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11. Rue

A la mañana siguiente me desperté y pude ver que los malditos seguían durmiendo, incluso Peeta. Hubiera sido un buen momento para bajar y darle un fuerte golpe, pero me arriesgaba demasiado. Ya tendría alguna que otra oportunidad después. 

Miré sorprendida mi herida, la cual ya se había curado, sonreí y de pronto escuché un ruido, miré por todas partes hasta que vi a Rue un poco más alejada en un árbol. 

Me señaló algo y yo miré para encontrarme un nido de Rastrevíspulas, había aprendido algo, por mi cuenta o tal vez nos lo hubieran explicado en su momento, ni yo misma sabia.

Volví a mirar a Rue y la vi haciendo un gesto, que lo interprete como que cortara la rama donde estaba en nido, para que así cayera hacia ellos, pero Peeta estaba ahí. ¿Y si le pasaba algo?

Quería matarlo yo, pero no literalmente, o sí, ni yo misma sabia.

Asentí y empecé a escalar con cuidado para no despertar a los demás. Cuando llegué, saqué mi cuchillo y empecé a cortar la rama con cuidado, pero una de esas cosas me pico y tuve que aguantarme el dolor. Volvieron a picarme, pero eso no me detuvo a seguir cortando, cuando lo conseguí la rama se rompió logrando que el nido se cayera y todas esas cosas salieran del nido. 

Varios de ellos, asustados, corrieron, pero la pobre Glimmer no corrió con esa suerte.

Corrí mareada, hasta que me di cuenta de que necesitaba el arco y las flechas, así que volví como pude y con un poco de esfuerzo logré quitárselas, estaba irreconocible. 

Salí de ahí, pero todo me daba demasiadas vueltas. De pronto escuché el grito de Peeta y cuando dirigí mi mirada hacia donde venía la voz, lo vi triple por culpa del veneno.

—¡Corre! ¡Corre! ¡Alina vete! —me tomó firmemente de los hombros y le miré— Tienes que irte Alina por favor.

—No sin ti —susurré, ni siquiera sabía como había logrado hablar, ni siquiera las palabras podían salir de mi boca en condiciones.

—Estaré bien, ahora vete —asentí y como pude empecé a correr sin mirar atrás, pero sentía como me tambaleaba y tuve que apoyarme en un árbol un poco, porque esto era demasiado. De pronto sentí que me desvanecía y caí al suelo desmayada.


De pronto vi a Haymitch abrazándome, pero era yo más pequeña, antes de mis primeros juegos, ¿qué hacía Haymitch ahí?

—Mi niña —tomó a mi versión en brazos, abrazándola con todas sus fuerzas, dejando caer algunas lágrimas.

—Te echaré de menos —susurró ella.

—Yo también hija.


Me desperté sobresaltada para darme cuenta de que estaba al lado de un tronco y pude ver unas hojas en mis manos y las sentí en mi cuello.

Confundida por todo, me levanté como pude para ver la zona, vi mi arco y mis flechas también. Suspiré aliviada y seguí viendo para ver que todo estaba tranquilo.

Tenía que buscar a Peeta, no podía dejarlo solo, seguramente ahora los Profesionales fueran a por él y no podía arriesgarme a perderlo. Aunque también tenía que buscar a Rue para agradecerle.

Estaba convencida de que ella había sido la que me había puesto las hojas, así que debía buscarla.

De pronto noté algo, así que me acerqué con cuidado a un árbol que tenía en frente. 

—¿Rue? —ella se giró un poco para dejar que la vea, se notaba un poco asustada— Tranquila, no pienso hacerte daño —le regalé una pequeña sonrisa.

Y ella salió de ahí.

—Ya estás bien —me dijo ella, a lo que asentí sin dejar de sonreír. 

Me hacía recordar a mi hermana Prim.

—Y todo gracias a ti —ella sonrió un poco— ¿Qué tal si vamos a cazar algo para comer? ¿Tienes hambre? —ella asintió y las dos caminamos con cuidado por el bosque para poder cazar algo. 

Cuando lo conseguimos, las dos empezamos a comer de lo poco que había, pude notar que ella seguía teniendo hambre en la manera perfecta en la que limpio el hueso.

—¿Quieres el mío también? —total ni que tuviera hambre.

—No, gracias —sonreí y le di mi trozo.

—Toma anda —ella lo tomó con una sonrisa.

—Gracias —sonreí y luego recordé un poco todo lo que había pasado. Ni siquiera sabia cuanto tiempo llevaba dormida, ni si Peeta estaba bien.

—¿Cuánto llevo dormida? —Rue me miró.

—Un par de días, te he cambiado las hojas dos veces —asentí.

—Muchas gracias... ¿Y qué ha pasado mientras tanto? —necesitaba saberlo, tal vez ella sabía algo de Peeta.

—La chica del 1 y el chico del 10 —asentí.

—¿Y el de mi distrito? —le miré esperando que no me dijera nada malo, más le valía a Peeta estar con vida.

—Está bien... Creo que está en el río —solté un suspiro aliviada por eso, menos mal. En cuanto pudiera iría con él y no se libraría de mis golpes—. ¿Es todo eso verdad? —me preguntó ella con una sonrisa divertida.

—¿El qué?

—Lo vuestro —sonreí y asentí.

—Lo conocí de niños y siempre me había parecido el niño más adorable del mundo y bueno, con el paso del tiempo me di cuenta de que me estaba enamorando de él, aunque al principio pensé que nunca sería correspondido. Peeta es alguien demasiado importante para mí, estuvo en todo momento a mi lado y no me dejó nunca, así que cuando jugué mis primeros Juegos, estaba demasiado aterrada porque pensé que nunca volvería a verlo, pero tuve la suerte de ganar y en lo único que pensé, era en volver a casa con él —ella sonrió terminando de comer.

—Eso es muy bonito —sonreí.

—Pero bueno, cambiemos de tema... ¿Dónde están Cato y los otros?

—Tienen sus suministros junto al lago, apilados formando una pirámide enorme —asentí con una sonrisa.

—Qué tentador —ella sonrió aún más.

Unas horas más tarde decidimos que ya era momento de descansar un poco, así que las dos nos acostamos y Rue me abrazó dormida. Yo no pude pegar ojo, no podía arriesgarme y además debía que cuidarla y pensar en un plan.


A la mañana siguiente las dos ya habíamos preparado el plan para destruir los suministros de los Profesionales. Rue encendería tres fogatas para atraer a los Profesionales, mientras que yo iría a destruir sus malditos suministros.

Miré a Rue con una pequeña sonrisa para tranquilizarla.

—Todo irá bien, irás con cuidado y nos veremos más tarde para cenar, ¿vale? —ella asintió.

—Necesitamos una señal por si nos cogen a alguna de las dos —asentí.

—Vale, ¿cómo cuál? —ella se quedó unos segundos pensando.

—Ya verás, mira —hizo un sonido como si de la melodía de una canción se tratara y poco después se empezó a escuchar.

Sinsajos.

Increíble.

—Sinsajos... Es genial —ella sonrió.

—En mi distrito los utilizamos para mandar señales... Inténtalo tú — silbé una corta melodía y lo reprodujeron una vez que terminé.

—Vale, si oímos eso significa que estamos bien y que volveremos enseguida.

—Estaremos bien —sonreí abrazándola con todas mis fuerzas—. Ten cuidado, ¿vale?

—Tú también —asentí y empecé a caminar hasta el lugar donde se encontraban los suministros, una vez que llegué me escondí bien para que no se dieran cuenta de mi presencia, y esperé a que ellos se fueran. 

Lo bueno es que no había pasado mucho tiempo, así que ellos se fueron dejando a una persona al cuidado de todo. A lo lejos pude ver a la chica pelirroja apareciendo con cuidado para coger algunas cosas, pero lo había hecho con cuidado y ahí me di cuenta de que habían enterrado las minas de manera que fuera muy difícil poder acceder a los suministros, pero la pelirroja lo logró con éxito, porque la vi corriendo directa hacia el bosque.

El chico que estaba ahí, confundido, decidió adentrarse también, así que ese era mi momento. Mi una bolsa de manzanas y pensé que sería muy buena idea romper esa basa y de esa forma las manzanas cayeran al suelo para que activaran las minas y se destruyera todo.

Agarré una flecha y con toda la concentración del mundo disparé logrando darle, las manzanas cayeron y las minas comenzaron a explotar. Miré todo con una gran sonrisa.

Sí que tenía una muy buena puntería. 

De pronto ellos volvieron y en un abrir y cerrar de ojos, Cato enfadado le rompió el cuello al chico. 

Asustada salí de ahí para buscar a Rue.

Al llegar me preocupé porque ni siquiera podía escuchar su señal, hasta que de pronto escuché su grito, estaba demasiado asustada. 

Así que corrí con todas mis fuerzas, para encontrarla atrapada en una red.

Corté la red y la saqué rápidamente para abrazarla.

—Estás bien, estás a salvo —nos separamos un poco y vi como apartaba la mirada para ver enfrente de ella, me giré para encontrarme a Marvel a punto de tirar su lanza hacia nosotras. Saqué rápidamente una flecha y le disparé en el pecho.

—Alina —dirigí la mirada hacia Rue para ver como sacaba la lanza y la tiraba al suelo. Logré cogerla antes de que cayera al suelo y coloqué su cabeza en mis piernas.

—Pudiste...

—Hasta el último trozo —susurré con una pequeña sonrisa.

—Guay... ¿Puedes cantarme por favor? —asentí y empecé a cantar suavemente una canción que había aprendido en el colegio, hasta que vi como el brillo en los ojos de Rue desaparecía. Le cerré los ojos con cuidado y la dejé descansando en la hierba. 

Rompí en llanto viéndola, no pude protegerla.

Tiré todo furiosa, estaba harta de todo esto. Tantas muertes, esto para el Capitolio era solo un juego y estaba harta de eso. 

Un rato después me levanté y fui a coger muchas flores para poner alrededor de Rue, y una vez que terminé le dejé un beso en la frente y me levanté para alejarme de ahí.

Miré hacia arriba y uní mis tres dedos medios llevándolos a mis labios para luego alzarlos hacia la cámara que seguramente estaba ahí.

Como signo de respeto.

Todo por Rue.







NOTA DE LA AUTORA

¿Qué os pareció el capítulo?

Si pudierais comentar lo agradecería muchísimo.

Espero que os haya gustado.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #neverletmegowattpad ❤

Os amo❤


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