14. Ganamos
Nos despertamos y le miré con una pequeña sonrisa, él también estaba despierto y creo que ya llevaba un rato.
—Hola —susurré.
Peeta dirigió su mirada hacia la herida que tenía en la frente y me tomó delicadamente del rostro para ver mejor. Su expresión cambio a una de sorpresa.
—Se te ha curado la herida —le miré con la misma expresión y los dos nos incorporamos para ver la herida de la pierna y la tenía bastante bien, solo había quedado una pequeña cicatriz.
Sonreí.
—¡Qué fuerte Peeta! —emocionada, podríamos volver a casa después de todo, los dos sanos y salvos.
—Prácticamente, no me duele —sonreí, me alegraba demasiado oír eso, él estaba bien.
—Podríamos volver a casa —susurré, los dos teníamos una sonrisa en nuestros rostros, por Dios, estaba tan feliz de eso, a pesar de que una sensación no me dejaba tranquila, pero decidí ignorarla aunque fuera un poco—. Somos el único equipo que queda.
—Podríamos regresar a casa —sonreímos aún más.
Los dos nos abrazamos con fuerza.
Volveríamos a casa.
Un rato después decidimos salir de la cueva para buscar algo de comer, aún seguíamos siendo pocos, así que lo único que podíamos hacer, era escondernos de momento, hasta que tuviéramos un muy plan.
Estaba segura de que algo se me ocurriría, pero de que saldríamos de esta, lo haríamos.
Cruzamos el río hablando sobre las posibilidades de donde podrían ocultarse los pocos que quedaban vivos.
—Sabemos que Thresh se largó, Cato estará cerca de la Cornucopia, se quedará en un territorio que conozca. La Comadreja podría estar en cualquier sitio —asentí viendo los alrededores, lo que menos quería era bajar la guardia.
Una vez que nos adentramos al bosque busqué con la mirada algo para cazar, no teníamos mucha comida.
—Deberíamos cazar por aquí Peeta, apenas nos queda comida —él asintió acercándose a mí.
—Vale, yo me llevo el arco —le miré mal, ni siquiera sabia utilizarlo, ¿qué iba a hacer con él? ¿Matarme a golpes?—. Es broma mujer.
Bufé.
Peeta el gracioso, señoras y señores.
—Eres tan gracioso —él rio, pero no iba a negar que tenía una hermosa risa.
—Lo sé, iré a ver lo que encuentro. No te alejes —asentí con una pequeña sonrisa y él se acercó a darme un corto beso para alejarse un poco de donde yo estaba.
Sonreí como estúpida ante eso, y caminé para buscar algo de comida.
Un rato después vi una especie de pájaro en la rama de un árbol, así que preparé la flecha y cuando estuve a punto de disparar se escuchó el cañonazo.
Peeta.
Todas las alarmas en mí se encendieron, empecé a correr sintiendo como el aire se me iba y como todo mi cuerpo empezaba a temblar. No quería pensar eso, pero era algo demasiado complicado.
Peeta tenía que estar bien.
Asustada empecé a gritar, esperando una respuesta de su parte.
—¡Peeta! —vi la chaqueta, con algunas bayas, las reconocí al instante.
Jaulas de noche.
No, no, no.
—¡Peeta! —seguí corriendo hasta que de pronto me choqué con él.
También tenía una expresión asustada en el rostro.
—¿Estás bien? —Obvio que no, ¿cómo iba a estarlo? Por un momento pensé que había muerto.
—Oí el cañonazo —susurré dejando caer algunas lágrimas, miré hacia su mano para ver las mismas bayas que había en la chaqueta.
—No am... —le interrumpí dándole un manotazo para que las bayas cayeran al suelo.
—¡Son jaulas de noche! ¡Habrías muerto al instante! —le grité medio enfadada y medio asustada, casi pude perderlo.
Él me miró apenado, seguramente pensando algo en que decirme.
—No lo sabía —susurró.
—Me asustaste —dejé que algunas lágrimas corrieran por mis mejillas. Peeta me miró y tiró de mí para abrazarme muy fuerte.
—Lo siento amor... Lo siento —susurró y estuvimos un rato más abrazado hasta que caminamos un poco para ver a la pelirroja muerta en el suelo con las bayas en las manos.
Las había comido.
—No tenía ni idea de que me seguía —solté un pequeño suspiró, si lo hubiera sabido tal vez ella seguiría con vida.
—Era lista —susurré viéndola, me agaché un poco para cerrarle los ojos delicadamente.
—Demasiado —asentí agarrando las bayas.
Peeta me miró confundido y un poco asustado.
—¿Qué estás haciendo?
—Tal vez a tu mejor amigo le gusten las bayas —él bufó.
—Alina, no empieces.
—Te aguantas campeón, merecido te lo tienes por ser un rubio lindo traidor —él volteó los ojos y asintió.
—Es mi Karma, ¿verdad? —esta vez fui yo quien asintió.
Los dos nos levantamos y nos alejamos para seguir caminando, teníamos que buscar algo para comer o tal vez pudiéramos ir a la Cornucopia, sinceramente ni siquiera yo sabía qué haríamos. Yo solo quería que esto acabara de una vez.
Estuvimos un buen rato caminando por el bosque, viendo que no hubiera nada sospechoso, no podíamos bajar la guardia.
—¿Qué hora es? —le miré de reojo.
—Tal vez sean más de las doce, ni siquiera lo sé.
—¿Por qué hay tan poca luz?
—Y yo qué sé, ni que estuviera ahí para saberlo. Tal vez, al igual que nosotros, quieren acabar de una vez —por el rabillo del ojo, pude verlo voltear los ojos.
—Menudo humor el tuyo —le miré y como pude sin previo aviso le mordí el brazo— ¡Auch! ¡Loca! No tendrás la rabia o algo parecido, ¿no? —le miré mal— Es broma.
—Maldito idiota.
Seguimos caminando y oscureció demasiado rápido, esto no me estaba gustando para nada.
Los dos estuvimos todavía más alerta. De pronto se escuchó algo.
—¿Has oído eso? —le miré y sujeté muy bien mi arco y la flecha mientras seguíamos caminando.
Hasta que de pronto se volvió a escuchar algo acompañado de los gritos.
—¿Qué ha sido eso? —no lo iba a negar, estaba un poco asustada y sabía que él también.
—Es el número final.
—Juntos —asentí y escuchamos el cañonazo y en el cielo apareció la foto de Thresh.
—Vámonos —susurré y él asintió.
Nos paramos en un sitio y yo me preparé para disparar en cualquier momento sin bajar la guardia.
De un momento a otro un lobo enorme mutado saltó encima de Peeta, sin pensarlo dos veces le disparé en el cuello y ayudé a Peeta a levantarse rápidamente para empezar a correr con todas nuestras fuerzas.
Esas cosas comenzaron a seguirnos y yo solo podía pensar en que si alguno de los dos daba un paso en falso estaríamos muertos.
—¡Peeta no bajes la velocidad! —los dos corrimos hasta llegar a la Cornucopia. Peeta se adelantó para ayudarme a subir y después fue mi turno de ayudarle. Esas cosas casi intentaron alcanzarlo, pero lo habíamos logrado.
De pronto sentí como alguien me empujaba lejos, al verlo mejor pude darme cuenta de que era Cato y no en muy buenas condiciones.
Peeta y él empezaron a pelear y yo me uní a ellos. No sé como paso, pero él logró empujar a Peeta lejos de mí y ahora la pelea era entre Cato y yo.
Hasta que me tiró al suelo agarrándome del cuello, intentando que esas cosas estuvieran a punto de comerme.
Peeta con todas sus fuerzas lo sujeto para empujarle lejos de mí. Intenté recobrar el aire y cuando lo logré me incorporé y agarré mi arco para disparar a Cato.
Pero él tenía bastante bien sujetado a Peeta, lo estaba usando como escudo y se me hacía difícil dispararlo.
—Vamos, dispara... Moriremos los dos y ganarás tú —me negaba a eso, no lo haría y menos sabiendo que Peeta estaba en esa situación, prefería morir yo—. Venga, yo ya estoy muerto.
Yo también lo estaba después de todo, desde mis primeros juegos.
—Siempre lo he estado, ¿no? —me sentía un poco mal por él, después de todo estaba segura de que Clove era importante para él—. No me he dado cuenta hasta ahora.
No sabía qué hacer para salvar a Peeta, me sentía estúpida.
—¿Qué? ¿Es eso lo que quieren? —miró hacia arriba y yo le apunté todavía más segura, logrando que me mirara divertido— ¡No! No, no. Todavía puedo hacerlo. Todavía puedo hacerlo... Matar a uno más.
Miré a Peeta preocupada y vi como cuidadosamente me señalaba con su dedo el dorso de la mano de Cato.
—Es lo único que sé hacer —¿y si no funcionaba? ¿Y si le disparaba a él?—. Honrar a mi distrito. No es que vaya a importar mucho.
Debía confiar en Peeta.
Miré a Cato y luego dirigí la mirada hacia el dorso de la mano, disparando la flecha sin pensarlo mucho, logrando darle con éxito, haciendo que soltara a Peeta.
Peeta le golpeó y le empujó con los lobos mutantes. Callada, queriendo llorar porque no estaba lista, agarré una flecha y después de las súplicas de Cato, le disparé, logrando que muriera al instante.
Este momento había llegado, y no confiaba en el Capitolio, ni en nadie más.
Peeta tiró de mí para abrazarme.
—Todo está bien amor, estamos bien —susurró y yo asentí abrazándolo más fuerte.
De pronto empezó a iluminarse el lugar, las criaturas esas ya se habían ido y nosotros bajamos de ahí con cuidado esperando alguna noticia. Aunque presentía algo demasiado malo.
—Atención, atención, tributos —agarré otra flecha preparada por si había otra sorpresa—. Ha habido un pequeño cambio en el reglamento —sabía como terminaba esto—. La anterior modificación que permitía que vencieran dos distritos del mismo distrito se ha revocado. Solo un vencedor podrá ser coronado, que os vaya bien y que la suerte este siempre de vuestra parte.
Menos mal que tenía las bayas, de los dos Peeta era quien debía volver a casa.
Miré a Peeta, al igual que él a mí.
—Adelante —no, no después de todo—. Uno de los dos debe volver a casa. Uno de los dos debe morir, han de tener su vencedor.
Negué tirando el arco y las flechas lejos acercándome a él.
Tal vez tuviera algo en mente, aunque no sabía muy bien si funcionaria, pero tendría que intentarlo. Saqué las bayas y Peeta me agarró del brazo.
—No —le regalé una pequeña sonrisa.
Como yo había confiado en él, ahora era el turno de él.
—Confía en mí —susurré.
—Siempre —le di la mitad de las bayas— ¿Juntos?
—Juntos.
—Vale... Una —miré un momento hacia otro lado.
—Dos —noté como Peeta acariciaba mi pelo con sumo cuidado. Le miré con una pequeña sonrisa.
—Tres —los dos estuvimos a punto de comerlas cuando de repente escuchamos una voz.
—¡Parad! ¡Parad!
—Damas y caballeros, les presento a los vencedores de los 74º Juegos del Hambre.
Miré a Peeta emocionada, al final los dos volveríamos a casa por fin.
—Volvemos a casa —sonreí y le besé.
Él me correspondió y de pronto vimos al aerodeslizador aparecer.
Volvíamos a casa.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Si pudierais comentar lo agradecería muchísimo.
Espero que os haya gustado.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤
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