sorprendida y busqué con la mirada a Prim.

La encontré más adelante de Katniss y de mí.

—¿Dónde estás querida? Vamos, vamos, sube aquí. Vamos sube —Prim caminó a paso lento asustada, decidida, caminé yo también. No iba a dejar que Prim fuera a los Juegos.

Pero justo cuando quise decir algo, Katniss se adelantó.

 —¡Prim! —miré a Katniss— ¡Me presento voluntaria! —decidida yo también salí del cúmulo de chicas para adelantarme a Katniss, pero unos soldados me interceptaron.

—¡No! ¡Yo me presento como voluntaria como tributo!

Effie me miró preocupada.

—Wow vaya, por lo que veo tenemos dos voluntarias.

Katniss y yo nos acercamos a Prim.

—Prim tienes que irte —susurré.

—No.

—Busca a mamá —le dijo Katniss. 

—¡No!

Vi cómo Gale se acercaba a nosotras rápidamente para tomar en brazos a Prim sin importar los gritos.

—Un dramático giro de los acontecimientos en el Distrito 12 —los soldados nos escoltaron hasta el escenario y seguía sin entender por qué las dos estábamos yendo hacia ahí. Agarré la mano de Katniss— Bien, tenemos dos voluntarias del Distrito 12, que suban.

¿Qué?

Miré a Effie mientras subíamos las dos al escenario.

Eso era imposible.

—Vamos queridas —ella tiró delicadamente de nosotras y nos llevó al micrófono, primero Katniss y yo estaba a su lado— ¿Cómo te llamas?

—Katniss Everdeen.

Effie me miró.

—Y tú eres Alina Everdeen la ganadora del año pasado. Bueno, me apuesto lo que sea a que era vuestra hermana, ¿no?

—Sí.

—Demos un fuerte aplauso para nuestras voluntarias Katniss Everdeen y Alina Everdeen —solo ella aplaudió.

Estaba asustada y demasiado confundida por esto, ¿es que acaso las cosas habían cambiado?

—Y ahora los chicos —Effie fue a sacar otro papelito y se acercó de nuevo al micrófono para decir el nombre—. Peeta Mellark.

Y es ahí donde mi mundo caía a pedazos. Busqué con la mirada a Peeta y no pude evitar dejar caer algunas lágrimas.

Esto no podía estar pasando.

Peeta caminó con los soldados hasta el escenario y subió para que Effie lo trajera hacia nosotras.

—Aquí están nuestros tributos del Distrito 12 —nos miró a los tres—. Venga vamos, daos la mano.

Hicimos lo que nos dijo.

 —Felices juegos del hambre y que la suerte esté siempre de vuestra parte —tiró de nosotros con cuidado para entrar dentro. 

No me estaba gustando nada esto.

Katniss y yo estuvimos en una habitación hasta que de pronto entraron mamá y Prim. Las cuatro nos abrazamos.

—No tenemos mucho tiempo, escucha, no os pasará nada.

—Gale os cuidará —asentí.

—Intentar ganar, a lo mejor podéis —me aparté un poco para abrazar a mamá en lo que Katniss hablaba con Prim.

—Cuidaros mucho por favor —susurró ella y yo asentí abrazándola más fuerte.

—Por favor, vosotras también cuidaros mucho —ella asintió y nos separamos para que yo me acercara a Prim y la viera con la insignia que le di en su momento en su mano.

—Para que te proteja —me la entregó y yo le regalé una pequeña sonrisa mientras la abrazaba muy fuerte.

—Te quiero mucho Prim.

Katniss se acercó a mamá y le dijo que cuidara a Prim mientras yo seguía abrazándola, al igual que Katniss lo hacía con mamá. 

El guardia las sacó.

Tenía demasiado miedo y lo único que me preocupaba es en cómo lograría mantener a Katniss y a Peeta con vida.

NOTA DE AUTORA

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